martes, 9 de diciembre de 2025


LA VIDA PERTENECE A LOS VIVOS 

Desde hace quince días las emisiones de Buscando leones en las nubes giran sobre el tema, en apariencia sombrío pero muy evocador e interesante, de la muerte, en una serie que he abierto aquí con un retraso más que palmario, un par de meses después de la efeméride que, en teoría, las desencadenó, el Día de Difuntos. Las exigencias del calendario, constreñido por otras circunstancias que nos han ocupado a finales de octubre y principios de noviembre, me han obligado a ir posponiendo hasta ahora esta propuesta “mortuoria”. 
 
En los programas de las dos semanas precedentes, y en el de hoy que pone fin al ciclo, mi aproximación a tan fúnebre asunto se ha hecho, en la vertiente literaria del espacio, a partir de mi lectura de algunos fragmentos, treinta en total, de los que hoy os presento once, de un libro muy interesante, Vivir con nuestros muertos, escrito por la francesa Delphine Horvilleur. En la sugestiva obra, publicada en España hace tres años por la editorial Libros del Asteroide en traducción de Regina López Muñoz, la autora, una de las pocas rabinas del país vecino y que, como consecuencia de su trabajo, acompaña a los familiares de los fallecidos en los duros momentos en que deben despedirse para siempre de sus deudos, reflexiona sobre la muerte, en un texto repleto de erudición, de profundo conocimiento de la tradición cultural y religiosa hebrea, de una muy ostensible empatía, de un apreciable sentido del humor, de una lucidez admirable y trasluciendo un punto de vista abierto, tolerante, comprensivo y muy humano de la religión. El resultado es un libro magnífico, muy sugerente, inspirador, inteligente y emotivo, en el que a partir de los casos particulares de once personas fallecidas, se relatan anécdotas de la vida íntima de la escritora, se recrean las personalidades de los protagonistas y se analizan diversos extremos de la a menudo difícil relación que los humanos tenemos con nuestra definitiva desaparición o doloroso tránsito o terrible pérdida o irremediable extinción, según como prefiramos denominar a la muerte. 

La banda sonora que acompaña mi lectura de los textos de Horvilleur está marcada también por idéntico y fúnebre eje temático, con canciones que en sus letras se refieren abierta y explícitamente a la muerte o la evocan desde un enfoque metafórico. Sus intérpretes son The Cowboy Junkies, Emily Jean White, Maria Joâo con Mario Laginha, Blind Lemon Jefferson, Helena Noguerra, Nick Cave con Kylie Minogue, Eels, Peter Gabriel, Steve Earle, Marissa Nadler y Sharon Van Etten. En los anteriores programas de la serie, y así ocurrirá también esta noche, la emisión se abre y se cierra con versiones de Flirted With You All My Life, una desgarrada y conmovedora confesión del infortunado Vic Chesnutt, tetrapléjico a los dieciocho años a causa de un accidente y fatalmente desaparecido a los cuarenta y cinco cuando puso fin a su vida incapaz de soportar el infortunio y el sufrimiento de su breve y trágica existencia. 

Dice la letra de la canción, en traducción aproximada: Soy un hombre. Soy consciente de mí mismo. Y dondequiera que voy siempre estás ahí conmigo. He coqueteado contigo toda mi vida. Incluso te besé una o dos veces. Y hasta el día de hoy juro que fue agradable. Pero claramente no estaba listo. Cuando tocaste a una amiga mía pensé que perdería la cabeza, pero descubrí con el tiempo que realmente no estaba listo, no, no. Oh, muerte. Oh, muerte. Oh, muerte, claramente no estoy listo. Oh, muerte, me atormentas, diezmas a mis seres queridos. Búrlate de mí con tu dulce alivio. Eres cruel y constante. Cuando mi madre estaba enferma de cáncer luchó, pero luego sucumbió a él. Pero la hiciste rogar por ello. Señor Jesús, por favor, estoy listo. Oh, muerte. Oh, muerte. Oh, muerte, claramente no estoy listo, no, no. Oh, muerte. Oh, muerte. Oh, muerte, claramente no estoy listo, no, no.

Imagen: Gustav Klimt. Muerte y vida. 1908-1915


 
La vida pertenece a los vivos

martes, 2 de diciembre de 2025


ENCUENTRO CON LA MUERTE 

Esta semana llegamos a la segunda y penúltima entrega de la breve serie que desde hace siete días os estamos ofreciendo con la muerte como eje central tanto en la vertiente literaria como en la musical del espacio. En el primero de estos dos ámbitos, el protagonismo recae en Vivir con nuestros muertos, un muy interesante libro de la rabina francesa Delphine Horvilleur, en el que, sobre la base de su profundo conocimiento de la tradición hebrea y partiendo de la experiencia que deriva del ejercicio de su magisterio espiritual, construye un apasionante ensayo, poblado de muy valiosas, atinadas y lúcidas reflexiones sobre el impacto de la muerte en las vidas de quienes aún sobrevivimos. Un libro espléndido, luminoso pese a lo aparentemente sombrío de su tema principal, con el que su autora pretende alejar el tabú que sobre la muerte impera en nuestras sociedades, que la ocultan, la disimulan, la rodean de eufemismos, la condenan, en definitiva, a ese silencio que Horvilleur busca quebrar con sus palabras. 
 
Unas palabras que hablan del dolor, de la incredulidad, del miedo, de la desesperación, de la aceptación, del coraje, de la resignación, de la tristeza, del asombro, de la perplejidad, de la rebeldía, de la negación, de la ira, que, en mayor o menor medida, acompañan a la muerte cuando comparece en nuestras vidas. Unas palabras, además, bellísimas, engarzadas en una escritura precisa, de léxico muy rico, rebosante de erudición pero a la vez sencilla y hasta pedagógica, radiante y vital, llena de un muy acusado humor que rebaja la solemnidad de los temas tratados, rezumando sensibilidad, inteligencia, empatía y ternura, muy conscientemente pensada para lectores no especializados. La prosa, que hibrida géneros (relato autobiográfico, prédica pastoral y ensayo sobre el judaísmo) oscila entre el tono coloquial de anécdotas, chistes o escenas desopilantes en velatorios, y las abundantes manifestaciones de una muy alta cultura, con constantes profundizaciones etimológicas, pormenorizados análisis de las tradiciones y rituales hebreos y referencias a películas, canciones y obras literarias que la escritora, con talento e inteligencia, engarza, a través de metáforas inspiradas y vínculos muy sugestivos, con los distintos asuntos analizados. De ese muy esclarecedor texto he elegido una treintena de fragmentos para completar el ciclo entero, diez de los cuales forman parte de la emisión de esta noche. 

Como acompañamiento musical a las inspiradas palabras de la escritora francesa, he escogido otras tantas canciones que, como es obvio, tienen también un muy perceptible tono fúnebre, bien porque abierta, directa y literalmente nos hablan del funesto adiós a la vida, bien porque en sus letras la muerte comparece en algunos de sus sentidos simbólicos y metafóricos, como la desaparición, la partida o la pérdida. Los tres programas del ciclo se abren y se cierran con sendas versiones de un mismo tema, el desgarrador y, pese a ello, bellísimo Flirted With You All My Life, del infortunado Vic Chesnutt. Chesnutt, fallecido con cuarenta y cinco años, padeció, en su corta vida, una existencia difícil, marcada por la tetraplejia en la que lo sumió un accidente de tráfico a los dieciocho años y coronada por un suicidio en la Navidad de 2009, cuya última causa, más que probable, estaba en las dolencias físicas y espirituales derivadas de su estado. Su música, sin embargo, es magnífica y, en concreto el tema elegido como apertura y cierre de las tres emisiones, emocionante y estremecedor. Los responsables de esta mortuoria aunque espléndida banda sonora son Lotte Kestner, Coldplay, Luciana Souza con Oscar Castro-Neves, Henri Salvador, Eric Clapton, Tony Childs, Ane Brun, Antony and The Johnsons, Rosie Thomas y Brigth Eyes.

Imagen: Fotograma de El séptimo sello, película dirigida por Ingmar Bergman en 1957

Encuentro con la muerte