martes, 13 de marzo de 2012


LA MANERA DE RECOGERSE EL PELO

Buscando leones en las nubes quiere festejar, un año más, el Día internacional de la mujer trabajadora, que se celebró el pasado 8 de marzo, con un par de programas íntegramente dedicados a las mujeres. Como sabéis nuestros seguidores más asiduos, se trata de una costumbre que venimos repitiendo, casi sin excepción, desde los comienzos de nuestras emisiones. Y en la raíz de nuestra decisión de vincular algún programa, en las fechas cercanas al 8 de marzo, al universo femenino, está, de entrada, el genuino interés que me mueve hacia la música interpretada por mujeres. Ése es el desencadenante primitivo: mi pasión por las vocalistas. Mis archivos contienen centenares de discos protagonizados por grandiosas divas del jazz, por frescas chicas del pop, por innumerables mujeres del country o del rock, por baladistas y cantantes femeninas recogidas de entre las músicas del mundo entero. Mostrar la maravilla que encierran esas voces es siempre el propósito originario de estos programas femeninos de Buscando leones en las nubes, y es por ello, para que disfrutéis con la belleza de sus canciones, por lo que en la edición de esta semana os ofrezco piezas de Andrea Corr, Fatoumata Diawara, Marisa Monte, Zoe Muth, Jacqui Naylor, Norah Jones, Fiorella Mannoia, Evan Rachel Wood, Camille, Rita Hosking, Aretha Franklyn, The Watson Twins y Sia, cuya poderosa versión del I got to sleep de los Kinks cierra esta entrada en la sección de vídeos.

Del mismo modo, aunque en menor medida, otro tanto ocurre con respecto al mundo literario. Leo, y con mucho placer, bastante poesía escrita por mujeres, de modo que no me resulta complicado seleccionar cada curso una muestra representativa de algunos de los poemas que más me han "llegado", que más han tocado mi sensibilidad, para acompañar las canciones que deseo compartir con vosotros. En esta ocasión he escogido poemas extraídos de Generación Blogger. La manera de recogerse el pelo, una antología realizada por David González y que vio la luz en la editorial Bartleby el pasado 2010. Hace unas semanas presenté el libro en mi otro programa en Radio Universidad, Todos los libros un libro. Entonces comentaba (y recupero aquí esa información -citándome de modo pretencioso; mis disculpas por ello) que en él se recogen poemas de trece mujeres, nacidas entre 1962 y 1984, veinteañeras pues, muchas de ellas, rondando los cuarenta la mayor; poemas caracterizados, como señala José Ángel Barrueco en el esclarecedor prólogo, por algunos rasgos comunes. El principal es que sus autoras son poetas que pertenecen al mundo de internet, que escriben en blogs y fanzines, revistas digitales y redes sociales, que se sirven de las herramientas informáticas no sólo para difundir sino también para escribir su obra (de hecho, el libro se acompaña de un curioso e ilustrativo dvd con información relativa a las trece escritoras). Son chicas que escriben poemas en sus casas, a las que no les sobra el dinero -ni las ganas- para hacer copias de sus versos, encuadernarlas, enviarlas a las editoriales y quedar a la espera de una dudosa respuesta que quizá nunca llegue a producirse. Mujeres que, por lo tanto, abren sus blogs y ofrecen al mundo digital, a medida que escriben, el fruto de sus intuiciones poéticas, de su creatividad, de su universo interior. Mujeres que, además, son radicales, duras, sin pelos en la lengua, luchadoras, conscientes y orgullosas de su condición femenina, que aflora indisimulada y combativamente en sus versos. Mujeres que escriben palabras, y sigo citando al prologuista, que nos hablan del mundo, de la fuerza de voluntad de las mujeres, de los hombres a los que aman, y los hijos a los que alumbran o pierden, de los parientes a los que añoran, del frío que sentimos cuando estamos desvalidos, de los sueños que se pierden en nuestras rutinas, de la rabia que origina la sociedad mediante sus injusticias y sus arrebatos de violencia, de la manera de mirarse al espejo y confesarse ante la pantalla del pc, del dolor y la herida, del sustento diario y el trabajo y los madrugones necesarios para resolver la hipoteca y el futuro y la comida de la familia. Por orden de aparición, en el programa han sonado las voces poéticas de Silvia Oviedo, Ester García Camps, Gloria Gil Romera, Déborah Vukušić, Lucía Fraga, Ana Vega, Ana Pérez Cañamares, Cristina Morano, Inma Luna, Lola Lugo, Nuria Mezquita, Isabel Bono y Begoña Paz.

Hay, también, claro, en mi insistencia en ofreceros, año tras año, estos programas femeninos (aunque, lo confieso, en un plano secundario), una cierta voluntad reivindicativa, un deseo de contribuir (en la muy pequeña medida que proporciona la exigua difusión de las emisiones y del blog) a la visibilidad (ese término tan de moda) de la producción artística, literaria y musical de las mujeres. Y, a propósito de visibilidad, no quiero dejar pasar la oportunidad de terciar (de modo inevitablemente polémico), en el debate que estas semanas se ha planteado en la sociedad española acerca de los usos supuestamente sexistas del lenguaje. Creo, como es natural, en la equiparación de derechos de hombres y mujeres, en la no discriminación en las relaciones laborales, en la igualdad de unos y otras (de unas y otros) en el acceso a puestos de responsabilidad y de gobierno, a los espacios del poder y la decisión. Defiendo la plena presencia de las mujeres en la vida pública y reivindico el deseable equitativo papel de los hombres en los espacios privados. Estoy de acuerdo, incluso, con enfatizar, de modo razonable y con sentido común, aunque pueda resultar algo artificial, los méritos de las mujeres para compensar los siglos de oscuridad femenina y los perjuicios que una sociedad fundamentalmente machista ha provocado en el actual reparto de papeles sociales. Entiendo, por fin, como necesaria la pretensión de subrayar la visibilidad de las mujeres en el habla, a través de un uso no “sexista” de la lengua (decir los profesores acudieron a la cena de fin de curso acompañados de sus mujeres, constituye, como se ha repetido estos días, una prueba evidente de una utilización anacrónica, discriminatoria y, en definitiva, injusta, de nuestro idioma). Pero de ahí a duplicar de modo estéril la extensión de las frases (con ese insulso y reiterado los ministros y las ministras, los diputadas y las diputadas, los consejeros y las consejeras... y así hasta el infinito) contrariando los principios de economía, eficacia y razonabilidad por los que nacen, crecen y se desarrollan las lenguas, hay un abismo que yo personalmente no estoy dispuesto a cruzar. Suscribo en su integridad el informe elaborado por el profesor Ignacio Bosque y refrendado por el pleno de la Real Academia Española de la Lengua, celebrado en Madrid el pasado 1 de marzo de 2012. El texto, presentado bajo el título Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, me parece una ponderada, sensata y bien argumentada defensa de la igualdad de la mujer en todos los ámbitos, y, a la vez, una esclarecedora y respetuosa crítica a los abusos políticamente correctos propugnados desde ciertos sectores, a mi juicio algo radicales, del feminismo más militante. Os dejo aquí, además, el texto íntegro de un artículo sobre la misma controvertida cuestión, escrito por Elvira Lindo y publicado en El País hace unos días, y con el que también me identifico al cien por cien.


Quiero

Con 31 años de experiencia laboral a mis espaldas creo que voy aprendiendo a sintetizar lo que quiero. Quiero, por ejemplo, que los directivos de los medios de comunicación sean escrupulosos en el tratamiento que se les da a las mujeres, no sólo desde la información o el editorial sino también desde las columnas. La chulería y el desprecio hacia la condición femenina aún tiene un sorprendente hueco celebradísimo en el columnismo español. Me gustaría que los sueldos de las mujeres igualaran a los de los hombres, que se considerara la promoción de las mujeres a puestos directivos si éstas cuentan con los mismos méritos que los hombres. Quiero que se respete la maternidad en los centros laborales porque es algo que, entre otras cosas, nos beneficia a todos. Quiero que en el trabajo se nos trate con igual consideración que a los hombres. Es posible que los varones no sean conscientes de ello pero es habitual percibir un trato condescendiente o paternalista que se nos concede, para colmo, como un regalo. Quiero que el sentido común que desprende el documento escrito por el filólogo Ignacio Bosque y suscrito por varios académicos sobre el lenguaje no sexista contagie de sentido común otras decisiones de la Real Academia, que entre elegir a un nuevo ilustre mediocre o a una nueva ilustre mediocre se suelen decantar con demasiada frecuencia por la primera opción. Es decir, que traten de predicar con los hechos; al fin y al cabo, es lo que están defendiendo en su escrito. No quiero que sindicatos, centros laborales dependientes de un ministerio o comunidades autónomas, etcétera, presionen a trabajadores o aspirantes a utilizar el lenguaje de determinada manera. Son tan fundamentales los aspectos que las mujeres deseamos mejorar que, francamente, estar incluida en un plural masculino que se entiende como genérico me importa bien poco.




La manera de recogerse el pelo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿La visibilidad de las mujeres?
¡Por favor! Nunca vi, ni oí que un hombre se sintiese invisible cuando lee o escucha la palabra periodista. ¿Aceptamos periodisto?
O cuando un barco naufraga, y se oye "Las mujeres y los niños primero" ningún hombre espresó su malestar (aunque lo sintiese)... ¿y las niñas?
En fin.....
Es bastante dificil ser invisible.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Saludos!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Yo estoy de acuerdo con Alberto,en casi todo, siempre se tuvo mentalidad machista y la mujer para el mundo era invisible.
Con todo lo que nos ha costado....sobre todo ascender al poder...y todavía nos queda pelear.

Y no es el dia de la mujer trabajadora es el día de la mujer porque todas somos trabajadoras, ese lenguaje debería cambiarse. Porque por esa regla de tres diríamos el dia del hombre trabajador, es lo mismo.
Un programa muy intenso y sensible. Gracias Alberto :=)

Alberto San Segundo dijo...

Gracias por los comentarios, por las correcciones, por las polémicas... todo ello enriquece y permite aprender...

No obstante, más allá de palabras, de argumentos, de razones, me interesan la emoción y la sensibilidad. Me alegro de que desde esos puntos de vista el programa os haya "llegado".

Gracias y un saludo a todos