martes, 3 de junio de 2014


UN YO NO VELADO (¿NOVELADO?)

Esta semana el programa vuelve a ajustarse a un formato misceláneo idéntico al que ya presenté aquí hace siete días, una selección de textos y canciones elegidos por su belleza y aparentemente sin elemento aglutinador alguno que los cohesione.

Y escribo "aparentemente" y debo reiterar lo ya comentado el lunes pasado. Y es que todos los textos que se leen en la emisión, extraídos al azar de diversas lecturas personales de los últimos meses, dicen algo -dicen mucho- de mí mismo, hasta el punto de que podríamos hablar de un desmesurado ejercicio de transparencia emocional, de una suerte de descarnada exposición de mi personalidad, de un yo que aparece nítidamente, no velado por prudentes barreras ni cautelosas defensas, mostrado en lo más auténtico, en lo más íntimo, en lo más verdadero de sí mismo. O quizá no sea así, y todo sea una ficción, la construcción de un carácter, de un personaje de novela que, por razones diversas, sirve a los intereses de una emisión radiofónica que pretende, en último término y poniéndose pomposo, un acercamiento entre almas.
 
Desde esta perspectiva ambigua, los escritores que han dibujado con sus reflexiones un escurridizo y difuso retrato de mí mismo han sido Paul Auster, Martin Page, Fernando Aramburu, Henry Roth, Théofhile Gautier, Eduard Márquez, Delphine de Vigan, Juan Antonio Masoliver, Clara Usón, Mercé Rodoreda, Enrique Vila-Matas, José Eduardo Agualusa e Ivo Andric.
 
Y en el mismo sentido algo evanescente, los figurados, los metafóricos, los novelescos trazos de mi supuesta personalidad esbozados por los escritores citados han aparecido entre las canciones de Hélène Ségara, Micah P. Hinson, Torun Eriksen, Brooke Fraser, Adriana Maciel, Tindersticks, Sally Barker, Bill Callahan (cuyo Small plane cierra, en vídeo, esta entrada), Eliza Gilkyson, Vanessa Paradis, Bruce Springsteen, Sophie Zelmani y Annie Laurie.
 
De nuevo un cuadro de Francis Bacon, sus personajes con el rostro difuminado, la identidad oculta, desvaída, ausente, acompaña esta peculiar fotografía íntima que constituye el programa de esta semana. Se trata esta vez de Estudio para el retrato de Lucian Freud, pintado en 1964 y como casi toda la obra del británico, excelente.


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