NATALIE MERCHANT. MI PIEL
Esta semana vamos a celebrar, con un cierto retraso, pues las emisiones de semanas precedentes han estado copadas por otras efemérides, el cumpleaños de una de las grandes protagonistas de Buscando leones en las nubes, la cantante que más veces ha aparecido en nuestros programas. Se trata de la norteamericana Natalie Merchant, que nació el 26 de octubre de 1963 y que acaba de cumplir, pues, hace un mes largo, cincuenta años.
Yo escuché por primera vez a Natalie Merchant en 1989, cuando era la cantante del grupo 10.000 Maniacs, una banda de culto de los ochenta. Ese año, el grupo grabó Blind Man’s Zoo, un espléndido LP que me deslumbró y me hizo tanto buscar sus dos anteriores discos publicados como atarme de por vida a la trayectoria de su solista, que abandonaría el grupo tres años después, en 1992, para protagonizar una deslumbrante carrera en solitario en la que ha registrado ocho discos, incluyendo álbumes de estudio, recopilatorios y grabaciones en vivo. Desde entonces, desde hace ya, pues, veinticinco años, he comprado sus discos, he escuchado toda su obra, me he emocionado con su música y he convertido a su intérprete en una de mis favoritas sin discusión.
De su fascinante producción artística quiero ofreceros una muestra extensa y representativa en las dos ediciones que vamos a dedicar a su figura, con un total de veintitrés piezas escogidas, como es costumbre en el programa, con el principal criterio de mi particular gusto musical. Sonarán, pues, las canciones que más me gustan de Natalie Merchant, la mayor parte entresacadas de su discografía “a solas”, aunque incluyendo también algún conocido tema de su etapa en 10.000 Maniacs.
Entre las canciones, fragmentos de sus textos, casi todos obra de la propia cantante (She devil, Motherland, San Andreas fault, Build a levee, The letter, Owensboro, My skin, Jealousy, The living), aunque algunos, los pertenecientes a los temas de Leave your sleep, su último álbum de estudio, son recreaciones de versos de poetas clásicos y contemporáneos (If no one ever marries me -Lawrence Alma Tadema-, Maggie and Milly and Molly and May -E.E. Cummings-, The man in the wilderness -cuento popular-). La traducción, intuitiva y aproximada, es mía, aunque el resultado final debe mucho a la ulterior revisión de la siempre amable Mª Ángeles Vicente.
Precisamente, la publicación hace ahora tres años de este Leave your sleep es la excusa a partir de la cual Diego A. Manrique elabora su artículo La aventura poética de Natalie Merchant, publicado en El País el 17 de abril de 2010, que ahora os transcribo íntegro como cierre de este comentario.
La aventura poética de Natalie Merchant
Natalie Merchant (1963) entiende algo de castellano y estos días se siente intrigada por la polémica sobre las corridas de toros en Cataluña. Ocurre que ella conoció al padre de su hija, el fotógrafo español Daniel de la Calle, en una plaza de toros, "durante una gira que hicimos con REM". Vegetariana y ecologista militante, cabría imaginarla entre las filas de los prohibicionistas, "pero también puedo entender algo de la belleza del ritual, el reto a la muerte", afirma. Conoce ambas vertientes del debate, "soy especialista en llevar la contraría a quien tenga delante y he discutido frecuentemente con mi suegro, que es muy taurino". Resulta que ella incluso cantó un (hermoso) tema titulado The death of Manolete, con 10.000 Maniacs, a principios de los ochenta. Aunque aparece como autora de la letra, asegura que apenas escribió unos versos, "fue obra de uno de los músicos, tras ver un documental sobre Manolete". Con Natalie, 10.000 Maniacs era un grupo peleón. Así, eliminaron de un disco suyo la versión de Peace train, la canción de Cat Stevens, cuando supieron que el ahora llamado Yusef Islam apoyaba la fetua iraní contra Salman Rushdie. "Hacia 2004, cuando preparábamos un recopilatorio, recibimos una carta suya donde aseguraba que se habían tergiversado sus palabras. Puedo entenderlo: también me han manipulado declaraciones buscando el escándalo. Acepto que alguien se arrepienta de algo dicho en caliente, aunque sea una barbaridad. Así que recuperamos Peace train". Ya se sabe que el grupo continuó sin Natalie, con escasa fortuna, mientras ella despegó como solista gracias al impacto de Tigerlily (1995). Sin embargo, ha procurado mantener un equilibrio entre la carrera y la vida privada. Por ejemplo, hace siete años que Natalie no sacaba un disco con material nuevo. La razón se llama Lucía. "Tener hijos te transforma radicalmente, ya no hay margen para la vida bohemia. Todo gira alrededor de la nueva criatura. Durante el embarazo hasta volví a comer carne por consejo de los médicos... y ahora no soy una vegetariana ejemplar, consumo pescado. Según Lucia ha crecido, me he preocupado por regular la música, el cine, los libros que están a su alcance. No por capricho: he comprobado que las historias de Harry Potter provocan pesadillas. ¡Y no digo nada de las películas de Tim Burton!".
Consciente de que el proyecto no iba a despertar el entusiasmo de su disquera, decidió autofinanciarlo: "Para Leave your sleep, vendí una casa que teníamos en Hawai y así pude permitirme trabajar sin limitaciones. He colaborado con [el productor venezolano] Andrés Levin, pero no buscando sus conocimientos de lo latino: sencillamente, necesitaba a alguien que ordenara algo que me ha llevado un año entero sólo en las grabaciones, con 130 músicos y muchos estudios. Yo quería ser la traductora de mis intenciones, poder interactuar con mis invitados, sin preocuparme por cuestiones técnicas". Se puede sentir satisfecha: muchas de las canciones tienen aroma a temas tradicionales, con raíces angloirlandesas. "Gracias. Lo que ocurre es que el lenguaje de los poemas te sugiere formas folclóricas. Hay algo mágico, incluso místico, en ese proceso. Pero también aparecen músicos chinos; hay reggae o ritmos de Nueva Orleans, con la banda de Wynton Marsalis. Los instrumentistas han tenido maravillosas intuiciones: entendieron que no era un disco exclusivo para niños".
No alardea de experta en poesía. "Pensaba que leer poesía era una característica de la vida contemplativa y yo ejercía de activista. Pero Allen Ginsberg cambió mi actitud. Resulta que yo escribí algo sobre los beats y eso le llamó la atención. Se me presentó y era como el tío loco que encuentras en casi todas las familias. Fuimos amigos en sus últimos años y me regalaba libros. Me hizo comprender que la poesía te hace sensible a todo lo que te rodea, que enriquece tus percepciones. En sus recitales, la palabra escrita se hacía arte vibrante. Era algo que podía aprovechar en mi música".
Junto a versos de E. E. Cummings, Robert Graves y Odgen Nash, abundan los textos de poetas de la era victoriana. "Me parece extraordinario que en aquella época se escribiera tanto nonsense, que personajes que hoy nos parecen solemnes se encerraran para evocar fantasías del tiempo infantil. Supongo que era una liberación frente a una existencia tan encorsetada. Y lo mismo en Estados Unidos, que venía del trauma de la Guerra Civil, una carnicería".
En su retorno, Natalie se encontró con una industria musical empobrecida, transformada por lo digital. Ella se había montado un estudio de grabación profesional, 24 pistas y una grabadora analógica que usaba cinta abierta. "Cuando tuve que desmontar el estudio, descubrí que nadie quería comprar esos aparatos. Finalmente, una universidad lo acogió como donación". En el conflicto de formatos, ella apuesta por lo físico: "Me gustan los discos con envolturas hermosas y Leave your sleep me ha obligado a hacer investigaciones para conseguir los derechos de fotos de autores que muchas veces habían nacido en el siglo XIX. ¡Igual termino acumulando también cajas de discos en el sótano! Bueno, hay una edición más barata, sólo con 16 canciones. Yo soy una persona táctil: si quiero leer un libro, no me sirve un aparato: necesito palpar el papel, subrayar algo, guardar un recorte del periódico...". Tiene pavor a que el disfrute total de la música quede limitado a unas élites. "Los directos siempre han sido mi fuerte, así que no hay problema en ganarse la vida con los conciertos. Pero veo que ahora se subastan las mejores entradas, puro capitalismo. Puede que terminemos como la ópera, un capricho para los muy ricos".
Hoy estoy de suerte, navegando y buscando "críticas" (yo me las hago muy buenas) sobre John Lanchester, he encontrado tus 2 blogs. Me parecen buenisimos y te felicito de verdad.
ResponderEliminarY además de tus reseñas literarias me he topado con esta maravilla llamada Natalie Merchant...sin palabras.
Lo dicho hoy es un día de suerte.
Mikel
Todo un descubrimiento la figura Natalie Merchant.Que suerte es tener a personas que exponen sus gustos a los demás.También felicitarte por los últimos programas que he tenido que escuchar más tarde de la cuenta, pero para esto también sirven estos maravillosos puentes que tenemos. Me encanta el concierto y no será la última vez que lo vea.
ResponderEliminarGracias Alberto por este descubrimiento.
Alberto:)
Gracias, Alberto y Mikel por vuestra amabilidad... Me alegro de que os gusten los programas. Espero que sigáis encontrando motivos para escucharlos.
ResponderEliminarUn saludo