No sé cuánta gente oirá mi programa. A veces sospecho que no está oyéndolo nadie, lo que se dice nadie: cero personas en total, y eso me produce una sensación de afantasmamiento: la voz inútil que suena en la noche vacía. Y entonces me siento como un turista belga que tocase el acordeón o similar en mitad del desierto de Nafud o similar. (Felipe Benítez Reyes)
martes, 31 de diciembre de 2013
TAL VEZ SÓLO SEAMOS INFANCIA
El último programa de Buscando leones en las nubes por este año 2013 sólo verá la luz en nuestro blog al suspenderse las actividades de Radio Universidad durante las vacaciones académicas y no haber por ello emisión radiofónica.
El hilo temático de la presente edición aparece como algo complejo y enrevesado, pues he querido amalgamar en los sesenta minutos que constituyen el programa dos circunstancias que coinciden a finales de diciembre: por un lado el que nos encontremos en los días más cortos del año, con ese solsticio de invierno que hemos dejado atrás hace sólo unas fechas, y por otro el que nos hallemos en mitad de las Navidades, una festividad que pese a no suscitar en mí un especial entusiasmo sí despierta siempre, aunque sea de un modo tenue y mitigado, los recuerdos de la infancia, la nostalgia de la inocencia perdida, el encanto melancólico de unos días del pasado que la memoria -selectiva y tramposa- muestra ahora como completos y felices.
Pues bien, ambos hechos, la cortedad de estas primeras jornadas del invierno naciente y el sentimiento de dulce añoranza en que nos envuelve la Navidad, protagonizan esta semana Buscando leones en las nubes en su doble vertiente literaria y musical.
Desde el punto de vista de la literatura, quiero ofreceros, en consonancia con la brevedad de estos días, una selección de aforismos extraídos de un interesante libro, Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos, en el que José Ramón González, profesor en la Universidad de Valladolid, recoge una variada antología de sentencias y de inspirados pensamientos debidos a la creatividad de cincuenta escritores españoles publicados en nuestro país entre 1980 y 2012. Con el programa de esta semana iniciamos una serie, que se prolongará durante cuatro lunes, centrada en este género literario, que nos permitirá conocer al menos una muestra, mínima pero representativa, de la obra aforística de la mayor parte de los cincuenta autores seleccionados por el profesor González. Los aforismos que he escogido para esta emisión centrada en la Navidad, giran sobre la nostalgia de la infancia y la emoción de los recuerdos, sobre el pasado y la añoranza del tiempo irremisiblemente perdido. Sus autores son Fran Molinero, Andrés Neuman, Juan Varo, Lorenzo Oliván, José Luis Gallero, Rafael Argullol, Dionisia García, Rafael Pérez Estrada, Carlos Marzal, Eugenio Trías, Mario Pérez Antolín, Jordi Doce, Fernando Menéndez y Álvaro Salvador.
Y entre los concentrados y sugerentes textos, música navideña, para atender a la segunda exigencia que me he impuesto para el programa. Podréis escuchar así una selección de canciones, casi todas clásicos de la Navidad, villancicos intemporales, en las voces de muy significativas cantantes actuales, pertenecientes a diversos territorios musicales, al blues y al jazz, al pop y al country. Sheryl Crow, Diana Krall (a la que vemos en el vídeo final en una versión de Have yourself a merry little christmas que en el programa interpreta la italiana Mina), Holly Cole, Natalie Merchant, Alison Sudol al frente de A fine frenzy, la citada Mina, Jann Arden, Kellie Pickler, Sara Evans, Dido, Sophie Milman, Cynthia Basinet, Rosemary Clooney y Tracy Chapman son sus inspiradas intérpretes.
Una preciosa escena navideña acompaña esta entrada. Se trata de un fragmento del frontal del altar original de la iglesia de Santa María de Cardet, que se encuentra en el leridano valle del Bohí. La obra se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (¿Cataluña? ¿He dicho Cataluña?... ¡¡lagarto, lagarto!!).
martes, 24 de diciembre de 2013
MI OLOR A TI
Esta semana, la última en la que emitimos antes de Navidad, Buscando leones en las nubes os invita a compartir con nosotros una hora de radio que esperamos os interese y emocione. Y es que de emociones hablamos hoy también en un programa, el segundo de una breve serie, dedicado íntegramente, como el de la semana pasada, al amor. Las trece canciones y los otros tantos poemas que integran la emisión giran sobre diferentes aspectos del fenómeno amoroso: la dulzura del amor y la tristeza de las despedidas, el éxtasis de los amantes y la ternura de los cuerpos, el deseo y los adioses, la espera y la entrega, los recuerdos y la añoranza, los abrazos y los besos, las lágrimas y los rencores, los aromas y el sabor y la suave delicadeza de las caricias, la feliz plenitud de quien ama y es correspondido, la soledad y la triste desesperanza de quien pierde para siempre su amor (... and i never dreamed that id lose somebody like you, como reza una frase de Wicked game, el clásico de Chris Isaak que suena en el programa en la sugerente versión de una para mí por lo demás desconocida Mimi Page).
Los versos que aparecen en la emisión han sido escritos por Flor Alba Uribe, Jesús Munárriz, Luis García Montero, Carilda Oliver, María Clara González, Ana Rossetti, Gioconda Belli, Leopoldo Alas Mínguez, Jenaro Talens, Susana March, Claudio Rodríguez Fer, Pablo García Baena y Juan Antonio González Iglesias, y han sonado envueltos en las canciones interpretadas por Luisa Sobral, Paul Buchanan, Nouvelle Vague con Coralie Clément, Madeleine Peyroux, Mark Kozelek, Melody Gardot, Robin McKelle, Entre Ríos, Shirley Horn, Márcio Faraco, Fiorella Mannoia, Caroline Henderson y la citada Mimi Page.
Sobre la ciudad, un cuadro de 1924 de Marc Chagall, con sus habituales amantes flotando, enamorados y levísimos, por encima de un mundo que se afana en sus anodinas ocupaciones, ajeno a la elevada intensidad del amor, acompaña esta entrada que se cierra con un poema, también de temática amorosa, de Pedro Salinas: Cuando tú me elegiste.
Cuando tú me elegiste...
Cuando tú me elegiste
-el amor eligió-
salí del gran anónimo
de todos, de la nada.
Hasta entonces
nunca era yo más alto
que las sierras del mundo.
Nunca bajé más hondo
de las profundidades
máximas señaladas
en las cartas marinas.
Y mi alegría estaba
triste, como lo están
esos relojes chicos,
sin brazo en que ceñirse
y sin cuerda, parados.
Pero al decirme: “tú”
-a mí, sí, a mí, entre todos-,
más alto ya que estrellas
o corales estuve.
Y mi gozo
se echó a rodar, prendido
a tu ser, en tu pulso.
Posesión tú me dabas
de mí, al dárteme tú.
Viví, vivo. ¿Hasta cuándo?
Sé que te volverás
atrás. Cuando te vayas
retornaré a ese sordo
mundo, sin diferencias,
del gramo, de la gota,
en el agua, en el peso.
Uno más seré yo
al tenerte de menos.
Y perderé mi nombre,
mi edad, mis señas, todo
perdido en mí, de mí.
Vuelto al osario inmenso
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada
que morirse en la vida.
martes, 17 de diciembre de 2013
NO PUEDO VIVIR SIN TI
Esta semana dedicamos nuestro programa, una vez más, al amor. Termina este 2013 y el fin del año es una buena ocasión -cualquiera lo es- para presentaros aquí diversas aproximaciones al arrebato romántico, a la pasión amorosa, a los encantos y el dolor, al entusiasmo y la amargura, a la ilusión y la desesperanza que nos envuelven cuando amamos y somos correspondidos o rechazados -y a veces ambas cosas a la vez. De manera que en la emisión escucharéis doce poemas engarzados entre otras tantas canciones, todos, unos y otras, de temática amorosa. Javier Salvago, Idea Vilariño, Juan Antonio Masoliver, Juan Luis Panero, Luis Alberto de Cuenca, Roque Dalton, Pablo Neruda, Eugénio de Andrade, Darío Jaramillo Agudelo, Cristina Peri Rossi, Abelardo Linares e Isabel Rodríguez Baquero son los autores de los versos. Coque Malla con Anni B. Sweet, Vanessa Paradis, Veronica Mortensen, Cat Power, Gabrielle Aplin, Georgia, Solveig Slettahjell, Petra Haden, Mariecke Borger, Louis Garrel con Clotilde Hesme, Vanessa da Mata y Jimmy Scott con su estremecida versión del clásico de Prince que popularizó Sinéad O’Connor, Nothing compares to you, conforman la propuesta musical del programa.
Como cierre a este breve comentario, un magnífico poema de Jorge Luis Borges, El amenazado, que tengo el vago recuerdo de haber ofrecido aquí en alguna otra ocasión -mi memoria, cada vez más frágil- y que habla, claro está, con belleza y emoción inigualables, del amor. El poema apareció en el libro El oro de los tigres, de 1972.
El beso, de Gustave Klimt, con toda su carga de ternura, erotismo, sensualidad y dulzura, sirve de ilustración a esta entrada.
El amenazado
Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo, es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos que cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
martes, 10 de diciembre de 2013
NATALIE MERCHANT. LA VIDA ES DULCE
Esta semana continuamos y ponemos fin a la breve serie de dos programas dedicados a Natalie Merchant, la excepcional cantante norteamericana que cumplió cincuenta años el pasado 26 de octubre. La semana pasada os ofrecíamos doce de sus mejores canciones, y hoy completamos este intenso repaso de la obra de esta magnífica artista con otras once (Sally Ann, Carnival, Ophelia, Tell yourself, Kind and generous, Life is sweet, Eat for two, Wonder, One fine day, Not in this life, Put the law on you), en lo que quiere ser, más allá de una expresión mi gusto personal, que es el que decide en último término la selección presentada, una muestra representativa de la carrera, de la dilatada carrera de la intérprete. Entre los temas musicales os presento breves fragmentos de sus letras, casi todas escritas por ella misma, en las que se ponen de manifiesto las preocupaciones, los intereses, la sensibilidad y el aliento poético de su autora.
Como cierre a este comentario os dejo (en inglés, no he tenido tiempo para intentar traducirla) una interesante entrevista con la cantante realizada por Laura Rowley y publicada el Huffington Post el 31 de enero de 2012 con el título Natalie Merchant On Motherhood As Muse. En ella, Merchant habla de su carrera -sobre todo de su por ahora último álbum de estudio, Leave your sleep (¡¡no os perdáis el vídeo que acompaña esta entrada, centrado en canciones de este disco!!)-, de su vida -su feliz infancia sin televisión, su luchadora madre, su maternidad-, y de sus perspectivas de futuro.
Natalie Merchant On Motherhood As Muse
Natalie Merchant was still a teenager when she strolled into the community college radio station in Jamestown, New York, arms loaded with albums and eight-tracks she wanted to hear. She met DJs Steven Gustafson and Dennis Drew, and together with Robert Buck and John Lombardo, they formed the band 10.000 Maniacs. They came out with their first record, "Secrets Of The I-Ching", in 1981.
In 1987, the Maniacs released "In My Tribe", selling more than two million copies in the U.S. alone. The band's eclectic lyrics and Merchant's voice, which shimmers, smolders and soothes like a glass of cabernet, captivated alternative-rock fans. In the 1990s, Merchant launched a successful solo career, touring constantly and selling millions of albums over the next dozen years on the Elektra label, including quintuple-platinum "Tigerlily", her solo debut released in 1995.
In 2003, Merchant married documentary filmmaker Daniel de la Calle and had a daughter; she and de la Calle later divorced. Merchant turned full her attention to motherhood, which inspired a new project: "Leave Your Sleep". Over a five-year period, she researched an array of unknown and celebrated poets, putting their nursery rhymes to music in a collection of 26 songs released in 2010 by Nonesuch Records. I recently spoke with Merchant about her career, motherhood as muse and the constraints on women in rock.
Talk about the evolution of "Leave Your Sleep".
I had an anthology of children's poetry and was nursing and spending a lot of time sitting still in a chair reading these poems, and I was really delighted. With my hands that full it was difficult for me to have hours and hours of uninterrupted creative time -which is what I need to write lyrics normally. But then I just thought of adapting the poems. The research phase was really fascinating-. I'm not a closeted nerd, I'm an out-of-the-closet nerd. I love research and I really enjoyed learning about the lives of the poets who were more obscure -such as Nathalia Crane- and writing what became their first biographies. Turning someone else's words into music was meaningful.
You recorded the album with 130 different musicians in styles ranging from jazz to reggae, bluegrass to Celtic, Zydeco to chamber music. Why is collaboration important to you at this point in your career?
Being in a band for years is limiting; there's only so much creativity, even when you pool together five people. With this project I wanted to work in many different styles of music and with people who were masters in their style. Wynton Marsalis is a walking encyclopedia of jazz; the reggae players were Jamaican artists; the Celtic players were some of the best folk players in Ireland. I felt honored to be in presence of all those musicians; I learned so much.
"Leave Your Sleep" isn't really a kids' album.
It's a work about childhood rather than a children's record. Having my own child I know there's nothing worse than having to listen to really bad children's music over and over. I wanted to give parents something they could listen to too. In October, MacMillan is publishing a book featuring 20 of the songs with illustrations by Barbara McClintock. I wanted to make a perennial classic.
As part of their curriculum, 3.500 New York City school kids in grades K through 3 focused on "Leave Your Sleep" last fall, learning about the poets and writing their own verses. You performed at the YMCA for hundreds of kids from Brooklyn, Bronx and Harlem. What was that like?
I had a wireless microphone and went through audience and the kids sang the songs they had written. I sang "Isabel," an Ogden Nash poem in which Isabel encounters a witch, a bear, an evil doctor and a giant Cyclops. I asked them what makes a great fairy tale, and one of the kids said, "magic!" and another yelled out, "it has heroes!" They were so bright and so beautiful; I felt really lucky.
"In My Tribe" turns 25 this year. Are there things you have learned artistically or personally that you would tell your younger self now?
I wish I had appreciated my youth -I should have worn tighter clothing when I could have! But when I look back I don't have a lot of regrets. We actually had our 30th anniversary last summer and when I went home they gave me the keys to the city. I saw the guys in the band and I hadn't seen them in so many years; everyone but John has kids now, so that was the common denominator. It's amazing that you get to a certain age where you have conscious memories of things that happened years ago. You feel old. I even remember Bobby Kennedy's funeral; we lived in Detroit at the time and I remember the riots- and that seems like a long, long time ago.
Talk about growing up in Jamestown. You were the third of four children and your parents divorced when you were young.
My mother was a single working mother; she started having children very young. There was a tension inside her about who she wanted to be and what she wanted to do and how she couldn't achieve the things she wanted to. My mother went to college after having children -he studied liberal arts and got a master's degree in fine art, but I don't she think got it until her mid-50s. My mothering experience has really contrasted with that because I had a really long career before I had a child. My mother passed away last year. I admired her strength and I understood a lot of her frustration as I got older and realized how much energy it takes to be a parent- and I only have one child.
I read that you grew up without television.
We were avid television watchers until 1973 or 1974. It was in the early days of cable where Showtime or HBO or whatever existed back then would allow you two weeks of free movie-watching. My mother came home and saw us watching an age-inappropriate film about Lenny Bruce -someone was naked and had overdosed on the floor- and she pulled the cable so hard she tore the sheet rock off the wall. She said, "Not my children!" And it was over -cold turkey. It was the best thing she did for me as a mother.
How did you spend the time after that?
We played in the forest and wrote little books and drew and we had to talk to each other, deal with each other. Up to that point we would get home from school and turn on the TV and eat bowls of sugary cereal until my brother started pounding on one of us, basically. We came home and fended for ourselves until my mother came home, like a lot of kids. Television was like a drug, a one-way ticket to brainless, numbing, nothingness -to oblivion. I've raised my daughter with no television.
You just announced some upcoming performances as a guest soloist at orchestral shows. Is this the next direction for you?
I enjoy working with the wide variety of instruments the symphony provides, and the textures and the emotional resonance of those instruments. I'm trying to find a way to mature in this field called pop music, which really loathes the aging process and loves youth. I just feel like I don't want to do the same thing I did when 25 or 35. The songs have endurance and have retained a lot of validity. But I'm focusing on how to make the experience appropriate for the way I feel now, with new material.
It's an awkward thing to talk about, but it's true: It's possible to be a musician, but you can't be a pop musician and be a woman and continue in this forever. There's so much lived experience and some wisdom I've gained in my life, and there must be room for that. Emmylou Harris is still making good records; Paul Simon and Peter Gabriel matured and have grown through pop music -and nobody expects them to do the same thing as they did in their early 20s.
What about Patti Smith?
She took a break for 17 years and devoted herself to raising kids before returning to performing.
I did a few shows with her because we were both supporters of Tibet House. It was just after she had just started performing again -and it felt like there was a log-jam and a dam had burst. There was great intensity there, as if she had kept it contained for so long. I wondered, "if she has all this in her, how could she go about living the life of a stay-at-home mom?" I know it's totally natural to want to raise your children and become involved in a different community of people who have similar aims and passions. You can still maintain a creative life, but it's more interior, it's more internalized.
Has motherhood been the muse for any new projects since "Leave Your Sleep"?
For black history month, my daughter's school is focusing on Marian Anderson, who was a big heroine of mine. I went to Penn State where they have all her photographs and sat up late last night for three hours, looking through the archives of her personal photo albums. She has a photo in every European capital; there are photos of her with Frida Kahlo and Martha Graham; performing in Haiti and Cuba and Japan. What a life!
She came from extremely humble origins; her father was an ice and coal deliveryman. She was 13 when her father died and she had to leave high school to work to help support her family. I came from working-class background in a pretty obscure town and music took me to European capitals and introduced me to some luminaries of the day. I could have embraced more opportunities, but I feel like I've had a good run and I'm still having a good run -and all because of music.
martes, 3 de diciembre de 2013
NATALIE MERCHANT. MI PIEL
Esta semana vamos a celebrar, con un cierto retraso, pues las emisiones de semanas precedentes han estado copadas por otras efemérides, el cumpleaños de una de las grandes protagonistas de Buscando leones en las nubes, la cantante que más veces ha aparecido en nuestros programas. Se trata de la norteamericana Natalie Merchant, que nació el 26 de octubre de 1963 y que acaba de cumplir, pues, hace un mes largo, cincuenta años.
Yo escuché por primera vez a Natalie Merchant en 1989, cuando era la cantante del grupo 10.000 Maniacs, una banda de culto de los ochenta. Ese año, el grupo grabó Blind Man’s Zoo, un espléndido LP que me deslumbró y me hizo tanto buscar sus dos anteriores discos publicados como atarme de por vida a la trayectoria de su solista, que abandonaría el grupo tres años después, en 1992, para protagonizar una deslumbrante carrera en solitario en la que ha registrado ocho discos, incluyendo álbumes de estudio, recopilatorios y grabaciones en vivo. Desde entonces, desde hace ya, pues, veinticinco años, he comprado sus discos, he escuchado toda su obra, me he emocionado con su música y he convertido a su intérprete en una de mis favoritas sin discusión.
De su fascinante producción artística quiero ofreceros una muestra extensa y representativa en las dos ediciones que vamos a dedicar a su figura, con un total de veintitrés piezas escogidas, como es costumbre en el programa, con el principal criterio de mi particular gusto musical. Sonarán, pues, las canciones que más me gustan de Natalie Merchant, la mayor parte entresacadas de su discografía “a solas”, aunque incluyendo también algún conocido tema de su etapa en 10.000 Maniacs.
Entre las canciones, fragmentos de sus textos, casi todos obra de la propia cantante (She devil, Motherland, San Andreas fault, Build a levee, The letter, Owensboro, My skin, Jealousy, The living), aunque algunos, los pertenecientes a los temas de Leave your sleep, su último álbum de estudio, son recreaciones de versos de poetas clásicos y contemporáneos (If no one ever marries me -Lawrence Alma Tadema-, Maggie and Milly and Molly and May -E.E. Cummings-, The man in the wilderness -cuento popular-). La traducción, intuitiva y aproximada, es mía, aunque el resultado final debe mucho a la ulterior revisión de la siempre amable Mª Ángeles Vicente.
Precisamente, la publicación hace ahora tres años de este Leave your sleep es la excusa a partir de la cual Diego A. Manrique elabora su artículo La aventura poética de Natalie Merchant, publicado en El País el 17 de abril de 2010, que ahora os transcribo íntegro como cierre de este comentario.
La aventura poética de Natalie Merchant
Natalie Merchant (1963) entiende algo de castellano y estos días se siente intrigada por la polémica sobre las corridas de toros en Cataluña. Ocurre que ella conoció al padre de su hija, el fotógrafo español Daniel de la Calle, en una plaza de toros, "durante una gira que hicimos con REM". Vegetariana y ecologista militante, cabría imaginarla entre las filas de los prohibicionistas, "pero también puedo entender algo de la belleza del ritual, el reto a la muerte", afirma. Conoce ambas vertientes del debate, "soy especialista en llevar la contraría a quien tenga delante y he discutido frecuentemente con mi suegro, que es muy taurino". Resulta que ella incluso cantó un (hermoso) tema titulado The death of Manolete, con 10.000 Maniacs, a principios de los ochenta. Aunque aparece como autora de la letra, asegura que apenas escribió unos versos, "fue obra de uno de los músicos, tras ver un documental sobre Manolete". Con Natalie, 10.000 Maniacs era un grupo peleón. Así, eliminaron de un disco suyo la versión de Peace train, la canción de Cat Stevens, cuando supieron que el ahora llamado Yusef Islam apoyaba la fetua iraní contra Salman Rushdie. "Hacia 2004, cuando preparábamos un recopilatorio, recibimos una carta suya donde aseguraba que se habían tergiversado sus palabras. Puedo entenderlo: también me han manipulado declaraciones buscando el escándalo. Acepto que alguien se arrepienta de algo dicho en caliente, aunque sea una barbaridad. Así que recuperamos Peace train". Ya se sabe que el grupo continuó sin Natalie, con escasa fortuna, mientras ella despegó como solista gracias al impacto de Tigerlily (1995). Sin embargo, ha procurado mantener un equilibrio entre la carrera y la vida privada. Por ejemplo, hace siete años que Natalie no sacaba un disco con material nuevo. La razón se llama Lucía. "Tener hijos te transforma radicalmente, ya no hay margen para la vida bohemia. Todo gira alrededor de la nueva criatura. Durante el embarazo hasta volví a comer carne por consejo de los médicos... y ahora no soy una vegetariana ejemplar, consumo pescado. Según Lucia ha crecido, me he preocupado por regular la música, el cine, los libros que están a su alcance. No por capricho: he comprobado que las historias de Harry Potter provocan pesadillas. ¡Y no digo nada de las películas de Tim Burton!".
Consciente de que el proyecto no iba a despertar el entusiasmo de su disquera, decidió autofinanciarlo: "Para Leave your sleep, vendí una casa que teníamos en Hawai y así pude permitirme trabajar sin limitaciones. He colaborado con [el productor venezolano] Andrés Levin, pero no buscando sus conocimientos de lo latino: sencillamente, necesitaba a alguien que ordenara algo que me ha llevado un año entero sólo en las grabaciones, con 130 músicos y muchos estudios. Yo quería ser la traductora de mis intenciones, poder interactuar con mis invitados, sin preocuparme por cuestiones técnicas". Se puede sentir satisfecha: muchas de las canciones tienen aroma a temas tradicionales, con raíces angloirlandesas. "Gracias. Lo que ocurre es que el lenguaje de los poemas te sugiere formas folclóricas. Hay algo mágico, incluso místico, en ese proceso. Pero también aparecen músicos chinos; hay reggae o ritmos de Nueva Orleans, con la banda de Wynton Marsalis. Los instrumentistas han tenido maravillosas intuiciones: entendieron que no era un disco exclusivo para niños".
No alardea de experta en poesía. "Pensaba que leer poesía era una característica de la vida contemplativa y yo ejercía de activista. Pero Allen Ginsberg cambió mi actitud. Resulta que yo escribí algo sobre los beats y eso le llamó la atención. Se me presentó y era como el tío loco que encuentras en casi todas las familias. Fuimos amigos en sus últimos años y me regalaba libros. Me hizo comprender que la poesía te hace sensible a todo lo que te rodea, que enriquece tus percepciones. En sus recitales, la palabra escrita se hacía arte vibrante. Era algo que podía aprovechar en mi música".
Junto a versos de E. E. Cummings, Robert Graves y Odgen Nash, abundan los textos de poetas de la era victoriana. "Me parece extraordinario que en aquella época se escribiera tanto nonsense, que personajes que hoy nos parecen solemnes se encerraran para evocar fantasías del tiempo infantil. Supongo que era una liberación frente a una existencia tan encorsetada. Y lo mismo en Estados Unidos, que venía del trauma de la Guerra Civil, una carnicería".
En su retorno, Natalie se encontró con una industria musical empobrecida, transformada por lo digital. Ella se había montado un estudio de grabación profesional, 24 pistas y una grabadora analógica que usaba cinta abierta. "Cuando tuve que desmontar el estudio, descubrí que nadie quería comprar esos aparatos. Finalmente, una universidad lo acogió como donación". En el conflicto de formatos, ella apuesta por lo físico: "Me gustan los discos con envolturas hermosas y Leave your sleep me ha obligado a hacer investigaciones para conseguir los derechos de fotos de autores que muchas veces habían nacido en el siglo XIX. ¡Igual termino acumulando también cajas de discos en el sótano! Bueno, hay una edición más barata, sólo con 16 canciones. Yo soy una persona táctil: si quiero leer un libro, no me sirve un aparato: necesito palpar el papel, subrayar algo, guardar un recorte del periódico...". Tiene pavor a que el disfrute total de la música quede limitado a unas élites. "Los directos siempre han sido mi fuerte, así que no hay problema en ganarse la vida con los conciertos. Pero veo que ahora se subastan las mejores entradas, puro capitalismo. Puede que terminemos como la ópera, un capricho para los muy ricos".
martes, 26 de noviembre de 2013
ANNE SEXTON. ELLA CONOCE LA CARNE
Esta semana os ofrezco la segunda emisión dedicada a Anne Sexton, la torturada poeta norteamericana de cuyo nacimiento se cumplieron ochenta y cinco años el pasado 9 de noviembre y cuya obra intensa y compleja refleja el desasosiego, la tragedia, el malestar emocional, la vulnerabilidad, los desequilibrios psíquicos de una vida que se resolvió en su prematuro suicidio -todos lo son- con sólo cuarenta y cinco años. En el programa aparece una decena larga de poemas de la bostoniana, entresacados de sus Poemas de amor, recogidos en el libro del mismo título publicado por Linteo en traducción de Ben Clark y en Poesía completa, que la misma editorial presentó este año en una cuidada edición a cargo de José Luis Reina Palazón.
Y el dramatismo que rezuman los versos de Anne Sexton aflora entre algunas espléndidas canciones que giran sobre el tema del suicidio y que permiten recrear así la atmósfera oscura y opresiva, la prosa delirante y desesperada, descarnada y a veces cruel de la malograda escritora a la que desde aquí homenajeamos. Sus intérpretes son The Smiths, Simon & Garfunkel, Trisha Yearwood, Counting Crows, Patti Smith, Sarah Mclachlan con Blank & Jones, Neil Young, Brandi Carlile, Grateful Dead, Lucinda Williams y Peter Gabriel. Gabriel es un artista especialmente vinculado a la escritora, a cuyo universo poético dedicó una de sus canciones más conocidas -y la que más me gusta de una carrera repleta de obras extraordinarias-, Mercy Street. Una interpretación de esta canción en directo, en Milán, en 2003, protagoniza nuestra sección de vídeos.
Para cerrar este comentario os transcribo el prólogo que hace Ben Clark a su edición de los Poemas de amor, publicada por Linteo en 2008.
E-mail imposible para Anne Sexton
En 1969 el ser humano pisó por primera vez la luna y nació el ARPANET, el primer sistema de intercomunicación que sugería la posibilidad de que algún día existiera internet. También vio la luz un pequeño libro de poemas de una autora que siempre soñó con el éxito y que decidió quitarse la vida con cuarenta y seis años, siendo una de las poetas más conocidas y leídas de EE.UU. Anne Sexton (Massachusetts, 1928-1974).
Como delata el título, mi primer impulso a la hora de escribir algo sobre Anne Sexton fue escribirle un e-mail, un e-mail imposible que pudiera llegar a una mujer que amaba y necesitaba la correspondencia “como si fuera comida”. No hay ninguna duda de que hubiera leído mi misiva, tarde o temprano, porque leía todas las cartas que recibía, incluso cuando la fama obligó al cartero de 14 Black Oak Road a cargar con sacos de cartas sin ver su sueldo incrementado por ello. Tampoco le hubiera molestado en absoluto que mi carta no estuviera escrita a mano, odiaba su propia letra y solía escribir todas sus cartas a máquina, cometiendo maravillosas faltas de ortografía que los modernos procesadores de texto intentan evitar. Anne Sexton hubiera sido una mujer distinta de haber conocido el correo electrónico. Una de las primeras cosas que llaman la atención a leer su correspondencia, publicada por Mariner Books, es la angustia que en ocasiones se apoderaba de la poeta cuando una respuesta tardaba en llegar.
Claro que escribirse con Anne Sexton no era algo sencillo, uno tenía que estar a la altura, satisfacer las exigencias epistolares de una mujer determinada e independiente que, sin embargo, requería y exigía el apoyo constante de todo el mundo.
En cualquier caso mi e-mail hubiera tenido dos “asuntos” que hubieran provocado en Sexton reacciones diametralmente opuestas: por un lado mi intención de traducir su célebre libro Love Poems, hubiera contribuido felizmente a cumplir el deseo que le formuló a Claire S. Degener un año antes de suicidarse: “Tal y como le dije al Sr. Evans en su oficina: señor, quisiera que me traduzcan en todo el planeta, de un modo u otro. Espero que esté trabajando en ello.” No sé si el Sr. Evans está trabajando en ello, pero puedo asegurar que no fue él quien me contactó para traducir a Sexton. El otro asunto hubiera provocado, en cambio, un profundo rechazo en la ganadora del premio Pulitzer de 1967: felicitarle por su ochenta cumpleaños.
Anne Sexton no soportaba su cumpleaños, solía ser una época especialmente conflictiva y muchos de sus intentos frustrados de suicidio tuvieron lugar en las semanas previas o posteriores al 9 de noviembre. De hecho, Love Poems es un libro que le debe mucho al odio que Sexton le tenía a su aniversario y es una prueba más de que nos encontramos ante una poeta cuya vida no se puede desligar de su obra de ninguna de las maneras; la única vez que Anne celebró la ocasión a gusto fue en 1965, cuando un apagón general obligó a la familia Sexton a cancelar sus planes de ir a cenar, confinándoles a la luz de la chimenea y de las velas que pudieron encontrar. Un año después la poeta quiso que la familia lo celebrara de la misma manera. Apagaron todas las luces y su hija Joy se tomó un baño, iluminada sólo por la luz de una vela. Esta se apagó y su madre corrió a encendérsela de nuevo. En la oscuridad tropezó u cayó rodando por las escaleras, fracturándose la cadera gravemente. El poema “La fractura” recrearía esa experiencia y, pese a haberle dicho a amigos y conocidos que no había escrito “nada” entre noviembre de 1966 y septiembre de 1967, diez poemas de amor ya esperaban a sus compañeros para formar la colección que publicaría el 13 de febrero de 1969 y que vendería, con el tiempo, más de 100.000 ejemplares.
No será fácil que se cumpla el deseo de Anne Sexton porque no es una poeta fácil de traducir. Un uso muy personal del lenguaje -inventando en muchas ocasiones palabras compuestas que escapan de cualquier diccionario- y una habilidad singular para utilizar todas aquellas palabras que, por decirlo de alguna manera, simplemente “no están” en español complican la tarea. Ello no implica, sin embargo, que no sea una experiencia fascinante para un poeta. La imágenes de Sexton son extrañas, bellas e inquietantes, trascienden la cotidianidad que envuelve situaciones triviales y nos revelan un mundo que oprime las pulsiones más básicas, que no entiende de moral, que sólo puede ser juzgado, como vemos en el poema “El interrogatorio del hombre de muchos corazones”, por el tiempo. Love Poems es un poemario sobre el adulterio.
En un prólogo de 1989 Diane Wood Middlebrook, al hablar de Sexton, piensa en Hester Prynne, la protagonista adúltera de La letra escarlata de Hawthorne. A mí, sin embargo, quizá por haber ingerido más cine que literatura, me viene a la cabeza la película de Todd Haynes Far from Heaven (“Lejos del cielo”, 2002), donde una familia americana de una zona residencial de los años cincuenta debe enfrentarse a sus impulsos sexuales frustrados, al tedio del sueño americano y a la moral conservadora imperante. Los poemas de amor de Sexton empiezan con el contacto de la piel, el sencillo toque, dan un paso más con el beso y se desnudan sin remedio con el tercer poema, “El pecho”. “El interrogatorio del hombre de muchos corazones” nos lleva al corazón del problema: es una relación prohibida llena de dudas, celos, manipulaciones y frustración.
Quizá hubiera sido más sencillo hablar de los poemas de amor de Anne Sexton haciendo referencia a sus amantes, al fracaso de su matrimonio, a la crudeza autobiográfica de sus poemas, ese confesionalismo que tantos críticos le reprocharon y a su frágil salud mental. Pero lo único que cuenta, al final, son los poemas y a ellos dedicaba Sexton todas las horas que le sobraban a la Sexton madre, esposa, paciente y fiel escritora de cartas.
Con la confianza de que este e-mail imposible te llegará, de alguna forma, y con la seguridad de haber recibido ya tu respuesta a través de los versos, termino deseándote, a tu pesar, un feliz cumpleaños, Anne Sexton, estés donde estés, esperando que sepas perdonar los errores que ningún ordenador podrá detectar jamás.
Ben Clark
Salamanca, verano de 2008
martes, 19 de noviembre de 2013
ANNE SEXTON. DE NOCHE, SOLA, DESPOSO LA CAMA
Durante dos semanas, ésta y la próxima, vamos a ofreceros un par de ediciones de nuestro espacio centradas en Anne Sexton, la intensa poeta norteamericana, de cuyo nacimiento se cumplieron el pasado día nueve de noviembre ochenta y cinco años.
Tengo en mi biblioteca cuatro libros -y no sé si hay otros traducidos en nuestro país- de Anne Sexton: El asesino y otros poemas, publicado por Icaria en 1996; Vive o muere, que editó Vitruvio en 2008; Poemas de amor, una edición del “salmantino” Ben Clark, aparecida en Linteo en 2009; y el formidable Poesía completa que también en Linteo vio la luz este mismo año y que, con traducción, introducción y notas de José Luis Reina Palazón, recoge en más de 900 páginas todos los versos de la autora.
En estas dos emisiones se leen veinte de sus poemas de amor, un amor nada convencional, nada complaciente, turbulento y caótico, melancólico e infeliz. Veinte poemas, repletos de menciones al sexo, la sangre y la menstruación, el aborto y la masturbación, el engaño, el adulterio y la infidelidad, que os ofrezco alternando las versiones en castellano de Ben Clark y José Luis Reina. Ambas traducciones ofrecen propuestas muy distintas -a veces sutil y radicalmente distintas- para un mismo poema. Debo confesaros que las de Reina me resultan más convincentes, pues elige casi siempre las opciones más comunes, las más “normales” y, quizá por ello, las más elegantes; sin embargo, la mayor parte de las que aparecen en el programa se deben al joven ibicenco-británico estudiante en Salamanca, por ser las que primero leí y las que llevo ya incorporadas a mi, pese a todo, deficiente memoria.
Un día de octubre de 1974 Anne Sexton se puso el abrigo de piel que había heredado de su madre, se bebió dos vodkas y con un tercero en la mano entró en el garaje de su casa, encendió el motor y la radio de su Cougar rojo y se quitó la vida, escribe Elsa Fernández-Santos en un artículo de El País. Este desenlace trágico, por otro lado previsible, dados los numerosos intentos previos, y también el dolor, la enfermedad mental, el desequilibrio psíquico, los excesos con el alcohol y los desarreglos emocionales que jalonaron su destructiva y psíquicamente inestable vida (lo que aflora, consiguientemente, en su depresiva, angustiada, compleja, torturada, conflictiva, turbadora, descarnada y excesiva obra) motiva el que mi elección musical para acompañar los desgarrados versos de Anne Sexton gire en torno a canciones que hablan del suicidio, bien de un modo expreso, mencionado directamente en sus letras, bien de un modo implícito, a partir de temas que rezuman un clima de oscuridad y depresión tales que sólo puede ser interpretado como antesala de la muerte. Billie Holiday (cuya desgarrada versión del clásico Gloomy sunday, con subtítulos en castellano, aparece en el vídeo con el que cerramos esta entrada), Roxy Music, The Corrs, Eels, Elliott Smith, Isabelle Boulay, Bob Dylan, Radiohead y Gianna Nannini son los intérpretes de la depresiva banda sonora que acompaña los poemas, desasosegantes y magníficos, opresivos y complejos, extraños, intensos, contradictorios, oscuros, tristes, amenazadores, bellísimos poemas de amor de Anne Sexton.
Os dejo a continuación con la introducción del interesante estudio preliminar que con el título de Rata y estrella: la poesía transformadora de Anne Sexton hace José Luis Reina Palazón en su edición de la Poesía Completa de la autora.
Rata y estrella: la poesía transformadora de Anne Sexton
Y yo. Yo también
Muy serena en los cócteles
mientras que en mi cabeza
estoy experimentando una operación a corazón abierto.
“Caperucita roja”. Transformaciones (1971)
Anne Gray Harvey -Anne Sexton-, la menor de las tres hijas de una familia burguesa, nació el 9 de noviembre de 1928 en Newton, Massachusetts, y pasó la mayor parte de su vida en diversos barrios ricos de Boston. Se habla de su poesía como “lírica confesional”. El fin de su confesión no es sólo la exposición aclaratoria de sus sentimientos más íntimos, sino también el deseo de hacer patente su subjetividad, sobre todo los dolorosos temas tabú de la experiencia femenina de la vida en toda su cruel intensidad. Su visión apasionada y a la vez estilizada de la familia desmonta también las relaciones sexuales de parentesco en las que se siente en un falso lugar, señalando a la vez la insociabilidad de esa figuración socio-psicológica. Su visión impacta por su lenguaje poético sencillo, casi conversacional, pero a la vez altamente rítmico, que basa su fuerza en las imágenes conmovedoras y en las muy originales cadenas asociativas. Impresionó a su público sobre todo por su disposición a mostrar el propio sufrimiento y la propia pasión de una manera abierta, torrencial. Ya en su primer libro, Al manicomio y casi de vuelta (1960), con el que se hizo inmediatamente famosa, describe su desplome psíquico, su estancia en la clínica de nervios, la terapia como confrontación con los traumas del pasado, y el intento de encontrar un nuevo equilibrio con su familia. Aquí comienza lo característico de su lírica: la utilización descarnada del material autobiográfico y su precisa transformación en forma poética. En los otros libros siguientes, diez en total, escribe de manera radicalmente sincera sobre la contradicción del odio y el amor en la maternidad, sobre la dependencia del alcohol y las píldoras, sobre la labilidad psíquica y el delirio, sobre el aborto, la masturbación, el incesto, el adulterio, el suicidio y el éxtasis sexual destructor. Temas candentes en un lenguaje claro y original, por ello doblemente atractivo.
Anne Sexton reelabora en su poesía un tipo de comportamiento contradictorio desarrollado desde su niñez. Por una parte es una figura que busca atención, atractiva y de fuerte voluntad, que impresiona a los demás por ser alegre y sociable; por otra tiene el convencimiento de ser alguien involuntariamente marginal, que sufre de un dolor insuperable que ya en su infancia se expresaba por fuertes altibajos emocionales y una gran tensión. A los diecinueve años, en 1948, elige en lugar del estudio la supuesta felicidad matrimonial, cuyas dificultades le llevan, tras el nacimiento de su segunda hija en 1955, al tratamiento psiquiátrico por estados de angustia de los que no se librará a lo largo de su vida. Fue su terapeuta el Dr. Martin Orne quien le aconsejó que escribiera poemas. Estos se convirtieron en una psicoterapia de decenios en cuyo discurrir comienza a comprender el lenguaje de su inconsciente, sin lograr librarse de sus depresiones e intentos de suicidio. La terapia continúa en seminarios de poesía, workshops, periódicos, revistas y libros en los que se dan a conocer sus textos, los escenarios donde los lee, sus lecciones donde transmite sus conocimientos. Sus libros son nominados para el National Book Award. Entra en la Royal Society of Literature. Recibe beca tras beca para la escritura de sus libros y viajes, de la Ford-Foundation, del Congress for Cultural Freedom, etc. La nombran profesora de la Universidad de Boston. En 1967 recibe el Premio Pulitzer y el Shelley Award de la Poetry Society of America. Viaja a Inglaterra para las lecturas de su obra. En 1968 recibe el Phi Beta Kappa de la Universidad de Harvard y en 1969 el del Radcliffe College. En 1970 el doctorado honoris causa de la Tufts University, en 1972 el de la Fairfield University y en 1973 el del Regis College. Además de en Boston, como profesora titular, enseñó en la Crashaw Chair de la Colgate University y en la Bread Loaf Writer’s Conference. La nombran miembro del jurado del Premio Pulitzer. Su obra teatral Mercy Street se estrenó en el American Place Theatre de Nueva York y su ópera Transformations en la Minneapolis Opera Company. En 1974 lee sus poemas en el Sanders Theatre de la Harvard University.
El 4 de octubre de 1974, la condición contradictoria del éxito social y la desgracia psíquica la llevan, sin embargo, tras varios intentos fallidos, al suicidio. Bebe dos vodkas, toma un tercero en la mano y vestida con una abrigo de piel de su madre se encierra en el garaje. Sentada ante el volante de su Cougar rojo, pone en marcha el motor y enciende la radio. Muere una mujer poeta, nace un mito fulgurante. Su trayectoria es fulminante y lunar, una partida incesante y fatal de un as insólito A(nne) S(exton).
martes, 12 de noviembre de 2013
MIQUEL MARTÍ I POL. I RECORDAR NO ÉS VIURE
Bienvenidos a una muy sosegada, melancólica, dulce e intimista edición de Buscando leones en las nubes que homenajea a un poeta excelente, Miquel Martí i Pol, que falleció el 11 de noviembre de hace diez años, en 2003. Poeta “oficial” de Cataluña, omnipresente en casi cualquier manifestación cultural de aquella comunidad autónoma, amigo y referente vital de personajes de tan amplia dimensión pública como Lluis Llach o Pep Guardiola, Martí i Pol no es, en cambio, un autor demasiado conocido en el resto de España en donde, que yo sepa, sólo hay dos libros suyos de poemas vertidos al castellano, Después de todo, editado en DVD Poesía en 2002, y el muy reciente Un día cualquiera, una antología de treinta de sus mejores poemas publicada este mismo año por la editorial Nørdica en una espléndida edición bilingüe con traducción de Adolfo García Ortega y estupendas ilustraciones de Pep Montserrat. Para un mayor conocimiento de la obra del poeta catalán os transcribo, al final de esta entrada, el contenido íntegro de un esclarecedor artículo divulgativo publicado por Pere Farrés en Lletra.com, la revista virtual de Literatura catalana de la Universitat Oberta de Cataluña.
Pese a que hay infinidad de recreaciones musicales de los versos del poeta en las voces de muchos de los principales cantantes catalanes, entre los que destaca de manera notoria el citado Lluis Llach, he preferido completar el programa con una docena de canciones, muchas grandes clásicos de la canción en catalán, que no están vinculadas a la obra de Marti i Pol. Se trata de piezas de estilos distintos, interpretadas por músicos de generaciones también diversas, con temáticas variadas aunque girando, la mayor parte, de un modo u otro, en torno al tema del amor, sujeto principal, igualmente, de la mayoría de los poemas que suenan en la emisión. Son, en cualquier caso, canciones que a mí me entusiasman, siendo éste, el del gusto personal, el criterio último de selección de todas ellas, aunque también me ha movido, pese al carácter muy personal y subjetivo de mis elecciones, el ofreceros temas con un cierto valor representativo del panorama de la música de Cataluña en los últimos cuarenta años. Así, en el programa podéis escuchar a Sau (cuyo himno, Boig per tu, protagoniza el vídeo de esta semana, en una grabación, de deficiente sonido, de 1991), Joan Manuel Serrat, Sopa de Cabra, Lídia Pujol, Jaume Sisa, Marina Rossell, Sangtraït, Gossos con Macaco, Manel, Blaumut, Lluis Llach, Quimi Portet y Silvia Pérez Cruz, que hace una delicada versión de un poema de otra esencial escritora catalana, Maria-Mercè Marçal.
Postdata: Haciendo amigos (para una polémica no buscada pero que imagino inevitable, en relación a la condición de Martí i Pol como símbolo poético del catalanismo oficial):
En estos días aciagos de nacionalismo furibundo y reductor, sospechosamente unánime y sin embargo errado, vigente de una manera inexplicable en el día a día pese a su carácter ridículamente decimonónico, anacrónico (genial, como siempre, la viñeta de El Roto que acompaña estas palabras); en estos días de nacionalismo antidemocrático en su raíz y sus manifestaciones, pese a las proclamas, pese a los lemas, pese a la trampa de un supuesto “derecho a decidir” (¿tendría Badalona "derecho a decidir" separarse de una hipotética Cataluña libre si así lo expresara la voluntad “mayoritaria” de sus ciudadanos?, ¿y se aceptaría el "derecho a decidir" de los vecinos del Eixample si quisieran segregarse de Barcelona?, ¿podrían ejercer ese supuesto derecho, badaloneses y “eixamplers” -de aceptárselo a ambos-, si pretendieran hacerlo saltándose las reglas de juego, el marco normativo, el referente constitucional?); en estos días de nacionalismo primitivo y excluyente, antediluviano y tribal; en estos días en los que la visión nacionalista de la realidad impone una delirante revisión de la historia, una reduccionista y falsa lectura del pasado; en estos días en los que el aparato nacionalista inunda sin vergüenza las calles con una propaganda sesgada y febril, mentirosa y burda; en estos días en los que el nacionalismo lleva dirigiendo -salvo el breve “interregno” socialista- casi cuarenta años de la “autogobernada” vida catalana, con una educación, con una política cultural, con unos medios de comunicación, diseñados a su medida para conformar una ficticia voluntad identitaria perpetuadora de su propio estatus dominante; en estos días de peligrosa locura colectiva tutelada -manipulada- por una minoría “selecta” de representantes del capital y de las gentes de orden (en el peor sentido de la expresión: los de “toda la vida”, el “cogollito”, las cincuenta familias, quienes han gozado del poder desde tiempo inmemorial... más unos cuantos “curas” -no sólo metafóricos-, unos cuantos políticos, unos cuantos aprovechados, para completar el cóctel), una minoría de escogidos miembros de una clase dirigente, de una burguesía que inventa nuevas formas -pese al riesgo de división, de fractura, de odio en la sociedad- para conservar (el nacionalismo es -contra la pátina de progresismo e innovación con que se “vende”- profundamente conservador) sus prebendas, su dominio, su injusta posición de privilegio; en estos días aciagos -sí, por dos veces aciagos- de anticuado nacionalismo, que Buscando leones en las nubes os proponga, para su disfrute y sin prejuicios, un puñado de poemas y canciones en catalán se me antoja -perdonadme la pedantería de calificar mi propia posición- un ejercicio de racionalidad, de sensatez, de afecto -de amor incluso- desapasionado hacia una lengua, un patrimonio espiritual, un legado cultural, una tierra y unas gentes que sin duda sufrirán si prospera el absurdo delirio reinante.
Disfrutad, pues, de la belleza de los versos del inmenso Martí i Pol y de las canciones de los artistas catalanes seleccionados más allá de inexplicables partidismos empequeñecedores, más allá de estúpidos apriorismos ideológicos, más allá de ridículos planteamientos excluyentes.
Miquel Martí i Pol
La biografía de Miquel Martí i Pol (Roda de Ter, 1929- Vic, 2003) está marcada por algunos rasgos definitorios, entre los cuales sobresalen los siguientes: a) el vínculo con su pueblo natal, en el que siempre vivió; b) su condición obrera como oficinista en la fábrica textil La Blava, de Roda de Ter, donde trabajó desde los 14 años hasta los 43; c) las consecuencias de la enfermedad que contrajo alrededor de 1970, una esclerosis múltiple que desde ese momento le impidió moverse y hablar con normalidad; d) el compromiso del poeta con su clase social y con el país; e) su disposición, desde joven, a interrogarse, a esforzarse por conocerse a sí mismo y el mundo que lo rodeaba. Y, claro está, su dedicación a la poesía, que empezó a dar frutos en torno a 1948. Desde entonces, la mejor referencia biográfica de Martí i Pol ha sido su obra.
Miquel Martí i Pol no se dedicó sólo a la poesía: pese a considerar que la prosa era su asignatura pendiente, publicó un libro de narraciones, Contes de la vila de R... i altres narracions [Cuentos de la villa de R... y otras narraciones] (1978), dos volúmenes de memorias, uno de artículos periodísticos y diversas traducciones. Colaboró con algunas revistas, entre las cuales cabe destacar Inquietud (1955-1966) y Reduccions (desde 1977), de cuyo consejo de redacción formó parte.
De los planteamientos existencialistas al realismo histórico
Formado bajo el catolicismo imperante en la posguerra, en un ambiente perfectamente descrito en El poble [El pueblo] (1966), el joven Martí i Pol se presenta interrogándose sobre su ser y su destino. Afirma su yo, distinto de un "vosotros" que incluye al resto de los humanos, pero que se concreta en la gente que lo rodea, básicamente de condición obrera, a la que en el fondo admira, y constata el desconcierto -que en poemas como los de El fugitiu [El fugitivo] llega a ser angustia- que le causa el proceso gradual de conocimiento -o descubrimiento- de la propia personalidad. Una crisis de los valores religiosos, que se manifiesta aproximadamente entre 1952 y 1957, acaba de acentuar el íntimo aislamiento en que ha vivido el poeta hasta que, al fin, la crisis se resuelve por medio de una apertura, podríamos decir social, a la realidad de su entorno, concretada inicialmente en los dos marcos espaciales inmediatos, su pueblo y la fábrica donde trabaja; de aquí nacen los poemas de El poble [El pueblo] y de los dos repertorios de poemas La fàbrica [La fábrica] (1959) y La fàbrica [La fábrica] (1972).
Con los poemas de El poble y La fàbrica, Martí i Pol entra de lleno en la corriente que se ha llamado "realismo histórico", ya que traduce un mundo -el de la gente con quien convive- que conoce bien y desde dentro, y que describe por medio de procedimientos tan realistas como el inventario o la crónica. Los obreros que van a trabajar cada día, en la fábrica o subiéndose por los andamios, las mujeres que hacen el trabajo de casa, los jubilados, son los protagonistas de estos poemas, sus "héroes", porque el poeta los eleva a esta categoría al considerar su trabajo, su vida, una auténtica gesta casi épica. El contraste entre la descripción de la vida del obrero, que se desarrolla en condiciones muy duras, y el tratamiento humano, de una gran ternura, con que el poeta se refiere a las personas concretas, a veces con nombres y apellidos, que forman "su gente", es una de las características más originales de esta poesía. El poeta, finalmente, se siente comprometido con la gente de su pueblo y su fábrica y, por extensión, con la clase social de la que forman parte, hasta el punto de poner su voz y su gesto -discurso y acción- a su servicio: "De ellos quiero hablar, al hablar de la gente de ahora. / De ellos quiero hablar. Sin ellos, yo no existo". Obviamente, una poesía de este tipo se expresa a través de un lenguaje directo y asequible; sin embargo, lejos de caer en el peligro del panfletismo, Martí i Pol consigue mantener el valor poético de sus textos a través de una elección esmerada del léxico y del uso recurrente de metáforas e imágenes sencillas, evocadoras de sensaciones y estados anímicos que permiten al lector familiarizarse con el contexto social y, al mismo tiempo, penetrar en el universo personal de los hombres y las mujeres que allí se mueven.
Del enclaustramiento a una nueva apertura
Los efectos de la esclerosis múltiple que Martí i Pol contrae alrededor de 1970 hacen acto de presencia ya a partir de los Vint-i-set poemes en tres temps [Veintisiete poemas en tres tiempos] (1972). Hasta 1975 su poesía se interioriza; ahora se imponen la soledad, la angustia, una cierta presencia de la muerte, y el poeta define un mundo reducido y cerrado, lo único que percibe como posible en las nuevas circunstancias que le toca vivir. En este contexto, los sentidos desempeñan un papel importante -en especial la vista y el tacto- porque son los instrumentos que le permiten fijar los límites de su realidad. Los poemas de Cinc esgrafiats a la mateixa paret [Cinco esgrafiados en la misma pared] (1975), cargados de imaginería, sintetizan magistralmente el nuevo mundo del poeta y la actitud con que se enfrenta a él, una actitud que no cae nunca en la desesperanza, sino que se afana siempre por aferrarse a la vida: con las limitaciones que sean necesarias, pero vivir.
En Quadern de vacances [Cuaderno de vacaciones] (1976) Martí i Pol revela ya el inicio de la superación del estado anterior, y los libros siguientes ponen de manifiesto un canto a la vida cada vez más brillante, que llega a la cima con volúmenes como Estimada Marta [Amada Marta] (1978) y L'àmbit de tots els àmbits [El ámbito de todos los ámbitos] (1981). Ahora el poeta apuesta claramente por el futuro, con optimismo, con unas enormes ganas de vivir y con una renovada fe en el hombre. Retoma la poesía amorosa, con un matiz incluso erótico. E invita el lector a una reflexión cívica sobre la necesidad de que cada persona aporte lo que pueda en la construcción del país común. Son tres vías -la fe en el futuro, el erotismo y la reflexión cívica- que definen un nuevo momento, primordial, en la obra del poeta y dan lugar a algunos de sus textos más maduros.
Es durante este proceso de nueva apertura cuando Martí i Pol comienza a reflexionar con mayor profundidad sobre la poesía y su actividad como poeta, reflexión que se va acentuando a lo largo de los años ochenta y noventa. Esta reflexión es el tema de algunos poemas, como, por ejemplo, unos cuantos del apartado "Capfoguer" de Estimada Marta [Amada Marta], y de algunos textos más teóricos, como el artículo de 1987 "Algunes consideracions sobre experiència i poesia" (Reduccions, núm. 34). La poesía es entendida como un proceso de conocimiento interior por parte del poeta, de autoanálisis, ligada, por lo tanto, a la experiencia personal, aunque esta experiencia puede tener muchos matices. Martí i Pol entiende que la poesía tiende a expresar lo esencial de la vida personal y colectiva, y a expresarlo con sencillez. Por otra parte, el material con que trabaja el poeta, la palabra, es objeto de atención preferente: no puede ser utilizada de manera gratuita, sino que se le debe exigir densidad, exactitud y capacidad de sugestión.
De la serenidad al desconcierto
En plena madurez vital, la poesía de Martí i Pol rezuma una innegable sensación de serenidad, presente ya en textos como los del Primer llibre de Bloomsbury [Primer libro de Bloomsbury] (1982) y confirmada en Els bells camins [Los hermosos caminos] (1987). Ni siquiera el dolor por la muerte de su primera mujer, que genera el Llibre d'absències [Libro de ausencias] (1985), rompe esta actitud del poeta. Se trata de una serenidad hecha de sabiduría de vivir, de experiencia, de observación del mundo que rodea al poeta, desde una cierta posición "otoñal", y sobre todo de voluntad de conocimiento, aplicada en especial al propio yo del poeta. Este proceso de experiencia, de observación y de conocimiento, asociado a una progresiva manifestación del valor absoluto del amor, es lo que permite al poeta seguir creciendo, seguir madurando, afirmarse cada vez con más plenitud.
Con todo, en los libros que publica ya en los años noventa -el primero de los cuales, sin embargo, contiene textos escritos a partir de 1986- la poesía de Martí i Pol da un nuevo giro, definido por el desconcierto, el desencanto, la inseguridad. Se trata de sensaciones personales, íntimas incluso, acentuadas por el peso de los años -el poeta reconoce que se hace viejo-, y podría decirse que por el descubrimiento de nuevas manifestaciones de la propia personalidad, desconocidas o al menos ocultas hasta ese momento, que se le imponen y trastornan la relativa placidez con que se había acostumbrado a enfrentarse a sí mismo. Estas sensaciones desconcertantes provocan, también, muchos silencios, largos periodos de agrafía, raros en el conjunto de la producción de Martí i Pol. Ahora bien, esta sensación de desconcierto no es únicamente personal: tanto en Un hivern plàcid [Un invierno plácido] (1994) como en el Llibre de les solituds [Libro de las soledades] (1997) deriva también de la reflexión sobre la vida colectiva del país, sobre los acontecimientos de orden social y político contemporáneos. Y aquí el desencanto de Martí i Pol se vuelve crítico, de nuevo, incapaz de abandonarse a la resignación o a la pasividad. En su última obra, Llibre de les solituds, el poeta recupera la ironía, ya presente en algunos libros de años atrás, como recurso para salvarse, tanto del desconcierto como de la resignación, con lo cual introduce un elemento que permite pensar en la superación de esta última etapa.
martes, 5 de noviembre de 2013
400 PROGRAMAS. ESTOY AQUÍ
Esta semana os damos la bienvenida a un muy especial Buscando leones en las nubes con el que llegamos a las cuatrocientas emisiones. Es cierto que, si consideramos el hecho de que nuestro primer programa salió al aire el curso 1999/2000, estas cuatrocientas no constituyen una cantidad demasiado elevada, pero hay que tener en cuenta que en los primeros nueve años de existencia -aquellos en los que la versión radiada no tenía su continuidad en internet, en este blog que ahora leéis y que nació por estas fechas de 2008- nuestra “producción” apenas llegaba a los treinta programas anuales, descontando semanas de vacaciones, retrasos en el comienzo del curso e imponderables varios por desgracia demasiado frecuentes. En el último lustro, en cambio, en nuestro blog han visto la luz cerca de cincuenta emisiones por curso, lo que nos ha permitido llegar ahora a estos cuatrocientos programas cuya redonda cifra esta semana hemos querido festejar.
Para ello, al igual que en otras ocasiones “centenarias”, he pretendido que seáis los oyentes y seguidores de Buscando leones en las nubes los que completarais esta hora de radio con vuestras aportaciones. Y así, en las últimas semanas he ido recibiendo propuestas de textos y canciones enviados por algunos de los más fieles y asiduos visitantes del programa, tanto en las ondas como en el blog. He tenido que desechar -disculpas sinceras para los afectados- algunas de las sugerencias recibidas, porque, de haberlas incluido, hubiéramos debido sobrepasar el tiempo del que disponemos para la emisión. Pese a ello, el resultado, mucho más heterogéneo -como es natural- que cuando la selección la hago yo, es excepcional, con un conjunto de fragmentos literarios y temas musicales espléndidos que conforman una emisión muy interesante. Kate Mc Garry, Mor Karbasi, George Michael, Richard Bona con Pat Metheny, Carla Bruni, Triana, Sixto Rodríguez, Loquillo, Pink Martini, Bruce Springsteen, Ornella Vanoni (cuya interpretación de Tu si’ ‘na cosa grande, tan llena de evocaciones personales, aparece en el vídeo que cierra este comentario) y Morcheeba han sido los intérpretes de las piezas musicales que han sonado en el programa.
Los inspiradores textos -emotivos poemas, inteligentes reflexiones, aforismos humorísticos, breves relatos, pensamientos melancólicos, citas literarias varias- que nos habéis enviado los escribieron Javier Egea, Andrés Ibáñez, Laura Casielles, José Ángel Buesa, Luis Alberto de Cuenca, Bernhard Schlink, Albert Schweitzer, Béatrix Beck, Gustavo Adolfo Bécquer, Juana Ciudad, Orham Pamuk y Rosa Aliaga.
Un cuadro de 1936 de uno de mis pintores favoritos, Henri Matisse, Desnudo yaciente, ilustra esta entrada, con su sensualidad y su vitalismo, con su frescura y, sobre todo, con la aspiración de felicidad que encierra, toda una metáfora de los propósitos que nos guían en Buscando leones en las nubes, que hoy mismo empieza ya a construir otras cuatrocientas promesas de alegría y plenitud, de emoción y belleza. Espero que lleguemos a festejarlas juntos. ¡¡Muchas gracias a todos por vuestra confianza, vuestro seguimiento y vuestra colaboración!!
martes, 29 de octubre de 2013
SI DOS PERSONAS SE QUIEREN MUCHO
Buscando leones en las nubes os ofrece esta semana una nueva emisión repleta de textos y canciones relativos al amor. Son trece las piezas musicales y otras tantas las citas literarias con las que queremos acercarnos a ese sentimiento universal tan capaz de enardecernos o, como aflorará en la mayor parte de los fragmentos leídos, sumirnos en el dolor y la melancolía. Laura Veirs, Pink Turtle, Gabrielle Aplin, Youn Sun Nah, Cecile McLorin Salvant, Sixto Rodríguez, Yoro Ndiaye con Baba Maal, Chiara Mastroianni, Night Beds, Jennifer Porter, Jose James con Emily, Coque Malla con Leonor Watling y María Gadú, que cierra la emisión con su desesperado Mais que a mim (interpretado a dúo con Ana Carolina; también en el vídeo que acompaña esta entrada) de letra desgarrada (Intenté hablar pero no supiste oír, intenté admitir, intenté volver y pude ver cuánto me equivoqué. Te amé más que a mí, sí, mucho más que a mí), componen la lírica y algo triste banda sonora del programa. Ese tono desesperanzado aparece también en unos textos en los que el amor se muestra casi siempre contrariado, amargo, frustrado, soñado, imposible; unos textos escritos por Kirmen Uribe, Juan Gabriel Vásquez, Michel Houellebecq, Clara Usón, Maxence Fermine, Susana Fortes, Álvaro Pombo, James Salter, Fernando Pessoa, Paola Capriolo, John Maxwell Coetzee, José Avello y Francisco Goldman, autor del largo fragmento final -que reproduzco íntegro aquí- extraído de Di su nombre, la estremecedora y emotiva crónica -que no deberíais perderos- de la bellísima historia de amor vivida con su mujer Aura, escrita a partir de la trágica muerte de esta, ocurrida antes de haberse cumplido dos años de su enamorado matrimonio.
El enigmático, intenso y muy sugerente Los amantes, un cuadro de René Magritte de 1928, ejemplifica -en consonancia con la propuesta del programa- la dulce complejidad del amor y sus contradicciones: la ternura y la incomunicación que a veces conlleva, sus misterios y sus secretos, la irresistible atracción y el difícil contacto entre quienes se aman, el deseo y la incomprensión, la intimidad y la distancia...
Poco después, una gélida noche neblinosa, mientras volvía caminando de un restaurante, vi a Aura en el árbol que había al final de nuestra manzana, ella estaba arriba, entre las ramas desnudas y húmedas que resplandecían con el fulgor del alumbrado público, me sonreía como aquella vez, pocas noches después de su muerte, cuando la había visto flotando en su propio halo de luz lunar sobre el Zócalo. La felicidad y el asombro disolvieron mi incredulidad y me paré en la acera para devolverle la sonrisa, entrando en calor con mi propio fulgor amoroso. Me acerqué al árbol, coloqué las manos sobre el tronco y lo besé.
Me parecía verosímil que Aura hubiera elegido un árbol de nuestro barrio para esconderse, sobre todo aquél árbol, el más grande de nuestra manzana, un robusto arce plateado del que brotaba un exuberante follaje en verano, aunque entonces sus ramas intrincadas y largas estaban desnudas. Aura había recorrido las calles de arriba abajo en primavera, fotografiando las brillantes hojas nuevas de los árboles y las flores. Se había comprado una guía de los árboles del noreste para poder identificarlos y sorprender con sus nombres.
A lo largo de muchos de los días siguientes, cada vez que bajaba por esa manzana veía a Aura en aquel árbol, con su sonrisa y sus ojos brillantes flotando entre las ramas, y entonces su felicidad llegaba a mí y me detenía a besar el tronco, pero una tarde doblé la esquina con más cosas en la cabeza, me olvidé de levantar la mirada para ver el árbol y pasé junto a él sin más, pero sentí una fuerza que tiraba de mi cabeza hacia atrás, como si me agarrara por el cabello. Desconcertado y humillado, me volví, regresé al árbol, me disculpé y lo besé.
Me preguntaba qué debían pensar los vecinos al verme actuar así. El árbol estaba justo enfrente de una brownstone en cuyo apartamento de la planta baja vivía un tipo fornido, bastante envejecido, que parecía motero; tenía bíceps de tacle defensivo y una barba entrecana y tupida. Me preguntaba qué pensaría cuando advirtiera que yo me detenía constantemente frente a la verja de su apartamento para besar aquel árbol. No me preocupaba que fuera violento conmigo, pero lo imaginé saliendo para decirme algo como: “¿Qué coño haces?”, así que después de una semana, si había gente en la acera o si veía que el motero tenía las luces encendidas y las cortinas abiertas, tan sólo extendía una mano para hacerle cosquillas al tronco cuando pasaba frente a él mientras susurraba: “Hola, mi amor, ¿cómo estás hoy? Te quiero”.
Esos días sentí una ligereza emocional desacostumbrada, algo parecido a la felicidad. ¿Me estaba volviendo loco? Aura no está de verdad en el árbol, me decía. No obstante, una noche fría me desperté como a las tres de la madrugada y recordé que ese día no me había detenido a saludar al árbol ni siquiera una vez. Salté de la cama, me puse mi chaquetón de pluma sobre el pijama, me calcé unas zapatillas y salí a la calle. Esa noche había caído una lluvia helada. La acera estaba resbaladiza por el hielo, lo cual me recordó que Aura nunca había dominado el arte de caminar sobre las aceras heladas, siempre resbalaba o pisaba en falso, y yo me burlaba diciéndole que era como Bambi sobre el estanque congelado.
El árbol de Aura jamás se había visto tan hermoso como aquella noche, parecía esmaltado y brillaba como si hubieran vertido sobre él una mezcla de diamantes líquidos y luz estelar.
-Francisco, dijo, ¡¡no me casé para pasar todo el tiempo sola en un árbol!!
-¡Claro que no, mi amor!
Eché los brazos alrededor del tronco y apreté mis labios contra su helada corteza áspera.
martes, 22 de octubre de 2013
ANTONIO MUÑOZ MOLINA. SEFARAD. EL DESARRAIGO Y LA EXTRAÑEZA
Quienes nos escuchasteis la semana pasada recordaréis que dedicamos el programa en su integridad a Sefarad, una de las más notables novelas de Antonio Muñoz Molina. Y ello es así porque hemos querido aprovechar la muy cercana entrega de los Premios Príncipe de Asturias de 2013 (la ceremonia tendrá lugar en Oviedo el próximo viernes, 25 de octubre), que en su modalidad de Letras han recaído en el escritor y académico jienense, para celebrar nuestro particular homenaje a un autor que siempre me ha interesado, desde un ya lejano 1987 en que leí deslumbrado Beatus Ille, una primera novela que aparte de su brillantez literaria está muy unida sentimentalmente a algunos importantes episodios de mi vida. Con la misma voluntad de reconocimiento y celebración, os anticipo que mañana, miércoles 23, mi otro espacio en Radio Universidad de Salamanca, Todos los libros un libro, se dedicará por entero a otra gran obra de Muñoz Molina, La noche de los tiempos.
Pero centrándome en Sefarad, que es, como digo, el libro que esta semana nos ocupa, era tan grande el interés que su lectura me despertó en su momento y tantas las ideas, las reflexiones, las impresiones, las sugestiones que había suscitado en mí, que no me podía resignar a ofreceros una única emisión sobre él. Por lo tanto, en esta edición de Buscando leones en las nubes, al igual que en la de hace una semana, todos los textos -como siempre llenos de vida, de ilusión, de tristeza, de pasión- que aparecen en el programa estarán extraídos de dicha novela, y podréis escucharlos envueltos, como siempre, en melodías muy dulces y emotivas, llenas de encanto y sensibilidad, que os permitan degustarlos como merecen y os despierten el interés por leer el libro en su integridad y, de paso, el resto de la obra de Muñoz Molina. Chris Botti, Khadja Nin, Josefine Cronholm con Ibis, Rossana Casale, Zizi Possi, Karen Dalton, Gigi Shibabaw con John Powell, Damien Rice con Lisa Hannigan (cuya magnífica The Blower's Daughter, con un fondo de imágenes de Closer, la excelente película de cuya banda sonora formó parte la canción, acompaña esta entrada), Sara Tavares y Peter Gabriel son los intérpretes de los temas que suenan en la emisión.
Al igual que hace siete días, os ofrezco, como complemento a esta entrada, una entrevista del escritor con la periodista Soledad Gallego-Díaz, publicada en El País el 18 febrero de 2013.
"Recuérdalo tú y recuérdalo a los otros". El verso de Luis Cernuda obsesiona desde hace tiempo a Antonio Muñoz Molina. “Recordar y contar lo que uno ha visto, esforzándose por no mentir y por no halagar y por no dejarse engañar uno mismo por el resentimiento o por la nostalgia, es una obligación cívica”, opina. El escritor se ha esforzado en cumplir de forma precisa con esa obligación de ciudadanía: “Esforzarse en mirar las cosas como son y contarlas tal como fueron” es el corazón del nuevo libro que acaba de publicar, Todo lo que era sólido (Seix Barral), un ensayo que parte de la relectura de periódicos de un pasado próximo y del asombro que le produjo comprobar todo lo que había olvidado.
PREGUNTA: El olvido de lo inmediato, de lo ocurrido hace cinco, diez años, le provoca consternación.
RESPUESTA: La memoria de lo inmediato es muy difícil. Lo he comprobado con este libro. Yo he trabajado muchas veces con periodos de tiempo más alejados del presente y no me había dado cuenta de lo rápido que desaparece la memoria cercana. Cuando fui al periódico EL PAÍS a repasar números de hace veinte años, o menos, me di cuenta de esa rapidez devastadora. No sé por qué ocurre. Será quizá porque uno vive los acontecimientos políticos con una parte muy superficial de su conciencia. Uno sabe que las cosas cambian. Tiene conciencia de que si vuelve a una ciudad que no ha visitado en 20 años, muchas cosas habrán cambiado. De lo que no te das cuenta es que si vuelves a los cinco años, también han cambiado, muchísimo más de lo que crees.
P: Lo que se propone en el libro es atestiguar. Al darse cuenta de que olvidamos tan rápido, cree que es necesario explicar ese pasado tan reciente a los jóvenes de hoy.
R: Sí, porque si no lo hacemos, ni los medios de comunicación ni el sistema educativo van a dar ese testimonio. Lo que se fomenta es que se viva solo en el presente. Un presente que no se entiende, porque se hace creer que las cosas, tal como están ahora, han existido siempre. Que los valores que hay ahora han existido siempre. Y eso no es verdad.
P: No eran los mismos hace muy poco tiempo.
R: No nos estamos refiriendo a la época del esclavismo. Por eso me esfuerzo en el libro en atestiguar sobre mi propia experiencia, sobre las cosas que ahora me parecen perfectamente comunes y que eran impensables para mí mismo hace nada. La cuestión de las mujeres, por ejemplo, el salto impresionante que se ha producido en ese tema. Yo he vivido en un mundo, en un país, en el que una persona progresista, un varón progresista, no consideraba en absoluto necesario levantarse de la mesa al terminar de comer. Se tuvieran las ideas que se tuvieran, en la práctica ocurría así.
P: Ya recogerían ellas…
R: Ese es exactamente el tránsito de lo impensable a lo imperceptible. Cosas impensables, que ocurren y que al cabo de muy poco tiempo ya son imperceptibles. Cuando yo era adolescente, o en mi primera juventud, ¡pensar que pudiera haber matrimonios homosexuales! Era impensable. Hay que acordarse de la izquierda, de la hostilidad puritana que demostraba hacia los homosexuales. Pasaba en todas partes. Y de pronto, lo impensable se convierte en imperceptible. Para un chico de hoy, para mi hijo, tener amigos o parientes homosexuales es normal. No se da cuenta. Eso te llena de sorpresa y te llena también de esperanza.
P: En el libro se asombra también de la gran violencia verbal que existió en el debate político de los últimos años y en la imposibilidad de llegar a acuerdos básicos. ¿Es eso específicamente español?
R: Sí. Yo creo que en ese sentido hay cosas específicas nuestras. En Estados Unidos, por ejemplo, hay una lucha política muy fuerte. Pero hay zonas de debate que están fuera de ese enfrentamiento. En España no hay ningún acuerdo básico. Eso es lo asombroso. Hasta en Italia existen esos pactos. Recuerdo cómo se celebró en 2011 el 150º aniversario de la unidad de Italia. Con festejos. La unidad de Italia es un proyecto progresista. Para nosotros no. Por la capitulación de la izquierda, hemos programado nuestro cerebro para pensar que la unidad de un país es automáticamente reaccionaria. No tiene por qué ser así. El proyecto de la República italiana era un proyecto progresista. Es un proyecto cívico poner a los ciudadanos por encima de los grupos, territoriales o étnicos, o lo que sea.
P: ¿Existió ese acuerdo cívico durante el debate constitucional?
R: Creo que lo primero es distinguir entre la gente común y las élites. Hay una cosa en la que he pensado mucho, sobre la que he intentado estudiar desde hace tiempo: la diferencia entre el extremismo de la élite y la gente común. Lo he estudiado respecto a la Guerra Civil. Cómo el extremismo político está limitado a una élite muy concreta que se aprovecha de situaciones sociales dolorosas y que crea una dinámica propia que acaba arrastrando a la sociedad entera. Eso es muy importante. Evidentemente, la élite política o cultural, o lo que sea, es la parte más visible de la sociedad. Puedes pensar que son una representación fehaciente de la sociedad, pero puede resultar que no. A mí, por ejemplo, me irrita mucho eso de las dos Españas. Algo que manejaba tanto la élite de la derecha como la de la izquierda: que en 1939 había dos Españas y que el levantamiento de una contra la otra provocó una guerra civil. Pero si lo estudias con más cuidado, ves que hay un proceso de radicalización política en ciertas élites que arrastran a todo el sistema político y que acaba arrastrando a una población que, en su mayor parte, es ajena a eso.
P: Esto otorga una gran responsabilidad a las élites.
R: Claro, una responsabilidad enorme. La irresponsabilidad de las élites las pagan los pueblos enteros, y eso tiene que ver también con la idea de que la historia es, digamos, inevitable. La Guerra Civil ocurre porque era ine¬vitable, nos dicen. Pues no, la Guerra Civil se produce por varias razones. Durante mucho tiempo, la élite política se dedicó a exacerbar al máximo el enfrentamiento y la violencia. Ahora se quiere idealizar aquella época. “Ahora no hay parlamentarios”, se llegó a decir; los de la Republica, esos sí que eran unos verdaderos parlamentarios. Y se olvida el hecho de que se ponía una caja a la entrada del Congreso para que esos parlamentarios depositaran sus armas de fuego.
P: ¿Cómo es posible entonces que existieran esos acuerdos básicos en el periodo de la Transición y que ahora nadie parezca concederle el más mínimo valor?
R: Primero, por esa incapacidad que hemos comentado de mirar los hechos y de ver las cosas que tienes delante de los ojos. Vamos a ver, ¿cuántos periodos de libertad y de progreso ha habido en la historia de España y qué duración han tenido? Me refiero a la historia contemporánea. ¿Cuántos periodos de estabilidad política? ¿Cuándo, en la historia real de nuestro país, ha habido más gente que haya progresado más, en libertad, que haya conseguido un grado mayor de bienestar y libertad? El término de comparación no es el ideal paradisiaco. Lo que vale es la comparación con lo que ha sido nuestro país y la comparación con los países de nuestro entorno. Y en esa comparación vuelvo a la misma pregunta: ¿en qué otro periodo ha habido algo parecido a lo que ha ocurrido en todos estos años en España? Se le puede preguntar a un nacionalista catalán o a un nacionalista vasco en qué periodo de la historia, no de la mitología, Cataluña ha disfrutado de mayor autogobierno, ha disfrutado más de su lengua, de sus propias instituciones. O el País Vasco. En qué periodo. No en qué leyenda. Se junta la falta de crítica y la falta de lealtad. Por una parte falta la crítica verdadera y lúcida. Y por otra parte falta lealtad al sistema. Muchas personas, con voces muy visibles, han cooperado mucho en ese descrédito del sistema democrático. Y además, de una manera muy cínica, jugando con el prestigio gratuito del radicalismo. No solo no se recuerda el pasado reciente, sino que además se falsifica. El olvido lo que hace es favorecer la falsificación.
P: La consecuencia ha sido el descrédito cada vez mayor de ese periodo.
R: El descrédito era lo que convenía a la casta política de ahora para legitimar sus propias hegemonías. Porque la hegemonía de la clase política autonómica se basa en la negación de cualquier espacio común, de cualquier tejido común. Además, es algo práctico, porque eso les permite ocultar su corrupción y su incompetencia. El tipo de hegemonía que ellos quieren es lo que le interesa a los partidos. En la Transición se cometieron muchos errores. Efectivamente. Pero uno de ellos, del que no se habla y sobre el que yo insisto en mi libro, es la fuerza que se concedió a los aparatos políticos de los partidos y a la primacía de esos partidos políticos sobre la Administración.
P: Esa es una de las tesis fundamentales del libro, ¿no?
R: Sí, creo que eso es así. Los partidos no quisieron crear una Administración, un sistema público de funcionamiento que sirviera para todos, sino unas redes clientelares de las que ellos se alimentaran y en las que ellos prosperaran.
P: ¿Dónde estaban los intelectuales españoles cuando ocurrió todo eso?
R: Habría que hablar de los intelectuales en un sentido amplio, incluir a los periodistas, ¿no? Pero no se trata del prestigio intelectual. Cuando escribía el libro me daba cuenta de que el eje sobre el que todo eso se desarrollaba era la falta de control, dentro de la legalidad. Yo tengo la experiencia de haber trabajado en la Administración en momentos cruciales. Cuando sale a la luz pública un caso de corrupción, nadie pregunta, como cuando un enfermo llega a un hospital: ¿qué ha pasado? Antes de llegar aquí, ¿qué le pasó? Una vez más, volvemos a la incapacidad de crear cosas comunes, la falta de voluntad de crear espacios comunes.
P: ¿De dónde viene esa incapacidad?
R: Tiene que ver con una particularidad española, de la que también hablo en el libro: lo difícil que es en este país la disidencia verdadera. Tenemos una idea falsa de nosotros mismos, según la cual somos gente vehemente, que dice lo que piensa y que eso nos distingue de los extranjeros. Pero aquí es muy difícil decir lo que se piensa. Vivimos en una sociedad en la que, por falta de tradición democrática, existe una incapacidad de aceptar con naturalidad las opiniones o las informaciones que contradicen la ortodoxia establecida por un grupo.
P: ¿Eso se relaciona con el sectarismo?
R: Sí. En primer lugar, aquí hay, y eso me parece ya un primer síntoma grave, un peso del opinionismo mucho mayor que en otros países. Pero además, cuando alguien escribe una columna, lo hace para mostrar a los suyos que es de ellos y que está auténticamente en ese bando. Y eso se muestra de dos maneras: una, atacando al que se supone que es del bando contrario, y dos, no poniendo ninguna pega, o si acaso una pega menor, al bando al que se supone que perteneces.
P: ¿Los intelectuales no ofrecen un escudo contra eso?
R: Creo que el término intelectual se aplicó por primera vez a Zola, en el caso Dreyffus. Pero si lees las posiciones de personas supuestamente de alta cualificación intelectual, sus posiciones públicas, y haces una lista, el resultado es pavoroso, porque con muchísima frecuencia han optado, y no solo en España, por las posiciones más insensatas. Hay que tener mucho cuidado con esa figura del intelectual. Yo creo que es básicamente una figura francesa, latinoamericana, de Europa del sur… Esa figura casi no existe en el mundo anglosajón, porque allí creen que lo que necesitan son profesionales de la información.
P: Y funcionarios…
R: Exactamente, administradores. Administradores eficientes y buenos informadores. Gente que investigue un caso, investigue a fondo y saque los datos y los ponga a la vista. A mí me impresiona mucho que en Holanda haya una oficina, independiente de los partidos, cuya misión es evaluar el coste económico de las propuestas de los partidos en sus programas electorales.
P: ¿Quién financia esa oficina?
R: Es estatal. El equivalente al PP dice, por ejemplo: “Vamos a bajar los impuestos, pero vamos a impulsar no sé qué”. Y llega esa oficina y dice: “Si se bajan los impuestos, se deja de recaudar tanto”. Si la oposición dice: “Hay que dar asistencia dental a los emigrantes”, por ejemplo, llega la oficina y calcula: “Eso cuesta exactamente tanto”. Datos, eso es lo que nos falta. Lo que nos falta en España es conocimiento de la realidad. Y para eso lo que necesita son buenos profesionales. No necesita intelectuales iluminados. El llamado intelectual es importante sobre todo cuando fracasan muchas otras instancias. Pero si se piensa en el papel de los intelectuales europeos occidentales en la crisis del siglo XX, sobran los dedos de una mano para nombrar a los que tuvieron actitudes realmente inteligentes, democráticas, no sectarias y no partidistas. Con respecto a la Unión Soviética, de los grandes intelectuales europeos, ¿cuántos tuvieron una posición lúcida? Koestler, Orwell, Albert Camus, Raymond Aron.
P: En el libro reúne datos, informaciones, se asombra: yo lo vi, pasó esto.
R: He observado que las plantas generan toxinas para defenderse de los parásitos. La nicotina es el veneno que genera la planta del tabaco para defenderse de los insectos, por ejemplo. Pues bien, en la sociedad española, cualquier grupo genera toxinas que anulan la crítica. Y que anulan la objeción de la razón o de la realidad. Ahora todos nos reímos retrospectivamente del aeropuerto de Castellón o del de Ciudad Real. Pero la cuestión es cómo pudieron llegar a construirse.
P: ¿Fallaron los controles?
R: Sí. ¿Cuántos controles fallaron? Uno, el control técnico, porque se supone que una Administración tiene unos técnicos que evalúan el coste y la viabilidad de cualquier proyecto público que se emprende. Dos, el control de las cajas de ahorros que los financiaron. Alguien tuvo que decir: “Este préstamo es un riesgo demasiado grande”. Tres, el de los medios de comunicación, que seguramente dependían de páginas de publicidad. Y cuatro, el de la opinión pública. ¿Por qué falló este último? Porque fallaron los anteriores y porque entró en funcionamiento la toxina contra cualquier crítica. Si alguien, a pesar de todo eso, hubiera dicho: “Oye, este aeropuerto es una tontería”, inmediatamente habría quedado desactivado, porque si el aeropuerto era una iniciativa del Partido A, el que lo criticara sería probablemente del Partido B o sería acusado de serlo. Y porque el aeropuerto formaría parte de un discurso de autohalago colectivo. “Esto es lo que merecemos, nuestra comunidad merece esto”. Si criticas y vienes de fuera, te dicen: “¿Qué derecho tienes a opinar sobre esto tú que vienes de fuera?”. Y si vienes de dentro, peor, porque eres un traidor.
P: ¿Y eso se nos va a curar algún día? ¿Dejaremos de producir toxinas?
R: Ah, no lo sé. Pero por lo menos ahora el mecanismo está claro. Estamos de acuerdo en que el principal problema de España es la falta de controles independientes, diversos grados de control.
P: ¿La opinión pública forma parte de esa red de controles?
R: Claro, el último de esos controles es el de una opinión pública que no sea cautiva. Eso tiene que ver con lo que hablamos antes de la dificultad de llevar la contraria. Me acuerdo de cuando se iba a aprobar el absurdo nuevo estatuto de Andalucía. Ponerle alguna pega era directamente ser “de derechas”. De mí han escrito que he sido un traidor a mi tierra, un traidor a Andalucía. Me acuerdo de un artículo que publiqué y que provocó todo tipo de ataques. Se llamaba Andalucía obligatoria y se inspiraba en algo que me había contado mi hermano sobre un cursillo que tenía que hacer para su capacitación y que versaba sobre el espíritu rociero. Es curioso que en un país que se dice tan individualista exista una fuerte coacción del grupo, la coacción ortodoxa, como en la contrarreforma, la acusación de que “tú no eres de los nuestros”. España no es nada individualista. Mentira. Es una sociedad en la que el debate público es imposible. El debate público verdadero. Lo que se hace es el ladrido agresor. Todo está lleno de eso. Recuerdo otro ejemplo bastante reciente, la célebre cúpula de Barceló. Como la había aprobado el Gobierno socialista, a quien se oponía se le acusaba inmediatamente de ser del PP. Y como Barceló es un artista moderno, a quien opinaba que la cúpula era estéticamente una “patata” se le trataba de reaccionario. Yo hice un artículo en el que comparaba el coste de la cúpula de Barceló con el presupuesto anual del Instituto Cervantes, porque creo que, además de las opiniones, hay un factor que se debe tener en cuenta y que es el coste de un proyecto y la proporción con el coste de otras cosas. Si la cúpula cuesta entre 18 y 20 millones de euros y comparativamente el presupuesto del Instituto Cervantes de ese año era de 65 millones de euros, algo falla, ¿no?
P: ¿Coacción de grupo, de nuevo?
R: Ceguera partidista. Te da la comodidad, está claro. Conste que en el libro también hay un mea culpa, ¿eh? El hecho de estar muy centrados en determinadas cosas nos impedía ver muchas otras que estaban pasando. Hablábamos antes de intelectuales. En ese sentido, el único intelectual comprometido que había en España en 2007 era El Roto.
P: La lista de noticias que se recogen en el libro parece ahora increíble.
R: La experiencia de revisar ejemplares pasados del diario es precisamente el corazón del libro. Déjeme que cuente un caso que recuperé en esas lecturas. En 2007, un juez de Tenerife reconoció el derecho de un grupo de vecinos a que se bajaran los decibelios máximos del carnaval. No los decibelios del desfile. No, los de las furgonetas que, según la costumbre, se ponen en cualquier parte, en tu puerta, con altavoces a todo meter. En este caso, los decibelios eran tan brutales que el juez decretó que no se podía superar lo que marcaba la ley. Pues bien, hubo una reunión en el Parlamento canario que desautorizó al juez. En las emisoras de radio del Ayuntamiento se hicieron públicos los teléfonos y las direcciones de las personas que habían puesto la denuncia. A esas personas se les quemaban los portales, se las amenazaba de muerte. Y en los edificios cercanos terminaron por poner carteles que decían: “Nosotros no hemos participado en esa demanda”. Es terrible, ¿no? Me interesa mucho esa cosa brutal del totalitarismo de la fiesta. Es mucho más grave de lo que parece. Porque supone la falta de reconocimiento del derecho del otro a vivir su vida. Es una cosa escalofriante.