ELLA FITZGERALD. THE FIRST LADY OF SONG
Con el programa de esta semana iniciamos una corta serie, que tendrá su continuación el lunes próximo, dedicada a una excepcional artista, una de las grandes divas del jazz, The First Lady of Song, la deslumbrante Ella Fitzgerald, nacida hace ahora cien años, el 25 de abril de 1917, y fallecida hace otros veinte, en 1996.
Persuadido, como lo estoy en cada emisión, de que lo esencial de estos programas de homenaje -y, en general, de todos los demás- es disfrutar de la música del artista que pretendemos celebrar, voy a abreviar esta presentación para dar paso a una docena larga de canciones en las que sobresalen la sensibilidad, el estilo y la maestría vocal de nuestra invitada. Una Ella Fitzgerald frecuentadora de un vastísimo repertorio musical del que podría haber extraído “material” valioso no solo para estas dos entregas sino para una veintena de ellas. Esta noche, y siguiendo un muy vago y plagado de excepciones criterio cronológico, os ofrezco piezas entre las que destacan algunas de sus primeros años como intérprete, en los que la influencia de cantantes blancas como Connee Boswell y el apoyo de músicos como Chick Webb marcaron sus inicios artísticos.
Entre los añejos pero bellísimos temas os leeré diversos fragmentos extraídos de artículos y reportajes de prensa, incluso de la página web de la artista, debidos a distintos periodistas, aficionados y expertos en su obra (Jorge Hernández, Teresa Amiguet, Milagros Soler, Valentina Matarozzi, Alberto Grazioli, Giuseppe Videtti y su “descubridor” el músico Chick Webb), así como a la propia Ella Fitzgerald. Transcribo aquí, como cierre a esta presentación, uno de los textos, del italiano Alberto Grazioli, que nos habla del sorprendente vínculo entre nuestra invitada y Marilyn Monroe.
Marilyn Monroe le cambió la vida. Para mejor. No son sólo fueron Chick Webb, Louis Armstrong, Norman Granz o Dizzy Gillespie los que dieron lugar a un cambio en la existencia de la cantante. Mientras estaba de gira en los años 50, era víctima de discriminación debido a su origen étnico. Le pasó a muchos otros artistas afroamericanos en ese momento. Por ejemplo, en una ocasión, mientras estaba en un local para llevar a cabo una actuación, la policía irrumpió y arrestó a todo el mundo, dándole también un trato terrible a la cantante. Y una vez en comisaría, aún tuvieron el valor de pedirle un autógrafo.
Quizá alguien se pregunte: ¿qué pinta Marilyn en todo esto? Los cantantes negros estaban a menudo limitados a pequeños locales, a los pequeños clubes, lejos de la oportunidad de actuar frente a una gran audiencia. Sólo por el color de su piel. En la década de los 50 era un honor poder actuar en el Mogambo, en Hollywood. Lo hizo Frank Sinatra y también era frecuentado por gente de la talla de Clark Gable, Charlie Chaplin, Humphrey Bogart, Lauren Bacall y Lana Turner. Ella no podía acceder al local exclusivo sólo por discriminación racial. Marilyn contactó directamente con el propietario del restaurante y le dijo que quería a Ella actuando en su club: si aceptaba su petición, reservaría una mesa, todas las noches, justo enfrente del escenario. El hombre estuvo de acuerdo, y esta gestión permitió a Ella ser conocida y comenzar con dignidad una carrera que acabaría por alcanzar fama mundial.
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