Busco algún significado en el hecho de que ya no quede nada. Todo el mundo pierde a su padre y a su madre, es pura biología. Solo que yo contemplo también la disolución del pasado, y por tanto su inexpresividad final. Veo una laceración del espacio y del tiempo. El pasado es la vida ya entregada al santo oficio de la oscuridad. El pasado nunca se marcha, siempre puede retornar. Vuelve, siempre vuelve. Contiene alegría el pasado. Es un huracán el pasado. Lo es todo en la vida de la gente. El pasado es amor también. Vivir obsesionado con el pasado no te deja disfrutar del presente, pero disfrutar del presente sin que el peso del pasado acuda con su desolación a ese presente no es un gozo sino una alienación. No hay alienación en el pasado.
martes, 30 de octubre de 2018
ORDESA. LA MUERTE ES UNA FRIVOLIDAD
Tras la edición de hace siete días, en la que Javier Marías y su Berta Isla fueron los protagonistas del espacio, hoy le toca el turno a Manuel Vilas y su última novela, Ordesa, en la segunda entrega de esta serie literaria que abrimos el lunes pasado y en la que durante cinco semanas nos centraremos en libros relativamente recientes para conformar la parte literaria de las distintas emisiones.
En mi otro programa en Radio Universidad, Todos los libros un libro, presenté hace unos meses mi reseña de esta Ordesa a la que pertenecen los textos que esta noche os leeré. Os remito al blog del mismo título por si queréis completar la información sobre una obra magnífica cuya lectura os recomiendo con entusiasmo. Baste decir ahora, como sucinta presentación de los fragmentos que vais a escuchar, que en el libro Manuel Vilas reflexiona, en clave autobiográfica y de una manera muy sincera y también muy cruda, sobre su propia vida a partir del desencadenante de la muerte de sus padres. Lo fúnebre, la muerte, pues, desempeñará un papel principal en estas dos emisiones -el lunes próximo continuaremos con textos del mismo libro- que enmarcan el Día de difuntos.
Y entre las dolientes, desesperadas, sufrientes palabras de Manuel Vilas, que rezuman desamparo, fracaso, soledad y tristeza, escucharéis una docena larga de canciones en bastantes casos también melancólicas y algo pesarosas, pero siempre bellísimas y plenas de sensibilidad y delicadeza. Paul Simon, Rim Banna con Bugge Wesseltoft, Amos Lee, Oleta Adams, Carolyn Hester, Julia Biel, Graham Nash, Claudine Longet, Carrie Rodriguez con Ben Kyle, Nat Simons, Mark Laurent con Brenda Liddiard, Rosalia de Souza y una Fatoumata Diawara omnipresente en Buscando leones en las nubes en estos últimos meses.
Busco algún significado en el hecho de que ya no quede nada. Todo el mundo pierde a su padre y a su madre, es pura biología. Solo que yo contemplo también la disolución del pasado, y por tanto su inexpresividad final. Veo una laceración del espacio y del tiempo. El pasado es la vida ya entregada al santo oficio de la oscuridad. El pasado nunca se marcha, siempre puede retornar. Vuelve, siempre vuelve. Contiene alegría el pasado. Es un huracán el pasado. Lo es todo en la vida de la gente. El pasado es amor también. Vivir obsesionado con el pasado no te deja disfrutar del presente, pero disfrutar del presente sin que el peso del pasado acuda con su desolación a ese presente no es un gozo sino una alienación. No hay alienación en el pasado.
Busco algún significado en el hecho de que ya no quede nada. Todo el mundo pierde a su padre y a su madre, es pura biología. Solo que yo contemplo también la disolución del pasado, y por tanto su inexpresividad final. Veo una laceración del espacio y del tiempo. El pasado es la vida ya entregada al santo oficio de la oscuridad. El pasado nunca se marcha, siempre puede retornar. Vuelve, siempre vuelve. Contiene alegría el pasado. Es un huracán el pasado. Lo es todo en la vida de la gente. El pasado es amor también. Vivir obsesionado con el pasado no te deja disfrutar del presente, pero disfrutar del presente sin que el peso del pasado acuda con su desolación a ese presente no es un gozo sino una alienación. No hay alienación en el pasado.
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martes, 23 de octubre de 2018
BERTA ISLA
Esta semana abrimos una nueva serie de cinco emisiones -este formato “seriado” del programa se ha convertido en un recurso cada vez más frecuentado en los últimos años- que tienen como eje organizador textos extraídos de diversas obras literarias. En el caso de esta noche os ofreceré fragmentos de Berta Isla, la por ahora última novela de Javier Marías.
No dispongo de tiempo para un comentario detenido sobre la obra, baste decir que, como siempre en su autor, estamos ante una novela de escritura exigente y rigurosa pero de lectura apasionante y envolvente, en la que afloran algunos de los temas más habituales de Marías: la lealtad y la traición, la espera, la renuncia, la confianza y la sospecha, el amor, la construcción de ficciones, lo que sabemos y lo que callamos, lo que imaginamos, lo que no hemos vivido y sin embargo conocemos, lo que nunca hemos sido y sin embargo nos constituye, todo ello envuelto en la acostumbrada prosa digresiva e hipnótica, llena de recovecos y desviaciones y poblada también de pertinentes referencias cultas -Shakespeare, Flaubert y T.S Elliot, en esta ocasión, entre otras muchas “presencias”- del escritor madrileño.
Entre los muy sugerentes textos sonarán cerca de una docena de canciones, elegidas, y no es sorpresa, con los criterios de delicadeza y sosiego, de sensibilidad y belleza, que quieren ser las notas distintivas de Buscando leones en las nubes. Irma Thomas, Rodney Crowell, Madeleine Peyroux, Gilberto Gil, Eliza Gilkyson, Curtis Harding, P.P. Arnold, Jorja Smith, Janette Mason, Dee Dee Bridgewater y Luar na lubre son sus intérpretes.
Todos tenemos nuestras tristezas secretas. También los que hemos permanecido quietos y no nos hemos sometido a sacudidas aparatosas. O, como escribió Dickens si no me equivoco de cita, al que me toca enseñar algunos cursos, me digo que “toda criatura humana está destinada a constituir un profundo secreto y misterio para todas las otras. Es una consideración solemne que, cuando llego a una gran ciudad de noche, cada una de esas casas arracimadas lóbregamente encierra su propio secreto; que cada habitación en cada una de ellas encierra su propio secreto; que cada corazón palpitante en los centenares de millares de pechos que allí se esconden, es, en algunas de sus figuraciones, un secreto para el corazón más próximo, el que dormita y late a su lado. Y hay en todo ello algo atribuible al espanto”
martes, 16 de octubre de 2018
ELTON JOHN. CANDLE IN THE WIND
Esta noche cerramos la breve serie de dos programas, iniciada la semana pasada y dedicada a Elton John, y en particular a su disco Goodbye Yellow Brick Road, de cuya publicación se cumplen estos días los cuarenta y cinco años.
El doble álbum fue una de las referencias musicales más marcadas de mi adolescencia y permanece desde entonces en mi memoria, grabado para siempre después de las muchas horas pasadas escuchando sus canciones, leyendo sus letras y disfrutando de sus espléndidas ilustraciones.
En la emisión que ahora presento os ofrezco el segundo de los discos de la obra, con sus nueve canciones sonando en el orden en el que aparecían en la edición original. Siendo la duración del disco escasa para cubrir la hora de programa, completo éste con otros dos temas -Whenever you're ready (we'll go steady again) y Jack Rabbit-, también registrados en las sesiones de grabación del disco, aunque sólo vieron la luz como caras b de posteriores singles, y una última versión, la de Candle in the wind, que aparece en la edición de lujo del álbum, publicada en 2003.
Entre las canciones, os leo distintos comentarios sobre cada una de ellas, elaborados a partir de los textos de John Tobler para esa edición de lujo y para una remasterizada posterior, con cinco CD y un DVD, que apareció con ocasión del cuadragésimo aniversario del disco. Además, he consultado una amplia variedad de artículos, en particular, los de Janis Schacht, Stephen Davis, Andy Green y John Landau para Rolling Stone, Stephen Thomas Erlewine para All Music Guide, Héctor Sánchez para Efeme y Enzo Caffarelli, Carlo Crudeli, Mario Ronconi y Enrico Sisti para diversas publicaciones italianas.
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martes, 9 de octubre de 2018
ELTON JOHN. GOODBYE YELLOW BRICK ROAD
Buscando leones en las nubes quiere saldar esta semana -y la siguiente- una cuenta pendiente desde hace casi veinte años, cuando salimos al aire por primera vez. Y es que Elton John, el primer Elton John, claro, no el de su empalagosa y anodina carrera comercial de los últimos treinta años, si exagero un poco, fue uno de los músicos de mayor impacto en mi vida durante mi adolescencia. Y ese Elton John, el de sus deslumbrantes discos iniciales, sobre todo Madman Across The Water y Honky Château, no había aparecido en nuestro espacio más que de manera episódica, siendo esa primera etapa de su trayectoria digna merecedora de algún programa monográfico.
Subsanamos hoy el aparente olvido con un par de emisiones centradas en Goodbye Yellow Brick Road, un doble álbum ya legendario, que se publicó el 5 de octubre de 1973, hace ahora, pues, cuarenta y cinco años. En el disco, que yo escuchaba una y otra vez en aquellos días, fascinado por su música y por lo singular de la propuesta gráfica de su envoltorio, con los dibujos de David Larkham y Michael Ross, entre otros, se muestran los momentos más logrados de la colaboración entre Elton John y su letrista habitual Bernie Taupin, con las colaboración de su grupo de esa época -y, en realidad, de siempre-: Davey Johnstone a la guitarra, Dee Murray al bajo y Nigel Olsson a la batería, todos ellos tutelados por el productor Gus Dudgeon y con la participación del arreglista Del Newman.
En muchos sentidos, el álbum doble fue un resumen de todos los estilos y sonidos que acabaron por hacer de Elton John una estrella. Y así, nos encontramos -en un disco “Frankenstein”- manifestaciones épicas de rock progresivo, baladas románticas, hard rock, éxitos pop, pastiches reggae, innovaciones y piezas clásicas, bailables temas de ritmo frenético y lánguidos e intimistas lamentos, y todo ello envuelto en los textos con las habituales pretensiones literarias de Bernie Taupin. Goodbye Yellow Brick Road nunca ha sido demasiado valorado por la crítica especializada, pero a mí siempre me ha parecido magnífico, ocupando sin duda, en mi mitología particular, uno de los lugares más destacados.
En cada uno de los dos programas voy a ofreceros, íntegro, uno de los discos del álbum, con sus temas sonando en el mismo orden en el que aparecían en la versión original. Para completar ambas emisiones, y teniendo en cuenta que la duración total del disco no llega a los ochenta minutos, sonarán también algunos temas registrados en su momento pero que no formaron parte del “producto” final. Habrá, pues, una pieza extra en la noche de hoy y tres en la del lunes próximo.
Desde su presentación en 1973, Goodbye Yellow Brick Road ha vivido numerosas reediciones, coincidiendo casi siempre con diversos aniversarios. Hay una remasterizada de 1995, otra de lujo en 2003, también la de los cuarenta años, de 2014, y en todas se incorpora mucho material adicional, tanto iconográfico -fotos, folletos, entradas, carteles- como musical, con grabaciones desechadas, canciones grabadas que aparecieron a lo largo de los años como caras b de distintos singles, versiones, recreaciones y homenajes. Y, sobre todo, interesantísimos textos de presentación. El más destacado de ellos, escrito por el prestigioso periodista musical John Tobler, sirve de base principal a los comentarios que anteceden en el programa a cada canción, para la elaboración de los cuales he manejado también los artículos de Janis Schacht, Stephen Davis, Andy Green y John Landau para Rolling Stone, Stephen Thomas Erlewine para All Music Guide, Héctor Sánchez para Efeme y Enzo Caffarelli, Carlo Crudeli, Mario Ronconi y Enrico Sisti para publicaciones diversas en Italia.
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martes, 2 de octubre de 2018
A VECES TRES
Buscando leones en las nubes se adentra ya en el mes de octubre, con la última emisión de la serie que desde comienzos de curso hemos estado dedicando a El pequeño libro de las grandes citas de humor, un interesante volumen, editado por Alienta, un sello perteneciente a la editorial Planeta, en el que Gregorio Doval recopila cerca de dos mil reflexiones, casi todas con pretensión y formulación aforísticas, en las que decenas de filósofos, pensadores, humoristas y escritores, se pronuncian, de un modo siempre irónico, agudo y provocador, sobre diversos asuntos que ocupan a la mayor parte de los humanos: el sentido de la vida, el amor, el sexo, el trabajo y otros similares.
En el espacio de esta semana es el matrimonio el objeto de la cáustica mirada de los autores escogidos, con una selección de quince frases, en su mayoría de una incorrección política inusual en nuestros días, en las que se concentra el mordaz pensamiento de un elenco de creadores compuesto por grandes nombres de la literatura a los que se añade algún muy ingenioso cómico norteamericano. Los responsables de los textos son Omy Adams, Woody Allen, Robert Anderson, Honoré de Balzac, Lord Byron, Ramón de Campoamor, Antón Chéjov, Gilbert Keith Chesterton, Agatha Christie, Marie Corelli, Rodney Dangerfield, Horacio, Max Kauffmann, Georg Lichtenberg, Alejandro Dumas.
Y como de costumbre, entre los textos, música dulce y apacible, en la tónica habitual de nuestras emisiones, para disfrutar mejor de la hondura y capacidad de sugerencia de los fragmentos recopilados. En concreto, en el programa suenan las canciones de Lotte Kestner, Margo Price con Willie Nelson, Vieux Farka Touré con Idan Raichel, Isabelle Antena, Shirley Horn, Cat Power, Elliot Smith, Shirley Brown, This Mortal Coil, Joanna Wang, Milton Nascimento con Lô Borges, Jimmy and Mama Yancey, Scott Walker, Lisa Hannigan y una Fatoumata Diawara cuyo magnífico último disco ha venido apareciendo en nuestro espacio desde hace unos meses.
Un muy reconocible fotograma de Jules et Jim, el clásico de Truffaut, ilustra esta entrada "triangular" del blog de Buscando leones en las nubes.
Un muy reconocible fotograma de Jules et Jim, el clásico de Truffaut, ilustra esta entrada "triangular" del blog de Buscando leones en las nubes.
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