martes, 28 de julio de 2020


LA VOZ INÚTIL QUE SUENA EN LA NOCHE VACÍA

La última edición de Buscando leones en las nubes por este extraño curso recupera la emitida el martes 28 de junio de 2011, que también fue la postrera de su correspondiente temporada. La emisión se articula a partir de la cita de Felipe Benítez Reyes, el escritor gaditano, que encabeza este blog, recogida de una de sus novelas, El novio del mundo, protagonizada por un excéntrico personaje que entre sus muchas y disparatadas ocupaciones incluye la de responsabilizarse de un programa pirata de radio: No sé cuánta gente oirá mi programa. A veces sospecho que no está oyéndolo nadie, lo que se dice nadie: cero personas en total, y eso me produce una sensación de afantasmamiento: la voz inútil que suena en la noche vacía. Y entonces me siento como un turista belga que tocase el acordeón o similar en mitad del desierto de Nafud o similar

Y así, en el apartado literario, todos los textos constituyen variaciones de esa misma idea, implícita en la frase de Benítez Reyes: los relatos que se cuentan, que nos contamos, las palabras dichas fervorosamente, la infinidad de cuentos que llenan nuestras vidas, la necesidad de narrar, las historias que hablan de lo prodigioso, la ficción que nos mantiene vivos, la hermosura de las fábulas, la indispensable invención de mundos que pueblan nuestras existencias, las voces que hablan, que siguen hablando aunque nadie las escuche, y hablan y hablan y hablan... León Felipe, John Maxwell Coetzee, Jean Claude Carrière, Gustavo Martín Garzo, Sijie Dai, Leonardo Padura, Olivier Rolin, Elio Vittorini, Enrique Murillo, Salman Rushdie, Jonathan Safran Foer y John Banville son los autores de los magníficos textos. 

Unos textos aderezados con estupendas canciones, siempre en la onda intimista y relajada marca de la casa, made in Buscando leones en las nubes. Doce maravillas interpretadas por Natalie Merchant, Damien Rice, Stranded Horse, Hindi Zahra, Márcio Faraco, Low, Stacey Earle, The Unthanks, Shammi Phitia, Badly Drawn Boy, Erik Truffaz con Sophie Hunger y Rodrigo Leão con Sonia Tavares. 

Con sus referencias me despido hasta el mes de septiembre en que confío en que podamos retomar la programación habitual de nuestro espacio. Hasta entonces, disfrutad -si se puede- del verano.


La voz inútil que suena en la noche vacía

martes, 21 de julio de 2020


EN EL AIRE AROMAS DE JAZMÍN 

Rescato esta semana un programa de marzo de 2012, emitido entonces con ocasión de la llegada de la primavera. Ahora, con la explosión del verano, bien que mitigada en sus efectos por el maldito virus, llenando nuestras vidas, resulta pertinente su redifusión, pues son extrapolables al estío las emociones primaverales: la renovación de la vida y de las ilusiones, la aspiración de la felicidad, la promesa del amor, la exaltación de los sentidos, el vislumbre de nuevas expectativas que se esconden tras la intensa calidez del aire, el ardiente deseo, la pasión, la expansión del alma, la intensidad del cuerpo, la alegría de vivir. 

En consonancia con el entusiasmo veraniego, la banda sonora de la emisión está compuesta por catorce canciones efervescentes y optimistas, llenas de ritmo y alegría, interpretadas por Coldplay con El Lele, Adele, Razia Said, Nina Zilli, Asa, Afrocubismo, Caro Emerald, Inna Modja, The Jolly Boys, Kurt Wagner con Cortney Tidwell, Judith Godrèche con Benjamin Biolay, Olivia Ruiz, Marisa Monte y Cyndi Lauper. 

Del mismo modo, en los fragmentos literarios escogidos para acompañar las alegres piezas musicales, escritos por Antoni Casas Ros, William Maxwell, Darío Jaramillo Agudelo, Antonio Soler, Philippe Claudel, Pedro Zarraluki, Ahdaf Soueif, Anne-Marie Garat, Niall Williams, Pablo D’Ors, Daniel Mason, Leonardo Padura, Ramón Buenaventura y Manuel Vicent (estos dos últimos citados en orden inverso, equivocadamente, en la emisión radiada), están presentes la belleza, el amor, las risas, la tibia caricia del sol, el perfume del jazmín, el encuentro de los cuerpos, el placer de los sentidos, los sueños y las quimeras de una vida plena por una vez posibles y todos los demás motivos para una dicha que la primavera -y ahora el verano- nos hace creer a nuestro alcance.



En el aire aromas de jazmín

martes, 14 de julio de 2020


LA HISTORIA DEL AMOR 

En esta extraña fase en la que se desenvuelve Buscando leones en las nubes desde hace meses, en la que no he podido presentaros emisiones nuevas por la imposibilidad de su grabación a causa de la epidemia del coronavirus, aprovecho esta semana para recuperar uno de los programas que más me gusta, al margen de sus sonido defectuoso, de mi lamentable voz y de otras limitaciones técnicas, de entre los casi setecientos emitidos hasta ahora. 

Emitido en mayo de 2006, La historia del amor gira sobre el libro del mismo título escrito por Nicole Krauss y publicado en España por la Editorial Salamandra. Se trata de una emotiva, sensible, tierna, algo triste y excelente novela de la que en su momento, y de cara a la emisión radiada, extraje una microhistoria, un pequeño relato que aparece intercalado -sin sustantividad propia- en la trama del libro, pero que pese a su presencia más o menos circunstancial, menor, en el texto, concentra de un modo perfecto, a mi juicio, su espíritu, su clima, su alma, su esencia. 

En el programa leo diversos fragmentos de esa historia, una historia que en la novela es narrada por su protagonista principal, un anciano judío que, ya jubilado, rememora desde Brooklyn su infancia en Slonim, su pueblo de origen, en una Polonia acosada por el terror nazi en los años inmediatamente anteriores a la segunda guerra mundial. La infancia, el amor, la memoria, la soledad, el paso del tiempo, la amistad, la vida que perdemos, son algunos de los temas que surgen engarzados a través del hilo conductor de un manuscrito, La historia del amor, que se constituye en el eje del libro. 

El emotivo texto brota entre canciones delicadas, intimistas y tristes interpretadas por Amar, Sinead O’Connor, John Coltrane y Johnny Hartman, Roberta Flack, Paula Cole, Van Morrison, Carole King, Tindersticks, Maysa Matarazzo y Tom Waits que con su voz grave, profunda, rota, tristísima, pone fin de un modo sobrecogedor a la emisión.


El hombre que se había hecho invisible escuchó todas estas cosas, de pie en la sala. Tenía veinticinco años. Había cambiado tanto desde la última vez que había visto a la muchacha que ahora una parte de él quería soltar una risa fría y dura. Ella le dio una pequeña foto del niño, que entonces tenía cinco años. Le temblaba la mano. Le dijo: Dejaste de escribir. Pensé que habías muerto. Él miró la foto del niño que cuando creciera se parecería a él y, aunque, esto él no podía saberlo, iría a la universidad, se enamoraría y desenamoraría y sería un escritor famoso. ¿Cómo se llama?, preguntó. Le puse Isaac, dijo ella. Se quedaron en silencio largo rato, mientras él miraba la foto. Al fin pudo decir dos palabras: Ven conmigo. De la calle subían gritos de niños. Ella apretó los párpados. Ven conmigo, repitió él alargando la mano. A ella le resbalaban lágrimas por las mejillas. Tres veces se lo pidió. Ella negó con la cabeza. No puedo, dijo. Miraba el suelo. Por favor, dijo ella. Así pues, él hizo lo más difícil que había hecho en su vida: cogió el sombrero y se fue.



La historia del amor 

lunes, 6 de julio de 2020


RAYMOND CARVER Y TOM WAITS 

A lo largo de los más de veinte cursos de Buscando leones en las nubes el espació ha dedicado varias emisiones -creo que un total de ocho- a Tom Waits, uno de mis músicos favoritos. 

Vuelvo a traer aquí los dos primeros, emitidos en mayo de 2007, que en los que el excepcional músico de Pomona (California) comparte protagonismo con el también extraordinario cuentista y poeta Raymond Carver. Ambos programas recogen canciones de entonces último (triple) álbum de Waits, Orphans. De Raymond Carver podréis escuchar poemas de su antología Todos nosotros, publicada aquellos días por Bartleby Editores. 

A mi juicio, tal y como señalaba en la presentación de las emisiones, en la vida y la obra de los dos artistas hay muchos paralelismos: comparten existencias rotas, peripecias vitales borrascosas, permanentes inestabilidades personales y profesionales, brutales inmersiones en las devoradoras fauces del alcohol, fracasos sentimentales, bancarrotas, peligrosos coqueteos con los márgenes de la sociedad, y una cierta complacencia en el descenso a los abismos de la degradación humana, la soledad y la desesperanza. En ellos hay también, sin embargo, la búsqueda del sentido, el intento del amor liberador, el deseo, el sueño de una existencia pacífica y realizada. Y en ambos casos, en las obras de ambos, hay pasión, intensidad, emoción, lucidez, belleza y verdad, estremecedora belleza y descarnada verdad. 



No perdí esta vez

Sentirme amado sobre la tierra