TE ESCRIBO
En este comienzo de año, con la noche de Reyes aún reciente, con las cartas que contenían nuestras peticiones abultando aún los zurrones de los magos de Oriente, he creído oportuno dedicar un par de programas a ellas, a las cartas, al, poniéndonos solemnes, mundo epistolar. Estas misivas, estas cartas que nos pueden parecer hoy tan anticuadas contempladas desde la perspectiva de la aceleración de la vida contemporánea, se ofrecen en las dos grandes vertientes del programa, la literaria y la musical, con poemas y canciones centrados en ellas. En los dos ámbitos evocaremos algunas de las experiencias, de las emociones, de las vivencias vinculadas a las cartas. Cartas que transmiten noticias imprevistas, cartas que reviven recuerdos del pasado, cartas que expresan sentimientos, cartas que trasladan absurdos formalismos administrativos, cartas de amor, cartas de despedida, cartas desesperadas, cartas nunca escritas, cartas que sí se escribieron y nunca debieron ser enviadas, cartas sin respuesta, cartas extraviadas, cartas a desconocidos y tantas otras.
Desde el punto de vista literario, la selección de textos ha sido complicada, aunque... ¡bendita complicación! Y es que en los últimos meses han coincidido en la librerías unos cuantos -bastantes- volúmenes que giran sobre correspondencias de muy distintos géneros, sobre las cartas, que no se sabe muy bien por qué extraña razón parecen volver a estar de moda.
Y digo que no sé cuál es la razón de esta vuelta a las cartas y en realidad mi afirmación no es cierta. Creo que, paradójicamente, en esta época de prisas, de mensajes fragmentarios, de seudo comunicación balbuceante y sincopada, de eseemeeses inconexos, de esos twentis con sus menos de 140 palabras perpetrados por modernos cenutrios presumiblemente tatuados y con seguridad ágrafos, de esas perniciosas bandas que aparecen al pie de las imágenes en casi cualquier programa televisivo, esas cintas móviles en las que cualquier indocumentado, perdonad mi exabrupto políticamente incorrecto, suelta sus regüeldos preneandertalenses plagados de cus y cas y equis y brutales faltas de ortografía y anacolutos y simplezas, en este tiempo de barbarie (como veis tengo hoy el día apocalíptico), hay sin embargo cada vez más personas que valoran la lentitud, la búsqueda sosegada de la palabra justa, el elegante refinamiento intelectual y espiritual que supone el expresar por escrito los propios pensamientos, los sentimientos íntimos, las emociones genuinas. Gentes que escriben a otras, que buscan, a través de las palabras, el noble contacto entre las almas, que ansían de verdad la comunicación verdadera y no sus patéticos simulacros. ¿Quién no ha escrito una carta de amor en su vida? Desgraciadamente, entre las jóvenes generaciones, cientos de miles de anodinos y aburridos analfabetos funcionales, la escritura de cartas resulta un anacronismo inexplicable, ¿pero qué es, qué será del ser humano sin las cartas de amor, sin las cartas a secas? Una carta de amor escrita en Babilonia hace más de 4.000 años es el primer documento del género epistolar. Y quizá recordéis el poema Todas las cartas de amor son ridículas de Álvaro de Campos, uno de los heterónimos de Fernando Pessoa, que escucharemos dentro de siete días. Y tantas y tantas más...
En fin, como mi temperamento es por naturaleza optimista, pienso que el auge de las modernas tecnologías de la información y la comunicación, de los blogs y las páginas web, de los mensajitos cortos, va a provocar también un incremento de la voluntad de escribir, un aumento de la comunicación interpersonal, sea en forma de las clásicas cartas, sea en cualquier otra manifestación de ese poderoso estímulo que lleva al ser humano a ponerse en contacto con sus semejantes... Espíritu alegre y esperanzado, pues, mientras cierro el paréntesis y voy con los libros que han constituido el desencadenante y el referente último de estos dos programas.
La mayor parte de los poemas leídos en la emisión de hoy y de los que leeré dentro de siete días están entresacados de un número, el penúltimo, de la revista Litoral, una maravilla de la edición española de la que ya os he hablado aquí en alguna otra ocasión. Con el título Cartas y caligrafías, la revista recoge una selección de cartas esenciales para la historia de la cultura desde la antigüedad clásica hasta el siglo XX. Como es norma en la publicación malagueña, se presentan también materiales de diversa índole relacionados con el tema monográfico del correspondiente número. En este caso, si os decidís a adentraros en el espléndido ejemplar, os encontraréis con caligrafías, cartas ilustradas, cartas de artistas, cuadros que representan la escritura, cuadernos, sobres, postales, servilletas, recortes de prensa, materiales varios que pueden servir de soporte para la comunicación más o menos epistolar. Además, y en consonancia con el aliento poético que siempre inspira a la revista, se ofrece una amplia muestra de poemas relacionados con las cartas debidos a destacados autores españoles e hispanoamericanos. De esa muestra procede la selección ofrecida en los programas, con textos, esta semana, de Mario Benedetti, Manuel Lara Cantizani, Jorge Guillén, José Manuel Villaba, Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero, Ángeles Mora, Francisco Díaz de Castro, José María Álvarez y Joan Margarit.
Otro libro con el mismo tema que también quiero recomendaros se titula Querida y lo publica, con el subtítulo Cartas de hombres a mujeres, la editorial Península. Pepe Verdes, responsable de la edición, es un editor con una amplia y destacada trayectoria en el sector. En el libro propone a diecinueve representantes de la cultura, artistas, músicos, escritores, filósofos, periodistas, que escriban una carta a una mujer. Los autores pertenecen a nacionalidades diversas, la española y distintas hispanoamericanas. Tienen también edades muy variadas, con cincuenta años de distancia entre el mayor y el menor. Y encaran sus misivas con enfoques heterogéneos: ironía, ternura, sinceridad, amistad, sensibilidad y, por supuesto, amor. El programa de ayer noche se cierra con una breve y emotiva carta -que, a su vez, cierra también el libro- que el poeta Ángel González dejó a su mujer para que ésta la leyera tras su muerte.
En el apartado musical, podréis escuchar canciones de Cassandra Wilson, Diana Krall, Lalli y Pietro Salizzoni, Natalie Merchant, Mathilde Santing (a la que olvidé citar en la emisión radiofónica, y eso que me gusta mucho su versión -un punto, quizá, melodramática- de un clásico de Aztec Camera, We could send letters), John Lee Hooker, Madeleine Peyroux, Robert Plant y Alison Krauss, Richmond Fontaine y Ketil Björnstad
He querido mantener en los vídeos las pautas dominantes en entradas anteriores: actuaciones en directo y a ser posible, excelente calidad. No he podido respetar esta última exigencia, pues la grabación no es gran cosa, en The letter, la preciosa canción de Natalie Merchant, pero pese a todo merece la pena. Estupenda es, no obstante, la versión de Love letters de Diana Krall. Mejorables los aspectos técnicos -hay un ligero desajuste entre imagen y sonido- en la conocidísima Please read the letter de esa aparentemente imposible unión de Robert Plant con Alison Krauss; imposibilidad desmentida por los cinco Grammys obtenidos por su formidable Raising sand. Para cerrar, una joya revestida de aires nostálgicos: el We could send letters de los mencionados Aztec Camera, interpretada en directo por sus creadores en 1984, en aquel ya mítico programa de Televisión española, La Edad de Oro.
Te escribo
Gran idea la de estas dos semanas tratando lo epistolar... Al hilo de tu exposición en la entrada, he recordado esta sencilla historia en la que aparecen dos de los temas que has empleado en tu introducción: las cartas (en este caso de infausto destino, como bien dice el director "El poder de las palabras frente a la dura realidad") y las letras, la profusión de letras que, al contrario que los breves 140 caracteres que permite el twitter, decoran con una curiosa composición tipográfica esta original historia de animación realizada por el vallisoletano Gerardo de la Fuente.
ResponderEliminar¿Te animarías a desarrollar el tema de los caligramas?
¡¡Fantástico cortometraje!! Y, efectivamente, muy apropiado al tema del programa. Muchas gracias por descubrírmelo. Un hallazgo genial.
ResponderEliminar... Y con respeecto a los caligramas, interesándome la propuesta, no se me ocurre cómo darles forma radiofónica...
En fin, gracias de nuevo
Me alegra mucho que te haya gustado. Hay otros del mismo realizador en el mismo enlace de youtube muy buenos.
ResponderEliminarAsí es que... de nada, Señor de los Leones.
Seguro que encuentras cómo desarrollar los caligramas en cuanto dispongas de ganas y tiempo.Fijo
Insuperable como siempre! Veo que no te ha afectado el cambio de año! La verdad que con tanto email, red social y demás "avances" todo se ha hecho demasiado instantáneo.
ResponderEliminarSaludos
Víctor
Muy bonito el programa.. precioso el vídeo..
ResponderEliminarEs verdad que el correo electrónico ha pasado a sustituir al sobre y escuchando el programa he sentido nostalgia de las cartas que enviaba a mis conocidos/as cuando andaba en mis "aventuras" fuera de mi ciudad...
Ahor quizás sea más frío y con un simple Intro envíes al instante a un montón de personas tus opiniones, pensamientos y seguro que tus sentimientos... pero ¿dónde ha quedado la espera, la ilusión, el cálculo matemático de cuándo estará esa persona leyendo lo escrito, en función de la hora que suele llegar el cartero. Esa prisa por abrir la puerta y ver lo que hay en el buzón del portal, ahora repleto de publicidad y cartas de los bancos, aunque cuando llega la nómina te vuelve aquella sonrisa picarona...
Bueno...perdón por esta intervención pero me ha hecho pensar... en esas emociones que sentía cuando realmente escribía cartas...
Un saludo
Alberto
que maravilloso!! que gustazo!! que cultura!!!
ResponderEliminarCada vez lo haces mejor ;)
que gran persona eres!! y como siempre supe y no dudo: un buen amigo.
Saludos.
maravilloso blog! lo sigo.
ResponderEliminarwww.byebyecrisisconlifebike.blogspo.com
Gracias a todos, Víctor, Alberto, Andrea... todos los demás. No tengo tiempo para contestaros de modo adecuado. Estupendos -desmesurados a veces- los elogios, interesantes las reflexiones y los comentarios, muy atractivas las propuestas...
ResponderEliminarConfío en que podáis seguir disfrutando de los programas.
Muchas gracias