martes, 21 de enero de 2025
TRES CERILLAS
La presente emisión pone fin a la breve serie que desde hace una semana estamos dedicando a un doble homenaje a sendas figuras clave de la cultura francesa, la cantante Françoise Hardy, fallecida el pasado verano y cuyo octogésimo primer aniversario se hubiera celebrado hace tres días, y el poeta Jacques Prévert que nació en 1900, hace ahora ciento veinticinco años. En el programa escucharéis mi lectura de diecisiete poemas del escritor, que aparecerán entre otras tantas canciones de la intérprete, para completar así un total de treinta y cuatro espléndidas muestras de las valiosas obras de ambos artistas.
La música de Hardy, elegante, melancólica, algo triste, emociona a través de su voz íntima, delicada, seductora, a veces susurrante; una voz que canta sobre el desorden de los amores de hoy, la peligrosa libertad del amor liberado, el tormento inquietante del amor perdido, encontrado, compartido, como escribió el propio Prévert, en una nota para el programa de la segunda presentación de la cantante en el mítico Teatro Olimpia de París, en 1965. Jacques Prévert, entonces ya una figura indiscutible del Parnaso galo, salía así en defensa de la muy joven cantautora, no demasiado valorada por los adustos intelectuales de la época, incapaces de superar sus prejuicios ante la deslumbrante aparición de una chica guapa, moderna (yeyé, en la jerga del momento), que cantando a la dulzura y la aflicción del amor y aparentemente ajena a los “grandes temas comprometidos” (el clima que anticipaba el mayo de 1968), protagonizaba las portadas de las revistas de moda. Y sin embargo, ella, convertida hoy en leyenda, y él, el poeta más leído de Francia, brillan aún en estos días, seis décadas después y siguen vivos en el recuerdo de millones de personas.
Al igual que el lunes pasado, dejo hoy de lado algunas de las vertientes más relevantes de la poesía de Prevért -el compromiso pacifista, la defensa de la libertad, la denuncia de la injusticia y la opresión, la solidaridad con los débiles, los juegos verbales- para buscar en sus poemas amorosos la confluencia con el universo musical de Françoise Hardy.
Espero que la evocación de ambas figuras, quizá desconocidas para muchos de los oyentes más jóvenes de Buscando leones en las nubes, pueda descubriros a un poeta formidable, tierno e irónico, emotivo y lúcido, y a una cantante creadora de una música de una elegancia, una sensibilidad y una belleza extraordinarias.
Tres cerillas
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Françoise Hardy,
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