martes, 26 de abril de 2022
LA PALABRA GUERRA
Anteayer, 24 de abril, se cumplieron dos meses del comienzo de la brutal invasión de Ucrania por parte de los ejércitos rusos, guiados por la insensata y despótica voluntad del tirano Putin. Tras este largo e insufrible tiempo, eterno para las indefensas víctimas de la agresión, la guerra sigue, y por ello quiero aprovechar esta fecha redonda, sesenta trágicos días, para ofreceros desde aquí un programa especial de homenaje al pueblo de Ucrania, a sus heroicos hombres que se enfrentan valientemente al implacable atacante, a sus ancianos, a sus mujeres y niños que, desprotegidos, siguen sufriendo las horribles consecuencias de la guerra. Para ello, en el programa os leo, íntegro, un breve artículo, espléndido como casi todos los suyos, del escritor y periodista argentino Martín Caparrós que, con el título La palabra guerra, se publicó en El País Semanal el pasado 11 de marzo de este mismo año.
Quiero aclarar que mi propósito en la presente emisión no es proponer una reflexión sobre las causas, las razones, las ideas, los enfoques políticos, ideológicos, históricos, culturales o geoestratégicos de la guerra. Siendo admisibles tales análisis, y hasta indispensables para entender todas las dimensiones del conflicto, ahora la exigencia es otra: la cercanía, el apoyo, también la compasión, la solidaridad, el compromiso, siquiera moral y emocional, con el pueblo ucraniano inocente que sufre la destrucción y la muerte, el exilio y la pérdida.
Debo señalar también, por tanto, que mi postura ante la guerra, ante las guerras, no es la de un pacifismo buenista. Mi “no a la guerra” es, más allá de una fórmula vacía y vanamente enfática, más allá de un postureo de señoritos acomodados que tranquilizan su conciencia con proclamas inanes que apuntalen la propia satisfacción, es, digo, por el contrario, una humilde opción voluntaria por situarme -lo sé, de un modo muy cómodo, desde la apacible tranquilidad de un hogar seguro y confortable- al lado de las víctimas. Comparto por ello el espíritu que impregna el texto de Caparrós: el rechazo frente a las guerras y frente al inhumano horror que provocan, pero, a la vez, la profunda convicción de que ante la tiranía, ante el terror, ante la brutalidad, ante la descarada violación de todas las leyes, tratados y principios internacionales, ante la ocupación del propio país, ante el asesinato de miles de seres inocentes, no hay más remedio que reaccionar, incluso, de ser necesario -y en esta ocasión, como, en el pasado, ante Hitler o Stalin o Milosevic o Bashar Ál-Assad, lo es-, con las armas en la mano, como, de manera ejemplar, está haciéndolo el pueblo ucranio.
Para acompañar el inteligente y emotivo texto del escritor argentino he elegido una banda sonora constituida por canciones que expresan, también, en sus, a veces, explícitas letras, el repudio a las guerras. He huido conscientemente de las opciones previsibles, de los insulsos, bienintencionados y en el fondo hueros himnos pacifistas -el ya estomagante Imagine, por ejemplo, como cursi y sensiblero paradigma de todos ellos-. No quiero incurrir en obviedades, aborrezco los discursos predigeridos, el maniqueísmo simplista, los lemas insustanciales. Es evidente que detrás de cada una de las doce canciones escogidas hay (insisto, con frecuencia de manera ostensible) un “mensaje” antibelicista, fundamentalmente porque bastantes de ellas nacen vinculadas a sangrientos conflictos que conmocionaron las sociedades en las que surgen -Vietnam, las guerras mundiales-. No obstante, ni se trata de textos panfletarios ni, musicalmente, estamos ante los temas más consabidos, más fácilmente esperables, más convencionales.
Sus intérpretes son The Police, 10.000 Maniacs, Jackson Browne, Alpha Blondy, Peter Gabriel, Ana Belén, Carrie Underwood, Bob Dylan, Robbie Robertson, Barry Mcguire, Secos & Molhados y Linda Ronstadt con Emmylou Harris, que cierran el espacio con 1917, la muy sensible canción -que aquí aparece en un terrorífico y desasosegante vídeo- “ambientada” en los sombríos escenarios de la Primera Guerra Mundial.
Espero, en cualquier caso, que el programa pueda servir -aunque no sé de qué forma- para estimular vuestra sensibilidad frente al sufrimiento del pueblo ucraniano y para ayudar a paliarlo o aligerarlo.
(Foto: Reuters)
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martes, 19 de abril de 2022
SOLO PALABRAS
Bienvenidos una semana más a Buscando leones en las nubes que hoy sale al aire tras las dos semanas de vacaciones de Semana Santa. Alberto San Segundo, al frente del espacio, os saluda con alegría por el reencuentro y os invita a una espero que interesante selección de música y literatura, de acuerdo con la pauta habitual de nuestro programa.
El próximo sábado, 23 de abril, se celebra en nuestra ciudad el Día del Libro, en lo que esperamos sea una vuelta ya estable a una definitiva normalidad, tras los altibajos que provocó la pandemia en las dos últimas temporadas. Con esta excusa, el Buscando leones en las nubes de esta semana está dedicado a las palabras, elemento esencial de la literatura, como es obvio, a partir de un artículo bellísimo publicado el pasado 20 de marzo en el diario El País por el escritor Manuel Vicent con el título de Solo palabras (el periódico madrileño escribe "solo" sin tilde, como recomienda actualmente la Real Academia; yo sigo prefiriendo la tilde de "toda la vida", aunque aquí respeto el título originario).
Convenientemente dividido, para acomodarlo a la rígida estructura de nuestro espacio, en doce fragmentos muy breves, el estimulante texto del valenciano sonará en mi lectura acompañado de otros tantos temas musicales, todos con el protagonismo central de las palabras. Las canciones están interpretadas por Norah Jones, Lhasa de Sela, Otis Redding, Diana Krall, Van Morrison, Sarah Vaughn, Raquel Tavares, Paolo Conte, Neil Young, The Avett Brothers, PJ Harvey y la deliciosa Natalie Merchant, una indiscutible favorita de Buscando leones en las nubes que ya protagonizó hace algunos años un par de programas monográficos en nuestro espacio y que cierra la emisión con su espléndida y muy triste I may know the word.
Imagen: Iván Fernández-Foter
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martes, 5 de abril de 2022
AUSENCIA
Buscando leones en las nubes os presenta esta noche, en la última edición del espacio antes de las vacaciones de Semana Santa, la sexta y también postrera entrega del ciclo que desde finales de febrero os hemos ofrecido con el emergente género de los microrrelatos como núcleo central.
Al igual que en las emisiones precedentes, voy a leeros textos pertenecientes a lo que se ha dado en llamar microficción, cuarto género narrativo o literatura hiperbreve, entre otras muchas denominaciones, algunos de cuyos más notables frecuentadores aparecen en dos recopilaciones magníficas, ambas en la editorial Montesinos, tituladas Ciempiés, publicada en 2006, y Los pescadores de perlas, de 2019.
Con una edición a cargo de Neus Rotger y Fernando Valls, la primera de ellas, y Ginés S. Cutillas, la más reciente, las antologías recogen varios centenares de muestras del género debidas a autores españoles e hispanoamericanos. Ante la imposibilidad de ofreceros aquí siquiera un breve comentario sobre esta particular manifestación literaria, os remito a los prólogos de ambos libros para un mejor acercamiento y una mayor comprensión de sus postulados, propósitos, enfoques y planteamientos. Sirvan ahora, tan sólo, como somera orientación sobre las coordenadas en que se desenvuelve el género, estas palabras de una sus más destacadas representantes, la argentina Ana María Shua que, citada por Cutillas, fija sus límites geográficos de la siguiente manera: Al norte, el poema en prosa; al sur, el chiste; al este, el cuento corto; al oeste, el vasto país de los aforismos, reflexiones, sentencias morales. Del total de setenta y cinco narraciones breves ofrecidas en el conjunto del ciclo, hoy os he ofrecido catorce, debidas al genio de Guillermo Samperio, Raúl Brasca, Ana María Shua, Armando José Sequera, León Febres-Cordero, Harold Kremer, Juan Sabia, Juan Romagnoli, Carmela Greciet, David Roas, Fabián Vique, Carme Peire, Nélida Cañas y José Alberto García Avilés.
Con la excusa, ya muy alejada en el tiempo, de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, tomé la decisión de ilustrar musicalmente la serie con la voz de cantantes femeninas, una por programa, que acompañarían mi lectura de los textos seleccionados. Así, en los espacios anteriores, han aparecido Madeleine Peyroux, Fatoumata Diawara, Ornella Vanoni, Rosemary Clooney e Ingrid St-Pierre, en un significativo ejemplo de la variedad de orígenes, estilos, personalidades y formas expresivas que caracterizan desde siempre las propuestas musicales de Buscando leones en las nubes. Abundando en esa heterogeneidad de la muestra, esta semana acudo a otro de nuestros inagotables viveros de buenas canciones, el Brasil, con una de sus artistas más internacionales, Marisa Monte. Con cincuenta y cuatro años ya, activa en los estudios y los escenarios desde hace treinta y cinco, los catorce temas escogidos representan lo mejor de su exitosa carrera.
Con su mención me despido por este ya casi clausurado segundo trimestre del curso. Buscando leones en las nubes volverá a reencontrarse con vosotros el lunes 18 de abril. Pasad unas muy felices vacaciones. Adiós.
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