EL INSTANTE QUE SE VA
Con la anticipada cercanía en el horizonte de las fiestas navideñas, con su carga de una siempre algo impostada alegría, con su artificiosa apariencia de felicidad, con su ostensible simulacro, falso por tanto, de armonía, quiero, por contraste, proponeros una mirada más cruda, más realista, más desasosegante e implacable, no ya de estas celebraciones, sino de la existencia en general, a partir de la obra de un poeta excelente, que llevo siguiendo desde años -aunque solo de manera esporádica ha comparecido en nuestro espacio-, dedicando cinco emisiones a su obra, que cuenta ya con once poemarios.
Con la anticipada cercanía en el horizonte de las fiestas navideñas, con su carga de una siempre algo impostada alegría, con su artificiosa apariencia de felicidad, con su ostensible simulacro, falso por tanto, de armonía, quiero, por contraste, proponeros una mirada más cruda, más realista, más desasosegante e implacable, no ya de estas celebraciones, sino de la existencia en general, a partir de la obra de un poeta excelente, que llevo siguiendo desde años -aunque solo de manera esporádica ha comparecido en nuestro espacio-, dedicando cinco emisiones a su obra, que cuenta ya con once poemarios.
Se trata de Karmelo C. Iribarren (la C nunca desvelada por el autor, que yo sepa), un poeta nacido en San Sebastián en 1959 y que en este 2019 que ahora acaba ha publicado la enésima recopilación de su obra íntegra en la Colección Visor de Poesía, bajo el inequívoco título de Poesía completa (1993-2018). Con el entregado prólogo de Pedro Simón, el libro constituye la última de las antologías y compilaciones de su obra que han ido apareciendo en los últimos años, entre las que quiero destacar las tres ediciones -sucesivamente corregidas y ampliadas- de Seguro que esta historia te suena, que editó Renacimiento en 2005, 2012 y 2015, respectivamente; las también tres antologías de 2008, 2012 y 2014, que bajo la rúbrica de La ciudad presentó la editorial sevillana; y la estupenda selección Los cien mejores poemas de Karmelo C. Iribarren que vio la luz hace un año, en 2018, en el sello Isla de Siltolá en edición a cargo de José Luis Morante.
Iribarren es un poeta, ya lo iréis descubriendo -quienes aún no lo conozcáis- en los distintos programas del ciclo, realista -de un realismo sucio, con su referente principal, Raymond Carver-, sencillo y directo, minimalista y despojado, urbano, desencantado, melancólico y triste, con escasos atisbos de optimismo y entusiasmo vital, que en sus versos -concisos, descarnados, libres y no sujetos a la rígida atadura de la rima, aunque muy musicales- nos habla, en un tono cercano y coloquial en el que sobresalen una distanciada ironía y un humor escéptico, del sexo, de las mujeres -sobre todo de las imposibles-, de la crudeza de la vida, del sinsentido último de la existencia, del inclemente paso del tiempo y la pérdida y el deterioro que conlleva, de los infrecuentes y casi milagrosos fogonazos de felicidad, y de la injusticia de una sociedad degradada, que nos condena a la falta de esperanza, al fracaso, a la soledad, a la desesperación, a la eterna y asesina grisura de unos días sin más futuro que una anónima consunción.
En mi particular escrutinio de la obra completa del donostiarra he escogido setenta poemas, de los que intentaré presentaros unos cincuenta en los programas de este ciclo que hoy comenzamos. En el caso concreto de la actual edición del espacio, he elegido catorce citas que encabezan algunos de los diferentes libros recogidos en el libro. Se trata de frases breves, reflexiones o versos, todos ajenos, que remiten no obstante al universo amargo y desesperado, oscuro y tristísimo de sus propias creaciones. Sus autores son Charles Bukowski, Antonio Molina, Raymond Chandler, James Ellroy, Javier Salvago, José María Álvarez, Jaime Gil de Biedma, Philip Larkin, Manuel Durán, José Miguel García Ascot, Manuel Machado, Nicanor Parra y Luis Alberto de Cuenca, que completan la emisión junto a un último poema, de tintes, creo, autobiográficos, del propio Iribarren.
Entre ellas, suenan otras tantas canciones que transmiten idéntica sensación de nostalgia y de conformista desesperación, en una selección musical en la que, muy probablemente, el autor, menos sentimental, más implacable, más agrio, menos complaciente, no se reconocería. Son temas, no obstante, que contribuyen a completar la atmósfera de derrota y pérdida, de desconsuelo y naufragio, que rezuma su, pese a todo, inspiradora y bellísima poesía. Stranded Horse, Paula Morelenbaum con Joo Kraus y Ralf Schmid, Dr. John, She & Him, Bruce Springsteen, Sadio Cissokho, Cheryl Bentyne, Bill Callahan, Cat Power, Francesca Blanchard, Calexico con Iron & Wine, Celso Fonseca con Analaga, Kadhja Bonet y Glen Hansard son sus intérpretes.
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