DON ELOY MILLÁN SOLO FRENTE A LA PIZARRA
El pasado viernes, 28 de enero, se celebró en nuestra comunidad el llamado –de modo algo pedante- Día del docente, festividad que afecta a todo el profesorado -y en supongo que afortunada consecuencia a todo el alumnado- no universitario. Por ello, Buscando leones en las nubes quiso aprovechar la ocasión y -con esta tenue excusa- constituirse en una especie de celebración, una suerte de homenaje a todos los profesores y maestros entre los que como ya sabéis yo mismo me encuentro.
Para ello, en la parte literaria del programa, he elegido un cuento precioso de un excelente aunque no demasiado “popular” ni siquiera conocido escritor español, muy mayor -nació en 1925- pero que aún sigue escribiendo y que en cada nueva entrega de su producción literaria sigue mostrando su calidad, su interés, su capacidad de observación, su humor, su ternura. Se trata de Medardo Fraile y su relato, el cuento escogido para la emisión de esta semana, se titula Punto final. En él el narrador nos lleva a una clase de Don Eloy Millán, el maestro que lo protagoniza y que encarna, a mi entender, uno de los -llamémosles así- pequeños dramas consustanciales a la tarea del profesor, de un profesor cuyo quehacer profesional tantas veces hoy día -por desgracia- se ve envuelto en no ya pequeñas sino grandes tragedias. Así es, pues más allá de los problemas que habitualmente la enseñanza plantea y que son recogidos a diario en los medios de comunicación -cada vez con mayor frecuencia-, existe además otra vertiente de la profesión docente, no tan divulgada pero que -igualmente- genera dificultades y frustraciones sin cuento. Y esa dimensión no tan conocida -o sobre la que no se reflexiona tanto- de la educación tiene que ver con el hecho -muy común, por otra parte- de que no pocos profesores, no pocos maestros entregan lo mejor de sus capacidades, de sus esfuerzos, de sus energías, en definitiva de su vida, a la tarea de hacer crecer a sus jóvenes alumnos, a mostrarles el mundo a través de la ventana del aula y a enseñarles a volar y, en efecto, esos chicos vuelan, vuelan lejos, huyen al mundo que tan sabiamente su maestro les mostró y cuando eso sucede -y el fenómeno se repite año tras año, curso tras curso- el profesor se queda del lado de acá de la ventana, un año más viejo, un año más cansado, un año más solo en la austera frialdad del aula, observando feliz -su labor cumplida- aunque nostálgico, alegre -su tarea lograda- pero melancólico, la marcha de sus alumnos, el pequeño drama de esa pérdida siempre, curso tras curso, reinventado.
Más allá del cuento concreto que constituye el núcleo central del programa, más allá de este Punto final espléndido y conmovedor, quiero aprovechar para recomendaros la obra completa de Medardo Fraile, como digo un escritor no demasiado conocido, pese a que en su larga trayectoria literaria nos ha dejado, nos sigue dejando decenas de relatos memorables. La primera gran recopilación de cuentos de Medardo Fraile se titula Cuentos completos y la publicó en 1991 Alianza Editorial. La editorial Cátedra ofreció una edición crítica en 2000, a cargo de Mª Pilar Palomo, bajo la rúbrica Cuentos de verdad. En el año 2004, Páginas de Espuma recogía todos sus relatos escritos hasta ese momento con el título de Escritura y verdad: Cuentos completos, que se abría con un prólogo muy interesante e iluminador de Ángel Zapata. Por fin, en 2010, la misma editorial daba a la luz Antes del futuro imperfecto, el libro en el que quiero detenerme especialmente. En todas estas antologías y recopilaciones está presente el Punto final leído en la emisión, a mi juicio uno de sus más brillantes logros.
La crítica considera a Medardo Fraile un destacado representante de la generación del medio siglo, los autores que escribieron su obra a partir de la pasada década de los cincuenta, caso de Ferlosio y Aldecoa, Fernández Santos, García Hortelano o Ana María Matute y singularmente Carmen Martín Gaite, una generación cuya propuesta literaria se caracteriza, entre otros rasgos, por el realismo y la lírica descripción de la sin embargo oscura y gris vida de la España de la posguerra, que a mi juicio no puede ser conocida adecuadamente sin la lectura de las obras de estos escritores. Medardo Fraile no ha alcanzado, sin embargo, la repercusión que sí tuvieron todos esos otros nombres que acabo de referiros, y a ello ha contribuido su residencia fuera de España, en Glasgow, durante gran parte de su vida, su alejamiento físico de nuestro país, de los corrillos literarios, de los cenáculos del oficio, además de una cierta deuda que su generación ha debido pagar a la olvidadiza modernidad, una modernidad para la que la tristeza, el desamparo, la mediocridad de aquellos años terribles eran viejos restos de una España antigua que había que dejar anclada en el pasado, que no merecía la pena revisitar pues, quizá, nos traería a la conciencia nuestro origen, un origen rural, provinciano, limitado, tradicional y algo primitivo, sencillo y esencial también, no tan remoto, mucho más arraigado en nuestras almas, en nuestras personalidades que lo que quisiéramos hacernos creer a nosotros mismos, ahora tan modernos, tan cosmopolitas, tan globalizados, tan viajeros, tan tecnologizados, con nuestros ipads y nuestro internet, y nuestros coches de carrocería abrillantada y nuestros hogares repletos de electrodomésticos que ni siquiera vemos, por obvios. El mundo de Medardo Fraile es el de nuestros padres, el de nuestros abuelos: suelos de linóleo, pensiones baratas, pisos sin calefacción, representantes de comercio que llevan existencias solitarias, noviazgos interminables y aburridos, hombres que visten su único traje y fuman y llevan sombrero, de vez en cuando algunas atrevidas mujeres de labios pintados que consumen sus esperanzas en las barras de los escasos bares de noche, entre artistas fracasados y deprimentes bohemios, o, sobre todo, mujeres sin más horizontes que las cuatro anodinas paredes de su hogar familiar, atadas a matrimonios romos, con hijos que pronto abandonan el nido, uncidas a yugos sutiles casi inapreciables, las misas, los confesores espirituales, los rituales de una clase media empobrecida e incipiente que acaba de dejar atrás la guerra con su carga de miseria y tristeza, de desolación y resentimiento, de derrotas y silencio y dolor y desánimo. También el inhóspito universo de los humillados y los ofendidos, de los que poco o nada tienen, de los obreros modestos, de los pobres y desarraigados, de los fracasados.
Y sin embargo, en Medardo Fraile, a diferencia de sus compañeros de generación, todos esos rasgos no son más, en mi opinión, que un escenario de fondo en el que transcurren sus cuentos. Y en ello, en esta distancia con el realismo limitado y chato, en su voluntario alejamiento de la lúgubre estética de la época puede residir también, ahora que lo pienso, una de las razones de que su nombre no figure con mayúsculas en los libros de texto de nuestros escolares, como si lo hacen -y no con muchos mayores méritos- algunos de los autores antes citados. Esa España opaca y algo siniestra, ese ambiente ceniciento que define la época, no se muestran con pretensión realista, no hay intención documental, son, como digo, sólo un marco en el que se desarrolla la peripecia de sus relato; cierto que un marco fidedigno y verosímil, muy reconocible y exacto, aunque mostrado con sobriedad y sin maniqueísmos, sin voluntad de denuncia, sin moralismos panfletarios.
Y he escrito peripecia y en seguida me arrepiento, pues no hay cambios, no hay acción, no hay historia, no hay grandes aconteceres, no hay anécdota casi, en los cuentos de Medardo Fraile. Por el contrario, en sus relatos destaca el clima interior, como señala Ángel Zapata, la vida íntima de sus personajes, unos personajes de los que, por otro lado, no sabemos casi nada que vaya más allá del pequeño fragmento de vida que se nos narra en el cuento. Lo esencial, como en todos los grandes maestros de la narración breve, pasa fuera, en lo no dicho, en lo sólo esbozado, en lo que apenas se entrevé tras la leve anécdota descrita.
Antes del futuro imperfecto, el último libro publicado de Medardo Fraile, cuya lectura puede resultar, quizá, el mejor modo de adentrarse en su obra si no se conoce con anterioridad, se divide en dos partes. En la primera, que se presenta con idéntico título al que da nombre al volumen completo, se recogen cuentos de las aulas, algunos -todos salvo cuatro inéditos- de los muchos cuentos con temática escolar escritos por el madrileño. Aulas, pizarras, pupitres, exámenes, patios y juegos, asignaturas con añejas denominaciones, profesores y bedeles, maestros y señoritas, y niños, muchos niños, con su inocencia, con sus angustias, con sus difíciles infancias pasan por estas páginas estructuradas en secciones bien definidas: el colegio, el instituto, el recreo, la Universidad. En esta sección aparece, claro, Punto final. La segunda parte, Cuentos del futuro imperfecto, acoge una veintena de relatos inéditos, escritos después de 2004 y por tanto no presentes en la precedente “obra completa”. En ellos afloran todas las pautas habituales de Medardo Fraile, el humor, la emoción, la ternura, su profunda humanidad.
Para complementar la atmósfera nostálgica que emana del relato de Medardo Fraile que he leído, el programa ofrece una selección de canciones impregnadas de ese mismo aire recogido y melancólico. Unas canciones que han interpretado Cassandra Wilson, Zizi Possi, Mojave 3, la Orchestra Marrabenta Star, Coleman Hawkins, Paulo Flores, Garbage, Joni Mitchell con The Chieftains y Jacky Terrason.
En la habitual sección de vídeos de nuevo un monográfico de Cassandra Wilson, de quien ya os ofrecí hace meses una muestra de algunas de sus mejores versiones de clásicos del pop. Hoy os dejo otras estupendas canciones, empezando por Death letter, que sonó en el programa hace un par de semanas. A continuación, Saint James infirmary, You don’t know waht love is, Love is blindness, A little warm death, Last train to Clarksville, terminando con otro clásico, Corcovado.
Don Eloy Millán solo frente a la pizarra
Me rindo..lo intento, pero no deja de parecerme un auténtico ladrillo. Esto debe de ser para intelectuales o pseudointelectuales de provincias.Pero enhorabuena por seguir intentando suplir la originalidad, que es patrimonio de muy pocos-con mucha palabra, tiene gran mérito, te felicito de verdad.
ResponderEliminarCompro, compro... a pesar de no haber disfrutado -por primera vez en mi vida- del día nuestro santo patrono Santo Tomás (lo siento, lo del día del docente me parece ridículo).
ResponderEliminarMe ha gustado ese relato que has entresacado de ese maestro (ahora se usan nombres más pomposos) intentando mostrar a sus 'pardales' el secreto de la espiritrompa... y también la portada del libro (me has dado una idea para regalar, gracias) que me ha recordado las 'batallitas' que me han contado miles de veces mis hermanos mayores.
Por último, me he quedado muy tranquila, no entendía yo el porqué visitaba asiduamente este blog. No soy ni siquiera pseudointelectual, pero lo que sí soy es muy pero que muy provinciana. Gracias, anónim@ (perdón por la arroba, Señor de los Leones), hoy dormiré sabiendo una cosa más...
También Universitario,(al menos en alguna facultad)¡¡SANTO TOMAS DE A QUINO DE TODA LA VIDA !!.
ResponderEliminarEs la primera vez que escucho el programa ,y es verdad ,el cuento es precioso
Estoy de acuerdo contigo(pequeños dramas consustanciales y grandes tragedias)y al tanto de las medidas tomadas al consideraros AUTORIDAD PUBLICA ¡¡Algunos/as saldrán corriendo al leer AUTORIDAD !!.
Destacaría la indiferencia de los chicos ante el esfuerzo del maestro y la desolación del maestro ante esta indiferencia.
En cuanto a la otra dimensión no tan conocida...No estoy tan de acuerdo.Me ENSEÑARON a distinguir entre ser PROFESIONAL(MAESTRO, MEDICO etc) y ser LICENCIADO en MAGISTERIO, MEDICINA etc
.(perdón si no me he explicado bien) No son tantos.
Como alumna especial que soy(no por ser la alumna aventajada, si no por mis circunstancias)me he preguntado a veces cuantas cosas me defraudarian como profesor,pero¡¡NO TE PUEDES IMAGINAR LO DEFRAUDADA QUE ME HE SENTIDO COMO ALUMNA!!
Perdón no era el día del Alumno,pero como alumna tengo que ser critica (Soy critica por naturalezaaaaaaa)
Maestros, MAESTROS y
ResponderEliminarmaes
T
ros
Que orienten y muestren el camino, como Virgilio a Dante: infierno, purgatorio, paraíso.
¡Oh capitán, mi capitán!
Para la incomprendida:
ResponderEliminarSinceridad 1oo%
Buena perspectuva,pero no dejes que nadie se suba a la chepa, porque todos valemos, con nuestros títulos y con nuestra forma de ser.
Estoy segura de que vales más de lo que la gente dice por ahí.
Los bulos( que como todos sabemos) son mentiras, se hacen para intentar fastidiar a alguien sobre todo por envida, lo peor que puede tener una persona.
Las indiferencias que hagan ciertos profesores en clase por nuestros títulos o simplemente porque somos como somos, me parece una falta de respeto y sobre todo denunciable.
Gracias por escucharme pues.
Un saludo.
De nuevo, os doy las gracias por vuestra participación; es de agradecer el que queráis intervenir aquí con vuestras impresiones, con vuestras interesantes referencias cinéfilas (Fernán Gómez y Robin Williams; Manuel Rivas y Walt Whitman, si optamos por la literatura), con vuestras experiencias personales
ResponderEliminar(e incluso, cuando el programa os resulta infumable, para dejar constancia de vuestras felicitaciones, que adivino sarcásticas pero que igualmente agradezco).
Un saludo a todos
soy el de las felicitaciones, que adivinas bien tienen un punto de sarcasmo, pero siempre desde el cariño y con espíritu pedagógico; en el último programa has eliminado rollo y es más comestible y llevadero.Me gustán muchas de las cosas que se pueden hacer por la noche.
ResponderEliminarPara la Incomprendida:
ResponderEliminarNadie dá lo que NO tiene",la mayoría de los mortales tiene miedo a lo desconocido y al fracaso,( si eres diferente) intenta que no te salgas del arquetipo establecido, "una generación Pokémon sin poderes"
si un profesor, médico, maestro, autoridad p...carece de autoestima, es inseguro ó tiene prejuicios qué motivación quieres que te transmita??Hay quién es infeliz y no hace otra cosa que recordarnoslo. No cedas el control de tus emociones a nadie, Tú no necesitas la aprobación ni el consentimiento de los demás, hay muchas personas positivas mira en este espacio
El cuento es precioso,tierno... con una descripción muy exhaustiva del profesor, los niños muy entrañables, la época...me ha encantado! y no soy intelectual, pero hay que tener una sana "Inteligencia emocional". Esos "NIÑOS LLAVERO" desprovistos de un abrazo de sus progenitores durante días...y la maestra preocupada porque el niño es Hiperactivo, el ASI quién mejor que los educadores? desgraciadamente si dejamos únicamente en manos de los Padres el futuro de nuestras "Jovenes Promesas".....Hay que implicarse!!
ResponderEliminarMuchas gracias.
ResponderEliminarGenial la frase "NO CEDAS EL CONTROL DE TUS EMOCIONES A NADIE ".Me ha hecho recapacitar . Lo tendréencuenta
Me ha encantado vuestros comentarios, muy sinceros.
ResponderEliminarMi caso es especial, se montó un bulo (seguro que por envidia) contra mi en un centro público,lo he pasado fatal, y encima sabiendo que todo lo que se dijo fue mentira.
Estuve deprimida casi medio año, a lo cual dedicí cambiar de aires.
Respecto a lo que dos de vosotros comentáis sobre como un profesor, técnico, maestro...puede discriminar en clase y faltar al respeto, es verdad, de echo yo he conocido un caso muy cercano de alguien a quien discriminaron delante de mis narices en clase, una profesora.
Estoy muy cabreada con lo que me pasó y espero que determinadas personas se den cuenta de que hay personas muy sensibles y que pueden herir sentimientos de cada uno.
Seguro que mas de uno se siente identificado con lo que estoy diciendo.
Soy una persona muy especial, pero soy muy sensible.
Un saludo a todos.