martes, 22 de abril de 2014


NO ME DEJES

Hoy queremos cerrar la serie de emisiones dedicadas al desamor que han sonado aquí desde hace quince días con una nueva muestra de canciones y poemas tristísimos alusivos a nuestro desgarrador leitmotiv: la ruptura amorosa, el abandono, la terrible soledad que sigue al fin del amor.
 
Para ello, en el apartado musical, abandonamos el enfoque jazzístico que constituyó nuestra propuesta de estos dos lunes anteriores para centrarnos en temas del pop, grandes clásicos de la música popular de todos los tiempos -pese a ser, algunos de ellos muy recientes-, estremecedoras piezas que rezuman pasión contrariada e intensa melancolía, sensibilidad desatada y dolorosa emoción, insoportable amargura y conmovedora belleza. Canciones de Amy Winehouse, The Cure, Till Bronner con Madeleine Peyroux (cuya versión, íntima y muy melancólica, del ya de por sí triste clásico de Hank Williams, I’m so lonesome I could cry, cierra este post), Damien Rice, Sinead O’Connor, Mick Hucknall, Adele, Grant Lee Philips (que hace una muy sentida recreación del Boys don’t cry, de los Cure, con presencia así por partida doble en el programa), Vonda Shepard, Harry Nilsson, Caetano Veloso, Lee Hazlewood con Nancy Sinatra y Lyambiko, la bella germanoafricana que pone la voz y el alma en la banda del mismo nombre y que cierra el programa con el estremecido lamento, la desgarrada y emocionante petición -¡no me dejes!- de Ne me quitte pas, el clásico de Jacques Brel que tantas veces os he ofrecido en Buscando leones en las nubes y que hoy no podía faltar, obviamente, en un programa sobre el abandono y la ruptura amorosa.

Entre las canciones, casi todas grandes clásicos, han sonado los texos de Jean Marie Gustave Le Clézio, Cesare Pavese, Jesús Pardo, Pedro Salinas, Gustavo Martín Garzo, Fernando Royuela, Marina Tsvietáieva, Jeanette Winterson, Albert Camus, Andrew Sean Greer, Jaime Sabines, Gerardo Méndez y Maxence Fermine.
 
Y de nuevo, por tercera semana consecutiva, un cuadro de Edward Hopper para ejemplificar la soledad que sigue al desamor. En esta ocasión os ofrezco Sunday, de 1926 (Los domingos matan más hombres que las bombas, así se llamaba una antigua obra de teatro de Jesús Cracio).


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