EN UN SEGUNDO
Esta semana el programa vuelve a centrarse, por segundo lunes consecutivo, en el mundo del cine, con una emisión que gira en torno a El cine habla. Las mejores frases de cine, el muy valioso libro de Bienvenido Llopis que publicó en 2019 la editorial Notorious y en el que se recogen cerca de mil quinientas citas, frases, diálogos o breves parlamentos que la infatigable laboriosidad del autor, dotado de una prodigiosa memoria cinematográfica, ha seleccionado de otras tantas películas de las que se mencionan en la obra título, año y director, así como los intérpretes que las pronunciaron en pantalla, en escenas de las que se muestra un fotograma revelador.
Si hace siete días el vago hilo conductor entre los textos era el que encarnaban una suerte de reflexiones generales de índole más o menos metafísica, hoy las frases tienen al amor, al amor romántico, al amor pasión, al idealizado amor que tan bien ha representado siempre el cine, como protagonista principal. Las películas de las que forman parte son Un abismo entre los dos (1962), de Anatole Litvak; Carta de una desconocida (1948), dirigida por Max Ophüls sobre la novela de Stefan Zweig; Cliente muerto no paga (1982), obra de Carl Reiner; Las herederas (1949), con la realización de William Wyler; De aquí a la eternidad (1953), el clásico de Fred Zinnemann; la muy romántica y aún así interesante El diario de Noa (2004), de Nick Cassavetes; En un lugar solitario (1950), dirigida por Nicholas Ray; Hannah y sus hermanas (1986), uno de los grandes títulos de Woody Allen; Men in black (1997), el gran éxito comercial de Barry Sonnenfeld; Holmes & Watson. Madrid Days (2012), en la línea del peculiar universo fílmico de José Luis Garci; El indomable Will Hunting (1997), estupenda película de Gus Van Sant; Robin y Marian (1976), un Richard Lester muy deudor de su época; El señor de la guerra (1965), de Franklyn J. Schaffner; La sirena del Mississipi (1969), un título menor pero igualmente apreciable de François Truffaut; Shakespeare in love (1998), la muy oscarizada obra de John Madden; y la magistral Ciudadano Kane (1941), del excesivo y genial Orson Welles. Precisamente, un breve fragmento de un texto de la obra maestra de Welles da título a la emisión, para la que he buscado una imagen alusiva (aunque para captar la alusión ha de escucharse el programa) en un fotograma de otra película, La dama del perrito, dirigida por Iosif Kheifits en 1960 a partir del cuento homónimo de Antón Chéjov.
Entre ellos podréis escuchar quince canciones espléndidas, todas ellas presentes en la banda sonora de diversos films, la mayor parte muy conocidos y de un indudable éxito popular. Ella Fitzgerald, Bebe, Bruce Springsteen, Glen Hansard con Marketa Iglova, Leonard Cohen, Mina, Madeleine Peyroux, Roxy Music, Frank Sinatra, Karen O, Sting, Natalie Merchant, Bradley Cooper con Lady Gaga, Joâo Gilberto, Fatoumata Diawara y Katie Melua, con su delicada versión del clásico de los Cure, Just like heaven, que tantas veces ha aparecido recreado en nuestro espacio, son los intérpretes de unos temas que suenan en Cuando Harry encontró a Sally (1989), la conocida cinta de Rob Reiner; La educación de las hadas (2006), del simpar José Luis Cuerda, al que desde aquí quiero homenajear tras su reciente muerte; Blinded by the light (Cegado por la luz) (2019), de Gurinder Chadha; Once (2007), el inesperado éxito independiente de John Carney; Mc Cabe & Mrs Miller (Del mismo barro) (1971), dirigida por Robert Altman; Goodfellas (1990), una de las grandes aproximaciones de Martin Scorsese al mundo de la mafia; Definitely, maybe (2008), de Adam Brooks; Lost in translation (2003), el clásico contemporáneo de Sofia Coppola; Te puede pasar a ti (1994), dirigida por Andrew Bergman; Her (2013), la estupenda película “anticipatoria” de Spike Jonze; Leaving Las Vegas (1995), otro título de culto, de Mike Figgis; Un día inolvidable (1996), a cargo de Michael Hoffman; Ha nacido una estrella (2018), en la versión reciente de Bradley Cooper; Chega de saudade (2007), de la directora Laís Bodanzky; Timbuktu (2014), una espléndida rareza de Abderrahmane Sissako; y, por fin, Ojalá fuera cierto (2005), dirigida por Mark Waters.
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