martes, 3 de enero de 2012


TOWNES VAN ZANDT. WAITING AROUND TO DIE

El uno de enero de 1997 moría, a los 52 años, en Nashville, Townes Van Zandt, víctima de un ataque al corazón inesperado, aunque su vida algo excesiva en contacto con drogas y alcohol, su inestable personalidad, con frecuentes depresiones, probable trastorno bipolar, tendencias esquizofrénicas y diversos tratamientos de electrochoque, hacía previsible una prematura y trágica desaparición. La complejidad de su existencia queda reflejada en sus intensas canciones, de las que ya la hace siete días os ofrecí una muestra significativa en el primer programa de celebración de su figura con ocasión del aniversario de su desaparición. En la emisión de esta semana podréis escuchar otras quince, una por cada año transcurrido desde su muerte, todas recubiertas de esa pátina de melancolía y desolada tristeza que rezuman la mayor parte de las creaciones del texano. Nothin’, No place to fall, Lungs, Don’t you take it too bad, A song for, Dead flowers (magnífica versión del clásico de los Rolling Stones ya emitida en Buscando leones en las nubes), Be here to love me, Our mother the mountain, Cocaine blues (otra espléndida versión), Mr. Mudd and Mr. Gold, To live is to fly, Man gave names to all the animals (aquí es Bob Dylan el recreado), Pancho and Lefty, High, low and in between y la impresionante Waiting around to die.

Entre ellas, punteando la banda sonora del programa, aparecen, como hace siete días, las palabras del propio autor, extraídas de una amplia e interesante entrevista que le hizo en la revista francesa Les Inrockuptibles, en 1994, apenas tres años antes de su muerte, el periodista Jean-Daniel Beauvallet. En ella aparecen algunos de los principales rasgos de la existencia de Van Zandt, que también afloran en sus canciones: las mujeres, los caballos, la naturaleza, el proceso creativo, la soledad, la depresión, la bebida, las drogas, los demonios interiores, la destrucción.

Os ofrezco también las letras de su gran éxito Pancho & Lefty y de Waiting around to die, en más que dignas traducciones de Mariano Cruz y Alejandro Caja, respectivamente, recogidas ambas de sendas páginas de internet.

Waiting aorund to die protagoniza también el conmovedor vídeo con el que cierro esta entrada. Se trata de un fragmento emotivo, intensísimo, enternecedor, de Heartworn Highways, el documental de James Szalapski sobre el mundo del country texano del que formó parte (si es que la noción de pertenencia se aviene con una personalidad tan independiente como la suya) Townes Van Zandt. Townes, acompañado de su novia de entonces, canta Waiting around to die, provocando las lágrimas emocionadas de su acompañante, el entrañable Uncle Seymour Washington. Aprovecho también para recomendar -algo a ciegas, pues mi mal inglés (y no hay versiones más que en este idioma y en alemán) me ha impedido un acercamiento satisfactorio- una película y un libro que tienen a Townes Van Zandt como protagonista indiscutible. Be here to love es el título del imprescindible film que podéis ver íntegro en este enlace. El libro, como os digo sin versión en castellano, se titula I’ll be here in the morning y aparece, de entrada, como muy atractivo e interesante. Confiemos en su pronta aparición en nuestro país convenientemente traducido.


Pancho & Lefty

Vivir en la carretera, amigo, te mantuvo libre y limpio. Ahora tu piel se ha tornado de hierro y tu aliento es más duro que el queroseno. No fuiste el único hijo de tu madre, pero sí el favorito, según parece. Ella rompió a llorar cuando dijiste adiós para abandonarte a tus sueños.

Pancho era el jefe de una banda. Su caballo era más rápido que el acero pulido. Llevaba su pistola por fuera de los pantalones. Para que la gente de bien lo sepa, Pancho encontró su destino, ya lo sabes, allá abajo, en los desiertos de México. Nadie escuchó sus últimas palabras. Así es como fue.

Los federales decían que lo cogerían cualquier día y lo dejaban merodear sin apreciarle demasiado, supongo.

Lefty ya no puede cantar blues durante toda la noche como solía hacer. El polvo que mordió Pancho allá abajo terminó en la boca de Lefty. El día que derribaron al pobre Pancho, Lefty partió para Ohio donde tenía su hogar, sin que nadie lo supiera.

Los federales decían que lo cogerían cualquier día, tan sólo esperaban un tropiezo suyo, sin apreciarle demasiado, supongo.

Los poetas narran la caída de Pancho. Lefty vive en un hotel barato. El desierto está en calma y Cleveland es fría, así termina la historia que hemos contado. Es cierto que Pancho necesita de vuestras oraciones, pero guardad alguna para Lefty también. Él hizo lo que tenía que hacer y ahora se está haciendo viejo.

Algunos federales de uniforme gris decían que lo cogerían cualquier día. Tan sólo estaban esperando que cometiera un error, sin apreciarle demasiado, supongo.



Esperando a la muerte

A veces no sé adónde me lleva esta sucia carretera, a veces no soy capaz de verle sentido alguno… Imagino que seguir apostando, empinando el codo y deambulando por ahí, es más fácil que limitarme a esperar que la muerte me alcance.

Amigos míos, hace tiempo tuve una madre, tuve incluso un padre… Una vez, él la golpeó con el cinturón porque ella lloraba; ella le pidió que se ocupara de mí y después se fue, se marchó camino de Tennessee… Para ella fue más fácil hacer eso que limitarse a esperar que la muerte la alcanzara.

Pasó el tiempo, me hice mayor, y un día, en un bar de Tuscaloosa, me topé con una chica que me engañó con astucia y me lo quitó todo…Yo intenté calmar el dolor, pillé algo de vino, salté a bordo de un tren… Supongo que aquello me pareció más fácil que limitarme a esperar que la muerte me alcanzara.

Otra vez un amigo me dijo que sabía dónde conseguir algo de dinero fácil; le dimos el palo a un tipo y salimos de allí volando… Pero la pasma cayó sobre mí y me llevó de vuelta a Muskogee. Durante dos años no hecho otra cosa que esperar, que esperar sentado a que la muerte me alcanzara.

Pero ya he salido de la cárcel, y por fin he dado con un amigo; él no bebe, ni roba, ni engaña, ni miente… Su nombre es Codeína y es lo mejor que he visto jamás. Los dos juntos vamos a esperar, juntos vamos a sentarnos a esperar que la muerte nos alcance.




Townes Van Zandt. Waitin’ around to die

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desgarrador, me ha dejado completamente melancólica.

Anónimo dijo...

Feliz año Alberto ;)

Alberto San Segundo dijo...

Gracias por vuestra participación. ¡Feliz año!