ANNE SEXTON. ELLA CONOCE LA CARNE
Esta semana os ofrezco la segunda emisión dedicada a Anne Sexton, la torturada poeta norteamericana de cuyo nacimiento se cumplieron ochenta y cinco años el pasado 9 de noviembre y cuya obra intensa y compleja refleja el desasosiego, la tragedia, el malestar emocional, la vulnerabilidad, los desequilibrios psíquicos de una vida que se resolvió en su prematuro suicidio -todos lo son- con sólo cuarenta y cinco años. En el programa aparece una decena larga de poemas de la bostoniana, entresacados de sus Poemas de amor, recogidos en el libro del mismo título publicado por Linteo en traducción de Ben Clark y en Poesía completa, que la misma editorial presentó este año en una cuidada edición a cargo de José Luis Reina Palazón.
Y el dramatismo que rezuman los versos de Anne Sexton aflora entre algunas espléndidas canciones que giran sobre el tema del suicidio y que permiten recrear así la atmósfera oscura y opresiva, la prosa delirante y desesperada, descarnada y a veces cruel de la malograda escritora a la que desde aquí homenajeamos. Sus intérpretes son The Smiths, Simon & Garfunkel, Trisha Yearwood, Counting Crows, Patti Smith, Sarah Mclachlan con Blank & Jones, Neil Young, Brandi Carlile, Grateful Dead, Lucinda Williams y Peter Gabriel. Gabriel es un artista especialmente vinculado a la escritora, a cuyo universo poético dedicó una de sus canciones más conocidas -y la que más me gusta de una carrera repleta de obras extraordinarias-, Mercy Street. Una interpretación de esta canción en directo, en Milán, en 2003, protagoniza nuestra sección de vídeos.
Para cerrar este comentario os transcribo el prólogo que hace Ben Clark a su edición de los Poemas de amor, publicada por Linteo en 2008.
E-mail imposible para Anne Sexton
En 1969 el ser humano pisó por primera vez la luna y nació el ARPANET, el primer sistema de intercomunicación que sugería la posibilidad de que algún día existiera internet. También vio la luz un pequeño libro de poemas de una autora que siempre soñó con el éxito y que decidió quitarse la vida con cuarenta y seis años, siendo una de las poetas más conocidas y leídas de EE.UU. Anne Sexton (Massachusetts, 1928-1974).
Como delata el título, mi primer impulso a la hora de escribir algo sobre Anne Sexton fue escribirle un e-mail, un e-mail imposible que pudiera llegar a una mujer que amaba y necesitaba la correspondencia “como si fuera comida”. No hay ninguna duda de que hubiera leído mi misiva, tarde o temprano, porque leía todas las cartas que recibía, incluso cuando la fama obligó al cartero de 14 Black Oak Road a cargar con sacos de cartas sin ver su sueldo incrementado por ello. Tampoco le hubiera molestado en absoluto que mi carta no estuviera escrita a mano, odiaba su propia letra y solía escribir todas sus cartas a máquina, cometiendo maravillosas faltas de ortografía que los modernos procesadores de texto intentan evitar. Anne Sexton hubiera sido una mujer distinta de haber conocido el correo electrónico. Una de las primeras cosas que llaman la atención a leer su correspondencia, publicada por Mariner Books, es la angustia que en ocasiones se apoderaba de la poeta cuando una respuesta tardaba en llegar.
Claro que escribirse con Anne Sexton no era algo sencillo, uno tenía que estar a la altura, satisfacer las exigencias epistolares de una mujer determinada e independiente que, sin embargo, requería y exigía el apoyo constante de todo el mundo.
En cualquier caso mi e-mail hubiera tenido dos “asuntos” que hubieran provocado en Sexton reacciones diametralmente opuestas: por un lado mi intención de traducir su célebre libro Love Poems, hubiera contribuido felizmente a cumplir el deseo que le formuló a Claire S. Degener un año antes de suicidarse: “Tal y como le dije al Sr. Evans en su oficina: señor, quisiera que me traduzcan en todo el planeta, de un modo u otro. Espero que esté trabajando en ello.” No sé si el Sr. Evans está trabajando en ello, pero puedo asegurar que no fue él quien me contactó para traducir a Sexton. El otro asunto hubiera provocado, en cambio, un profundo rechazo en la ganadora del premio Pulitzer de 1967: felicitarle por su ochenta cumpleaños.
Anne Sexton no soportaba su cumpleaños, solía ser una época especialmente conflictiva y muchos de sus intentos frustrados de suicidio tuvieron lugar en las semanas previas o posteriores al 9 de noviembre. De hecho, Love Poems es un libro que le debe mucho al odio que Sexton le tenía a su aniversario y es una prueba más de que nos encontramos ante una poeta cuya vida no se puede desligar de su obra de ninguna de las maneras; la única vez que Anne celebró la ocasión a gusto fue en 1965, cuando un apagón general obligó a la familia Sexton a cancelar sus planes de ir a cenar, confinándoles a la luz de la chimenea y de las velas que pudieron encontrar. Un año después la poeta quiso que la familia lo celebrara de la misma manera. Apagaron todas las luces y su hija Joy se tomó un baño, iluminada sólo por la luz de una vela. Esta se apagó y su madre corrió a encendérsela de nuevo. En la oscuridad tropezó u cayó rodando por las escaleras, fracturándose la cadera gravemente. El poema “La fractura” recrearía esa experiencia y, pese a haberle dicho a amigos y conocidos que no había escrito “nada” entre noviembre de 1966 y septiembre de 1967, diez poemas de amor ya esperaban a sus compañeros para formar la colección que publicaría el 13 de febrero de 1969 y que vendería, con el tiempo, más de 100.000 ejemplares.
No será fácil que se cumpla el deseo de Anne Sexton porque no es una poeta fácil de traducir. Un uso muy personal del lenguaje -inventando en muchas ocasiones palabras compuestas que escapan de cualquier diccionario- y una habilidad singular para utilizar todas aquellas palabras que, por decirlo de alguna manera, simplemente “no están” en español complican la tarea. Ello no implica, sin embargo, que no sea una experiencia fascinante para un poeta. La imágenes de Sexton son extrañas, bellas e inquietantes, trascienden la cotidianidad que envuelve situaciones triviales y nos revelan un mundo que oprime las pulsiones más básicas, que no entiende de moral, que sólo puede ser juzgado, como vemos en el poema “El interrogatorio del hombre de muchos corazones”, por el tiempo. Love Poems es un poemario sobre el adulterio.
En un prólogo de 1989 Diane Wood Middlebrook, al hablar de Sexton, piensa en Hester Prynne, la protagonista adúltera de La letra escarlata de Hawthorne. A mí, sin embargo, quizá por haber ingerido más cine que literatura, me viene a la cabeza la película de Todd Haynes Far from Heaven (“Lejos del cielo”, 2002), donde una familia americana de una zona residencial de los años cincuenta debe enfrentarse a sus impulsos sexuales frustrados, al tedio del sueño americano y a la moral conservadora imperante. Los poemas de amor de Sexton empiezan con el contacto de la piel, el sencillo toque, dan un paso más con el beso y se desnudan sin remedio con el tercer poema, “El pecho”. “El interrogatorio del hombre de muchos corazones” nos lleva al corazón del problema: es una relación prohibida llena de dudas, celos, manipulaciones y frustración.
Quizá hubiera sido más sencillo hablar de los poemas de amor de Anne Sexton haciendo referencia a sus amantes, al fracaso de su matrimonio, a la crudeza autobiográfica de sus poemas, ese confesionalismo que tantos críticos le reprocharon y a su frágil salud mental. Pero lo único que cuenta, al final, son los poemas y a ellos dedicaba Sexton todas las horas que le sobraban a la Sexton madre, esposa, paciente y fiel escritora de cartas.
Con la confianza de que este e-mail imposible te llegará, de alguna forma, y con la seguridad de haber recibido ya tu respuesta a través de los versos, termino deseándote, a tu pesar, un feliz cumpleaños, Anne Sexton, estés donde estés, esperando que sepas perdonar los errores que ningún ordenador podrá detectar jamás.
Ben Clark
Salamanca, verano de 2008