martes, 26 de enero de 2021
NO ESTAR A SALVO
En este 2021 aún incipiente os estoy presentando programas centrados monográficamente en una obra literaria, de la que se extraen todos los textos que completan cada propuesta semanal. Empezábamos el año y el trimestre con Lluvia fina, la por ahora última publicación de Luis Landero, para ceder el protagonismo, hace siete días, a La única historia, una estimulante novela de Julian Barnes. Como comenté el lunes pasado, el libro del autor británico está trufado de abundantes y jugosas reflexiones sobre el amor, razón por la que son dos las emisiones dedicadas a presentároslas. Es por ello por lo que esta semana continuamos con la breve serie de esos dos programas que tienen como centro la muy sugestiva obra de Barnes.
La única historia narra el enamoramiento juvenil de un chico, Paul, de apenas diecinueve años, y una mujer casada, Susan, de cuarenta y ocho y con dos hijas mayores que el chico. El relato, rezumando ternura y sensibilidad, también lucidez e inteligencia, da cuenta no solo de ese acontecimiento iniciático en la vida del muchacho, sino de sus repercusiones posteriores a lo largo de su vida, pues la pareja vivirá su relación durante más de diez años, en un vínculo, de una extraordinaria intensidad sentimental y vital, que marcará sus vidas de manera simultáneamente feliz y dolorosa.
Por el libro desfilan, analizados por la aparentemente fría disección del joven, que, ahora ya adulto, contempla retrospectivamente su decisiva experiencia de entonces, las múltiples facetas del fenómeno amoroso: la magia y el encantamiento, las dudas, los miedos, las vacilaciones, el deseo, la torpeza, la ilusión del amor primerizo, y sobre todo, y en palabras del propio Barnes, la aceleración de la vida, el egoísmo totalmente justificable, el descaro lascivo, la vociferante alegría, la seriedad serena, el anhelo ardiente, la certeza, la simplicidad, la complejidad, la verdad, la verdad, la verdad del amor.
Con la excusa de la relación entre chico joven y mujer madura, he elegido, para acompañar los fragmentos seleccionados, una serie de canciones que, en su mayor parte, tratan directamente dicho tema, aunque en un par de piezas la conexión es meramente tangencial o incluso muy remota. La dificultad de encontrar un número suficiente de canciones que se refieran a un aspecto tan específico de la vivencia amorosa me ha obligado, igualmente, a incorporar al elenco de temas elegidos algunas canciones muy alejadas del estilo habitual de Buscando leones en las nubes, las cuales, en condiciones normales y si no fuera por la oportunidad de su letra, jamás habrían aparecido en nuestro espacio. Dejo al experimentado conocimiento de nuestros más asiduos seguidores el averiguar de cuáles se trata. Sus intérpretes, en cualquier caso, son Fountains of Wayne, Dalida, Paul Anka, Anita Baker, Ready For The World, Zé_Ramalho, Garth Brooks, Ricardo Arjona, Alan Jackson, Serge Reggiani, Emilie Simon y Simon & Garfunkel, que cierran de manera previsible, hasta cierto punto inevitable y, en cualquier caso, espléndida, nuestro programa monográfico con Mrs. Robinson, el gran clásico extraído de la banda sonora de El graduado, la inolvidable película dirigida por Mike Nichols en 1967, que no podía faltar en un programa cuyo tema subyacente -no el principal, que es, sin duda, el de los claroscuros, la felicidad y la desdicha, que casi siempre conlleva el amor- ha sido el de las relaciones sentimentales entre un chico joven y una mujer madura.
Ahí estaba la anotación —una seria— que no había tachado en años. No recordaba de quién era: nunca anotaba el escritor o la fuente; no quería que la reputación lo amilanase; la verdad tenía que sostenerse por sí misma, clara y sin apoyos. Era la frase siguiente: «En mi opinión, todos los amores, felices o desdichados, son un auténtico desastre en cuanto te entregas por entero.» Sí, merecía conservarse. Le gustaba la apropiada inclusión de «felices o desdichados». Pero la clave era: «En cuanto te entregas por entero.» A pesar de las apariencias, no era una sentencia pesimista ni agridulce. Era una verdad expresada por alguien en pleno torbellino del amor, y que parecía contener toda la tristeza de la vida. Recordó de nuevo a la amiga que, largo tiempo atrás, le había dicho que el secreto del matrimonio era «zambullirte y emerger a conveniencia». Sí, comprendía que así podías mantenerte a salvo. Pero estar a salvo no tenía nada que ver con el amor.
No estar a salvo
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martes, 19 de enero de 2021
LA ÚNICA HISTORIA
En el programa de esta semana y en el del lunes que viene el protagonismo va a girar sobre un libro, una espléndida novela del escritor Julian Barnes, que publicó en nuestro país, el pasado 2019, Anagrama, la editorial que acoge la casi total integridad de la obra del británico.
La única historia, pues ese es el título de la décimo tercera novela de su autor, se sitúa en los años sesenta del pasado siglo para narrar la historia de amor, tortuosa y emotiva, entre Paul, un joven de diecinueve años, y Susan Maclead, una mujer treinta años mayor, casada y con dos hijas, ambas mayores también que el muchacho. Narrada con un estilo aparentemente distante y hasta frío, la larga historia -de décadas- de los amantes, conmueve, sin embargo, pues pone en juego sentimientos, emociones y experiencias universales: el amor, la inocencia, el paso a la madurez, la búsqueda de la felicidad, el deseo, la atracción sexual, la degradación de los sentimientos, el paso del tiempo, el dolor, el sexo y el placer, las heridas que nos inflige el trato con los demás y tantos otros temas igualmente subyugantes. Junto al interés que encierra en sí el desarrollo de la trama argumental, La única historia resulta sobresaliente por la calidad de la prosa de Barnes, por sus recursos estilísticos, por su sencillez y por una muy trabajada apariencia de despojamiento.
En el transcurso de su lectura he ido seleccionando una veintena de fragmentos relativos al amor, reflexiones, comentarios, citas y apreciaciones varias sobre las diferentes manifestaciones del sentimiento: la pasión amorosa, el enamoramiento, el primer amor, la desgana matrimonial, la ilusión y el sufrimiento amorosos, el encantamiento y la pérdida, el éxtasis y la derrota, el inicial frenesí y la plácida normalidad posterior, la exaltación y el tedio, entre otras muchas vertientes de la experiencia amorosa.
Complementando los evocadores fragmentos del libro de Barnes os ofrezco una serie de canciones -algunas muy alejadas del estilo habitual de nuestro espacio- que evocan el amor entre chicos jóvenes y mujeres mayores, salvo en tres o cuatro casos en los que la relación con el tema que centra la novela es algo más indirecta o tangencial. Las interpretaciones corren a cargo de Millie Jackson, Claudio Baglioni, The Police, Orleya, Neil Diamond, Bobby Goldsboro, Billy Paul, Silvio Rodríguez, Erykah Badu, Stevie Nicks y Rod Stewart, que cierra el programa con Maggie May, el clásico de principios de los setenta.
Todo el mundo tiene su historia de amor. Todo el mundo. Puede haber sido un fiasco o no, puede haberse quedado en agua de borrajas, hasta puede ser que ni siquiera haya existido, que haya sido puramente mental, pero no por eso es menos real. A veces ves a una pareja que parece morirse de aburrimiento juntos y no te imaginas que puedan tener algo en común o por qué siguen viviendo juntos. Es porque en su día tuvieron su historia de amor. Todo el mundo la tiene. Es la única historia. Julian Barnes
La única historia
martes, 12 de enero de 2021
LLUVIA FINA
Bienvenidos un nuevo año a Buscando leones en las nubes, en un 2021 que esperamos sea más afortunado para todos que este lamentable 2020 que por fin ya hemos dejado atrás. Con ese deseo, y con las habituales dosis de entusiasmo e ilusión con las que encaro normalmente cada emisión abrimos esta semana el programa, el primero de una serie de espacios centrados de manera monográfica en una obra literaria.
En el caso de esta noche, los textos elegidos para completar la emisión pertenecen a Lluvia fina, la espléndida novela de Luis Landero, uno de los autores favoritos de Buscando leones en las nubes, presente en nuestras emisiones casi desde su ya lejano inicio. Publicada en 2019 en la editorial Tusquets, que acoge la obra entera del escritor extremeño, la novela nos presenta a Gabriel que, tras años alejado de su familia, llama a sus hermanas Sonia y Andrea para proponerles un encuentro con el que celebrar el octogésimo cumpleaños de su madre. Aurora, mujer de Gabriel y destinataria de sus reflexiones en el largo fragmento que, convenientemente dividido en doce partes para acomodarlo al formato radiofónico, integra la vertiente literaria del programa, será en cierto modo el núcleo del libro, pues ella actuará como la confidente de los diversos personajes, en una serie de relatos en las que afloran los recuerdos, los rencores, las confesiones, los agravios y las miserias familiares.
El texto escogido no resulta revelador de la trama argumental de la novela, aunque contiene sustanciosas reflexiones sobre la existencia, la felicidad, el amor, los sueños, el deseo, las decepciones, los afanes cotidianos, la insatisfacción, y, en definitiva, la estéril búsqueda del huidizo sentido de la vida.
Complementando mi lectura de los fragmentos seleccionados, suenan las bellísimas canciones, todas extraídas de discos de relativamente reciente aparición, interpretadas por Katie Melua, Carla Bruni, Bruce Springsteen, Bebel Gilberto, la fecunda colaboración de Matthieu Chedid, Toumani Diabaté, Sidiki Diabaté y Fatoumata Diawara, Malia, Lana Del Rey, Robert Plant, Rumer, Jesse Harris, Silvia Pérez Cruz y Maya Hawke, la guapa y talentosa hija de los conocidos actores Ethan Hawke y Uma Thurman.
Esas eran, pues, sus convicciones acerca del hombre y de la vida. Y Aurora escuchaba como solo ella sabía escuchar, en tanto que él iba quedando preso de aquel hilado tan dulce, tan acogedor, y muy pronto llegó el momento en que aquellos altos discursos, uno hablando y otra escuchando, no eran sino un velado discurso de amor. Y cuando Gabriel hablaba por ejemplo de Schopenhauer o Spinoza, los dos sospechaban que estaban hablando de otra cosa. Y cuando Gabriel callaba, los dos se entregaban al mismo silencio, y lo compartían por igual. Sí, la vida era dura y cruel, parecía decir ese silencio, pero también era hermosa, era hermoso formar parte del mundo y estar allí juntos, mirándose, sonriéndose, sin esperar nada mejor que lo que ya tenían, viendo sin alarma ni angustia cómo la tarde se iba yendo, y cómo se intuía ya la feliz, la inquietante promesa de la noche.
Lluvia fina
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