martes, 14 de diciembre de 2021


ANHELO 

Buscando leones en las nubes llega hoy a su penúltimo programa del año 2021, con las vacaciones navideñas ya en el horizonte inmediato. Desde los estudios de Radio Universidad de Salamanca, su creador, guionista y locutor, Alberto San Segundo, quiere antes de la emisión de despedida, el lunes próximo, ofreceros hoy la última entrega de la serie que desde finales de noviembre estamos dedicando a Una cierta edad, el diario de Marcos Ordóñez en el que recoge episodios del pasado, anécdotas de su vida personal y profesional, como escritor y crítico de teatro, comentarios sobre escritores, cineastas, actores, músicos, otros diaristas y, en general, reflexiones de distinta índole sobre la vida y su vertiginoso transcurrir, presentados con un tono, en general, melancólico, aunque no exento de humor, agudeza, inteligencia y sensibilidad. 

En uno de los fragmentos del libro, Ordóñez se refiere a otra de sus obras, Juegos reunidos, y el breve texto resulta muy clarificador sobre qué se va a encontrar quien se adentre en la lectura de Una cierta edad y, también, por extensión, quien escuche los cuatro programas, incluido el de esta noche, de este ciclo que Buscando leones en las nubes dedica al escritor barcelonés. Estas son sus palabras: 

Estoy escribiendo un libro que se llamará Juegos reunidos. Me pregunta de qué va. Le digo que habrá novelas cortas, relatos (más breves), memorias, poemas. A mí me gustan mucho ese tipo de libros, pero parece que mi interlocutor está un poco decepcionado. «Ah, es un libro fragmentario», me dice, y en su boca «fragmentario» suena a categoría inferior, a materiales de desecho, a fondos de cajón. Remata: «Y, entonces, ¿cuál es su unidad?» Se me ocurre que la unidad debe estar en el hecho de que esos fragmentos los he escrito yo. 

Esta condición fragmentaria describe a la perfección el planteamiento de Una cierta edad, un enfoque que yo he querido mantener aquí a través de los casi cincuenta textos que os he presentado en la serie entera, doce de ellos en el espacio de esta noche. 

Doce también serán, obviamente, las canciones que completan la emisión, todas ellas mencionadas -o al menos los son sus autores- en un libro que rezuma música en cada una de sus páginas. Casi todas pertenecen a la banda sonora de la infancia, adolescencia y juventud de su autor, con el que comparto generación e impacto emocional de determinados temas musicales, y están interpretadas por Patsy Cline, Edith Piaf, Paul Simon, Bob Dylan, Tim Hardin, Gram Parsons con Emmylou Harris, Kris Kristofferson, Janis Joplin, Dean Martin, Maurice Jarre, Johnny Cash y el inolvidable Leonard Cohen, cuya presencia aflora en varias ocasiones en Una cierta edad y al que hemos dedicado hasta siete emisiones en Buscando leones en las nubes


Sabias palabras de Eduardo Jordá tras la muerte de Cohen: «Cuando pienso en sus letras, que me aprendí de memoria hace muchos años, y que me hicieron extrañamente feliz, a pesar de que se suponía que estaban concebidas para expresar la desdicha –pero también el amor y el éxtasis y la soledad y la desesperación–, hay una palabra que se me viene una y otra vez a la mente: longing. Creo que no hay otra palabra que pueda resumir mejor la obra de Leonard Cohen. Porque longing no es solo anhelo, como a veces se traduce al castellano, sino muchas cosas más: es añoranza y al mismo tiempo es un ardoroso deseo carnal; es tristeza y lujuria, solo que fundidas en una misma experiencia, porque es el éxtasis del amor que se ha hecho inseparable del miedo a perderlo (o de la desolación por haberlo perdido ya).» No creo que pueda ceñirse mejor el arte de Leonard Cohen.
 
Anhelo

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