martes, 18 de octubre de 2016


Y SIN EMBARGO TE QUIERO

Si hasta el lunes pasado hemos estado dedicando los primeros programas de este curso a rastrear en los orígenes del blues, el jazz y el country norteamericanos, a partir de esta semana iniciamos una nueva serie -casi interminable, pues será ocho o nueve los espacios que la integren- centrada en otros distintos géneros musicales, entre los que se cuentan varios más autóctonos y cercanos a nuestro ámbito; casi todos ellos, además, bastante insólitos para nuestros habituales registros estilísticos.

A finales de 2012, el periodista Manu Berástegui (si es que una personalidad tan proteica puede ser reducida a una única dimensión profesional) presentó el libro 101 canciones para cortarse las venas, un “vademécum de medicinas emocionales” que recoge sus muy aquilatadas preferencias en los terrenos de la copla, el bolero, la ranchera, el tango, la chanson francesa, la balada italiana y otros estilos musicales, en una selección de temas imprescindibles -siempre según su particular y excelente criterio- para sobrevivir con una cierta dignidad (llamémosla así) a los males que conlleva el desamor.

Guiado por las pautas que marca el libro, y que os iré desvelando en semanas sucesivas, me centro hoy en su primera sección, la copla, de la que os presento una antología de doce de las quince piezas que se recogen en la obra, precedidas, cada una de ellas, por los siempre atinados comentarios (a menudo muy divertidos y hasta hilarantes) del propio Berástegui. He elegido las versiones musicales que más se avienen con mi propia sensibilidad, de entre las muchas que se recomiendan en el libro. Lola Flores, Imperio de Triana, José José, Rocío Jurado, Martirio con el Trío de Chano Dominguez, Fernanda y Bernarda de Utrera, Carlos Cano, Marifé de Triana, Concha Piquer, Manuel Bandera, Isabel Pantoja y Juanita Reina son los artistas -en casi todos los casos, de inesperada presencia en Buscando leones en las nubes- que han llenado nuestro espacio de lágrimas y sufrimiento, de pena y aflicción, de congoja y desamor.

Espero que el desgarro, el dolor, la pasión, el sentimiento, el desencanto, la emoción, el amor, la venganza, el despecho, la amargura, la soledad, la tristeza y el llanto que rezuma el programa que ahora os ofrezco puedan entusiasmaros pese a que nos vayamos a desenvolver en un territorio tan ajeno -al menos aparentemente- al que frecuentamos cada lunes.

(A la memoria de mi padre, que se emocionaba al escuchar muchas de estas coplas y lo hubiera hecho, también, con este programa)

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