martes, 13 de enero de 2015

 
UN TREN QUE AVANZA EN LA NOCHE
 
Bienvenidos un nuevo año a Buscando leones en las nubes, que tras las vacaciones navideñas comienza las emisiones de un 2015 que os deseo feliz con una edición que esta semana, junto a las dos inmediatamente posteriores, va a centrar su contenido en un apasionante tema monográfico: el tren.
 
Son innumerables -e imposible su desarrollo en el breve espacio de esta prólogo- las apariciones del ferrocarril en la historia de la cultura. La presencia del tren en la literatura, la música, el cine, el arte, la arquitectura -puentes, estaciones-, la fotografía, es de tal importancia, es tan grande su poder evocador, su condición metafórica, su valor poético, que constituiría, sin duda, un interesante tema de tesis el mero rastreo de las películas, canciones, cuentos, novelas o cuadros que tienen como protagonistas al casi siempre desolador espacio de las estaciones de tren, a los vagones de un ferrocarril, a las infatigables locomotoras, a los idealizados coches-cama o los estimulantes coches-comedor, a los efímeros paisajes contemplados desde sus aceleradas ventanas, a las vías infinitas. Sea como mero escenario de la acción, como fugaz lugar de amores pasajeros, como marco de reconciliaciones y de adioses, de reencuentros y despedidas, como poderosa representación del paso del tiempo, de la brevedad de la vida -que huye de nosotros, evanescente, envuelta en la niebla de las humeantes máquinas-, como símbolo del progreso y la civilización, de la innovación y la modernidad, como ámbito favorable para intrigas y maquinaciones, para la perpetración de crímenes y asesinatos y espectaculares robos y espionajes varios, como simultánea encarnación de la velocidad y de la lentitud -el encantado ensimismamiento del viajero que se abisma en un acogedor libro encerrado en una imparable flecha lanzada contra el viento-, como símbolo de la esperanza y del deseo, de la ilusión y las decepciones, de la renovación y el cambio y el azar y la aventura, la imagen del tren resulta siempre fascinante, llena de misterios, propicia a las sugestiones, muy indicada para la reflexión, las fabulaciones y los sueños.
 
Muchos de estos acercamientos al tema del ferrocarril aparecen en las canciones y los textos seleccionados para el programa de esta noche. Desde el punto de vista de literario he escogido algunos breves fragmentos -muchos ya aparecidos a lo largo de la extensa historia de Buscando leones en las nubes- que evocan toda esta inmensa carga poética del tren. Son sus autores José Antonio Garriga Vela, John Banville, Julio Cortázar, Joan Margarit, Antonio Muñoz Molina, Enriqueta Antolín, Antonio Fontana, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Soler, Antonio Dal Maseto, Miguel Sánchez-Ostiz y León Tolstói, a quien se debe el conciso pero significativo texto de Anna Karenina previo al suicidio de la protagonista (y espero que el spoiler no moleste a nadie, ¿quién a estas alturas no ha leído la obra de Tolstói?), con el que hemos puesto fin al programa.
 
Y con respecto a la música, de entre los miles -literalmente- de piezas centradas en el universo “ferroviario”, me he decantado por una docena de temas con una relativa variedad estilística, no obstante podáis apreciar una mayor presencia del blues; no por casualidad el mundo de los aventureros, de los vagabundos, de los desheredados, de los proscritos, de los perseguidos que inundan los trenes norteamericanos en la segunda mitad del siglo XIX pueblan el cancionero del profundo sur estadounidense. Sonya Kitchell, Marlango, Ben Harper, Rickie Lee Jones, Mindy Smith, Van Morrison, Grant Lee Phillips, Vashti Bunyan, Little Cooper & The Drifters, John Hiatt, John Prine y la venerable Elizabeth Cotten, una vieja dama del blues americano, nacida en 1893 y muerta casi un siglo después, que interpreta, con su ajada pero formidable voz, la fúnebre y bellísima Freight train, constituyen el elenco “musical” de la emisión.
 
El cuadro Tren, vapor y velocidad, que ya ilustró otra entrada del blog hace unos años, un magnífico óleo de William Turner, tan de actualidad en estos días a causa de la formidable película Mr. Turner, de Mike Leigh, que no puedo dejar de recomendaros (y en particular la soberbia actuación del asombroso y excepcional Timothy Spall, el actor británico que interpreta al pintor), completa mi poliédrica -literaria, musical, pictórica y cinematográfica- aproximación al sugestivo tema del tren por esta semana.

2 comentarios:

Lola C. dijo...

Hacía tiempo que no me pasaba por ésta tu casa y paseando entre tus post me he encontrado con esta maravilla. Los trenes fueron-y siguen siendo- lo que internet es: un viaje hacia algún lugar con la posibilidad de conocer a desconocidos.
Veo que sigues escribiendo (y 'musicando') con el mismo entusiasmo de siempre. Me alegro de ello.
Un saludo, Alberto

Alberto San Segundo dijo...

Gracias, Lola, por tu "reaparición"... Espero que la vida te vaya bien...

Un saludo