LA MUERTE DEL COMENDADOR
Buscando leones en las nubes os ofrece esta semana un programa dedicado a La muerte del comendador, la última novela del escritor japonés Haruki Murakami publicada en nuestro país, una voluminosa obra -rondando la mil páginas- que, como casi todo el resto de la producción literaria del eterno candidato al premio Nobel, aparece en España en la editorial Tusquets.
A finales de noviembre pasado os presenté en mi otro programa en Radio Universidad de Salamanca, Todos los libros un libro, una amplia reseña sobre la interesante novela, a la que me remito hoy para una mejor comprensión del planteamiento y el desarrollo de la presente emisión. Y es que en La muerte del comendador están presentes la mayor parte de los rasgos que definen el singular estilo y las casi siempre extravagantes historias, así como los grandes temas, los leitmotivs recurrentes, que caracterizan la “marca literaria murakamiana”. Así, el permanente juego entre el realismo más detallado, casi documental, con la magia, la imaginación y lo fantástico, con lo onírico, lo irracional y lo inconcebible, con lo surrealista, lo disparatado y hasta lo delirante. Está también, claro, el motivo del “doble”, una de sus preocupaciones habituales, presentado a través de los retratos y los espejos como marcos que permiten el enfrentamiento con el verdadero yo, y mediante los hechos y las personas que se “entrelazan”, por no se sabe qué enigmáticas conexiones, con otros sucesos y otros individuos con los que no cabe paralelismo posible. Está el cuestionamiento de los límites de la realidad, la reiterada aparición en la más prosaica cotidianidad de una hendidura por la que se cuela otro mundo, otra existencia que se atisba desde esa grieta, tras la frontera de la normalidad, tras la aterradora línea divisoria que nos define y constriñe. Y, en consecuencia, está, claro, la idea de “el otro lado”, los otros yoes, los otros mundos, las otras vidas de las que no somos conscientes en nuestro ciego día a día pero que una ligera fractura, un desplazamiento apenas apreciable en la “textura” del orden consabido y previsible, nos facilitan su vislumbre. Unos confines que ponen de manifiesto lo resbaladizo de la separación entre la existencia y la no existencia, entre la lógica y la irracionalidad, entre lo conocido y lo ignoto, entre lo normal y lo anormal, entre lo real y lo irreal. Precisamente, con el título de “El otro lado” os presenté, en un ya lejano 2009, otro programa monográfico sobre el escritor japonés, que ahora os invito a revisitar en el blog de nuestro espacio.
En ese orden de cosas, el libro está repleto de reflexiones vagamente filosóficas –que en ocasiones rozan peligrosamente lo peor de la autoayuda- sobre el tiempo y el destino, sobre la necesidad de “creer”, sobre los encadenamientos causales ajenos a la racionalidad, sobre la realidad de la imaginación y la ficción, sobre la ruptura del tiempo cronológico y la labilidad del espacio, sobre el proceso creador, sobre la frágil urdimbre sobre la que se construye la identidad personal, sobre las experiencias místicas y sobre tantas otras “obsesiones” acostumbradas en la torrencial obra de Murakami. He escogido una docena de esas reflexiones para completar la actual emisión de Buscando leones en las nubes.
Los dos tomos de La muerte del comendador están poblados por infinidad de referencias a canciones e intérpretes, pertenecientes a los ámbitos del jazz, el rock, el pop y la música clásica, como suele ser habitual en la obra del japonés, gran amante de la música. Doce de esos temas integran el programa interpretados por The Beatles, Oscar Peterson, The Rolling Stones, Sheryl Crow, Bob Dylan, Thelonious Monk con Coleman Hawkins, The Beach Boys, Bruce Springsteen, The Doors, Bertie Higgins y la espléndida colaboración de Roberta Flack y Donny Hathaway, que han abierto y cerrado el programa con sendos temas de su legendario álbum de 1972.
La muerte del comendador
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