martes, 25 de noviembre de 2014

 
UNA VIDA SIN COMPLICACIONES
 
En un trimestre en el que muchas de nuestras ediciones se han centrado con más frecuencia de la habitual en las propuestas monográficas, con Cole Porter, Supertramp, Dan Rhodes o Lester Young como protagonistas principales, esta semana volvemos a nuestro espíritu originario con una emisión miscelánea, compuesta por piezas musicales y fragmentos literarios de orígenes y planteamientos muy diversos aunque unidos todos ellos por la común inteligencia y sensibilidad que rezuman, como podréis comprobar en unos minutos. Desde el punto de vista de la literatura he escogido textos, con un punto de tristeza la mayor parte de ellos, que, en general, cuentan pequeñas historias más o menos cerradas en sí mismas, aunque abiertas -paradójicamente- a emociones e interpretaciones variadas, aunque siempre con un enfoque tierno y conmovedor. Todos ellos han sido entresacados de libros escritos por Antonio Gómez Rufo, Pablo D´Ors, Marcos Ordóñez, Julio Ramón Ribeyro, Santiago Gamboa, Lluís-Anton Baulenas, Patricia Melo, Camille Laurens, Emmanuel Carrère, Alex Susanna, Medardo Fraile y Rainer María Rilke.
 
Las canciones que acompañan los fragmentos literarios, todas en la voz de mujeres, son también algo pesarosas y melancólicas, aunque delicadas y muy bellas; una docena de temas, de publicación reciente en su mayoría, que espero que os entusiasmen. Sus intérpretes han sido Sophie Zelmani, Carly Simon, Anjani, Marianne Faithfull, Asa, Bebel Gilberto, Lori McKenna, Lily & Madeleine, Chiara Civello, Kareyce Fotso, Birdy y Paula Cole, que nos ofrece como cierre del programa una preciosa versión del clásico Autumn leaves (o Les feuilles mortes, en su original francés) recogida en la banda sonora de Medianoche en el jardín del bien y del mal, la película dirigida en 1997 por Clint Eastwood. Precisamente, Les feuilles mortes protagonizará, en una serie algo insólita y sorprendente cuyo planteamiento os desvelaré dentro de siete días, nuestras emisiones de las dos próximas semanas.
 
Una vez más, Edward Hopper, esta vez con un cuadro de 1954, City sunlight, ilustra, con su atmósfera de soledad y desesperanza, el tema de esta entrada.
 
 
Parecía destinada a una vida sin complicaciones, cuya curva de progresión una persona negativa, de las que ella no frecuentaba, habría considerado desalentadora: estudios superiores pero no demasiado a fondo, el tiempo de encontrar un marido sólido y cordial como ella; dos o tres niños hermosos a los que se inculca principios firmes y un talante alegre; un chalé en un barrio residencial con la cocina bien equipada; grandes fiestas en Navidad y de cumpleaños, sin distinción de generaciones; amigos como ella misma; un tren de vida que aumenta de forma moderada pero constante; luego la partida de los hijos, uno tras otro, sus matrimonios, el cuarto del mayor que se transforma en sala de música porque hay tiempo de reanudar la práctica del piano; el marido se jubila, no se ha notado el paso del tiempo, vuelve a haber momentos de melancolía, momentos en que se te cae la casa encima, se sienten los días demasiado largos y las visitas de los hijos son cada vez más espaciadas; se vuelve a pensar en aquel tipo con quien tuvo una breve aventura, la única, en los primeros años de la cuarentena, entonces fue algo horrible, el secreto, la embriaguez, la culpabilidad, más adelante te has enterado de que tu marido también ha vivido la suya, que incluso llegó a pensar en divorciarse; un escalofrío te anuncia la cercanía del otoño, es ya el Día de Difuntos, y un día, tras un examen de rutina, descubres que tienes un cáncer y que, en fin, se acabó, dentro de unos meses estarás enterrada. Una vida ordinaria, pero ella había sabido asumirla, habitarla como una buena ama de casa sabe infundir alma a un hogar y hacerlo agradable para sus seres queridos. No parece que ella hubiera soñado nunca con alguna otra cosa ni que en secreto hubiera perseguido una quimera. No había en ella el más mínimo bovarysmo, la menor inclinación hacia las fugas, la inconsecuencia ni, por supuesto, la tragedia. Emmanuel Carrère


martes, 18 de noviembre de 2014

 
CONVIVENCIA MARITAL
 
Por tercera semana consecutiva Buscando leones en las nubes dedica su emisión al matrimonio a partir de un curioso -pero sólo eso- librito, de título Cásate conmigo, en el que el británico Dan Rhodes explora el mundo de las relaciones de pareja, con ironía y humor a veces despiadados, a través de ochenta relatos brevísimos centrados en los rituales del amor y el compromiso, los protocolos y ceremonias de la atracción, el emparejamiento, la boda y la convivencia marital. Con una visión más bien escéptica y en cualquier caso salvajemente descarnada y rezumando descreimiento y sarcasmo, el libro nos muestra algunas escenas de la vida matrimonial llevadas al extremo y poniendo de manifiesto sus contradicciones, las esperanzas y los sueños que la aventura de la vida en pareja conlleva pero también la frustración, la desilusión y el fracaso, a menudo inevitables. Todo ello narrado siempre, insisto, en un tono ligero y humorístico alejado del dramatismo.
 
Entre los muy cortos capítulos de Cásate conmigo, suenan canciones muy conocidas, creadas por algunos de los grandes nombres de la música popular de las últimas décadas, todas ellas en las voces de mujeres, en una nueva propuesta femenina de Buscando leones en las nubes. En concreto son Missy Higgins, Milla Jovovich, Corinne Bailey Rae, Dinah Shore, Orleya, Helen Schneider, Patti Smith, Marissa Nadler, Sarah Hickman, Natasha Bedingfield, Cat Power, Pru y Thea Gilmore quienes, interpretando canciones de Roxy Music, Lou Reed, Björk, Paul Simon, 10cc, The Mamas & The Papas, Prince, John Lennon, Tears for Fears, Coldplay, Oasis, Sade y Van Morrison, han completado la emisión de esta semana.
 
Cape Cod evening, un cuadro de 1939 de Edward Hopper, ilustra, con su muy habitual y pese a ello melancólica representación del tedio marital, este comentario.
 

 
Promesa
 
Mi mujer me dijo que me dejaba.
 
  —Pero no puedes —le dije—. ¿No recuerdas los votos que hicimos? Prometiste que siempre me amarías.
 
¿Votos? —contestó— ¿Promesas? -con una risa hueca me preguntó en qué siglo creía que vivíamos.
 
 
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Aniversario
 
El día de nuestro primer aniversario tomé a Maranatha de la mano, la miré a los ojos y le dije que, aunque me parecía imposible la amaba aún más profundamente que el día de nuestra boda.
 
—Es curioso —dijo—, a mí me ha pasado justo al revés. Cuando lo pienso, me admiro de haber aguantado tanto. De ninguna manera voy a seguir aquí el año que viene.

martes, 11 de noviembre de 2014


PREPARATIVOS DE BODA

La semana pasada iniciamos en Buscando leones en las nubes una breve serie sobre el matrimonio, sus alegrías y sus penas, a partir de Cásate conmigo, el divertido libro de Dan Rhodes en el que el escritor británico presenta -con un enfoque predominantemente humorístico, poco solemne y más bien desmitificador, y, consecuentemente, con un punto de amargura y desesperanza- ochenta relatos muy cortos con las vicisitudes de las relaciones amorosas -centradas en los “aledaños” del fenómeno matrimonial- como protagonistas.

Doce de esas historias aparecen en la emisión de hoy, acompañadas por sugerentes versiones femeninas de algunos grandes clásicos del pop y el rock de los últimos cuarenta años. Jane Birkin, Melanie Rice, Annie Lennox, Birdy, Tori Amos, Liv Kristine, Melissa Ferrick, Sara Bareilles, Ellie Goulding, Gina Jeffreys, Tessa Souter y Anneke van Giersbergen (encubierta bajo el nombre de Agua de Annique), son las intérpretes invitadas, responsables de las magníficas recreaciones de canciones escritas, y cuando no popularizadas, por Neil Young, Elvis Presley, The Psychedelic Furs, James Taylor, R.E.M., Bruce Springsteen, U2, Peter Gabriel, Elton John, Radiohead, The Beatles y Damien Rice, que han conformado la banda sonora del programa.
 
El matrimonio Arnolfini, la obra maestra de Jan van Eyck, ilustra muy apropiadamente, con su imagen llena de evocaciones, este comentario.
 
 
Nuevo rumbo
 
A medida que se acercaba el día de la boda, mi novia estaba cada vez más emocionada por el nuevo rumbo que tomarían nuestras vidas.
 
―Piensa en todas las cosas patéticas que podremos hacer ―dijo―. Veremos juntos programas de cocina, y hablaremos de cortinas, y tendremos amigos aburridísimos. Y podremos irnos pronto a la cama, no a practicar sexo, sino solo a dormir ―suspiró―. Es lo que siempre he querido.
 
También era lo que yo siempre había querido. Casi tuve ganas de empezar ahí mismo con un monólogo inescrutable sobre las relaciones de proporcionalidad, o soltar un rollo sobre mis planes de arreglar la segadora del césped, pero respiré hondo y me contuve, sabiendo que había que ser paciente: algunas cosas tendrían que esperar hasta que estuviéramos casados.
 
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Transparencia.
 
A mi esposa le dan muchísima pena las mujeres que llevan ropa transparente. Siempre que salimos juntos y pasamos al lado de una chica con minifalda que ofrece una visión ininterrumpida de unas piernas largas, suaves, chasquea la lengua y murmura entre dientes un comentario del tipo:
 
—Qué lástima, qué poca dignidad.
 
Yo estoy completamente de acuerdo con ella; si alguna vez salgo solo y por casualidad veo a una joven con un vestido tan ceñido que marca todos los contornos de su sinuoso cuerpo, mostrando con absoluto detalle la forma lujuriante de sus pechos y el perfil de su trasero respingón, me consume una tristeza inconsolable. Suspirando, aparto la mirada casi tan rápido como puedo.

martes, 4 de noviembre de 2014

 
CÁSATE CONMIGO
 
Esta semana Buscando leones en las nubes reincide en uno de sus temas favoritos, el del amor, que ha aparecido de un modo recurrente en nuestras emisiones, enfocado desde ángulos muy distintos: el enamoramiento y la pasión, la decepción y el abandono, la exaltación y el fracaso, los fogosos inicios y las gélidas despedidas, la ilusión y la ternura, el compromiso y la entrega, pero también el desapego, la soledad y la tristeza como manifestaciones habituales -todas, las alegres y las dolorosas- del fenómeno amoroso. En particular, la presente edición -y las de las dos semanas próximas, pues una vez más nuestra propuesta se articula bajo la forma de una corta serie- se centra en el matrimonio, no siempre -como es sabido y como podréis comprobar escuchando el programa- necesariamente unido al amor.
 
Hace unos meses se publicó en nuestro país, en la editorial Alfaguara y traducido por Eugenia Vázquez Nacarino, Cásate conmigo, un desternillante librito de relatos muy breves, ochenta piezas que no superan casi nunca la extensión de una página, en el que su autor, el británico Dan Rhodes, describe, con extraordinarias dosis de humor y desmitificadora ironía, los encantos y las miserias de las relaciones de pareja. Unas relaciones que en los cuentos aparecen siempre fijadas, congeladas en el tiempo, en momentos cercanos -antes, durante o inmediatamente después- a la boda. Se trata de historias chispeantes, en ocasiones meros fogonazos, en las que se muestran las ilusiones, las miserias, los proyectos, las decepciones, las esperanzas y las frustraciones que acompañan al matrimonio y sus ceremonias: la declaración de amor, la petición de mano, la boda misma, la convivencia conyugal, la separación, la ruptura, el divorcio. Pese al tono humorístico y divertido del libro, los relatos están impregnados de melancolía y desolación, y dejan, tras su lectura, un regusto amargo que congela la sonrisa que el sarcasmo inteligente y la ácida irreverencia de Rhodes han provocado en el lector. Cerca de cuarenta de estas penetrantes narraciones aparecerán en las tres entregas de la serie.
 
Y como mi insistencia en el asunto del amor y sus temas “adyacentes” supone una evidente reiteración de algunas de mis propuestas radiofónicas más habituales, he decidido seguir la misma pauta -la de la repetición de mis “filias” más acostumbradas- para configurar la selección musical que nos acompañará en estas semanas. Y así, estos tres programas contarán con una banda sonora conformada por interpretaciones exclusivamente femeninas de grandes clásicos -aunque la mayor parte no cuente con más de treinta años de vida- de la música popular, singularmente el rock y el pop. En concreto, los temas de esta primera emisión tienen por intérpretes a Silvia Pérez Cruz con Raül Fernández Miró, Christine Tobin, Alma Micic, Maria de Medeiros, Emilie Simon, Barbara Dickson, Rebekka Bakken, Béatrice Martin, escondida bajo el nombre de Coeur de pirate, Carla Bruni, Julie Peel y la alemana-rumana-nigeriana Ayo. Todas las canciones que han sonado constituyen versiones de conocidas piezas de Leonard Cohen, The Beach Boys, Police, Adriano Celentano, Chris Isaak, Bob Dylan, Tom Waits, Rolling Stones, David Bowie, The Cure y Bobby Hebb, creador del popularísimo Sunny que tantos artistas han cantado.


Errores

Estábamos de luna de miel y mi mujer, tendida a mi lado en la cama, le escribía una carta a su mejor amiga. Cuando acabó, me pidió que la revisara. Contento de poder ayudarla, la leí detenidamente de principio a fin. Cuida mucho la letra, y tiene una ortografía y una gramática muy buenas, pero le señalé uno o dos detalles menores.

- ¿Ves aquí? -dije- Has escrito “el mayor error más grande que he cometido”, pero debería ser simplemente “el error más grande que he cometido”. Y aquí, donde has puesto “me siento hatada a cadena perpetua”, sobra la hache, es “atada”.

Sólo detecté un error más.

-Donde has escrito “No sé que he hecho para merecer esto”, te falta el acento en “qué”.

Le expliqué que era un pronombre interrogativo, y cuando es pronombre lleva acento. Me miró muy seria y de vez en cuando asentía, asimilándolo todo.