MUJERES SOÑADAS
Después del programa especial dedicado el lunes pasado a las mujeres, Buscando leones en las nubes continúa, una semana más, con su particular celebración del Día Internacional de la mujer (Nota aclaratoria: hace siete días hablé aquí del Día Internacional de la mujer "trabajadora" y se me ha hecho ver mi equivocación. Acepto, claro está, la corrección: si la denominación oficial no incluye la mención al trabajo es un error mío no haberla actualizado. Me resulta insólita, en cambio, la alusión a que ese mero despiste pueda interpretarse como un supuesto comentario machista -no ya mío, sino de cualquiera que haya incurrido en él. Haber declarado abiertamente mi defensa de la justa igualdad entre hombres y mujeres, de la indispensable equiparación de derechos y obligaciones, del necesario subrayado de la presencia de la mujer en la sociedad; llevar años abriendo este modesto espacio radiofónico a la ostensible presencia femenina… no resulta suficiente desde la perspectiva de la corrección política imperante. No, al contrario: si pese a todo ello, alguien escribe -por ignorancia de la denominación adecuada, como en mi caso, o por despiste o confusión o vaya usted a saber por qué- “Día internacional de la mujer trabajadora” y no “Día internacional de la mujer” es culpable indiscutible de un irredento machismo. Sencillamente, resulta de un reduccionismo difícil de entender. En fin… el rábano y las hojas).
El enfoque de este nuevo programa dedicado a la mujer en Buscando leones en las nubes es, sin embargo, algo menos femenino que el de la semana pasada Entonces, como quizá recordaréis, era la propia voz de las mujeres la que sonaba en los versos de algunas poetas jóvenes que daban a conocer su obra a través de blogs, páginas web, redes sociales y, en general, el universo de internet. En nuestra edición de esta semana, en cambio, quiero hablaros de las mujeres a partir de la mirada masculina y desde una perspectiva, además, muy particular. Mujeres soñadas he titulado el programa de esta noche y ello porque el nexo común a todos los poemas que voy a leeros es precisamente ése, el de las ensoñaciones, el de las quimeras que los hombres, sobre todo los más románticos e idealistas, los más ingenuos y fantasiosos, tendemos a construir a partir de un encuentro fortuito, de una mirada cruzada al azar, de una presencia intuida, del paso fugaz de una desconocida a nuestro lado, en la calle (como en la sugerente foto de Stanley Kubrick que acompaña esta entrada). El desencadenante de la emisión, la idea generadora de la que nace el programa me la dio un bello texto de Andrés Trapiello recogido en el último tomo (hasta el momento) de su diario, Apenas sensitivo, y que ahora os transcribo en su integridad:
Recuerdo aquella anécdota de los años mejicanos de Bergamín. Paseaba éste por la ciudad y se quedó mirando a una muchacha, descarándose con ella, como Petrarca ante la aparición de Laura. Le atraían las jóvenes hermosas, y él, que era tan viejo y tan feo como Bradomín, a ellas. Pero a diferencia de éste, no se sabe que Bergamín fuese un conquistador y no se conoce ninguna historia en la que él propusiera nada a ninguna de de aquellas adoratrices, ni mucho menos que se propasara con ninguna. Todo quedaba en el amor cortés, como pudimos verlo tantas veces. Y esas beldades, algunas de las cuales eran y siguen siendo amigas nuestras, acaso por ello mismo, porque sabían que todo había de reducirse a un ¡ay! y al campoamoriano “las hijas de las madres que amé tanto...”, se dejaban requebrar y aceptaban sus maliciosas dedicatorias en los libros, a modo de madrigales. A cambio sólo pedía de una manera implícita estar a su lado, a ser posible de dos en dos o de tres en tres, mejor que de una en una, y mirarlas. A la muchacha mejicana de la historia la descubrió caminando. Al columbrarla, se plantó en la acera y esperó a que llegara adonde él estaba. La muchacha se dio cuenta de lo que sucedía, claro, porque las chicas guapas desde que tienen quince años saben leer de una manera instintiva las miradas de los hombres e interpretar sus deseos. Lo que lean en esas miradas puede incomodarlas o no, conforme a un código que sin embargo no está escrito, pero están, como suele decirse, al cabo de la calle. A esta de la historia debió de hacerle gracia la estampa de aquel garabato flaco que era Bergamín y supo desde ese mismo momento que era, además, de los inofensivos y corteses, así que cuando llegó adonde Bergamín estaba, le sostuvo la mirada y le dijo, con ese desparpajo de las muchachas que lo dan todo en un instante sabiendo que al instante siguiente ya lo habrán olvidado: ‘¿Me va usted a soñar?’
Esas mujeres soñadas que nos ilusionan y entristecen, que nos impulsan y torturan, que se nos imponen desde nuestra pobre naturaleza de seres deseantes, aparecen en los poemas de Charles Baudelaire, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Álvaro Valverde, Roger Wolfe, Miguel D’Ors, Felipe Benítez Reyes, José Luis García Martín, Vicente Gallego, Robert Desnos y Fernando Pessoa.
Y música de ensueño también para acompañar los poemas, preciosas y melancólicas canciones, grandes clásicos, piezas, todas ellas, intemporales, interpretadas por muy renombradas vocalistas de jazz, que contribuyen, con la seda de sus voces, como quiere el tópico, a crear un clima recogido, henchido de nostalgia y suavidad, que se aviene de maravilla con la dulce tristeza que impregna los versos de los poetas escogidos. Diana Krall, Helen Merrill, Nina Simone, Silje Nergaard, Ruth Cameron, Sophie Milman, Dorothy Dandrige, Beady Belle, Blossom Dearie, Stacey Kent (que aparece en la sección de vídeos con una magnífica versión de Jardin d’hiver) y Dinah Washington han sonado en la emisión.
Mujeres soñadas
El programa de radio más bonito del mundo.
ResponderEliminarSilvia
Que no, Alberto, que lo has entendido mal, que todos somos humanos y nos equivocamos, jamás quise decir que eras machista, pero gracias de todas formas por aclarar a otras personas que a lo mejor piensan eso o tienen ideas equivocadas de la personalidad de cada uno..;)
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=7CdZlQsBUII
ResponderEliminarSoñar contigo......
No quiero despertar.
"Qué bonito seria jugarse la vida probar tu veneno
ResponderEliminarQue bonito seria arrojar al suelo la copa vacía"
Coincido con anónimo...(tienes un gusto excelente)¿quién no ha soñado con encontrar un león en las nubes?
El primer disco de Zenet ( tengo el placer de haber compartido con ellos una noche de música,alcohol,risas...)
Habría que escuchar también el segundo,"Todas las calles".Yo me quedo con "No lo dudes"
http://www.youtube.com/watch?v=wMNAjbryk34
http://www.youtube.com/watch?v=wMNAjbryk34
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=U5JEFBICemY
ResponderEliminarSeguimos soñando...
Pero, Alberto y eso ¿del rábano y las hojas?
ResponderEliminarjajajjajaa :)
Gracias a todos por vuestros comentarios, aunque no tengo apenas tiempo para contestar de modo individual.
ResponderEliminarA todos los anónimos soñadores, gracias por vuestros estupendos vídeos; Zenet, magnífico.
A Silvia: ¡¡te has pasado muchísimo!!... ¡¡¡pero si sólo es el segundo más bonito!!! (Hay gente que prefiere a Jiménez Losantos). (Por supuesto, me veo obligado a subrayar que hablo en broma; no vaya a ser que haya quien intervenga echándome en cara que pretendo compararme con Gabilondo).
A mi anónima "contendiente" en la polémica feminista: tienes razón, he entendido mal (Internet exacerba mi ya habitual paranoia). De todas formas, yo no hablaba tanto de mí como del fenómeno general.
Al último anónimo: dejemos para otro momento la explicación detallada de las metáforas hortofrutícolas... Resumiendo: la clave es no discriminar; la cuestión lingüística es menor... no confundamos lo esencial y lo anecdótico (¿mejor así?)
Muchísimas gracias a todos...