martes, 26 de julio de 2016


RUTA 66. LAS UVAS DE LA IRA

Buscando leones en las nubes llega hoy al último programa del curso que es también el cuarto y final de la serie que durante el mes de julio hemos dedicado a la Ruta 66, la legendaria carretera estadounidense.

Esta semana, nuestra aproximación al tema se hace a partir de una obra maestra de la literatura, Las uvas de la ira, escrita por el que fuese Premio Nobel John Steinbeck y que dio pie a otro gran clásico de la historia de la cultura y el arte, la película del mismo título dirigida en 1940 por John Ford. En mi otro programa en Radio Universidad de Salamanca dediqué hace unos años una extensa y completa reseña a las diferentes manifestaciones artísticas en las que se plasmó la novela original y que podéis consultar en todosloslibrosunlibro.blogspot.com. Baste decir ahora, como preámbulo a la presente emisión -que, por cierto, se alarga bastante por encima de nuestra duración habitual, ventajas de la libertad que supone el que el programa no será radiado y sí solo emitido en internet-, que en el libro, la familia Joad, con el hijo Tom como personaje principal, se ve obligada, forzada por la sequía y las míseras condiciones de vida que impone la Gran Depresión de finales de los años veinte del siglo pasado, a abandonar su hogar en Oklahoma y lanzarse a la carretera, nuestra recurrente Ruta 66, camino al oeste, en busca del ingenuo sueño -quién sabe si la pesadilla- de California.

Del conmovedor texto del libro no he extraído los fragmentos más emotivos ni más reveladores ni los que concentran lo esencial de sus tesis, combativas y transgresoras, indignadas y reivindicativas, humanistas y defensoras de la dignidad y la justicia, de la igualdad y la solidaridad entre todos los seres humanos, sino las que, en consonancia con nuestro tema central, aluden al periplo de sus protagonistas por las áridas carreteras -en especial, como digo, la Ruta 66- que cruzan el vasto país norteamericano de costa a costa. Unas palabras que, como veréis, suenan muy actuales y fácilmente extrapolables a la situación que hoy en día viven tantos emigrantes por los caminos de Europa.

Entre los textos del libro se pueden escuchar algunas canciones, casi todas referidas a la mítica arteria, aunque otras, que no hablan expresamente de la ruta, sí se vinculan a ella por aparecer en la banda sonora de la película o constituir recreaciones posteriores en torno a la atmósfera y los personajes del libro. Sus intérpretes son Nat King Cole -espléndida, y muy distinta de las habituales, su versión de (Get your kicks on) Route 66-, Robert Johnson, Bruce Springsteen, Arlo Guthrie & Pete Seeger, Bob Seger, Ry Cooder, Hank Thompson, Chris Isaak, Elizabeth Cotten, Hank Williams, Billy Bragg & Wilco, Allison Moorer, Son Volt, Joan Baez, Ryan Adams, Waylon Jennings, Dory Previn y Woody Guthrie, que canta, como cierre a la emisión, Red River Valley, el clásico que en el film de John Ford interpreta el propio Henry Fonda, su protagonista principal.

Con su mención me despido por este curso y os emplazo hasta dentro de poco más de un mes. El 5 de septiembre volveremos con vosotros en una nueva temporada, la décimo octava ya, de Buscando leones en las nubes. Muchas gracias por vuestra amable fidelidad. Os deseo un muy buen verano y unas felices vacaciones.


La carretera 66 es la ruta principal de emigración.
La 66, el largo sendero de asfalto que atraviesa el país, ondulando suavemente sobre el mapa, de Mississippi a Bakersfield, por las tierras rojas y las tierras grises, serpenteando montaña arriba hasta cruzar las cumbres, siguiendo luego por el deslumbrante y terrible desierto hasta atravesarlo, alcanzar la nueva cordillera y llegar a los ricos valles de California. La 66 es la ruta de la gente en fuga, refugiados del polvo y de la tierra que merma, del rugir de los tractores y la disminución de sus propiedades, de la lenta invasión del desierto hacia el norte, de las espirales de viento que aúllan avanzando desde Texas, de las inundaciones que no traen riqueza a la tierra y le roban la poca que pueda tener. De todo esto huye la gente y van llegando a la 66 por carreteras secundarias, por caminos de carros y por senderos rurales trillados. La 66 es la carretera madre, la ruta de la huida.


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