martes, 9 de diciembre de 2014


LES FEUILLES MORTES
 
El hilo conductor que da coherencia esta semana a nuestro programa es, como hace siete días, el de la repetición, o más exactamente, el de las variaciones, porque tanto los textos como las piezas musicales se caracterizan por una cierta redundancia, por la reiteración de motivos, por la insistencia en ciertas fórmulas que aparecen y reaparecen una y otra vez bajo formas diversas aunque en último término similares.
 
Y así, desde el punto de vista de la literatura, los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau vuelven a protagonizar la presente edición: noventa y nueve interpretaciones distintas -de las que hoy escucharéis una docena- de una misma historia, sencilla y anodina, en la que dos hombres se encuentran en un autobús en una escena sin aparente trascendencia. La desbordante inventiva del autor y su dominio de los distintos registros lingüísticos permiten aproximaciones muy heterogéneas al relato inicial, con variantes léxicas, gramaticales, idiomáticas, paródicas, estilísticas, semánticas y hasta matemáticas, muy curiosas e imaginativas.
 
Desde el mismo planteamiento -y aprovechando la doble excusa de la nacionalidad francesa de Queneau y de que nos hallemos en los últimos días del melancólico otoño- he elegido la más emblemática canción gala, alusiva a las tristezas de esta declinante estación, Les feuilles mortes, la ya eterna creación del poeta Jacques Prévert y el músico Joseph Kosma, para completar el programa en su vertiente musical, con doce recreaciones del tema nacidas de los territorios del jazz, el pop, el soul, la música folklórica, la melódica y, obviamente, la chanson, e interpretadas -en inglés, francés, portugués, español y hasta húngaro- por algunas grandes figuras de la música de los últimos sesenta años: Jo Stafford, Eric Clapton, Françoise Hardy, Everly Brothers, Ildikó Piros con Péter Huszti, Eva Cassidy, Carlos Galhardo, McCoy Tyner, Nat King Cole, Berta Rodríguez, Cora Vaucaire y Chet Baker con Ruth Young.
 

Las hojas muertas
 
Me gustaría que recordaras
los días felices en que éramos amigos.
En aquel tiempo la vida era más bella
y el sol más ardiente que hoy.
Las hojas muertas se recogen a paladas.
Ya lo ves, no he olvidado…
Las hojas muertas se recogen a paladas,
los recuerdos y los arrepentimientos también.
Y el viento del norte los traslada
hacia la noche fría del olvido.
Ya lo ves, no he olvidado
la canción que tú me cantabas.
 
Es una canción que se nos parece.
Tú me amabas y yo te amaba.
Y vivíamos juntos,
tú que me amabas, yo que te amaba.
Pero la vida separa a los que se aman
muy suavemente, sin hacer ruido.
Y el mar borra sobre la arena
los pasos de los amantes desunidos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Alberto. Muy original el programa y dentro de tu línea. Asombrándonos como siempre. Eso sí, no vuelvo a escuchar esa canción y esa historia nunca más. Sueño, pienso, tarareo, silvo... esa canción.
SI era lo que pretendías.. lo conseguiste... jajajajajaja

Un saludo

ALberto:)

Alberto San Segundo dijo...

Pues haces muy mal, Alberto, la canción es genial y el libro muy interesante... En fin...

¡¡¡Disfruta de unas estupendas vacaciones!!!