martes, 10 de diciembre de 2019


LA SOLEDAD ES ESO 

Buscando leones en las nubes os ofrece una nueva selección de canciones y textos literarios escogidos con criterios de interés y calidad, en la tercera emisión de una serie de cinco que antes de las navidades estamos dedicando al poeta Karmelo C. Iribarren. 

En este mismo 2019, la editorial Visor ha presentado, con el explícito título de Poesía completa (1993-2018), la hasta el momento última recopilación de las obras del donostiarra, once poemarios en los que se muestra su particular universo literario, hecho de crudeza y desnudez, de madrugadas y borracheras, de ventanas y soledad, de mujeres y decepciones, de sexo y tabaco, de calles vacías surcadas por la lluvia, de desesperanza, de fracasos y de ausencia de futuro, también, a veces, muy pocas veces, de fugaces atisbos de una felicidad siempre insospechada. En el caso del espacio de esta semana quiero presentaros trece poemas seleccionados de entre los muchos interesantes de tres de sus libros, La frontera y otros poemas, de 2005, Ola de frío, publicado en 2007, y Atravesando la noche, de 2009. 

Complementado la belleza triste de los versos, os ofrezco otras tantas canciones, algo menos despojadas, más cálidas, aunque también bellísimas, siempre con el tono delicado e intimista que constituye uno de los rasgos más determinantes de Buscando leones en las nubes y que, en general y a mi juicio, tan bien encaja -pese a las muchas diferencias- con la melancólica poesía de Iribarren. Sus intérpretes son Diana Krall, Tinariwen con Warren Ellis, Lila Downs con Gepe, Beth Rowley, María Luiza, Eleri Angharad, Devendra Banhart con Vashti Bunyan, Emeli Sandé, The Jayhawks, Crystal Gayle, Sabina Ddumba, Angus & Julia Stone e Ingrid St. Pierre, una de las favoritas de Buscando leones en las nubes, que cierra el programa con su música tan delicada, tan aparentemente frágil, tan dulce, tan distinta, por tanto, opuesta incluso, a la descarnada rudeza de los versos de Karmelo C. Iribarren.

Q-Train, un cuadro del pintor británico Nigel Van Weick con la soledad como motivo central y con su evidente alusión a Edward Hopper, ilustra este comentario.

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