viernes, 29 de julio de 2011


MAYO DEL 68. EL ÁLBUM BLANCO DE LOS BEATLES

Con la presente entrada cerramos Buscando leones en las nubes, esta vez ya de manera definitiva, por este curso. Os ofrezco ahora la cuarta y última entrega de la serie de programas especiales que durante el mes de mayo de 2008 dedicamos al recordatorio y celebración de otro mayo, el de 1968, con ocasión del cuadragésimo aniversario de aquel acontecimiento planetario que cambió el mundo. La edición de Buscando leones en las nubes que ahora recupero constituyó en su momento, además, una suerte de doble homenaje, pues no sólo queríamos festejar el aniversario de los acontecimientos parisinos, sino también celebrar un magnífico disco de los Beatles publicado en aquellas fechas ‘sesentayocheras’.

En efecto, de 1968 es un álbum magnífico, el segundo álbum doble de la historia del rock -el primero fue, en 1966, el Blonde on blonde, de Bob Dylan-, uno de los mejores discos de los Beatles, repleto de canciones excelentes y que más de cuarenta años después siguen sonando con la misma frescura, con la misma vigencia y con la misma intensidad que entonces. Se trata, claro, de The White Album, el Álbum Blanco, de cuyas treinta canciones el programa muestra una selección muy escogida.

Del mismo modo, los textos todos del programa también pertenecen a los Beatles. Cada una de las canciones suena precedida de la lectura de su correspondiente letra. Unas letras, las del grupo de Liverpool que, directamente en unos casos y de un modo indirecto en otros, recogen también el sentir del mundo, el sentir de los jóvenes en aquellos días. Los Beatles fueron fieles representantes, fueron la avanzadilla de una juventud que, en aquellos años, experimentaba otros modos de vida, buscaba caminos nuevos, en las modas, en las costumbres, en el sexo, en -claro está- la música. Ciertamente los Beatles no fueron nunca un grupo de ruptura, nunca plantearon un enfrentamiento abierto y visceral con el establishment, nunca chocaron frontalmente con los valores de la sociedad de su tiempo, pero en sus letras, en sus textos del Álbum Blanco, en estas letras de 1968 están presentes -como veréis- muchas de las inquietudes de los jóvenes de la época, está la crítica y la oposición a la guerra del Vietnam, y está el amor libre, y también la vuelta a la naturaleza, y -cómo no- las drogas. Está, en definitiva, la rebeldía -esa constante de la década prodigiosa-, aunque, es verdad, de un modo ligero, educado, podríamos decir, sin las disonancias, sin las tensiones, sin las violencias, sin los excesos de tantos otros grupos, los Rolling Stones -su otro rostro, el perverso- sin ir más lejos. En este sentido es especialmente significativo -y a mi juicio define el modo de ser, fotografía el espíritu del grupo- el mensaje de la primera canción que hoy escucharemos, Revolution, sin duda una revolución pacífica, nada militante, incluso algo blanda, bienintencionada: Ya sabes que todos queremos cambiar el mundo. Ya sabes que nos encantaría cambiarte la cabeza. Pero cuando hablas de destrucción entérate de que no podrás contar conmigo. Si quieres dinero para gente con la mente llena de odio, lo único que te digo, hermano, es que tendrás que esperar...

Por entre las espléndidas canciones (repletas de influencias y citas, tocando múltiples géneros y estilos, abiertas a ritmos, a instrumentaciones, a experimentos musicales variados) de los cuatro de Liverpool aparecen así, en mi interpretación, y en consonancia con el espíritu de aquellos tiempos, chicas malas que rompen todas las reglas (Sexy Sadie; aunque al parecer no se trata en realidad de una chica y sí de un furibundo ataque al que había sido uno de los inspiradores espirituales del grupo, el Maharishi Mahesh Yogi, por su conducta polémica y reprobable), alusiones desenfadadas, ligeras, festivas y aun algo frívolas a la Unión Soviética en un clima de guerra fría (Back in the USSR), la devoción hippie por la naturaleza (Mother nature’s son), el poderoso e impaciente grito primario del sexo (Why don´t we do it in the road?), el dulce lamento por un imposible mundo de paz y amor (While my guitar gently weeps), la crítica de la conformista sociedad establecida y burguesa personificada en funcionarios y ejecutivos de camisas limpias y modales educados (Piggies), las irreverentes y disparatadas historias protagonizadas por personajes surrealistas y entreveradas con cuentos de infancia, en una mezcla muy de la época (Rocky Raccoon, Cry, baby, cry y The continuing story of Bungalow Bill, que admite, esta última, un lectura en términos de oposición, manifestada de modo encubierto e irónico, a la guerra del Vietnam y a la belicista política norteamericana), y, por supuesto, estando Paul McCartney de por medio, las a veces rozando lo empalagoso y casi siempre algo cursis declaraciones de amor (Honey pie, I will, I´m so tired, en la que el enamorado es John, y Don´t pass me by, una poco usual aportación de Ringo).

Muchas de ellas podéis degustarlas también en los vídeos que os dejo (en total varias horas registradas) que recogen en imagen (el primero de ellos) y sonido (los diez restantes) las delirantes sesiones de grabación del disco, plagadas de comentarios insulsos, bromas y chistes diversos, esbozos de canciones, fragmentos de frases, pasajes incompletos, tediosas repeticiones, pruebas e intentos varios, infinidad de descartes, interrupciones, irritantes comienzos y recomienzos, equivocaciones, risas, y también, claro está, magníficas piezas, redondas y perfectas, conformando el conjunto un documento sonoro de extraordinario interés para entender la génesis de las canciones nacidas de la inmensa potencia creativa de los Beatles.



Mayo del 68. El Álbum blanco de los Beatles

3 comentarios:

  1. Como sé Alberto que en Agosto te vas de vacaciones ahí va mi consejo de amiga: bebe un buen vino, bajo la orilla del mar, unas sardinitas a la parilla y disfruta mucho.
    Por cierto, ¡¡¡FELICIDADESS ADELANTADAS!!
    Prefiero no desvelar mi identidad ;)
    Un saludo de una buena amiga :D
    Ahhh!!! que los programas del abuelo dinosaurio continúen jejeje =)

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  2. Me encantan los Beatles aunque sean unos dinosaurios.

    Lamento no saber usar emoticonos para desearte que disfrutes de tus vacaciones, Alberto

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  3. Gracias, con y sin emoticonos.

    Un saludo a todos

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