RYSZARD KAPUSCINSKI
El 23 de enero del año pasado murió en Varsovia, a los 75 años, Ryszard Kapuscinski. El genial periodista polaco me interesó siempre por su capacidad de penetración, por su ausencia de prejuicios, por su mirada sin anteojeras sobre la realidad y los conflictos de su tiempo, por sus principios morales, por su espíritu aventurero, por su carácter viajero, plasmado todo ello en sus muy atractivos libros de crónicas. El emperador, sobre Haile Selassie de Etiopía, El Sha o la desmesura del poder, en torno a la figura del Sha de Persia, Reza Pahlevi, Imperio, sobre el declive de la Unión Soviética, Los cínicos no sirven para este oficio, donde reflexionaba sobre la profesión periodística, fueron libros, todos publicados en España por Anagrama, muy bien escritos, de un extraordinario interés y muy sugestivos.
Con ocasión de su visita a España para recoger el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades correspondiente al año 2003, Buscando leones en las nubes le dedicó un programa monográfico con textos de la que, a mi juicio, es su obra mayor, la fascinante Ébano. Ambiciosa radiografía del continente negro, tal y como ha sido definido, Ébano es un libro arrebatador, con el que, además de aprender infinidad de datos históricos, informaciones sobre la cultura y curiosidades varias sobre la realidad africana, nos sentimos transportados a las calles, a los barrios, a las ciudades, a los desiertos del continente negro. Kapuscinski logró en el libro adentrarnos en el mundo africano, permitiéndonos convivir con sus habitantes, alegrarnos con sus ilusiones, compartir su falta de esperanza, entender lo intolerable de su pobreza, de su falta de oportunidades, de la radical injusticia de la vida en África. Un libro excelente que nadie con una mínima inquietud intelectual debiera dejar de leer.
Ofrezco aquí hoy, en el primer aniversario de su muerte, aquel programa, en el que, junto a los textos extraídos de Ébano, se presentaban canciones de músicos africanos, canciones muy delicadas, melancólicas e intimistas interpretadas por el senegalés Youssou N’Dour; el grupo multiétnico Tama, con miembros británicos, malienses y de Guinea Bissau; la etíope Aster Aweke, que tanta aceptación tuvo en este blog, tras una anterior aparición en otra emisión de Buscando leones en las nubes; la sudanesa Rasha, que durante años vivió en España, aunque desde su gran éxito de 1997, Sudaniyat, del que está extraída la pieza que suena en el programa, y tras algún trabajo posterior de menor repercusión, ha desaparecido, al menos para mí, de la escena musical; el ugandés Samite; el angoleño Waldemar Bastos; la impresionante cantante de Malí, Oumu Sangaré, que se merece un monográfico que algún día acabará saliendo al aire; y el zaireño, aunque ahora su país se llama República Democrática del Congo, Lokua Kanza.
En nuestra ya habitual sección de vídeos os ofrezco la grabación de un concierto de Aster Aweke que presenta algunas carencias técnicas que no impiden, sin embargo, disfrutar de su impresionante voz y apreciar la intensidad con la que se vive en África toda expresión musical. Dejo también otra actuación en vivo, esta vez de Youssou N’Dour, quizá el músico africano más destacado del momento, con una influencia y una repercusión extraordinarias en la vida no sólo artística sino social y hasta política de su Senegal de nacimiento.
Ryszard Kapuscinski
Sólo por una convención reuccionista,por comodidad, decimos "África". En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe. Saludos desde el Fernando de Rojas.
ResponderEliminarHola a todos
ResponderEliminarPor si os interesa, al hilo de esta entrada de Buscandoleones, en Valladolid hay una exposición llamada "La sonrisa de África". Un homenaje a Ryszard Kapuscinski, con fotografías de Ismael Martínez. Puede verse hasta el 8 de febrero en la Casa Revilla, de martes a domingos, de 12 a 14 y de 18.30 a 21.30 horas. La entrada es gratuita.
Saludos
ÍTACA
Gracias, Jorge, por esta 'aparición' en el blog que da fe de tu seguimiento del programa. Me alegra que sigas ahí. Un abrazo. (Por cierto, ¿habrá algún día un monográfico de Coldplay?... sé que así ya te tendría ganado de por vida... en fin...)
ResponderEliminarY a ti, Ítaca, gracias también por la referencia de la exposición (y no sólo por eso: también por la fidelidad, por las aportaciones siempre sugestivas y oportunas, por el ánimo...). Espero poder acercarme a Valladolid... tiene muy buena pinta. Dejo aquí, para el 'público en general', un enlace interesante: http://www.leonoticias.com/frontend/leonoticias/La-Sonrisa-De-Africa-vn24101-vst268
Un saludo agradecido a todos
Hola a todos
ResponderEliminarAyer estuve en la exposición de Ismael Martínez. Las fotos son preciosas, bien es cierto que los niños aseguran particulares sensaciones... No obstante, la sala no es nada acogedora, y podían haberla ambientado un poco más. No sé...En fin...A veces una va con muchas expectativas, o con sus "historias" y luego hay un poco de decepción.
En definitiva, no dejéis de verla si tenéis oportunidad.
Como siempre, una ya no encuentra adjetivos -y por no columpiarme-, geniales los programas, Alberto. Ya me he puesto al día.Así que ¡felicidades!
Saludos
ÍTACA
Hola Ítaca. No quiero repetirme, pero no puedo tampoco dejar pasar la ocasión de agradecerte, una vez más, tus elogios desmesurados (no tan desmesurados, yo también pienso que los programas son geniales... ¡¡¡no!!!, ¡¡¡es broma!!!; me gustan mis programas, claro está, pese a los muchos 'peros', aunque, creedme, me hacen enrojecer tantos halagos).
ResponderEliminarEn fin, gracias y bienvenida de nuevo al ritmo 'normal' de Buscando leones en las nubes