Sticky fingers
martes, 10 de julio de 2012
STICKY FINGERS
Bienvenidos a esta segunda emisión veraniega de Buscando leones en las nubes dedicada, como la primera de hace siete días y las de las tres semanas venideras, a los Rolling Stones que en este 2012 celebran un doble aniversario, uno colectivo y universal, los cincuenta años de su constitución como grupo, y otro propio y con una repercusión más particular, los treinta del magnifico concierto, legendario e inolvidable en las vidas de todos los que aquel 7 de julio de 1982 abarrotábamos el estadio Vicente Calderón, que ofreció la banda en su creo que segunda aparición en nuestro país (la primera, en 1976, coincidió con un examen final de Civil en mi carrera de Derecho, y a diferencia de otros compañeros que, más atrevidos y rebeldes, optaron por el concierto, suspendiendo la asignatura, yo elegí el deber; ya lo escribió el clásico: el destino de un hombre es su carácter). Un concierto, éste del Calderón que pude contemplar entusiasmado en las instalaciones, anegadas por una lluvia torrencial y casi mitológica, del recinto madrileño. Las emisiones de los dos lunes próximos se centrarán en exclusiva y de manera detallada en ese deslumbrante y para mí inolvidable acontecimiento.
Os comentaba el martes pasado que estos programas de homenaje a los Rolling (para mí siempre fueron los Rolling, y no los Stones), iban a tener una fuerte componente personal, autobiográfica casi. No he elegido, para componer la emisiones, las mejores canciones del grupo o las más representativas o las que más han sonado y se conocen mejor, sino las que más han significado en mi vida, muchas de las cuales, claro está, coinciden con la apreciación general. Y así, desde esta lógica tan subjetiva, en la emisión de esta semana os ofrezco el contenido íntegro, con sus canciones sonando en el orden natural del disco, de un álbum que yo escuchaba a todas horas, hasta extenuar los surcos del vinilo, en un remotísimo 1971. Un álbum, Sticky fingers, espléndido, genial, del que todavía me sé todos los acordes; en el que, tantos años después, el final de cada canción anticipa aún en mi cerebro el comienzo de la siguiente (hasta tal punto lo tengo interiorizado); del que conozco al dedillo todas las letras de todos sus temas, chapurreadas entonces en mi macarrónico inglés (no muy mejorado con los años) en interminables sesiones en solitario o con mi amigo Carlos. Nos recuerdo -a Carlos y a mí- en su casa, nos recuerdo -claro está- en la mía, con aquel tocadiscos portátil antediluviano, recuerdo -aunque en este caso no hay reminiscencia stoniana alguna en la rememoración, solo nostalgia- nuestro contacto por las ventanas de ambas viviendas con los tejados de un par de manzanas viguesas de por medio; recuerdo nuestros inocentes comentarios sobre la famosa carátula del disco (la de su edición española, con los dedos pegajosos del título saliendo de la lata de melaza; la originaria, de Andy Warhol, prohibida en la pacata y represora España franquista, no llegué a verla hasta años después, cuando -ya profesor- volví a comprarme el disco); recuerdo la ingenuidad con la que disfrutábamos de canciones como Brown sugar o Bitch o Dead flowers o Wild horses, con sus alusiones a las drogas y al sexo, que pienso ahora que nos pasaban desapercibidas (o no tanto; también creo recordar -de un modo algo evanescente- que ya entonces echábamos en falta la presencia en el disco de Sister morphine, censurada también en España por sus referencias a sobredosis y agonías, y sustituida por Let it rock). Por todos estos recuerdos, que forman parte esencial de mi vida, quiero dedicar especialmente el programa de esta semana a Carlos, que más de cuarenta años después sigue siendo mi mejor amigo.
Para integrar la parte literaria de esta segunda edición de Buscando leones en las nubes con los Rolling Stones como protagonistas he contado con la traducción de las algo ambiguas y siempre atrevidas letras del disco, la mitad en versión de nuestro querido Alberto Manzano, la otra mitad en recreaciones más o menos imaginativas salidas a su vez al cincuenta por ciento de mi propia y torpe cosecha y de defectuosas y a veces delirantes interpretaciones internáuticas. Letras no demasiado interesantes, a mi juicio, pero que como en otras ocasiones en nuestro programa sirven para mostrar una parte siempre significativa del universo del artista invitado, una aproximación más que completa el retrato, en este caso, de los Rolling Stones.
La pieza más representativa, quizá, de Sticky fingers, Brown sugar, aparece en la sección de vídeos, con una actuación del grupo en 1971, en el Top of the Pops de la BBC inglesa.
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2 comentarios:
Alberto..... GRACIAS. No te diré que me has hecho llorar porque estoy en un punto en el que para llorar me tiene que caer una bomba encima, cosa que tal y como se está poniendo la cosa en Siria a lo mejor en Agosto o Septiembre puede suceder si se desvían un poco y nos hacen daños colaterales.
De verdad que fue un extraordinario encuentro del que puedo recordar muchísimos detalles contables y otros más personales. Es una gran satisfacción confirmar tu amistad hasta hoy y en adelante. ¿Y que me dices de Emerson, Lake and Palmer, King Crimnson, Steppenwolf... Y el Undersoun Uppersoul... Por cierto yo de drogas no sabía nada, eso eras tú... Es broma, por si alguien nos lee, no sabiamos nada, ninguno de los dos, ibamos a cole de esejotas... Bueno de oidas un poco sí.
Ah el tocata de casa que mi padre tenía como un master del universo era un Dual, muy muy stereo, no se si recuerdas aquel disco que entraba el tren por un altavoz y salía por el otro, o que un locutor para cantar las bondades del stereo decia "ping" por un altavoz y "pong" por el otro :) :) Lo dejo aquí porque si no puedo eternizarme, ya seguiremos en vivo.... GRACIAS Y LA CONSIDERACION Y APRECIO ES Y ESPERO SIGA SIEMPRE : MUTUA.
Creo que el mensaje de antes estaba en el buzón del programa anterior y por lo tanto no corresponden mi agradecimiento así que a partir de aquí :
Alberto escuchándote y leyendo has traido a mi memoria tantos momentos juntos repasando una y otra vez las fundas de los discos, fascinados por el monstruosaurio de "Tarkus", por esos "fingers"de los Rolling,por el "bocazas" de King Crimson o dando forma a la caratula de un imaginario grupo "Cervantes"...¿quién sabe? Quizás hubiera dado más jugo un grupo musical que el Instituto de ese nombre :-)
Si claro, yo también recuerdo los comunicados de ventana a ventana, y no precisamente de "corrala", tenía su merito una especie de facebook físico ¿nó? y de "windows" también.
Estuvo bien, y está, y seguirá estando bien recordarlo. Tenemos mucho vivido juntos. Gracias por tu aprecio, sabes que tienes el mio y mi admiración desde pequeño y hoy.
El sentimiento es mutuo, gracias por acordarte de mi en esta fabulosa selección. Y sigamos produciendo cosas que podamos recordar más adelante.
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