martes, 3 de diciembre de 2019


LO REALMENTE DIFÍCIL 

Esta semana continuamos con la serie, que nos llevará ya hasta las navidades, protagonizada por Karmelo C. Iribarren, el poeta donostiarra, que este 2019 que ahora termina publicó en la editorial Visor, la por ahora última recopilación de su obra, con el título Poesía completa (1993-2018), un magnífico libro que reúne sus once poemarios publicados hasta la fecha. 

Con su inconfundible estilo, hecho de aparente sencillez y claridad, la poesía de Iribarren es muy cruda, algo sórdida y con mucho de realismo sucio. Sus versos están poblados de alcohol, sexo, mujeres fatales, desolados escenarios urbanos, míserosbares nocturnos, gentes desahuciadas, seres rotos, sin presente ni futuro, en una atmósfera que rezuma tristeza, desolación, soledad, y, pese a todo ello -o quizá por ello-, conmovedora melancolía, extraordinaria belleza y desgarrada y convincente verdad. 

Habiendo dedicado la emisión de hace siete días a algunas de las significativas citas que encabezan sus libros, en esta ocasión os presento una imposible selección de trece poemas extraídos de sus tres primeras obras, La condición urbana, de 1995, Serie B, de 1998, y Desde el fondo de la barra, que vio la luz un año después, en 1999. 

Entre las palpitantes palabras de Iribarren suena una espléndida colección de canciones, también de tono íntimo y recogido, muy aptas, a mi juicio, para degustar -y no sé si el verbo es el más adecuado- la intensidad de los poemas. Sus intérpretes sonn Alba Griot Ensemble con Tony Allen, Kacy & Clayton, Luisa Sobral, Richard Hawley, Kieran Kane & Rayna Gellert, The Wainwright sisters, The Innocence Mission, José James, Luis Emilio Batallán, Bon Iver, The Lemmonheads, Lana del Rey y el inolvidable y ya largamente octogenario Gino Paoli, una auténtica leyenda de la música popular, que cierra el programa con la intensa versión de su Sapore di sale, compuesta a principios de los sesenta y que ahora, despojada ya de su trivial componente de himno veraniego, alcanza en la voz del anciano intérprete su dimensión más profunda y estremecedora, con su alusión al tiempo perdido y ya irrecuperable (Un gusto un po'amaro di cose perdute). 

Como comenté el lunes pasado, estoy convencido de que al autor no le gustará el acompañamiento musical elegido para sus versos, que quizá pidan unos temas más áridos, más convulsos, más “provocadores”, no tan complacientes con las maravillas que la vida ofrece como son, en el fondo, los que he seleccionado. Espero, en cualquier caso, que el resultado final de esta extraña conjunción de poemas y canciones pueda interesaros.

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