martes, 9 de junio de 2009

TOM WAITS. MÁS ‘CLÁSICOS’

Tom Waits es uno de mis músicos favoritos. Lo lleva siendo durante más de tres décadas. A lo largo de todo un año, desde el pasado 7 de diciembre de 2008 hasta el próximo 7 de diciembre de 2009, fecha en la que se convertirá en sexagenario, Buscando leones en las nubes, quiere homenajear al genial artista californiano con algunos programas dedicados a su figura, a su personalidad, a su obra, a sus canciones. Ya han salido al aire cuatro emisiones de la serie. En las dos primeras, os ofrecía piezas extraídas de su último disco de estudio, el triple álbum Orphans, sonando entre los versos de un escritor, Raymond Carver, cuyo universo literario guarda muchas concomitancias con el peculiar mundo de Tom Waits. En la tercera, que se emitió en el primer trimestre de este curso, recogí canciones de la primera época de Waits, sus años en el sello discográfico Asylum, que constituyen ahora, casi seis lustros después, auténticos clásicos de la música popular. Ayer, para cerrar por ahora las entregas de la serie, Buscando leones en las nubes emitió un cuarto programa dedicado al cantante y compositor de Pomona (California), con una selección de grandes canciones pertenecientes a discos publicados entre 1980 y 2002. Las cuatro emisiones están disponibles aquí, en el blog, incluyendo ésta, la cuarta, que ahora os ofrezco. Ya para el curso próximo, y a medida que se vaya acercando la fecha en la que cumpla sus sesenta años, os prometo hasta tres programas más dedicados a Tom Waits, aunque entonces el planteamiento y el enfoque de las emisiones será distinto y muy novedoso y singular. Por cierto, y como medida del extraordinario talento del cantautor, pensad en que llevo ya ‘entregadas’ unas cuarenta canciones de su fecunda obra (no he repetido ninguna, hasta ahora), y todas las radiadas son excelentes… no creo que haya muchos músicos capaces de ofrecer cuarenta muestras de su actividad creativa que pasen -todas ellas- un mínimamente exigente rasero de calidad.

Un breve apunte, antes de presentaros algunos vídeos, sobre las complejas traducciones de las letras de Tom Waits. He seguido, en general, las versiones de Alberto Cajal recogidas en los dos libros de canciones de Tom Waits publicados por la editorial Fundamentos, en 2006 el primero y en este 2009 el segundo. He hecho, sobre esa base, algunos retoques menores justificados, a mi juicio, por la necesidad de mejorar la musicalidad de una frase o de eliminar algún término que personalmente me desagrada o de aclarar una cita más o menos oscura. Hay, sin embargo, algunas canciones emitidas que no están en la doble antología de Fundamentos. En esos casos he intentado por mí mismo la traducción, auxiliado (y en ocasiones el auxilio equivalió al trabajo total) por mis amigas Kili, fiel frecuentadora del blog, Mª Ángeles y Amparo, las tres expertas profesoras de inglés. No obstante, quiero dejaros alguna pista para trasladaros siquiera una mínima parte de la dificultad de la traducción de las letras de Tom Waits, llenas de referencias aparentemente inexplicables, repletas de metáforas algo abstrusas, punteadas por citas y menciones a realidades locales difíciles de captar para quien no es no ya norteamericano sino incluso californiano o, más aun, angelino. Por poner un único ejemplo representativo, en la canción On the Nickel, con la que abrimos el programa esta semana y que he presentado en su versión en castellano como En The Nickel, el nombre del título hace referencia, quizá, a una institución para indigentes que existía en la calle 5 de Los Ángeles, a la que acudía gente desamparada, mendigos, niños abandonados y tristes personajes sin lugar donde caerse muerto. Un nickel es, en su acepción popular, una moneda de cinco centavos y alude a la miseria, a la indigencia de quienes frecuentaban el lugar. En fin… ya me diréis cómo se mantiene en la traducción todo ese aluvión de alusiones.

Aprovechando la eficacia (por ahora) del nuevo sistema de exposición de los vídeos que he introducido hace algunas semanas en este blog, y teniendo en cuenta el entusiasmo que la belleza de las canciones de Tom Waits provoca en mí y que me hace compartir con vosotros mis hallazgos, os dejo varias muestras del arte del californiano (serán ocho... y porque me he frenado). En primer lugar, tres vídeos correspondientes a otras tantas canciones emitidas en el programa de ayer: una versión magnífica, en directo, de la preciosa y algo sombría Cold cold ground, precedida de un disparatado preámbulo muy estilo Waits; el clip, del año 1985 (¡¡casi veinticinco años ya!!), de otra maravilla, Downtown train, con una breve coda de nuevo ‘marca de la casa’; y una evocadora ilustración en imágenes de la estupenda y bastante triste Hold on. Además, otros cinco vídeos que ilustran piezas no escuchadas anoche, pero igualmente magníficas: Day after tomorrow, interpretada en un concierto en directo en el que la delicadeza, la dulzura incluso (aunque parezca paradoja) de la aguardentosa voz de Tom Waits sólo se ve perturbada por los gruñidos incontrolados de un auditorio más preocupado por hacerse notar, como suele ser desgraciadamente costumbre, que por la escucha intensa de una música deslumbrante; una versión, brevísima y rezumando sensibilidad, de You can never hold back spring en un concierto de la gira de Orphans en 2006; otro prodigio de delicadeza, la genial Time, en una emotiva y tiernísima versión; una especie de extraña mezcla, confeccionada con inquietantes imágenes de diversas etapas de su vida, de otra muy típica canción de Tom Waits, Down in the hole, en la que se reflejan algunos de los aspectos más histriónicos y excesivos de su personalidad; y para excesos, los luciferinos del I don’t want to grow up, en el que el eterno niño que es Tom Waits manifiesta abiertamente las razones por las que no quiere crecer.



Tom Waits. Más 'clásicos'

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado el programa de esta semana, una pena que se me ha pasado volando... como casi siempre; me queda el consuelo de poder escucharlo cuando quiera, lo bueno de de la "era digital". Increible Tom Waits, nunca lo había escuchado con tanta atención.

Saludos!

Víctor

Alberto San Segundo dijo...

Hola Víctor. Me alegro de que hayas redescubierto ('reescuchado') a Tom Waits. Es genial. Desgraciadamente no pude ir a verlo a la gira que hizo por España el pasado verano (creo que la única vez que ha estado en nuestro país). Nos queda la posibilidad de paladearlo en nuestras casas una y otra vez gracias, como dices, a las ventajas de esta controvertida red.

Un saludo y hasta pronto

Anónimo dijo...

segunda vez que escucho el programa de esta semana. Fenomenal.
Ansío el encuentro

Alberto San Segundo dijo...

Gracias por tu entusiasmo, 'Ansío el encuentro'.

Aprovecho tu intervención para contarte (y contar al resto de los lectores del blog) una historia muy interesante y curiosa. Con ocasión de la publicación de esta última entrada sobre Tom Waits, me ha escrito Alberto Cajal, el traductor de sus canciones para los dos libros sobre el cantante publicados por la editorial Fundamentos de los que hablo en la presentación del programa. Un tipo simpático y muy agradable (me refiero ahora a Alberto, no al gran Tom). En los correos que nos hemos intercambiado me contó algunas anécdotas de la estancia de Tom Waits en San Sebastián, de donde es Cajal y en donde el músico recaló el verano pasado en su minigira española.

Como pensé que pudieran resultar atractivas para vosotros, le he pedido permiso para publicarlas y aquí están, transcritas literalmente. Espero que las disfrutéis. Gracias una vez más, Alberto, por tus traducciones, por tu amabilidad y por tu simpatía. (Y larga vida a Tom Waits).

Si me lo permites te voy a aburrir con unas cuantas anécdotas de la estancia de Waits en San Sebastián:
Unos días antes del concierto llegó mi mujer a casa y me dijo que había visto a un tipo con muy mala pinta en el centro de la city, que se lo había quedado mirando varias veces porque le llamó la atención la pinta de zarrapastroso que lucía, amén de ser feo como un demonio, pero que al final no se atrevió a mirarle más porque el tipo en cuestión se dio cuenta y como iba con las niñas le dio MIEDO. Al día siguiente, en la portada del Diario Vasco, informaban de que Waits ya estaba en San Sebastián y había ido de compras al centro, y mi mujer lo reconoció como el vagabundo del día anterior.
También en el periódico decían que mientras su familia estaba de tiendas, él, para hacer tiempo, se metió en una peluquería para cortarse el pelo y le dijeron que volviera en media hora (sin reconocerle ni nada, claro) y él así lo hizo. Cuando volvió a la peluquería le preguntaron a ver cómo quería el corte, a lo que él gruñó “mmm… Tom Waits style…”, y ahí es donde el peluquero cayó en la cuenta.
Y por último, resulta que coincidieron en SS él y toda la troupe de Bruce Springsteen, que tocaba unos pocos días después; como sabrás el Boss tiene buena relación con él, incluso le ha versionado un par de temas, y algunos músicos de éste quisieron ir al concierto de Waits, el cual les espetó que vale, que les conseguía entrada… PERO PAGANDO (cosa que no hicieron, hay que ver lo rácanos que son estos tipos). Genio y figura.

Anónimo dijo...

No nos extraña , no podía ser de otra manera.. sin embargo, me sigue gustando a pesar de su dejadez, de su aspecto ...o ¿quizás sea eso, que no va de nada?.
Me gustan los tipos singulares y más cuando son capaces de emocionar.
Siempre es grato escuchar su voz, su ritmo. Me alegro de contar con más de un programa en lo que va de curso.
Otro acierto, Alberto.
!Saludos a todos! antes de que esto acabe. María

Anónimo dijo...

Jajaja muy buena la anécdota, a ver si manda más, debe tener para aburrir!

Saludos!
Víctor

Alberto San Segundo dijo...

Excéntrico y genial, Tom Waits. Si podéis esperar hasta diciembre, os prometo muchas más anécdotas y, sobre todo, muchísima más música extraordinaria en su sexagésimo cumpleaños.

Un saludo a todos