martes, 31 de julio de 2018


LOS CUENTEROS DE ZACAPA 

Bienvenidos al último programa de Buscando leones en las nubes por esta temporada. Con la emisión de esta semana, muy densa y apretada, repleta de historias y canciones bellísimas, cerramos nuestro espacio hasta después de las vacaciones veraniegas, exactamente hasta el 3 de septiembre, en que volveremos con nuevas muestras de espléndidos textos e interesantes temas musicales.

En esta última entrega de despedida, y en la vertiente literaria del programa, voy a leeros un estimulante artículo de Mario Vargas Llosa, publicado, bajo el título de Los cuenteros de Zacapa, en el diario El País, el pasado 3 de junio de este mismo año. En el lúcido y emotivo texto, el Nobel peruano nos presenta una formidable experiencia de los cuentacuentos de un pequeño pueblo guatemalteco, lo que le permite reflexionar sobre la importancia de la literatura oral y, en definitiva, sobre la necesidad que tenemos los humanos de inventarnos y narrarnos historias para así sobrellevar mejor lo romo y gris de nuestra existencia cotidiana, tantas veces anodina sin el concurso de la ficción. 

Entre las bellas palabras de Vargas Llosa os dejo una serie de deliciosas canciones, todas interpretadas por mujeres, cuyo carácter intimista y recogido permite crear la atmósfera más propicia para disfrutar de los penetrantes comentarios del autor. Judit Owen, Carmen Cuesta, Fernanda Takai, Diana Krall, Melissa Laveaux, Fatoumata Diawara, Mary Black, Judith Neddermann, Nat Simons, Jane Morgan, Brandi Carlile, Raquel Tavares, Paola Turci y la siempre magnífica Oumou Sangaré, la diva maliense tan querida en nuestro programa, son las protagonistas musicales del programa. Con su referencia nos despedimos ya hasta el próximo septiembre. Pasad un buen verano. Adiós. 


Contar cuentos es el antecedente remoto de la literatura, de la historia, de las religiones, y acaso, indirectamente, la locomotora del progreso. La “oralidad” contribuyó de manera decisiva a impulsar la civilización desde las épocas de la caverna, el canibalismo y las pinturas rupestres hasta el viaje de los hombres a las estrellas. Los cuentos, las historias inventadas, hacían vivir más a nuestros ancestros, sacaban a hombres y mujeres de las cárceles asfixiantes que eran sus vidas y los hacían viajar por el espacio y por el tiempo, y vivir las vidas que no tenían ni tendrían nunca en su menuda y escueta realidad. 

Salir de sí mismos, ser otros, otras, gracias a la fantasía, nos entretiene y enriquece. Pero, además, nos enseña lo pequeño que es el mundo real comparado con los mundos que somos capaces de fantasear, y asimismo nos incita a actuar para que nuestros sueños se vuelvan realidades. El progreso nació así, de la insatisfacción y el malestar con el mundo real que inspiraba a los humanos la misma ficción que los hacía gozar. 

Las historias que inventamos constituyen la vida secreta de todas las sociedades, aquella dimensión de la existencia que aunque no tuvo nunca ocasión de realizarse, de alguna manera fue vivida por los seres humanos, en la incierta realidad de los deseos, las fantasías, las pesadillas, las invenciones, toda esa proyección de la vida que no tuvimos y por eso debimos inventarla. Ella existió siempre en la memoria de las gentes, pero solo la fijó y le dio permanencia objetiva la escritura, muchos siglos después de que naciera, alrededor de las fogatas, cuando nuestros antepasados, aquellos bípedos más animales que humanos todavía, se contaban historias en la noche para olvidarse del miedo al trueno, a las apariciones y a las fieras y a los miles de peligros que los acechaban por doquier.

martes, 24 de julio de 2018


J. J. CALE. COCAÍNA 

El segundo programa que Buscando leones en las nubes dedica a J. J. Cale, muerto el 26 de julio de 2013, hace ahora cinco años, vuelve a poneros en contacto con las canciones melancólicas, reposadas, lánguidas, lentas, relajadas, del maestro de Tulsa. Su cautivadora y magnética música llena la emisión con diecisiete piezas magníficas, seleccionadas de la decena larga de álbumes que publicó en los treinta últimos años de su vida. 

Entre los temas musicales, os presento algunos breves apuntes, simples fogonazos, de su biografía, recogidos de su página web oficial, así como de distintos artículos de Diego Manrique, Emilio de Gorgot, Flavio Brighenti y Elio Girompini para El País, Jotdown, La Repubblica e Il Corriere della Sera, respectivamente. 


En los 80, un anuncio de cerveza volvió a poner After midnight (la de Clapton) en el candelero. Cale volvió a enterarse por casualidad, y como de costumbre se alegró de saber que llegarían nuevos cheques a su banco. Y su actitud siguió sin cambiar lo más mínimo. Nada de farándula, de lavados de imagen ni de frivolidad: cuando uno veía a J.J. Cale en alguna de sus escasas y breves entrevistas, era como estar viendo al mecánico del barrio o al dependiente de la gasolinera de al lado. Un tipo normal, con aspecto normal, sin pretender parecer más joven, ni más glamouroso, ni más guapo, ni más interesante. Era sencillamente él. Sin creerse nada especial por ser un artista universalmente respetado; sin frases grandilocuentes ni sesudos mensajes para la humanidad. Era John, el mismo tipo de la guitarra que antes arreglaba ascensores y que ahora, por casualidades de la vida, grababa discos. Dejaba que la música hablase por sí sola. Teniendo aquellas canciones, ¿para qué necesitaba una imagen?

martes, 17 de julio de 2018


J. J. CALE. DESPUÉS DE LA MEDIANOCHE 

Esta semana y la que viene vamos a dedicar nuestro espacio a un extraordinario músico que no ha gozado, sin embargo, de una repercusión pública acorde con su talento y su, incluso, genialidad. Se trata de J. J. Cale, de cuya muerte, el 26 de julio de 2013, se cumple en pocos días el primer lustro. 

En setenta y cinco años de vida, de los cuales casi sesenta fueron de carrera profesional, Cale grabó una quincena de magníficos discos y aunque permaneció casi siempre algo al margen del primer plano del éxito, fuera del brillo de los focos, su influencia musical se ha dejado notar en infinidad de artistas, de los cuales son, sin duda, Eric Clapton y Mark Knopfler los más conocidos. 

En las dos emisiones de homenaje a su figura podréis escuchar treinta y cinco de sus principales temas, que sonarán entre retazos de su itinerario vital y artístico, en un relato elaborado por mí a partir de fuentes muy diversas, la biografía oficial de su página web, un artículo de Diego Manrique en El País, otro de Emilio de Gorgot para Jotdown (un fragmento del cual aparece aquí, como cierre a este post), los comentarios para el público italiano de Flavio Brighenti en La Repubblica y Elio Girompini en Il Corriere della Sera, y una breve reseña sobre su trayectoria artística publicada en la página francesa de Universal Music. 


J.J. Cale ha sido más importante que famoso. No sé si se preocupaba mucho por ninguna de las dos cosas. Parecía feliz dedicándose a la música sin tener que soportar los agobios del estrellato. Él era huidizo y reservado y ya tenía una vida hecha cuando Clapton le posibilitó empezar a ganar dinero con la música, y el dedicarse a grabar discos y hacer giras no parecía implicar la necesidad de adoptar un estilo de vida demasiado distinto al que ya se había fabricado durante su época de completo anonimato. 

Sin embargo, sí salía de gira y promocionaba sus discos; de manera discreta, pero los promocionaba. No obstante, su integridad personal y artística parecían contar mucho más en su balanza que la posibilidad de alcanzar el gran estrellato. Desperdició unas de las grandes ocasiones de colar una canción en el Top Ten estadounidense (sin que Clapton estuviera por medio) cuando se negó a acudir a un programa de TV porque le obligaban a hacer playback, y porque encima no le permitían que lo acompañase su banda habitual. Casi cualquier otro músico hubiese tragado con esas condiciones a cambio de una oportunidad de promoción instantánea ante millones de espectadores en la televisión nacional. A J.J. Cale, simple y llanamente, no le importaban tanto esas cosas. 

Ahora J.J. Cale ha muerto y probablemente la gente descubrirá que había bastantes más canciones memorables en su repertorio aparte de las que Clapton, con admirable criterio, adaptó con brillantez a su estilo. Y también descubrirán que no pocos artistas han recibido su influencia directa. Poco nos importa, como tampoco le importaba a él, que nunca haya adquirido la condición de «estrella». Así vivió más tranquilo, que es lo que siempre pretendió conseguir. Y su música tranquila es lo que nos quedará para recordarnos que no se necesita la fama para pensar que uno ha triunfado en la vida. A él le bastó el aprecio, respeto y admiración de otros muchos artistas y de un público reducido pero entregado. Y sobre todo le bastó saber que había abandonado para siempre los trabajos de mierda de su juventud. ¿Qué más puede necesitar un hombre? Seguramente se siente satisfecho con su vida, ahora que definitivamente está contemplándola —como siempre, sin mover un solo músculo de su rostro— desde algún lugar más allá de la medianoche.

martes, 10 de julio de 2018


ESPERANZA BAJO LAS BOMBAS 

Buscando leones en las nubes presenta esta semana la cuarta y última edición de la serie que estamos dedicando al fútbol con ocasión de la celebración en Rusia del Mundial de la especialidad, cuya final tendrá lugar el próximo día 15 de julio en Moscú.

Con el balompié como centro principal, en las emisiones precedentes os he ofrecido distintos capítulos del libro Atlas de una pasión esférica, escrito por Toni Padilla y objeto de una reseña en mi otro espacio en Radio Universidad de Salamanca, que os invito a consultar ahora en el blog del programa para ampliar la información sobre su interesante propuesta. 

En el caso de hoy os leeré Esperanza bajo las bombas, un relato intenso y conmovedor sobre la guerra de los Balcanes ambientada, con un telón de fondo futbolístico, en el Sarajevo asediado por los obuses y los disparos de los francotiradores. 

Entre las palabras de la estremecedora y ejemplar historia os presento una docena de canciones, interpretadas por músicos de otros tantos países participantes en la competición, que suenan con un ritmo más alegre y festivo, más dinámico y ligero que los temas de programas anteriores, impregnados casi todos de una atmósfera más recogida y melancólica. Sus intérpretes han sido Rubén Blades, Djamel Laroussi, The Oyster Band, Los Pinguos, Amina, Kukuruza, Afro Caribe, Femi Kuti, el Conjunto Casino, la orquesta Étoile de Dakar con Youssou N’Dour, Hamdi Ahmed y la espléndida conjunción de Marisa Monte, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown, reunidos bajo la rúbrica de Tribalistas. 

Sus voces han representado a una docena de países participantes en el mundial, en un recorrido que nos ha permitido conocer, en la serie entera, varias muestras de la música de los treinta y dos contendientes. Esta semana los invitados han sido Panamá, Marruecos, Inglaterra, Argentina, Túnez, Rusia, Costa Rica, Nigeria, Uruguay, Senegal, Egipto y el futbolística y musicalmente reverenciado Brasil.

martes, 3 de julio de 2018


EL ÁRBITRO MÁS VALIENTE DEL MUNDO 

Buscando leones en las nubes llega una semana más a vuestras casas, con Elena Villegas en el control y Alberto San Segundo en la ideación y realización del programa, en una emisión que solo puede seguirse -al igual que todas las de este julio que ahora comienza- en el blog del programa.

Haciendo caso omiso de esta falta de correlato en las ondas, el espacio continúa hoy en internet con la serie que desde hace quince días estamos dedicando al fútbol con ocasión de la celebración del Campeonato mundial que se está desarrollando en Rusia. Con esa excusa balompédica, en cada una de las entregas de la serie os estoy leyendo un relato distinto de los muchos recogidos en Atlas de una pasión esférica, el estimable libro de Toni Padilla que, editado por geoPlaneta, recorre el mundo de un extremo a otro de sus confines, narrando historias singulares en las que distintos personajes relacionados con el fútbol viven experiencias que encierran valores universales y por tanto sirven de ejemplo o metáfora que trascienden el mero ejercicio del deporte. El núcleo sobre el que girará la emisión de esta noche será una narración ambientada en Holanda, titulada El árbitro más valiente del mundo, que cuenta las vicisitudes de la vida de un árbitro judío, en la Holanda ocupada por los nazis en la Segunda guerra mundial. 

Entre los fragmentos de la conmovedora historia sonarán catorce preciosas canciones interpretadas por músicos originarios de algunos de los treinta y dos países participantes en la competición futbolística. Entre los cuatro programas de la serie serán cincuenta y tres los temas radiados, por lo que no sólo habrá muestras de todos los países competidores (cuyo repaso íntegro terminaremos antes de llegar a la mitad de la presente emisión) sino que de la mayor parte de las naciones os ofreceré un par de piezas, en una selección, a mi juicio, muy interesante e inspiradora, de la muy bella música que se hace en el mundo entero. 

Los intérpretes de esta semana son Bahia El Idrissi, 2raumwohnung, el Ensemble Renaissance, Papa Brandao y sus Ejecutivos, Tamara Obrovac, Talal el Maddah, Eva Ayllón, Lila Downs, Laye Sow, Silvia Pérez Cruz, Amélie-les-crayons, António Chainho con Ana Sofia Varela, Monica Giraldo y Ceumar, artistas provenientes de algunos de los países participantes en los campeonatos mundiales cuya celebración festejamos en Buscando leones en las nubes desde hace un par de semanas: Marruecos, Alemania, Serbia, Panamá, Croacia, Arabia Saudita, Perú, México, Senegal, España, Francia, Portugal, Colombia y el muy futbolero Brasil pentacampeón mundial que cierra por ello cada uno de los programas de la serie.