martes, 3 de noviembre de 2009


LOS INFINITOS CAMINOS DEL DESIERTO

Aprovechando este largo puente que ya queda atrás, Buscando leones en las nubes ha querido proponeros un viaje, un fascinante recorrido por las inmensas y cambiantes dunas del desierto del Sahara. Nuestra emisión se recreará a lo largo de dos semanas en la belleza de los misteriosos paisajes, de los caminos infinitos, de las áridas pistas, de la desoladora plenitud del desierto.

Para ello, para intentar trasladaros la perturbadora atmósfera de esos parajes inhóspitos pero bellísimos, el aire seco, la luz irresistible, el sol febril, la noche azul, el cielo límpido, estrellado, refulgente, para acompañar el errático deambular de los hombres y mujeres del desierto, con sus ropas tupidas y opacas, con su piel agrietada cubierta por hermosos arabescos de henna, con su silencio inquietante, con el secreto de sus inmensos ojos negros, única muestra externa de la profundidad de sus almas, para, en definitiva, vivir en el desierto durante quince días, Buscando leones en las nubes utiliza los dos recursos de los que se vale habitualmente, la música y la literatura, con canciones y textos literarios que tienen en las dunas del Sahara a sus protagonistas principales.

En el terreno literario he escogido fragmentos de la, a mi juicio, mejor novela de Jean-Marie Gustave Le Clézio, el Nobel francés del que hace un año, más o menos por estas mismas fechas, y con la excusa del galardón sueco, ya os ofrecimos un programa. Se trata de Desierto, una magnífica obra maestra, una historia, como todas las de Le Clézio, que exhala un poderoso aliento telúrico, arraigada a la tierra, en la que el paisaje, la naturaleza, durísima y hostil y sin embargo muy atractiva, ese desierto sin horizonte, de una despiadada inhumanidad, se constituye en algo más que un mero escenario para las peripecias de los personajes (siempre desarraigados, errantes, expatriados, ajenos a todos y a a todo, perpetuos extranjeros de sí mismos en busca de un destino, de un sentido, de un lugar propio en el mundo) y alcanza un relieve principal, se convierte en protagonista.

Y entre los textos suenan, también evocadoras de la inmensidad del desierto, magníficas canciones africanas, nacidas de los pueblos que bordean el Sahara. Son, todas, canciones que nos trasladan, con su ambiente mágico y misterioso, con su intenso exotismo, a las ardientes arenas desérticas, a su conmovedora soledad. Se trata de piezas extraídas de tres discos dobles que con el título genérico de Desert blues vienen recogiendo, desde 1995, en el que se presentó el primero, lo mejor de la música creada en los países tocados por la inmensa magnitud del desierto africano. Ambientes del Sahara, el primero de la serie, como os digo de 1995, Sueños de oasis, de 2002, y el último por ahora, Entre dunas y sabanas, de 2008, contienen, cada uno de ellos, más de veinticinco impresionantes muestras de la excepcional -y sin embargo bastante desconocida- música que crean los pueblos del desierto. En esta primera emisión han sonado Tinariwen, Souad Massi, Majid Bekkas, Gigi Shibabaw, Youssou N’Dour, Dimi Mint Abba, Kanté Manfila, Ngou Bagayoko, Bassekou Kouyaté con Lobí Traoré y Hasna El Becharia (la legendaria cantante argelina a la que durante la emisión me referí obstinada e inexplicablemente en masculino).

Para ilustrar con imágenes este recorrido literario y musical por el desierto del Sahara os dejo algunos vídeos. Unos hipnóticos Tinariwen interpretando en directo la envolvente Amassakoul. Una lánguida Souad Massi susurrando, como si de una Carla Bruni argelina se tratara, la preciosa Raoui en un programa televisivo. Un vídeo con imágenes folklórico-turísticas de Etiopía, una Etiopía de postal, verde y feraz, ciertamente alejada de nuestro árido motivo central, pero con la maravilla de la voz de Gigi Shibabaw cantando Balewashintu. Y para terminar, un como siempre energético Youssou N’Dour (puedo dar fe de ello: lo he visto en directo cuatro o cinco veces; hay que ir pensando en algún programa monográfico que lo tenga como centro) con uno de sus clásicos, Birima.




Los infinitos caminos del desierto

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La paradójica atracción ante lo hostil...
Tras escuchar este programa incluiré 'Desierto' entre las tareas que debo apuntar en mi haber.
Saludos
LC

PD. Si me lo permites, Alberto, me voy a erigir en portavoz de todos esos cientos de seguidores de tu blog que no tenemos la suerte de vivir en el feudo castellano-leonés, suplicándote un poco de piedad,compañero!!!...¿puente?...¿qué puente?

Alberto San Segundo dijo...

Hola a todos

Siento -con retraso- haber despertado la envidia de los ajenos a los territorios históricos castellano-leoneses, pero ya desvelada, dejémosla revolotear a sus anchas (a esa envidia sin duda benéfica, pues seguro que supone tan sólo ansia de emulación): efectivamente, hubo puente; yo me instalé desde el jueves por la tarde hasta el mediodía del lunes frente al mar inmenso y bajo el sol ardiente de las playas del Algarve; y claro está, como suponéis, con los consabidos efectos secundarios: días casi veraniegos, agua estupenda, olitas deliciosas, pescado fresquísimo, helado vino blanco, etc... (que cada uno rellene los puntos suspensivos a su antojo).

Y nada más por hoy, ya está bien de holganza... ¡¡¡me voy al tajo!!

Anónimo dijo...

Bonito programa, desbordante, inmenso...
He recordado unos ojos del desierto de los que me enamoré. Infinitos, inacabables cuando los miraba... perturbadores, adictivos...
Infinitos,también, en mi vida, puedo rememorarlos y verlos en cualquier momento. Pero sólo ahora, que no los tengo delante, logro sostener la mirada.

¡Qué gran programa! Emocionante. Perfecto para esta tarde, aunque haya "removido". Un regalito. Gracias

Saludos

Esther

susana dijo...

Hola Alberto¡. He descubierto tu blog y tus programas. Preciosos y con un gusto literario y musical exquisito. Es un placer escuchar programas radiofónicos con tanta calidad. Gracias por tu trabajo. Un saludo.

Alberto San Segundo dijo...

Gracias, Esther y Susana, por vuestras tan amables palabras, por tanto elogio. Celebro que el programa os guste, que disfrutéis de Buscando leones en las nubes. En tu caso particular, Susana, enhorabuena además por el blog; sólo he podido echarle un vistazo y leer algunos textos, pero tiene muy buena pinta. Prometo acercarme a él con asiduidad.

En fin, gracias de nuevo... espero poder seguir interesándoos en emisiones próximas (ya estoy cerrando la elaboración de unas cuantas y se adivinan, a mi juicio, estupendas; aunque, claro, qué voy a decir yo...).

Un saludo a todos los que, como vosotras, me siguen con interés. Gracias.