EN UNA CIUDAD OLVIDADA
Bienvenidos al cuarto programa de la serie de cinco que durante el mes de septiembre nos está llevando a recorrer el mundo a través de la música y la literatura, en un correlato radiofónico del viaje que, hace quinientos años, realizó la expedición de Magallanes y Elcano, que en algo más de mil tortuosos días circunnavegaron el orbe entero por primera vez surcando los mares de los cinco continentes. Como en semanas precedentes vuelvo a recomendaros, si queréis una información más completa sobre la memorable epopeya, el apasionante libro de José Luis Comellas, La primera vuelta al mundo, del que podéis encontrar una amplia reseña en el blog de mi otro espacio en Radio Universidad de Salamanca, todosloslibrosunlibro.blogspot.com.
Bienvenidos al cuarto programa de la serie de cinco que durante el mes de septiembre nos está llevando a recorrer el mundo a través de la música y la literatura, en un correlato radiofónico del viaje que, hace quinientos años, realizó la expedición de Magallanes y Elcano, que en algo más de mil tortuosos días circunnavegaron el orbe entero por primera vez surcando los mares de los cinco continentes. Como en semanas precedentes vuelvo a recomendaros, si queréis una información más completa sobre la memorable epopeya, el apasionante libro de José Luis Comellas, La primera vuelta al mundo, del que podéis encontrar una amplia reseña en el blog de mi otro espacio en Radio Universidad de Salamanca, todosloslibrosunlibro.blogspot.com.
En la edición de esta noche os ofrezco una selección de once espléndidas canciones, todas de espíritu frenético y ritmo bailable, pertenecientes a otros tantos países, muy diversos y, en ocasiones, hasta exóticos (aunque esto del exotismo depende de la perspectiva; para un nativo de Papúa-Nueva Guinea, Vitigudino es el colmo del exotismo), en una banda sonora protagonizada por Khaled, la gran figura de la música argelina; Papa Wemba, de la República Democrática del Congo; Blanquito man y Control machete con Celso Piña y su Ronda Bogotá, originarios de México y Venezuela; Zouk Machine, las alegres chicas de Guadalupe; Coldplay con El Lele, fusionando Inglaterra y Cuba en una magnífica versión a dos lenguas de Clocks; Toure Kunda, de Senegal; Caro Emerald, holandesa; Daúde y Djavan, dos grandes nombres de la música de Brasil; Marce Lacouture, de los Estados Unidos más afrancesados; los efervescente Te Vaka, de Nueva Zelanda y, para cerrar el programa de un modo exaltado y contagioso, la pizpireta Sara Tavares, lisboeta de Cabo Verde, con One love, el trepidante himno que la dio a conocer en el mundo entero.
Entre los temas musicales, fragmentos literarios, pequeñas historias, poemas, reflexiones varias sobre la extraña atracción de los mapas, la pasión por la aventura, el ansia de búsqueda y el deseo de huida, y tantas otras dimensiones del fenómeno viajero, textos entresacados de la obra de Pablo García Baena, Jan Brokken, Miguel Sánchez-Ostiz; Isabelle Eberhardt, Lorenzo Silva, Susana Fortes, Miguel D’Ors, Patrick Leigh Fermor, Javier Reverte, Mauricio Wiesenthal y Marcos Ordóñez.
Ahora, cuando era demasiado tarde y las tiendas de la vida estaban cerradas, lamentaba no haber adquirido cierto libro que siempre había deseado, no haber presenciado ningún terremoto, ningún incendio, ningún accidente de tren; no haber visto Tatsienlu en el Tibet, no haber oído las urracas azules discurriendo en los sauces chinos, no haber hablado a aquella escolar errabunda, de ojos desvergonzados, que encontró un día en un páramo; no haberse reído del mal chiste de una mujer tímida y horrible, cuando nadie había reído en la habitación; haber perdido trenes, ilusiones y oportunidades; no haber tendido la moneda que llevaba en el bolsillo a aquel viejo violinista que tocaba para sí, trémulo, en cierto triste día, en una ciudad olvidada. Marcos Ordóñez