martes, 29 de enero de 2019


EL CANTO DE UN MIRLO 

Esta semana Buscando leones en las nubes continua con la serie, que hoy cumple su segunda entrega, dedicada a los haikus, a partir del interesante libro Un viejo estanque, una espléndida antología, que recoge centenares de poemas, publicada en la colección La Veleta, de la editorial Comares, dirigida por Andrés Trapiello, en una edición debida a Susana Benet, ella misma prestigiosa autora de haikus, y Frutos Soriano. 

Siguiendo la sugerencia que el profesor de la Universidad de Sevilla Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala hace en su prólogo al libro, en el que constata la vinculación de los haikus con el mundo sensorial y con los cinco sentidos en particular, y habiendo ofrecido, hace siete días, una muestra de poemas relacionados con la vista, toca esta semana presentaros una larga quincena de composiciones con el oído como protagonista. 

Los versos leídos son obra de Félix Alcántara, Llanos Guillén, José María Bermejo, Luis Carril, Jordi Climent Botella, Félix Arce, Rafael Correcher, Konstantin Dimitrov, Pedro Fanega, Ricardo Fernández Moyano, Alberto Flecha, María Dolores García, Jorge Braulio Rodríguez Quintana, Jenaro Talens y Manuel Córdoba. 

Y de la escucha, de los susurros, de los silencios, de las conversaciones en voz baja, de los dulces arrullos amorosos, del rumor de la lluvia, del leve murmullo de la nieve que cae, del gorjeo de los pájaros y de tantas otras dimensiones -literales o metafóricas- del acústico sentido tratan también las magníficas canciones con las que completamos nuestra propuesta de hoy interpretadas por Stacey Kent con Jim Tomlinson, Marvin Gaye, Van Morrison, Edie Brickell, Ella Fitzgerald, Susanna & The Magical Orchestra, Nancy Sinatra, Luiza Possi, Mina con Pato García, Alison Moyet, Tori Amos, John Lennon y Yoko Ono, Astrud Gilberto, Anita O’Day y Linda Ronstadt.

martes, 22 de enero de 2019


UNA LAGARTIJA. YA NO 

Buscando leones en las nubes inaugura hoy una serie, compuesta por seis espacios consecutivos, que tienen a los haikus, los clásicos poemas japoneses, como protagonistas. Hace poco más de cinco años, a finales de 2013, la granadina editorial Comares presentó, en su colección La Veleta, dirigida por Andrés Trapiello, Un viejo estanque, una espléndida antología del haiku contemporáneo en español. La edición, debida a Susana Benet y Frutos Soriano, recoge varios centenares de poemas de ciento treinta y cinco escritores españoles e hispanoamericanos que, más allá de sus respectivas publicaciones, no sólo centradas en la intensa y concentrada forma poética nipona, se articulan, en este su interés por las composiciones de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, en torno a la página web El Rincón del Haiku

El profesor de la Universidad de Sevilla Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala, en su iluminador prólogo al libro, se refiere al haiku como “breve poema sensitivo” y al género como “poesía de la sensación”, pues es este mundo de las “impresiones”, casi siempre fugaces, de un fulgor instantáneo, lo más característico de unos poemas que, al margen de unos ritmos siempre comunes, unas imágenes y metáforas a menudo coincidentes, unos efectos sonoros y unos usos del lenguaje similares, comparten sobre todo la vinculación con los sentidos, con la emoción “física”, con el efecto sensorial, con la percepción -visual, olfativa, acústica, táctil, gustativa- del mundo. 

Siguiendo, pues, la pista, que se sugiere en dicho preámbulo -los haikus alusivos a cada uno de los cinco sentidos-, he seleccionado poemas centrados, por orden de aparición a lo largo de las próximas semanas, en la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, para conformar con ellos los cinco primeros programas de esta serie. El sexto, prescindiendo ya de la “excusa” sensorial, estará dedicado a haikus que podríamos llamar existenciales, en los que la muerte, el paso del tiempo, la reflexión sobre la vida, inspiran los versos del poema. 

Así, en el espacio de hoy, os leeré quince haikus en los que el protagonismo recae en la vista, en poemas -y en sus correspondientes canciones- en los que los ojos, la mirada, la observación, la visión -material o metafórica- ocupan el núcleo esencial de versos y melodías. Carlos Alcorta, José Luis Andrés Cebrián, Verónica Aranda, Félix Arce, Alfredo Benjamín, Carlos Blanc, Lara Cantizani, Luis Carril, José Cereijo, Jordi Climent Botella, María Dolores E. Cordero, Luis Elía Iranzu, Julia Guzmán, Jorge Alberto Giallorenzi y Sergio Abadía son sus autores. 

Sus sugerentes e inspiradores versos han sonado entre las canciones, también preciosas, interpretadas por Dusty Springfield, Rosa Passos, Nancy Wilson, Jackson Browne, Lou Reed con la Velvet Underground, Billie Holiday, Peter Gabriel con Youssou N’Dour, Ernestine Anderson, Jorge Drexler, Coldplay, Tom Waits, Sarah Vaughn, Morcheeba, Dinah Washington y el mencionado Damien Rice que cierra el programa con esa maravilla que es The Blower's Daughter, (no puedo apartar mis ojos de ti).

martes, 15 de enero de 2019


SADE. NO ES UN AMOR ORDINARIO 

El segundo programa de Buscando leones en las nubes dedicado a Sade, la cantante británica de antecedentes nigerianos, con ocasión de su sexagésimo cumpleaños que se celebrará el próximo 16 de enero, reúne cerca de una docena de canciones de sus últimos cuatro álbumes, Stronger Than Pride, Love Deluxe, Lovers Rock y Soldiers of Love, los cuatro espléndidos y repletos de piezas memorables que, al sonar, hacen revivir en mí emotivos episodios del pasado. 

Esta apelación al recuerdo ha estado presente -y seguirá estándolo esta noche- en el primer programa de hace siete días, pues, como digo, la música de Sade ha acompañado mi vida desde hace treinta y cinco años, los que han transcurrido desde su primer disco, el inmejorable Diamond life. 

En la emisión suenan títulos como Love is stronger than pride, Nothing can come between us, Paradise, No ordinary love, Like a tattoo, Kiss of life, Cherish the day, By your side, King of sorrow, Bring me home o In another time, que la mayor parte de los oyentes reconoceréis también desde los primeros compases. En total, en los dos programas ha sonado más de una veintena de sus títulos, casi todos grandes éxitos, extraídos de una trayectoria artística que, pese a desarrollarse a lo largo de treinta y cinco años, cuenta solo con seis álbumes. 

Antecediendo la escucha de cada canción, os dejo breves fragmentos de sus respectivas letras, en su mayor parte de temática amorosa, aunque hay alguna también -las más oscuras y de más difícil traducción- que aluden veladamente a la guerra del Vietnam o los abusos infantiles. 


No es un amor ordinario 

Te di todo el amor que tenía, te di más de lo que podía dar, te di mi amor, todo lo que llevaba dentro. Alguien dijo que un amor así no duraría. Y te llevaste mi amor, te llevaste mi amor. 

Sigo llorando, sigo llorando por ti. 

No hay nada como lo nuestro, no es un amor ordinario.

martes, 8 de enero de 2019


SADE. LA PRIMERA VEZ

Bienvenidos un año más a Buscando leones en las nubes que hoy sale a vuestro encuentro en la frecuencia de Radio Universidad de Salamanca con la primera emisión de este 2019 recién iniciado. Un año más, y ya son veinte, nuestro espacio se presenta dispuesto a ofreceros nuestras peculiares selecciones de textos y canciones escogidos con la voluntad de entreteneros e interesaros. 

El próximo 16 de enero Hellen Folasade Adu, Sade, la cantante anglo-nigeriana, cumple sesenta años. Con esa excusa queremos dedicar a su excepcional trayectoria artística, muy difuminada desde hace más de un lustro, dos emisiones de homenaje, la de hoy y la de dentro de siete días, en las que repasaremos lo esencial de su música, plasmada, en una carrera que se inició en 1984, con su primer álbum, en sólo otros cinco discos. 

En realidad, Sade es el nombre de la banda que presidida por la bellísima intérprete contaba también con Stuart Colin Matthewman en la guitarra y el saxo, Paul Spencer Denman, tocando el bajo, y Andrew Hale a cargo de los teclados, siendo todos ellos, junto con la propia Sade, compositores de las escasas setenta canciones que presentaron en su exigua, aunque dilatada y exitosa, vida como grupo. Espaciados en el tiempo, la banda nos ha dejado Diamond life, ese primer disco del 84, Promise, del 85, Stronger Than Pride, publicado tres años después, Love Deluxe, de 1992, Lovers Rock, ya en el 2000, y por fin Soldier of Love, de un algo remoto 2010, además de algunos discos de éxitos y recopilatorios varios. 

La aparición de Sade en el panorama musical de la época, en los primeros ochenta, un universo definido por el punk agonizante, por la emergente new wave, por la omnipresencia del electro-pop y el tecno, por las grandes figuras mediáticas, Police, Bruce Springsteen, Michael Jackson, Prince, los Génesis de Phil Collins, Madonna y los U2 empezando a convertirse en el fenómeno de masas que han llegado a ser, resultaba de una excentricidad inesperada. Su música intimista, sofisticada, elegante y delicada, refinada y melancólica, llena de resonancias jazzísticas, con ecos de la bossa nova o de las más tristes baladas del soul y el rhyhtm and blues, no encajaba, a priori, en los parámetros -más estridentes, más rotundos, más aparentemente comerciales, más abiertamente populares- que copaban las listas de éxito del momento. Y sin embargo triunfó, acumulando números uno y vendiendo millones de discos. Pese a lo sucinto de su producción, pese a su escasa prodigalidad, Sade continúa siendo un fenómeno mundial, y recientemente ha presentado el pasado 2018 un nuevo tema, Flower of the universe, que forma parte de la banda sonora de la película de Disney Un pliegue en el tiempo

Personalmente, Sade me entusiasmó desde aquel lejano 1984, tengo todos sus discos, los sigo escuchando con regularidad y me han acompañado en infinidad de momentos entrañables. Su música sigue apasionándome, tanto como en aquellos días, cuando en un arrebato quizá solo explicable por la irracional energía de la juventud, me metí en un tren nocturno -hablo, creo, de los primeros meses de 1986- para, tras doce o trece o quince horas interminables de viaje de Salamanca a Barcelona -¡¡en mitad de una semana laboral!!, mi “delito” suficientemente prescrito (eso espero)-, escucharla en un concierto en una discoteca de la entonces acogedora y cosmopolita capital catalana. 

Entre breves fragmentos entresacados de sus letras -en su mayor parte textos relativos al amor traducidos con una cierta “creatividad”-, os ofreceré entre los dos programas casi un tercio de su cancionero, siguiendo el orden cronológico de publicación de sus discos. Así, en el caso de esta noche son Diamond life y Promise, sus dos primeras obras, las más marcadas en mi recuerdo, las que protagonizan una emisión que espero que os haga disfrutar.