martes, 22 de diciembre de 2009


TOM WAITS. LA ELEGÍA DEL VOLCÁN

¿Cuántos músicos pueden ofrecer un repertorio en el que haya, al menos, cuarenta canciones de tal entidad que constantemente se hagan versiones de ellas y todos los grandes nombres (y también los menos destacados) del universo musical las interpreten y las recreen una y otra vez? Muy pocos: los Beatles, Bob Dylan, quizá los Rolling Stones, puede que Bowie o Van Morrison, sin duda Leonard Cohen, algunos escasos elegidos más… y Tom Waits. Con el programa de esta semana suman cuarenta y tres (en realidad cuarenta y dos, Downtown train ha sonado dos veces, la última para dar cabida a una versión española, como más abajo os contaré) las diferentes piezas del genial artista californiano (escritas, casi todas, en colaboración con Kathleen Brennan, su mujer) que han visto la luz en las cuatro emisiones de la serie que hoy finaliza y que en Buscando leones en las nubes hemos dedicado a su inmensa figura con ocasión de su sexagésimo cumpleaños. Veronica Mortensen, los catalanes de la J. Teixi Band (junto con Los Hermanos Dalton, de los que conozco también una interpretación de Downtown train, y Bunbury, al que le he escuchado Broken bycicles, son, que yo sepa, las únicas muestras de la acogida de la obra de Tom Waits en los cancioneros de músicos de nuestro país), James Taylor, Alex Chilton, Marianne Faithfull, Nancy Griffith, Jack Ingram y Valerie Carter nos ofrecen sus estupendas versiones (muy distintas en estilos, del jazz al country, del rock de garaje al blues) en este programa postrero. Un programa que, como es natural, no podía terminar sin escuchar una vez más la voz, la genuina, la inclasificable, la destrozada y la, sin embargo, intensa voz de Tom Waits (hace casi treinta años, en un juego recurrente, yo ponía en mi casa sus primeros vinilos a amigos y conocidos, que no sabían de la existencia del músico, y siempre, sin excepciones, todos imaginaban que tras esa voz rota se escondía un cantante negro, de mucha edad -tirando a viejo-, presumiblemente orondo y seguro que envuelto en sudor. La sorpresa, cuando tras la escucha les mostraba las carátulas y descubrían a un joven -en esos primeros discos no llegaba a los treinta años- que era además blanco y escuálido y esquivo y desharrapado, era mayúscula). De modo que he encadenado algunas canciones escogidas de entre diversas actuaciones en directo para despedir la emisión y la serie. Esta opción, la de escuchar a Waits en sus conciertos, resulta muy oportuna, además, porque estos días se presenta el disco Glitter and doom, grabado en vivo, y que recoge algunos momentos significativos de su última gira mundial en 2008.

Y es precisamente esta gira de 2008, que lo trajo a España, la que está presente detrás del texto que acompaña las canciones del californiano. He leído en el programa, entre las versiones de sus piezas, un artículo magnífico de Carlos Boyero publicado en El País el 11 de julio de 2008 con el título de La elegía del volcán. El texto, apasionado y sincero, emotivo y conmovedor, refleja los sentimientos de su autor ante la tardía llegada de Tom Waits a España en unos conciertos a los que el crítico no podría asistir por encontrarse enfrascado en sus habituales quehaceres profesionales, esos que, como de costumbre, lo llevan a distintos festivales cinematográficos por todo el mundo. Carlos Boyero, con el que comparto adscripción generacional, además de bastantes opiniones y no pocos puntos de vista, recrea en su breve artículo, a la manera de una escueta crónica de esa generación común, la pequeña historia musical de todos aquellos que, nacidos en torno a los cincuenta y sesenta del siglo pasado, hemos amado la música desde muy jóvenes y hemos encontrado en ella, en el rock, en el pop, en la música progresiva, en los cantautores, una forma de mostrar nuestra diferencia, de manifestar nuestra identidad rebelde, de expresar nuestra sensibilidad, ahogada por los estrechos límites de aquellos oscuros años del tardofranquismo. Los referentes de Carlos Boyero en ese terreno que mezcla música y experiencia vital (los primeros conciertos de los Rolling Stones, la llegada de Bob Dylan a España, las decenas de bandas escuchadas en el Rock-Ola, y tantos otros, entre ellos la versión más intensa y menos estrambótica del propio Tom Waits) son los mismos que los míos. Las sinceras palabras de su crónica rezuman verdad, algo de nostalgia, mucha experiencia auténtica, mucha vida vivida, gozada, disfrutada con intensidad, también algo de sufrimiento y dolor. Constituyen, en cualquier caso, además de, como digo, una muy fiel crónica generacional, un inmejorable homenaje a nuestro admirado Tom Waits (una admiración sin fanatismos, sin adhesiones ciegas, con las tristes cautelas, con la prudente distancia que desgraciadamente -quizá- pone la edad).

Y los vídeos, claro, tenían que recoger también las múltiples facetas de Waits en directo. He escogido algunas muestras de sus actuaciones, tanto en esta última gira (de la que hay muchos testimonios filmados, pero casi siempre de baja calidad) como de otras intervenciones en programas de televisión y shows varios. En primer lugar, escucharemos All the world is green, grabada en 2002 en el recurrente programa (aparece con frecuencia en el blog) de David Letterman; la interpretación va acompañada de una larga entrevista con el famoso (y últimamente controvertido) comunicador en la que Waits demuestra sus capacidades humorísticas. Luego, Innocent when you dream, quizá la canción que más me gusta de las suyas, en una insospechada versión registrada en San Remo (no en el festival, obviamente), en 1986. En tercer lugar lo vemos en una actuación más reciente, en Houston en 2008, cantando Tom Traubert’s blues, también llamada Waltzing Matilda, con su extraordinaria melancolía y su inmensa emoción. De su colaboración con el Kronos Quartet, que dio lugar a un disco magnífico de 2003, rescato una maravilla, Cold, cold ground, que ya ha sonado en el programa. Otra canción preciosa, You can never hold back spring, se escucha -en un vídeo de muy mala calidad, pero que, pese a ello, permite apreciar la belleza de la pieza- en un concierto en Buenos Aires en 2007. Y para cerrar, metidos como estamos en las navidades, su desoladora Christmas card from a hooker in Minneapolis, arropada por su también tristísima versión de Silent night (nuestra Noche de paz…). Se trata de un concierto antiguo (de hace veinte años, como mínimo, pienso), aunque desconozco la fecha y el lugar, pero en cualquier caso muy apropiado, como os digo, para estas fechas. Con él despido Buscando leones en las nubes por este 2009. Espero que hayáis disfrutado de nuestras emisiones y de los cientos de canciones y vídeos y textos ofrecidos en los programas y en el blog. A la vuelta de las vacaciones, en enero, retomaré el pulso normal de esta página, aunque si me resulta posible os ofreceré antes alguna edición antigua del programa. En cualquier caso, el lunes 11 de enero vuelve a las ondas, y por lo tanto, también aquí, Buscando leones en las nubes con una nueva oferta de música y literatura que espero pueda resultar de vuestro agrado. Muchas gracias por vuestro amable seguimiento a lo largo de este año. Pasad unas felices fiestas y disfrutad de las vacaciones (quienes las tengáis). Confío en que se cumplan vuestros mejores deseos para este próximo 2010 (siempre que no supongan la desaparición del blog, que vaya usted a saber, puestos a desear… de todo habrá…).




Tom Waits. La elegía del volcán

martes, 15 de diciembre de 2009


TOM WAITS. SOY UN VIEJO GRUÑÓN

El tercer programa consecutivo que Buscando leones en las nubes dedica a Tom Waits con ocasión de su sexagésimo aniversario vuelve a incidir en las pautas marcadas en los dos anteriores: declaraciones del californiano recogidas del interesante libro Tom Waits: conversaciones, entrevistas y opiniones, publicado por la editorial Global Rhythm y en el que el periodista norteamericano Mac Montandon presenta varias decenas de entrevistas con el singular cantautor norteamericano, hilvanadas con algunas de las magníficas canciones de Waits (escritas, casi todas, en colaboración con su mujer, Katlheen Brennan) que suenan en las voces de algunos de sus más rendidos admiradores, dispersos por el mundo entero. Fijaos en la variedad y en la riqueza, en la calidad y en lo heterogéneo del elenco de artistas que presenta esta semana Buscando leones en las nubes: del mundo de la ópera procede Anne Sofie von Otter, cantando Take it with me en el disco grabado con el legendario Elvis Costello, figura del pop-rock (si es que su genialidad permite que se le encasille en algún género). Desde los territorios del country llegan un clásico, Willie Nelson y otra gran figura, Kimmie Rhodes, juntos en una magnífica Picture in a frame. Otra de las mejores canciones de Tom Waits, Innocent when you dream, aparece en la versión de Lana Lane, una intérprete de rock progresivo, al parecer, con influencias metálicas y algo góticas, y a la que no conocía hasta que apareció en mi búsqueda de canciones para el programa. Viktor Laszlo es el nombre artístico (tomado de la película Casablanca: así se llamaba el marido de Ingrid Bergman en el film) de Sonia Dronier. Es una cantante francesa (yo la recuerdo, muy guapa -con perdón-, en Boom, boom, una película, su única película, creo, dirigida por Rosa Vergés hace veinte años). En el programa lleva a cabo la interpretación más ‘waitsiana’ de toda la emisión, no en vano suena en ella la voz del propio Waits: una algo dislocada pero estupenda Lowside of the road. A continuación aparece una rareza, Pascal Fricke, que recrea con su guitarra clásica una delicadísima gema, You can never hold back spring. Caroline Henderson, cuyo trayectoria musical se desenvuelve en los ambientes del jazz, canta Nobody, otro clásico. Christmas card from a hooker in Minneapolis (muy apropiada para la época, ahora que hasta Bob Dylan presenta su preceptivo disco de villancicos) suena en la versión de la cantautora norteamericana, Neko Case. Un muy popular (en su país) músico polaco, Kazik Staszewski, pone la nota exótica al programa con la ajustada versión (que guarda bastantes paralelismos con el original) del Yesterday is here. Le sigue una cantante que también ha protagonizado destacadas incursiones en el cine, Sally Norvell, tejana. Su versión del Please, call me baby me parece estupenda. Diamond in your mind es la aportación al programa del inmenso (en todos los sentidos) Solomon Burke, toda una leyenda del soul (ya está 'en los fogones' un programa monográfico dedicado a su música). La delicada y preciosa Martha la escuchamos en la voz de Tim Buckley, otro mito del rock que forma parte de la legión de admiradores de Tom Waits. Reparad en que Buckley murió en 1975 y se ve que ya para entonces Waits ejercía su influencia sobre sus colegas de profesión. La penúltima pieza del programa es Blue skies. Su intérprete es Floyd Dixon, fallecido también en 2006, después de una larga carrera centrada principalmente en el rhythm and blues. Y para cerrar una muestra tan diversa y para mi gusto interesante, escuchamos a Carlos Careqa, un cantautor brasileño, de Sao Paulo, que tiene un disco entero de versiones de Waits; de él he extraído E tudo fica azul, una recreación libremente traducida del All the world is green.

En la sección de vídeos os dejo algunos correspondientes a canciones que, pese a su belleza, no han encontrado sitio en los distintos programas emitidos y aún por emitir. No he querido repetir ninguna pieza (de hecho en las cuatro emisiones sólo una aparece dos veces, y por razones que explicaré la semana próxima) ni ningún intérprete, por lo que he tenido que dejar fuera algunas versiones que me gustan mucho. Os las ofrezco ahora en vídeo. De Tori Amos una muy sentida interpretación de Time en el programa de David Letterman. De los Eagles, la espléndida Ol’55, que llegó a ser más conocida en su versión que en la del propio Tom Waits; aquí los vemos en un concierto de 1974. De la grácil Emiliana Torrini la también muy popular I hope that I don’t fall in love with you, de la algo más arisca y salvaje Cat Power, Yesterday is here, y de Liz Durrett, la excepcional November; en los tres casos las canciones suenan sobre sendos fondos de fotos fijas. Y para terminar, de nuevo Carlos Careqa. La triste Tom Traubert’s Blues se convierte en su provocador portugués en Boa noite, Matilda, pero su interpretación, también algo estrambótica, es preciosa.

PD.- En origen, el programa de esta semana se titulaba Tom Waits. Un viaje beodo, recogiendo una frase del propio Waits que define muy adecuadamente, a mi entender, el universo de su autor. Ayer mismo decidí, no obstante, cambiar el titulo por el que ahora encabeza esta sección. Se trata de otra de sus afirmaciones, que también recojo en la emisión y que igualmente resulta ser muy definitoria de su personalidad, incluso la artística. Mentiría si dijera que no me siento bastante identificado con ella. Muchos de los seguidores de este blog pensarán lo mismo… y a la vista de mis últimas filípicas, si así lo hicieran, creedme, no les faltaría razón.




Tom Waits. Soy un viejo gruñón

martes, 8 de diciembre de 2009


TOM WAITS. EN LA OSCURA Y NEURÓTICA NOCHE AMERICANA

Ayer, siete de diciembre, Tom Waits cumplió sesenta años. El programa de esta semana de Buscando leones en las nubes continúa con la serie de homenajes que a lo largo de un año hemos dedicado al californiano con la excusa de su aniversario pero con la mucho más poderosa razón de celebrar su inmenso talento artístico. En la emisión de ayer han sonado versiones de algunas de sus piezas más representativas en las excelentes interpretaciones de músicos muy diversos, pertenecientes a países y épocas y estilos bien distintos, en lo que constituye una buena prueba de la enorme y profunda capacidad de influencia de Tom Waits en el ámbito de la música popular. Así, podéis recrearos con Claudia Bettinaglio, suiza, que procede del mundo del blues, y con la ecléctica italiana Laura Fedele, tan cercanas al universo de Waits que han publicado, ambas, discos completos de versiones de sus canciones; con la leyenda del rockabilly Lee Rocker; con la elegante y distinguida diva del jazz Diana Krall; con Jane Birkin, auténtico mito de la música francesa; con la cantautora de Los Ángeles Eleni Mandell, una de las artistas preferidas del propio Tom Waits; con la cantante gospel Ashley Cleveland; con la brasileña Cibelle, una artista multimedia, que frecuenta la música electrónica; con el ya clásico Johnny Cash; y, para terminar, con dos intérpretes de Gran Bretaña: Christine Collister, que se desenvuelve con soltura en los territorios del jazz, el blues y la música folklórica, y la venerable Linda Thompson, auténtica leyenda del folk británico. Reparad, vuelvo a insistir, en la variedad de registros en los que se mueven los admiradores de Tom Waits, y fijaos además, escuchando sus interpretaciones, en cómo cada uno de ellos conserva su personalidad pese al indiscutible nexo común que suponen las canciones del californiano.

En el terreno literario (término algo excesivo dado el tono y el propósito último de los textos) continúo ofreciéndoos fragmentos del libro Tom Waits: conversaciones, entrevistas y opiniones, escrito por el norteamericano Mac Montandon y publicado por Global Rhythm. Se trata de una recopilación de comentarios entresacados de diversas entrevistas realizadas a Tom Waits a lo largo de más de treinta años por diferentes medios de comunicación de todo el mundo. Anécdotas, opiniones llamativas, exabruptos, singulares análisis de la realidad, reflexiones varias sobre los procesos de creación artística, sobre el universo musical, sobre su propia carrera profesional, sobre la existencia en general, debidas a un Tom Waits mordaz, irónico, que se muestra a menudo provocador y sarcástico, muchas veces esquivo, con frecuencia burlón, y casi siempre ocurrente e ingenioso.

El complemento del programa en la ya habitual sección de vídeos lo integran esta semana tres estupendos que recogen canciones radiadas en la emisión de ayer. Espero que esta selección no provoque tantas reticencias como la aparición, al parecer ‘irreverente’, de Scarlett Johansson hace siete días, aunque quién sabe... En primer lugar escuchamos a la algo fría y estirada y sin embargo magnífica Diana Krall haciendo una recogida y notable interpretación del Temptation. A continuación Jane Birkin con Sharleen Spiteri, esta vez sin sus Texas, cantando Alice a dúo y en directo en una filmación bastante defectuosa pero que permite disfrutar de la espléndida canción. Y para terminar, una dulcísima Cibelle en una versión perfecta de Green grass.




Tom Waits. En la oscura y neurótica noche americana

martes, 1 de diciembre de 2009


TOM WAITS. TODOS ME CONOCEN EN EL VERTEDERO

Que me apasiona Tom Waits es algo que a ningún seguidor habitual de Buscando leones en las nubes le puede pasar desapercibido. Son numerosas las ocasiones en las que sus canciones han aparecido en diversas ediciones del programa, sin contar el hecho de que su obra ha protagonizado hasta cuatro de nuestras emisiones monográficas. Ya anticipé hace muchos meses que el genial cantautor californiano cumple sesenta años el próximo siete de diciembre, y que por ello, como homenaje y celebración de su inmensa figura artística, Buscando leones en las nubes iba a continuar con la serie de programas que desde hace un año hemos dedicado a su compleja personalidad. Si en ocasiones precedentes os he ofrecido sus preciosas canciones y sus interesantes letras o he mostrado los paralelismos de su obra con la de Raymond Carver, dos almas ciertamente gemelas, en los cuatro programas que quedan para finalizar el trimestre quiero que escuchéis, otra vez, cerca de cuarenta de sus canciones, aunque en las voces de otros intérpretes pertenecientes a territorios musicales muy alejados, a veces, al del músico de Pomona. En concreto, la emisión de esta semana os trae las personales versiones de Madeleine Peyroux, Solveig Sleitajell, Scarlett Johansson, Everything but the girl, los Ten Thousand Maniacs con Natalie Merchant al frente, Rod Stewart, Megan Mullally, Holly Cole, Lisa Bassenge, Carla Bozulich y Norah Jones. El resultado de la puesta en común de tan diversas aproximaciones a la música de Tom Waits es, a mi juicio, delicadísimo, intenso y memorable, por lo que estoy seguro de que no sólo los fanáticos del californiano, sino incluso quienes puedan denostarlo, encontrarán en este programa motivos para el regocijo, el disfrute y el placer. Y es que en este sentido, dejadme deciros de modo algo inmodesto que si estos programas sobre Tom Waits me entusiasman es, sobre todo, por la maravilla de las canciones, ya que lo esencial de estos cuatro últimos Buscando leones en las nubes del año 2009 se concentra en la música, en esas espléndidas canciones que irán saliendo al aire en las inspiradas -y en ocasiones inesperadas- versiones de tantos músicos excelentes que se acercan así, con respeto y veneración, a la obra de Tom Waits.

Es posible, en cambio, que la experiencia no sea similar -esto es, que no haya motivos para el entusiasmo apasionado- en lo que se refiere a los textos del programa que, a priori, operan como mero relleno, como elemental argamasa que me permite unir una y otra pieza musical. He entresacado del libro Tom Waits: conversaciones, entrevistas, opiniones, escrito por el periodista norteamericano Mac Montandon y publicado por la editorial Global Rhythm, algunas reflexiones de Tom Waits sobre todo lo divino y lo humano: el matrimonio y la familia, la amistad, la noche, el alcohol, la creación artística, la celebridad y la fama, el cine, y, sobre todo, la música, los secretos de la composición, la innovación y los experimentos musicales, la industria del disco, su propia trayectoria artística, su influencias, sus manías. El libro, indispensable para los seguidores de Waits, recoge cuarenta entrevistas a las que el músico se sometió a lo largo de más de treinta años en diversos medios de todo el mundo. Y no es que las palabras de Tom Waits sobre los temas mencionados constituyan una extraordinaria aportación a la historia del pensamiento universal, pero en tanto permiten descubrir su personalidad (aunque miente como un bellaco, confunde voluntariamente a los periodistas, siembra de pistas erróneas las entrevistas, ‘construye’, en suma, una falsa identidad verdadera), en tanto sus desinhibidos comentarios complementan el universo de sus canciones pueden resultar reveladores, teniendo, además, una cierta gracia, pues casi siempre aflora su vitriólico humor. De modo que proporcionan un marco idóneo para escuchar sus canciones, esas canciones en las que se concentra la depurada esencia de su inconmensurable talento artístico.

Y en la sección de vídeos, tendremos también a Tom Waits sin Tom Waits. Ya sabéis que Scarlett Johansson publicó un cedé entero de canciones del californiano, un disco curioso y estimable (sin más) con el título de Anywhere I lay mi head (hace algunas semanas ha visto la luz The break up, su segunda incursión en los estudios de grabación, en el que canta a dúo con Pete Yorn: no está mal, hay que escucharlo sin prejuicios). Os ofrezco cuatro muestras de ese primer disco “waitsiano” con la magnética y arrebatadora presencia de la actriz. Las interpretaciones, sin resultar aborrecibles, no son gran cosa (a veces da la impresión de que desafina), pero quién podría sustraerse al encanto de su intérprete (su belleza nos haría soportarla hasta cantando El torito guapo). De modo que, sin solución de continuidad (no hay tiempo ni para respirar), aquí están Yesterday is here, Anywhere I lay my head, Green grass y la magnífica Falling down. A propósito de la insoportable (en sentido literal: es demasiada su perfección para la limitada naturaleza humana) belleza de Scarlett Johansson, una belleza (ya lo escribí aquí en otra ocasión) espiritual, como lo son todas las que de verdad importan, más allá de la irrelevante y trivial y grosera y onanista exhibición de los calendarios, recuerdo que un personaje de una película de Fernando Trueba le decía a la protagonista (he olvidado quién era la actriz): Eres tan hermosa que sólo mirarte produce dolor. Pues eso… ¡¡¡a sufrir!!!




Tom Waits. Todos me conocen en el vertedero