martes, 7 de junio de 2011


ORHAN PAMUK. EL MUSEO DE LA INOCENCIA

El invitado especial de esta primera emisión de junio de Buscando leones en las nubes es el premio Nobel turco Orhan Pamuk, un escritor magnífico, autor de algunas novelas apasionantes, de las que os recomiendo Me llamo Rojo, Nieve y esta El Museo de la Inocencia publicada por Mondadori que protagoniza el programa de hoy. Todos los textos de la emisión están extraídos de este libro extraordinario que es, entre otras cosas, una intensa historia de amor, un documento de primera magnitud sobre cuarenta años de la vida turca, un apasionado homenaje a Estambul y, en definitiva, y sin exageración alguna, una obra maestra de la literatura.

El Museo de la Inocencia es un libro monumental, tanto en su sentido material, pues son 650 páginas de apretada letra, como en su ‘espíritu’, ya que resume casi toda la vida, unos cuarenta años, de su protagonista, indirectamente la de su autor, el turco Orhan Pamuk, e incluso de la ciudad y el país de ambos, unos Estambul y Turquía, cuya evolución respectiva desde los años setenta del pasado siglo hasta nuestros días vemos excelentemente reflejada en la novela. El Museo de la Inocencia se presenta en la editorial Mondadori en traducción de Rafael Carpintero.

Kemal, un joven perteneciente a una adinerada familia de la burguesía más avanzada de Estambul, lleva, a sus treinta y pocos años, una holgada y feliz vida acorde con los parámetros más logrados y exitosos que se suponen inherentes a su clase social. Educado en Estados Unidos, cosmopolita, atractivo, liberal, moderno, emancipado de las ataduras religiosas que oprimen a la mayor parte de sus conciudadanos, al frente de alguna de las empresas de las que es propietario su padre, riquísimo por lo tanto, su existencia, cuando nos lo encontramos al comienzo de libro, es, como os digo, afortunada y placentera, satisfactoria y rozando la ideal perfección, en tanto ello resulta posible. En el terreno sentimental, todo se desenvuelve con idéntica ausencia de problemas y dificultades. Está a punto de comprometerse con la joven y bella Sibel, otro retoño privilegiado de la élite económica y cultural de Turquía, la más occidentalizada. Sibel es una chica inteligente y atractiva, de la que Kemal está muy enamorado, que vive su vida -y ambos se desenvuelven con soltura en ella- entre fastuosas fiestas en enormes mansiones al borde del Bósforo, cenas en elegantes restaurantes, veladas en animados cabarets nocturnos, la asidua frecuentación de las tiendas más chic de Estambul, gastando su tiempo y su mucho dinero, a falta de otras preocupaciones, en ingentes compras de ropa cara y joyas exclusivas, siendo el Vogue y el Elle, las revistas francesas, y las boutiques parisinas los referentes últimos de su estilo de vida.

Pero este plácido panorama, esta existencia inmaculada en la que todo es ya conocido y está logrado de antemano, el éxito profesional y social, la felicidad amorosa, la previsible constitución de una familia, el devenir completo de una existencia entera sometida al dictado, nada opresivo por cierto, de lo que es esperado, de lo que ‘debe ser’, se resquebrajan por completo un poco antes del mediodía del 27 de abril de 1975, como con meticulosa precisión recoge el protagonista en sus anotaciones. Esa mañana, Kemal se acerca a una de estas elitistas tiendas de moda con la intención de adquirir un carísimo bolso que regalará a su prometida. La dependiente que le atiende resulta ser Füsun, una lejana pariente por parte de madre. Con apenas dieciocho años, Füsun es también bellísima y pese a que está muy alejada de los parámetros en los que se desarrolla la vida de su remoto primo, con sus sencillos estudios preparatorios del ingreso en la Universidad y su más modesto aun desempeño laboral, Kemal se enamora de ella, se enamora perdidamente, como quiere el tópico, pero ya comprobaréis, si os decidís a leer esta extraordinaria novela, que el adverbio resulta más que ajustado al caso.

Tras unas tímidas y breves maniobras de aproximación, la inocente aventura se convierte en una desmesurada historia de amor. Kemal y Füsun se encuentran cada tarde en una vieja y abandonada casa de la familia. Durante cuarenta y cuatro días, de nuevo la obsesiva contabilidad del enamorado proporciona el dato exacto, hacen el amor con pasión y delicadeza, con ternura y entrega, con ilusión y encantamiento y alegría y entusiasmo y felicidad. Tras ese mísero tiempo, y por razones que no puedo explicar aquí, Füsun desaparece de la vida de su primo y amante. Después de la separación, y a lo largo de nueve larguísimos años, la relación amorosa entre ambos se ve truncada, nueve años en los que Kemal ve acentuarse su pasión, ve convertirse su amor en obsesión, una obsesión que acabará por descabalar su existencia, arruinar su carrera profesional, desbaratar su noviazgo y consiguientemente su matrimonio con su prometida Sibel, y, en definitiva, destrozar su vida entera.

La manifestación más destacada de esta enfermiza y obsesiva locura la constituye el afán de Kemal de crear un Museo, el Museo de la Inocencia, con todos los objetos con los que su amada Füsun ha estado en contacto, pues está persuadido de que a través de la conexión con esos objetos, incluso sólo con mirarlos una vez, podía recordar su pasado con ella, podía avivar su memoria y de esa manera revivir aquellos cuarenta y cuatro días dichosos.

Y así, a lo largo de la novela, Kemal va dando cuenta de esta colección de elementos heteróclitos vinculados a la fugaz experiencia amorosa con su prima, y cada uno de ellos sirve como desencadenante para la narración del momento, de la circunstancia, de la peripecia, del encuentro, de las palabras, del suceso vivido con ella. Vemos pasar por el libro, y mi concisa enumeración no es más que una pálida muestra de todo lo que el enamorado llegará a acumular, un salero de porcelana, un metro de costura en forma de perro, un terrible abrelatas, una botella de aceite de girasol, un frasco de colonia, un rallador de membrillo, un mortero con el que la joven partía nueces, y también bolígrafos, calcetines, jabones, vasos, peines, pasadores del pelo, innumerables prendas de ropa, pendientes, espejos, cepillos de dientes, e incluso, muebles, lámparas, cuadros y hasta la reproducción del cuarto en el que habían tenido lugar los felices encuentros, o la casa entera de la familia de ella, una casa en la que, paciente y esperanzado, Kemal vive su desvarío amoroso insistiendo, noche tras noche, de un modo estéril y algo patético, en acompañar a su amada, ahora reaparecida aunque casada.

No puedo dar cuenta de la infinidad de elementos apreciables en esta majestuosa novela, tantos son los planos en los que se desenvuelve, los aspectos de interés más allá de esta trama argumental que de un modo tan somero os he anticipado. Se trata de un resumen suficiente, no obstante (así lo espero), como para poder percibir el sentido esencial de los fragmentos seleccionados en la emisión. En cualquier caso, no deberíais dejar de leer este El Museo de la Inocencia de Orhan Pamuk que publica Mondadori. Es un libro espléndido, delicioso, que os reportará horas de enorme placer.

De placer hablamos, también, si nos adentramos en el territorio musical de la emisión. Para ambientar convenientemente los textos de la novela de Pamuk he seleccionado, como resulta inevitable, música turca, excelente música turca. Podréis escuchar así, unas cuantas piezas, más o menos intimistas, en consonancia con el tono más frecuente en Buscando leones en las nubes, de algunos de los grandes nombres del panorama musical de ese país. Por orden de aparición han sonado Arto Tunçboyaciyan, Aynur, Omar Faruk Tekbilek, Sezen Aksu, Hüsnü Senlendirici, Mercan Dede, Ajda Pekkan, Kardes Turküler y Can Atilla.

Para la sección de vídeos he escogido cuatro bastante ‘atmosféricos’, que participan de ese clima recogido de nuestras emisiones: Arto Tunçboyaciyan y Hergün yeni bir umut var, Aynur cantando Ahmedo, Hüsnü Senlendirici con Hasretinle Yandi gönlüm y Omar Faruk Tekbilek y su Moment of doubt.




Orhan Pamuk. El Museo de la Inocencia

10 comentarios:

  1. Es precioso, Alberto, precioso.
    Me ha gustado mucho.
    Un saludo.

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  2. Aprovecho un descaso(vaya atracón de libro..)para escribir otro texto de "El Museo de la Inocencia". Uf...

    "Creo que la gente no quiere comprar un producto de imitación, no porque sea falso sino por el temor de que pueda saberse que «lo ha comprado ba­rato». Por supuesto, para mí lo peor es que no se le da importancia al producto sino a la marca. De la misma forma hay gente que no le da importancia a sus sentimientos sino a lo que puedan decir los demás".

    También incluyo una canción que expresa muy bien los sentimientos de Kemal Bey
    http://www.youtube.com/watch?v=bXSxdSPANFg

    Gracias por compartir este libro.
    Un saludo

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  3. Me ha encantado, me ha envuelto el relato, la obra, la música. ¡Cómo lo he vivido! Si apreciáramos cada instante de nuestra vida como el protagonista cada momento con su prima... ¡cómo trataríamos a los demás! Este relato me ha hecho reflexionar la importancia de las "cosas" (momentos, tiempo, ideas...) que te pueden ofrecer los demás: las materiales y las no materiales. Precioso Alberto. Sigo todas las semanas el programa, pero este quizás me haya tocado mucho más la sensibilidad.La música ha sido estupenda y los vídeos también.
    Alberto.-

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  4. La cadencia de la voz, el sonido de tan bellas melodías, esta mañana gris y lluviosa, ha llenado mi alma de melancolía.

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  5. Gracias a todos... me quedo contentísimo por vuestros comentarios... me alegra que os haya gustado el programa.

    Un saludo

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  6. gracias por esta tremenda entrada con el comentario del libro de Pamuk, es mi libro favorito y al escuchar su reseña me alegro de que haya personas que aprecien y reconozcan el tesoro literario que ese libro representa! excelente seleccion de la musica cturca, cada vez estoy mas enamorada de esta cultura!

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  7. excelente reseña de uno de los grandes de la literaturaaa! <3 me emocioné con la selección de la música pero.. qué podría hacer para descargarme las canciones o al menos para escucharlas en youtube? dónde encuentro los nombres?

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  8. Gracias, Anónimo comentarista, por tu amable intervención.

    Te dejo a continuación las canciones del programa con sus respectivos intérpretes, en el mismo orden en que fueron emitidas.

    Un saludo

    “Tears of dignity” -Arto Tunçboyaciyan-
    “Xewn” -Aynur-
    “Kolay mi” -Omar Faruk Tekbilek-
    “Gungormemisler” -Sezen Aksu-
    “Gel gel kayikci” -Hüsnü Senlendirici-
    “Pamuk prenses ve 7 cuceler ali baba ve 40 haramilere karsi” -Mercan Dede
    “Dile kolay” -Ajda Pekkan-
    “Seteney” - Kardes Turküler
    “Hamamda ilk gözyaþlarý” -Can Atilla-

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  9. Sr San Alberto, MIL GRACIAS POR LA LISTA DE REPRODUCCION! esta publicacion me hace adorar la cultura turca aun mas y adivine por qué.. básicamente gracias a usted :)
    besos y que esté bien, un abrazo desde Colombia <3

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  10. Muchas gracias, amable seguidora colombiana... Me alegro de los efectos "benéficos" del programa. ¡¡¡Tantos que hasta me convierte en "San Alberto"!!!... No, no, mi nombre es sólo Alberto, el santo es mi apellido: San Segundo... Gracias de todas formas... Un saludo cordial.

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