TAL VEZ SÓLO SEAMOS INFANCIA
martes, 31 de diciembre de 2013
TAL VEZ SÓLO SEAMOS INFANCIA
El último programa de Buscando leones en las nubes por este año 2013 sólo verá la luz en nuestro blog al suspenderse las actividades de Radio Universidad durante las vacaciones académicas y no haber por ello emisión radiofónica.
El hilo temático de la presente edición aparece como algo complejo y enrevesado, pues he querido amalgamar en los sesenta minutos que constituyen el programa dos circunstancias que coinciden a finales de diciembre: por un lado el que nos encontremos en los días más cortos del año, con ese solsticio de invierno que hemos dejado atrás hace sólo unas fechas, y por otro el que nos hallemos en mitad de las Navidades, una festividad que pese a no suscitar en mí un especial entusiasmo sí despierta siempre, aunque sea de un modo tenue y mitigado, los recuerdos de la infancia, la nostalgia de la inocencia perdida, el encanto melancólico de unos días del pasado que la memoria -selectiva y tramposa- muestra ahora como completos y felices.
Pues bien, ambos hechos, la cortedad de estas primeras jornadas del invierno naciente y el sentimiento de dulce añoranza en que nos envuelve la Navidad, protagonizan esta semana Buscando leones en las nubes en su doble vertiente literaria y musical.
Desde el punto de vista de la literatura, quiero ofreceros, en consonancia con la brevedad de estos días, una selección de aforismos extraídos de un interesante libro, Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos, en el que José Ramón González, profesor en la Universidad de Valladolid, recoge una variada antología de sentencias y de inspirados pensamientos debidos a la creatividad de cincuenta escritores españoles publicados en nuestro país entre 1980 y 2012. Con el programa de esta semana iniciamos una serie, que se prolongará durante cuatro lunes, centrada en este género literario, que nos permitirá conocer al menos una muestra, mínima pero representativa, de la obra aforística de la mayor parte de los cincuenta autores seleccionados por el profesor González. Los aforismos que he escogido para esta emisión centrada en la Navidad, giran sobre la nostalgia de la infancia y la emoción de los recuerdos, sobre el pasado y la añoranza del tiempo irremisiblemente perdido. Sus autores son Fran Molinero, Andrés Neuman, Juan Varo, Lorenzo Oliván, José Luis Gallero, Rafael Argullol, Dionisia García, Rafael Pérez Estrada, Carlos Marzal, Eugenio Trías, Mario Pérez Antolín, Jordi Doce, Fernando Menéndez y Álvaro Salvador.
Y entre los concentrados y sugerentes textos, música navideña, para atender a la segunda exigencia que me he impuesto para el programa. Podréis escuchar así una selección de canciones, casi todas clásicos de la Navidad, villancicos intemporales, en las voces de muy significativas cantantes actuales, pertenecientes a diversos territorios musicales, al blues y al jazz, al pop y al country. Sheryl Crow, Diana Krall (a la que vemos en el vídeo final en una versión de Have yourself a merry little christmas que en el programa interpreta la italiana Mina), Holly Cole, Natalie Merchant, Alison Sudol al frente de A fine frenzy, la citada Mina, Jann Arden, Kellie Pickler, Sara Evans, Dido, Sophie Milman, Cynthia Basinet, Rosemary Clooney y Tracy Chapman son sus inspiradas intérpretes.
Una preciosa escena navideña acompaña esta entrada. Se trata de un fragmento del frontal del altar original de la iglesia de Santa María de Cardet, que se encuentra en el leridano valle del Bohí. La obra se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (¿Cataluña? ¿He dicho Cataluña?... ¡¡lagarto, lagarto!!).
martes, 24 de diciembre de 2013
MI OLOR A TI
Esta semana, la última en la que emitimos antes de Navidad, Buscando leones en las nubes os invita a compartir con nosotros una hora de radio que esperamos os interese y emocione. Y es que de emociones hablamos hoy también en un programa, el segundo de una breve serie, dedicado íntegramente, como el de la semana pasada, al amor. Las trece canciones y los otros tantos poemas que integran la emisión giran sobre diferentes aspectos del fenómeno amoroso: la dulzura del amor y la tristeza de las despedidas, el éxtasis de los amantes y la ternura de los cuerpos, el deseo y los adioses, la espera y la entrega, los recuerdos y la añoranza, los abrazos y los besos, las lágrimas y los rencores, los aromas y el sabor y la suave delicadeza de las caricias, la feliz plenitud de quien ama y es correspondido, la soledad y la triste desesperanza de quien pierde para siempre su amor (... and i never dreamed that id lose somebody like you, como reza una frase de Wicked game, el clásico de Chris Isaak que suena en el programa en la sugerente versión de una para mí por lo demás desconocida Mimi Page).
Los versos que aparecen en la emisión han sido escritos por Flor Alba Uribe, Jesús Munárriz, Luis García Montero, Carilda Oliver, María Clara González, Ana Rossetti, Gioconda Belli, Leopoldo Alas Mínguez, Jenaro Talens, Susana March, Claudio Rodríguez Fer, Pablo García Baena y Juan Antonio González Iglesias, y han sonado envueltos en las canciones interpretadas por Luisa Sobral, Paul Buchanan, Nouvelle Vague con Coralie Clément, Madeleine Peyroux, Mark Kozelek, Melody Gardot, Robin McKelle, Entre Ríos, Shirley Horn, Márcio Faraco, Fiorella Mannoia, Caroline Henderson y la citada Mimi Page.
Sobre la ciudad, un cuadro de 1924 de Marc Chagall, con sus habituales amantes flotando, enamorados y levísimos, por encima de un mundo que se afana en sus anodinas ocupaciones, ajeno a la elevada intensidad del amor, acompaña esta entrada que se cierra con un poema, también de temática amorosa, de Pedro Salinas: Cuando tú me elegiste.
Cuando tú me elegiste...
Cuando tú me elegiste
-el amor eligió-
salí del gran anónimo
de todos, de la nada.
Hasta entonces
nunca era yo más alto
que las sierras del mundo.
Nunca bajé más hondo
de las profundidades
máximas señaladas
en las cartas marinas.
Y mi alegría estaba
triste, como lo están
esos relojes chicos,
sin brazo en que ceñirse
y sin cuerda, parados.
Pero al decirme: “tú”
-a mí, sí, a mí, entre todos-,
más alto ya que estrellas
o corales estuve.
Y mi gozo
se echó a rodar, prendido
a tu ser, en tu pulso.
Posesión tú me dabas
de mí, al dárteme tú.
Viví, vivo. ¿Hasta cuándo?
Sé que te volverás
atrás. Cuando te vayas
retornaré a ese sordo
mundo, sin diferencias,
del gramo, de la gota,
en el agua, en el peso.
Uno más seré yo
al tenerte de menos.
Y perderé mi nombre,
mi edad, mis señas, todo
perdido en mí, de mí.
Vuelto al osario inmenso
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada
que morirse en la vida.
Cuando tú me elegiste...
Cuando tú me elegiste
-el amor eligió-
salí del gran anónimo
de todos, de la nada.
Hasta entonces
nunca era yo más alto
que las sierras del mundo.
Nunca bajé más hondo
de las profundidades
máximas señaladas
en las cartas marinas.
Y mi alegría estaba
triste, como lo están
esos relojes chicos,
sin brazo en que ceñirse
y sin cuerda, parados.
Pero al decirme: “tú”
-a mí, sí, a mí, entre todos-,
más alto ya que estrellas
o corales estuve.
Y mi gozo
se echó a rodar, prendido
a tu ser, en tu pulso.
Posesión tú me dabas
de mí, al dárteme tú.
Viví, vivo. ¿Hasta cuándo?
Sé que te volverás
atrás. Cuando te vayas
retornaré a ese sordo
mundo, sin diferencias,
del gramo, de la gota,
en el agua, en el peso.
Uno más seré yo
al tenerte de menos.
Y perderé mi nombre,
mi edad, mis señas, todo
perdido en mí, de mí.
Vuelto al osario inmenso
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada
que morirse en la vida.
martes, 17 de diciembre de 2013
NO PUEDO VIVIR SIN TI
Esta semana dedicamos nuestro programa, una vez más, al amor. Termina este 2013 y el fin del año es una buena ocasión -cualquiera lo es- para presentaros aquí diversas aproximaciones al arrebato romántico, a la pasión amorosa, a los encantos y el dolor, al entusiasmo y la amargura, a la ilusión y la desesperanza que nos envuelven cuando amamos y somos correspondidos o rechazados -y a veces ambas cosas a la vez. De manera que en la emisión escucharéis doce poemas engarzados entre otras tantas canciones, todos, unos y otras, de temática amorosa. Javier Salvago, Idea Vilariño, Juan Antonio Masoliver, Juan Luis Panero, Luis Alberto de Cuenca, Roque Dalton, Pablo Neruda, Eugénio de Andrade, Darío Jaramillo Agudelo, Cristina Peri Rossi, Abelardo Linares e Isabel Rodríguez Baquero son los autores de los versos. Coque Malla con Anni B. Sweet, Vanessa Paradis, Veronica Mortensen, Cat Power, Gabrielle Aplin, Georgia, Solveig Slettahjell, Petra Haden, Mariecke Borger, Louis Garrel con Clotilde Hesme, Vanessa da Mata y Jimmy Scott con su estremecida versión del clásico de Prince que popularizó Sinéad O’Connor, Nothing compares to you, conforman la propuesta musical del programa.
Como cierre a este breve comentario, un magnífico poema de Jorge Luis Borges, El amenazado, que tengo el vago recuerdo de haber ofrecido aquí en alguna otra ocasión -mi memoria, cada vez más frágil- y que habla, claro está, con belleza y emoción inigualables, del amor. El poema apareció en el libro El oro de los tigres, de 1972.
El beso, de Gustave Klimt, con toda su carga de ternura, erotismo, sensualidad y dulzura, sirve de ilustración a esta entrada.
El amenazado
Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo, es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos que cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
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Gustave Klimt,
No puedo vivir sin ti
martes, 10 de diciembre de 2013
NATALIE MERCHANT. LA VIDA ES DULCE
Esta semana continuamos y ponemos fin a la breve serie de dos programas dedicados a Natalie Merchant, la excepcional cantante norteamericana que cumplió cincuenta años el pasado 26 de octubre. La semana pasada os ofrecíamos doce de sus mejores canciones, y hoy completamos este intenso repaso de la obra de esta magnífica artista con otras once (Sally Ann, Carnival, Ophelia, Tell yourself, Kind and generous, Life is sweet, Eat for two, Wonder, One fine day, Not in this life, Put the law on you), en lo que quiere ser, más allá de una expresión mi gusto personal, que es el que decide en último término la selección presentada, una muestra representativa de la carrera, de la dilatada carrera de la intérprete. Entre los temas musicales os presento breves fragmentos de sus letras, casi todas escritas por ella misma, en las que se ponen de manifiesto las preocupaciones, los intereses, la sensibilidad y el aliento poético de su autora.
Como cierre a este comentario os dejo (en inglés, no he tenido tiempo para intentar traducirla) una interesante entrevista con la cantante realizada por Laura Rowley y publicada el Huffington Post el 31 de enero de 2012 con el título Natalie Merchant On Motherhood As Muse. En ella, Merchant habla de su carrera -sobre todo de su por ahora último álbum de estudio, Leave your sleep (¡¡no os perdáis el vídeo que acompaña esta entrada, centrado en canciones de este disco!!)-, de su vida -su feliz infancia sin televisión, su luchadora madre, su maternidad-, y de sus perspectivas de futuro.
Natalie Merchant On Motherhood As Muse
Natalie Merchant was still a teenager when she strolled into the community college radio station in Jamestown, New York, arms loaded with albums and eight-tracks she wanted to hear. She met DJs Steven Gustafson and Dennis Drew, and together with Robert Buck and John Lombardo, they formed the band 10.000 Maniacs. They came out with their first record, "Secrets Of The I-Ching", in 1981.
In 1987, the Maniacs released "In My Tribe", selling more than two million copies in the U.S. alone. The band's eclectic lyrics and Merchant's voice, which shimmers, smolders and soothes like a glass of cabernet, captivated alternative-rock fans. In the 1990s, Merchant launched a successful solo career, touring constantly and selling millions of albums over the next dozen years on the Elektra label, including quintuple-platinum "Tigerlily", her solo debut released in 1995.
In 2003, Merchant married documentary filmmaker Daniel de la Calle and had a daughter; she and de la Calle later divorced. Merchant turned full her attention to motherhood, which inspired a new project: "Leave Your Sleep". Over a five-year period, she researched an array of unknown and celebrated poets, putting their nursery rhymes to music in a collection of 26 songs released in 2010 by Nonesuch Records. I recently spoke with Merchant about her career, motherhood as muse and the constraints on women in rock.
Talk about the evolution of "Leave Your Sleep".
I had an anthology of children's poetry and was nursing and spending a lot of time sitting still in a chair reading these poems, and I was really delighted. With my hands that full it was difficult for me to have hours and hours of uninterrupted creative time -which is what I need to write lyrics normally. But then I just thought of adapting the poems. The research phase was really fascinating-. I'm not a closeted nerd, I'm an out-of-the-closet nerd. I love research and I really enjoyed learning about the lives of the poets who were more obscure -such as Nathalia Crane- and writing what became their first biographies. Turning someone else's words into music was meaningful.
You recorded the album with 130 different musicians in styles ranging from jazz to reggae, bluegrass to Celtic, Zydeco to chamber music. Why is collaboration important to you at this point in your career?
Being in a band for years is limiting; there's only so much creativity, even when you pool together five people. With this project I wanted to work in many different styles of music and with people who were masters in their style. Wynton Marsalis is a walking encyclopedia of jazz; the reggae players were Jamaican artists; the Celtic players were some of the best folk players in Ireland. I felt honored to be in presence of all those musicians; I learned so much.
"Leave Your Sleep" isn't really a kids' album.
It's a work about childhood rather than a children's record. Having my own child I know there's nothing worse than having to listen to really bad children's music over and over. I wanted to give parents something they could listen to too. In October, MacMillan is publishing a book featuring 20 of the songs with illustrations by Barbara McClintock. I wanted to make a perennial classic.
As part of their curriculum, 3.500 New York City school kids in grades K through 3 focused on "Leave Your Sleep" last fall, learning about the poets and writing their own verses. You performed at the YMCA for hundreds of kids from Brooklyn, Bronx and Harlem. What was that like?
I had a wireless microphone and went through audience and the kids sang the songs they had written. I sang "Isabel," an Ogden Nash poem in which Isabel encounters a witch, a bear, an evil doctor and a giant Cyclops. I asked them what makes a great fairy tale, and one of the kids said, "magic!" and another yelled out, "it has heroes!" They were so bright and so beautiful; I felt really lucky.
"In My Tribe" turns 25 this year. Are there things you have learned artistically or personally that you would tell your younger self now?
I wish I had appreciated my youth -I should have worn tighter clothing when I could have! But when I look back I don't have a lot of regrets. We actually had our 30th anniversary last summer and when I went home they gave me the keys to the city. I saw the guys in the band and I hadn't seen them in so many years; everyone but John has kids now, so that was the common denominator. It's amazing that you get to a certain age where you have conscious memories of things that happened years ago. You feel old. I even remember Bobby Kennedy's funeral; we lived in Detroit at the time and I remember the riots- and that seems like a long, long time ago.
Talk about growing up in Jamestown. You were the third of four children and your parents divorced when you were young.
My mother was a single working mother; she started having children very young. There was a tension inside her about who she wanted to be and what she wanted to do and how she couldn't achieve the things she wanted to. My mother went to college after having children -he studied liberal arts and got a master's degree in fine art, but I don't she think got it until her mid-50s. My mothering experience has really contrasted with that because I had a really long career before I had a child. My mother passed away last year. I admired her strength and I understood a lot of her frustration as I got older and realized how much energy it takes to be a parent- and I only have one child.
I read that you grew up without television.
We were avid television watchers until 1973 or 1974. It was in the early days of cable where Showtime or HBO or whatever existed back then would allow you two weeks of free movie-watching. My mother came home and saw us watching an age-inappropriate film about Lenny Bruce -someone was naked and had overdosed on the floor- and she pulled the cable so hard she tore the sheet rock off the wall. She said, "Not my children!" And it was over -cold turkey. It was the best thing she did for me as a mother.
How did you spend the time after that?
We played in the forest and wrote little books and drew and we had to talk to each other, deal with each other. Up to that point we would get home from school and turn on the TV and eat bowls of sugary cereal until my brother started pounding on one of us, basically. We came home and fended for ourselves until my mother came home, like a lot of kids. Television was like a drug, a one-way ticket to brainless, numbing, nothingness -to oblivion. I've raised my daughter with no television.
You just announced some upcoming performances as a guest soloist at orchestral shows. Is this the next direction for you?
I enjoy working with the wide variety of instruments the symphony provides, and the textures and the emotional resonance of those instruments. I'm trying to find a way to mature in this field called pop music, which really loathes the aging process and loves youth. I just feel like I don't want to do the same thing I did when 25 or 35. The songs have endurance and have retained a lot of validity. But I'm focusing on how to make the experience appropriate for the way I feel now, with new material.
It's an awkward thing to talk about, but it's true: It's possible to be a musician, but you can't be a pop musician and be a woman and continue in this forever. There's so much lived experience and some wisdom I've gained in my life, and there must be room for that. Emmylou Harris is still making good records; Paul Simon and Peter Gabriel matured and have grown through pop music -and nobody expects them to do the same thing as they did in their early 20s.
What about Patti Smith?
She took a break for 17 years and devoted herself to raising kids before returning to performing.
I did a few shows with her because we were both supporters of Tibet House. It was just after she had just started performing again -and it felt like there was a log-jam and a dam had burst. There was great intensity there, as if she had kept it contained for so long. I wondered, "if she has all this in her, how could she go about living the life of a stay-at-home mom?" I know it's totally natural to want to raise your children and become involved in a different community of people who have similar aims and passions. You can still maintain a creative life, but it's more interior, it's more internalized.
Has motherhood been the muse for any new projects since "Leave Your Sleep"?
For black history month, my daughter's school is focusing on Marian Anderson, who was a big heroine of mine. I went to Penn State where they have all her photographs and sat up late last night for three hours, looking through the archives of her personal photo albums. She has a photo in every European capital; there are photos of her with Frida Kahlo and Martha Graham; performing in Haiti and Cuba and Japan. What a life!
She came from extremely humble origins; her father was an ice and coal deliveryman. She was 13 when her father died and she had to leave high school to work to help support her family. I came from working-class background in a pretty obscure town and music took me to European capitals and introduced me to some luminaries of the day. I could have embraced more opportunities, but I feel like I've had a good run and I'm still having a good run -and all because of music.
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Natalie Merchant. La vida es dulce
martes, 3 de diciembre de 2013
NATALIE MERCHANT. MI PIEL
Esta semana vamos a celebrar, con un cierto retraso, pues las emisiones de semanas precedentes han estado copadas por otras efemérides, el cumpleaños de una de las grandes protagonistas de Buscando leones en las nubes, la cantante que más veces ha aparecido en nuestros programas. Se trata de la norteamericana Natalie Merchant, que nació el 26 de octubre de 1963 y que acaba de cumplir, pues, hace un mes largo, cincuenta años.
Yo escuché por primera vez a Natalie Merchant en 1989, cuando era la cantante del grupo 10.000 Maniacs, una banda de culto de los ochenta. Ese año, el grupo grabó Blind Man’s Zoo, un espléndido LP que me deslumbró y me hizo tanto buscar sus dos anteriores discos publicados como atarme de por vida a la trayectoria de su solista, que abandonaría el grupo tres años después, en 1992, para protagonizar una deslumbrante carrera en solitario en la que ha registrado ocho discos, incluyendo álbumes de estudio, recopilatorios y grabaciones en vivo. Desde entonces, desde hace ya, pues, veinticinco años, he comprado sus discos, he escuchado toda su obra, me he emocionado con su música y he convertido a su intérprete en una de mis favoritas sin discusión.
De su fascinante producción artística quiero ofreceros una muestra extensa y representativa en las dos ediciones que vamos a dedicar a su figura, con un total de veintitrés piezas escogidas, como es costumbre en el programa, con el principal criterio de mi particular gusto musical. Sonarán, pues, las canciones que más me gustan de Natalie Merchant, la mayor parte entresacadas de su discografía “a solas”, aunque incluyendo también algún conocido tema de su etapa en 10.000 Maniacs.
Entre las canciones, fragmentos de sus textos, casi todos obra de la propia cantante (She devil, Motherland, San Andreas fault, Build a levee, The letter, Owensboro, My skin, Jealousy, The living), aunque algunos, los pertenecientes a los temas de Leave your sleep, su último álbum de estudio, son recreaciones de versos de poetas clásicos y contemporáneos (If no one ever marries me -Lawrence Alma Tadema-, Maggie and Milly and Molly and May -E.E. Cummings-, The man in the wilderness -cuento popular-). La traducción, intuitiva y aproximada, es mía, aunque el resultado final debe mucho a la ulterior revisión de la siempre amable Mª Ángeles Vicente.
Precisamente, la publicación hace ahora tres años de este Leave your sleep es la excusa a partir de la cual Diego A. Manrique elabora su artículo La aventura poética de Natalie Merchant, publicado en El País el 17 de abril de 2010, que ahora os transcribo íntegro como cierre de este comentario.
La aventura poética de Natalie Merchant
Natalie Merchant (1963) entiende algo de castellano y estos días se siente intrigada por la polémica sobre las corridas de toros en Cataluña. Ocurre que ella conoció al padre de su hija, el fotógrafo español Daniel de la Calle, en una plaza de toros, "durante una gira que hicimos con REM". Vegetariana y ecologista militante, cabría imaginarla entre las filas de los prohibicionistas, "pero también puedo entender algo de la belleza del ritual, el reto a la muerte", afirma. Conoce ambas vertientes del debate, "soy especialista en llevar la contraría a quien tenga delante y he discutido frecuentemente con mi suegro, que es muy taurino". Resulta que ella incluso cantó un (hermoso) tema titulado The death of Manolete, con 10.000 Maniacs, a principios de los ochenta. Aunque aparece como autora de la letra, asegura que apenas escribió unos versos, "fue obra de uno de los músicos, tras ver un documental sobre Manolete". Con Natalie, 10.000 Maniacs era un grupo peleón. Así, eliminaron de un disco suyo la versión de Peace train, la canción de Cat Stevens, cuando supieron que el ahora llamado Yusef Islam apoyaba la fetua iraní contra Salman Rushdie. "Hacia 2004, cuando preparábamos un recopilatorio, recibimos una carta suya donde aseguraba que se habían tergiversado sus palabras. Puedo entenderlo: también me han manipulado declaraciones buscando el escándalo. Acepto que alguien se arrepienta de algo dicho en caliente, aunque sea una barbaridad. Así que recuperamos Peace train". Ya se sabe que el grupo continuó sin Natalie, con escasa fortuna, mientras ella despegó como solista gracias al impacto de Tigerlily (1995). Sin embargo, ha procurado mantener un equilibrio entre la carrera y la vida privada. Por ejemplo, hace siete años que Natalie no sacaba un disco con material nuevo. La razón se llama Lucía. "Tener hijos te transforma radicalmente, ya no hay margen para la vida bohemia. Todo gira alrededor de la nueva criatura. Durante el embarazo hasta volví a comer carne por consejo de los médicos... y ahora no soy una vegetariana ejemplar, consumo pescado. Según Lucia ha crecido, me he preocupado por regular la música, el cine, los libros que están a su alcance. No por capricho: he comprobado que las historias de Harry Potter provocan pesadillas. ¡Y no digo nada de las películas de Tim Burton!".
Consciente de que el proyecto no iba a despertar el entusiasmo de su disquera, decidió autofinanciarlo: "Para Leave your sleep, vendí una casa que teníamos en Hawai y así pude permitirme trabajar sin limitaciones. He colaborado con [el productor venezolano] Andrés Levin, pero no buscando sus conocimientos de lo latino: sencillamente, necesitaba a alguien que ordenara algo que me ha llevado un año entero sólo en las grabaciones, con 130 músicos y muchos estudios. Yo quería ser la traductora de mis intenciones, poder interactuar con mis invitados, sin preocuparme por cuestiones técnicas". Se puede sentir satisfecha: muchas de las canciones tienen aroma a temas tradicionales, con raíces angloirlandesas. "Gracias. Lo que ocurre es que el lenguaje de los poemas te sugiere formas folclóricas. Hay algo mágico, incluso místico, en ese proceso. Pero también aparecen músicos chinos; hay reggae o ritmos de Nueva Orleans, con la banda de Wynton Marsalis. Los instrumentistas han tenido maravillosas intuiciones: entendieron que no era un disco exclusivo para niños".
No alardea de experta en poesía. "Pensaba que leer poesía era una característica de la vida contemplativa y yo ejercía de activista. Pero Allen Ginsberg cambió mi actitud. Resulta que yo escribí algo sobre los beats y eso le llamó la atención. Se me presentó y era como el tío loco que encuentras en casi todas las familias. Fuimos amigos en sus últimos años y me regalaba libros. Me hizo comprender que la poesía te hace sensible a todo lo que te rodea, que enriquece tus percepciones. En sus recitales, la palabra escrita se hacía arte vibrante. Era algo que podía aprovechar en mi música".
Junto a versos de E. E. Cummings, Robert Graves y Odgen Nash, abundan los textos de poetas de la era victoriana. "Me parece extraordinario que en aquella época se escribiera tanto nonsense, que personajes que hoy nos parecen solemnes se encerraran para evocar fantasías del tiempo infantil. Supongo que era una liberación frente a una existencia tan encorsetada. Y lo mismo en Estados Unidos, que venía del trauma de la Guerra Civil, una carnicería".
En su retorno, Natalie se encontró con una industria musical empobrecida, transformada por lo digital. Ella se había montado un estudio de grabación profesional, 24 pistas y una grabadora analógica que usaba cinta abierta. "Cuando tuve que desmontar el estudio, descubrí que nadie quería comprar esos aparatos. Finalmente, una universidad lo acogió como donación". En el conflicto de formatos, ella apuesta por lo físico: "Me gustan los discos con envolturas hermosas y Leave your sleep me ha obligado a hacer investigaciones para conseguir los derechos de fotos de autores que muchas veces habían nacido en el siglo XIX. ¡Igual termino acumulando también cajas de discos en el sótano! Bueno, hay una edición más barata, sólo con 16 canciones. Yo soy una persona táctil: si quiero leer un libro, no me sirve un aparato: necesito palpar el papel, subrayar algo, guardar un recorte del periódico...". Tiene pavor a que el disfrute total de la música quede limitado a unas élites. "Los directos siempre han sido mi fuerte, así que no hay problema en ganarse la vida con los conciertos. Pero veo que ahora se subastan las mejores entradas, puro capitalismo. Puede que terminemos como la ópera, un capricho para los muy ricos".
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