martes, 10 de diciembre de 2024


SONRISA DE NIÑO INGENUO 

Con un cierto retraso esta semana vamos a dedicar una emisión -la primera de una serie de dos- de homenaje y celebración de un músico no demasiado popular en su tiempo, pero que con el paso de los años ha ido creciendo en audiencia y repercusión, convertido ya ahora, cincuenta años después de su prematura muerte, en lo que viene llamándose, con un énfasis ciertamente enojoso, un “artista de culto”. 

El 25 de noviembre de 1974, cuando aún no había cumplido los veintisiete años, Nick Drake, pues de él os estoy hablando, moría en su cama en la casa de sus padres, víctima de una sobredosis de antidepresivos que consumía para combatir su insomnio. Hoy, cinco décadas después, se mantienen las incógnitas -y por tanto las hipótesis- sobre si su muerte fue accidental o autoinducida. 

En su corta vida Drake publicó tres discos de estudio, Five Leaves Left, en 1969, Bryter Layter, de 1970 y Pink Moon, aparecido en 1972. Desde entonces, sobre todo a partir del año 2000 en que un anuncio de Volkswagen -puede verse en YoutTube- utilizó una de sus canciones, precisamente la que da título a su tercer disco, como acompañamiento musical y recuperó para el gran público mundial la figura del músico, se han sucedido las reediciones, el “rescate” de grabaciones caseras y las diversas recopilaciones, hasta completar una decena de álbumes más. 

De esta escasa obra -apenas dos horas en sus tres discos de estudio- he entresacado los casi treinta temas que integrarán la banda sonora de las dos emisiones de este breve ciclo. Se trata, en todos los casos, de canciones oscuras, melancólicas, de letras sombrías y enigmáticas, muy tristes, fiel reflejo del mundo interior del cantante, un joven desdichado, que no encuentra acomodo en el mundo, muy frágil, muy tímido, con extraordinarias dificultades, que casi lo incapacitan, cuando, en un escenario, debe exponerse al escrutinio del público; un muchacho infeliz, un niño ingenuo, un pobre chico -Poor boy es uno de sus temas-, que combate la áspera conciencia de su propio fracaso artístico y existencial, con marihuana y otras drogas, con alcohol y tranquilizantes y antidepresivos. En cualquier caso, su música, de la que a lo largo de los años, ya os he ofrecido diversas muestras en Buscando leones en las nubes, es, sí, afligida, triste, torturada incluso, pero también delicada, sutil, rezumando emoción y sensibilidad, bellísima. 

Para acompañar mi selección de las canciones de Nick Drake os leeré distintos fragmentos de un libro altamente recomendable, una novela de Miguel Ángel Oeste, publicada hace ahora casi un año, en enero de 2024, en la editorial Tusquets. Perro negro, un título que juega, creo, con la ambigüedad de la locución (Churchill hablaba de “perro negro”, para nombrar su melancolía, la depresión que lo aquejaba; y Black eyed dog es una de las canciones emblemáticas de Drake), cuenta la vida del músico de un modo muy original y sobresaliente en lo literario. Partiendo de una historia ficticia, el libro nos sitúa varias décadas después de la muerte del cantante, cuando Janet Stone, una extravagante mujer, que vivió muy de cerca la atormentada trayectoria vital de Nick, y marcada aún ahora, tanto tiempo después, por el recuerdo de su amigo, recibe la visita de un muy conocido actor, Richard West, que descubre a Drake a partir del anuncio referido y que, subyugado por el personaje, pretende rodar una película sobre el músico. La novela presenta así, en un enfoque polifónico -podemos “escuchar” la voz de Janet y Richard pero también la de familiares, amigos, conocidos, colaboradores de Nick Drake y hasta la del propio artista-, distintos aspectos de la vida del cantante, en un relato, atravesado por la música y las letras del artista, que se retrotrae a la infancia del joven y que se extiende a un futuro en el que Janet, muy mayor ya, desgrana sus recuerdos.

Sonrisa de niño ingenuo

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