martes, 22 de diciembre de 2020


LAS TEJEDORAS DE HISTORIAS 

Bienvenidos la última emisión de la serie de cuatro que estamos dedicando a la lectura en Buscando leones en las nubes. Pensado inicialmente para salir al aire con ocasión de las diversas celebraciones relativas al libro que entre abril y mayo tienen lugar naturalmente, tanto en nuestra ciudad como en el resto de España, y pospuesto a causa de la desgraciada excepcionalidad de la epidemia, desde hace tres semanas hemos recuperado el ciclo “lector” del programa, que hoy llega a su fin. 

Siendo, pues, los libros y el acto de leer la excusa para organizar en torno a ella esta serie libresca, su núcleo central lo constituye un ensayo excepcional, muy interesante y entretenido, muy riguroso y a la vez apasionante desde el punto de vista narrativo. Se trata de El infinito en un junco, una investigación formidable, un recorrido exhaustivo y arrebatador por la historia del libro, anclado, de manera primordial, en la cultura grecorromana. Su autora, Irene Vallejo, filóloga de formación, se ha convertido en los últimos meses en referente inexcusable de la cultura de nuestro país, con constantes apariciones en los medios de comunicación, colaboraciones habituales en la prensa escrita y, sobre todo, reiteradas reediciones de su exitosa obra. El próximo miércoles, 23 de diciembre, os ofreceré en Todos los libros un libro, mi otro espacio en Radio Universidad de Salamanca, una reedición de mi reseña del deslumbrante ensayo, que había aparecido por primera vez el 22 de abril de este mismo año, en una emisión no radiada. El infinito en un junco acaba de obtener, hace unas semanas, el Premio Nacional de Ensayo, y es, a mi juicio, el libro más interesante de cuantos he leído en mucho tiempo. 

Nueve fragmentos entresacados del libro integran el Buscando leones en las nubes de esta noche, textos que incluyen agudas reflexiones sobre la lectura, breves semblanzas de personajes históricos vinculados a los libros, comentarios sobre la oralidad y la escritura, poemas, glosas de obras literarias y algún sustancioso acercamiento al papel de la mujer en la creación y el mantenimiento en el tiempo de las historias que entre todos nos contamos generación tras generación. 

Complementando las palabras de Irene Vallejo aparecen una serie de preciosas canciones, muy propicias, por su atmósfera de intimidad y recogimiento, para disfrutar de la profundidad de los textos. Sus intérpretes son Claudette King, Pete Seeger, Agnes Obel, Michael Kiwanuka, Lura, Tindersticks, Eddi Reader, Enzo Avitabile con Randy Crawford y Sophie Zelmani, que cierra el programa con la intensa Leaving, ya radiada en alguna otra ocasión en nuestro espacio. 

Con la enumeración de las referencias musicales que han integrado la banda sonora de esta postrera emisión del año, me despido hasta dentro de tres semanas, en concreto hasta el 11 de enero de 2021, en que retomaremos la programación tras las vacaciones de Navidad. Os deseo a todos unas felices fiestas y un 2021 en el que podamos dejar atrás la tristeza, el dolor y el sufrimiento que nos ha traído, en mayor o menor medida, este aciago 2020 que ya, afortunadamente termina. 


La historia de la literatura empieza de forma inesperada. El primer autor del mundo que firma un texto con su propio nombre es una mujer. 
Mil quinientos años antes de Homero, Enheduanna, poeta y sacerdotisa, escribió un conjunto de himnos cuyos ecos resuenan todavía en los Salmos de la Biblia. Los rubricó con orgullo. Era hija del rey Sargón I de Acad, que unificó la Mesopotamia central y meridional en un gran imperio, y tía del futuro rey Naram-Sim. Cuando los estudiosos descifraron los fragmentos de sus versos, perdidos durante milenios y recuperados solo en el siglo XX, la apodaron «la Shakespeare de la literatura sumeria», impresionados por su escritura brillante y compleja. «Lo que yo he hecho nadie lo hizo antes», escribe Enheduanna. También le pertenecen las más antiguas notaciones astronómicas. Poderosa y audaz, se atrevió a participar en la agitada lucha política de su época, y sufrió por ello el castigo del exilio y la nostalgia. Sin embargo, nunca dejó de escribir cantos para Inanna, su divinidad protectora, señora del amor y de la guerra. En su himno más íntimo y recordado, revela el secreto de su proceso creativo: la diosa lunar visita su hogar a medianoche y la ayuda a «concebir» nuevos poemas, «dando nacimiento» a versos que respiran. Es un suceso mágico, erótico, nocturno. Enheduanna fue —que sepamos— la primera persona en describir el misterioso parto de las palabras poéticas.

Las tejedoras de historias

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz y próspero año 2021 Alberto. Que sigamos conociendo literatura y música con tu programa lleno de novedades.