No sé cuánta gente oirá mi programa. A veces sospecho que no está oyéndolo nadie, lo que se dice nadie: cero personas en total, y eso me produce una sensación de afantasmamiento: la voz inútil que suena en la noche vacía. Y entonces me siento como un turista belga que tocase el acordeón o similar en mitad del desierto de Nafud o similar. (Felipe Benítez Reyes)
martes, 27 de noviembre de 2012
LA CHICA DE IPANEMA
Buscando leones en las nubes nos lleva esta semana a Brasil con ocasión de un doble aniversario. En agosto de 1962 -hace unos meses se cumplieron los cincuenta años- el cantante João Gilberto, el poeta Vinicius de Moraes, el batería Milton Banana y el contrabajista Otávio Bailly, junto al autor de la composición, Antônio Carlos Jobim, interpretaban por primera vez, en Río de Janeiro, Garota de Ipanema, el gran clásico, quizá el más universal de un movimiento musical repleto de ellos, de la bossa nova. Por otro lado, en el pasado enero de este mismo 2012 que ahora termina se cumplieron también ochenta y cinco años del nacimiento del propio Tom Jobim, el inconmensurable músico brasileño.
Con esa doble excusa, nuestro programa dedicará dos emisiones, la de ayer noche y la de dentro de siete días, a la figura deslumbrante del compositor -también cantante y pianista- que desde el terreno originario de la música de Brasil, tendió puentes hacia los dominios del jazz y dio a conocer al mundo, con decenas de creaciones legendarias, la maravilla de la música popular de su país. Una treintena larga de canciones de Jobim -entre ellas, como resulta obligado, y para abrir la edición de hoy, La chica de Ipanema- integra los dos programas, una serie extraordinaria de piezas interpretadas por destacados músicos brasileños entre los que se cuentan, protagonizando la presente edición, Beleza, Mônica Salmaso con Paulo Bellinati, João Gilberto y Astrud Gilberto con Stan Getz, Viviane de Farias, Lenine, Gal Costa, Roberta Sá, Nara Leão, Joyce, Flora Purim, Joâo Donato, Zé Renato, Sylvia Telles, Chico Buarque con Telma Costa y el propio Antonio Carlos Jobim con la colaboración de Elis Regina en la preciosa versión de Aguas de março que despide el programa.
Los grandes clásicos de Jobim (Garota de Ipanema, A felicidade, Corcovado, Insensatez, Wave, Desafinado, Chega de saudade, Agua de beber, O amor em paz, Dindi, Só danço samba, Meditaçao, Samba de uma nota só, Eu te amo y la mencionada Aguas de março) suenan entre breves pero significativos fragmentos entresacados de las mismas letras de dichas canciones. Unos textos, rezumando tristeza y melancolía, repletos de intensas y apasionadas menciones al amor, debidos en su mayoría al propio Jobim, pero también a su gran amigo y colega Vinicius de Moraes, entre otros creadores. Ambos artistas aparecen en el vídeo que cierra esta entrada, con una interpretación de -cómo no- esa memorable Garota de Ipanema.
Como complemento a la edición de esta semana, os ofrezco aquí un interesante artículo de Diego Manrique, publicado en El País el 18 de junio pasado, en el que el siempre excelente periodista da cuenta de algunas curiosidades en torno a la ya mítica canción, entre ellas las peripecias vitales de Heloísa Pinheiro (cuya imagen ilustra este comentario), la “garota real”, la inspiradora, al parecer, de la composición de los geniales amigos brasileños.
Medio siglo amando a la chica de Ipanema
Ya deben estar preparados. Me refiero a los programas, los reportajes, los especiales dedicados a los 50 años del nacimiento de Garota de Ipanema. Y volverán a contarse las anécdotas. Que la canción realmente no se compuso en el bar Veloso, donde los lobos de la bossa nova veían cimbrearse a la futura Heloísa Pinheiro, rumbo a la playa de Ipanema. Ella pudo ser la inspiración pero, en el verano de 1962, Antonio Carlos Jobim componía en su apartamento y Vinicius de Morâes escribía las letras en su casa de Petrópolis. Dos profesionales, no simples bohemios de farra. La letra incluía, más que un engaño, un despiste: generalmente, ella no iba al mar, sino a hacer recados-para-mamá. En realidad, se trataba de un espejismo. Heloisa, Helô para sus amigas, NO ejercía de chica de Ipanema, en el sentido habitual: ni sexualmente liberada ni dedicada a un oficio bonito.
Helô era maestra de primaria, producto de una familia conservadora (su padre, general de Caballería, sería censor de prensa en los años duros del gobierno militar), aunque marcada por el divorcio de sus mayores. Su madre vigilaba para que llegara virgen al matrimonio: le esperaba un buen partido, un rico heredero. Dado que los autores de Garota de Ipanema eran hombres maduros (y casados), inicialmente no identificaron al objeto de sus deseos y hubo bastantes candidatas el título de Chica de Ipanema. Hasta que Vinicius lo largó en una entrevista. Jobim fue más discreto: todavía intentaría seducir a Helô antes de que se pasara por el altar.
¿Una canción engendrada en estado de gracia? Hasta cierto punto: hubo una primera encarnación, Menina que passa, donde el texto acentuaba el cansancio existencial del narrador, enfrentado con la natural sensualidad de aquella bella de larga melena. En el segundo intento, brotó Garota de Ipanema. Se estrenó en agosto, en un espectáculo musical del club Bon Gourmet, en la cercana Copacabana, que protagonizaban Jobim, Vinicius, Joâo Gilberto y Os Cariocas. Debutó en microsurco allá por enero de 1963, en la voz de Pery Ribeiro.
La Garota llegó con una flor en el culo, si se me disculpa la expresión. Podía haberse quedado en el limbo de la bossa nova, caviar para cariocas exquisitos de clase media y alta, pero tres meses después se grababa en Nueva York, traducida al inglés, ya pensada para el mercado internacional: The girl from Ipanema. Desde 1961, algunos jazzmen estadounidenses investigaban en aquel filón tropical. Y los chicos de la bossa amaban con pasión el jazz fino. Al productor Creed Taylor se le ocurrió juntar el saxo sedoso de Stan Getz con aquellos simpáticos brasileños: Tom Jobim, Joâo Gilberto y su entonces esposa, Astrud; Milton Banana y Tiâo Neto en la sección de ritmo. Para la versión en single, Taylor dió tijeretazo a la voz de Joâo y privilegió la de Astrud, con lo que el retrato quedó feminizado, sexualmente ambiguo, aún más susurrante de lo habitual.
Si no fuera una música tan lánguida, diríamos que aquel disco -hoy diríamos, de crossover- electrizó al planeta. Universalizó la bossa y puso en órbita la carrera de todos los implicados. Hasta cambió la vida de la destinataria, convertida en encarnación del mujerío brasileño. Inevitablemente, cuando se evaporó la fortuna de su marido, Helô salió a buscarse la vida. Actriz de culebrones, presentadora de TV, lo normal. Incluso fue portada de Playboy, primero como fruta madura (1987) y, al borde de los sesenta años, en compañía de su hija (2003). ¿Qué hubiera pensado su padre general?
Heloisa también montó unas boutiques de ropa playera, bajo la marca de… ¡adivinen!… Garota de Ipanema. En 2001, los herederos de los (fallecidos) autores quisieron obligarla a prescindir de unas camisetas que reproducían la partitura original. La indignación fue general: ¿no podía la musa beneficiarse de la creación que inspiró? El juez se sumó al sentimiento de todo Brasil y desechó la demanda. Aparte, ella no fue ni la única ni la primera. Desde 1967, el citado bar Veloso, refugio de Jobim y Vinicius, se rebautizó como Garota de Ipanema. Ese año, también se rodó una película serie B con el mismo nombre. Hasta Carlos Vergara pintó uno de sus dinámicos cuadros pop con ese título, el encuentro de dos amantes que corren hasta fundirse en un abrazo.
Todavía hoy, la Garota de Ipanema musical irradia gracia, elegancia, seducción. Nos retrotrae, como ocurre con algunos capítulos de Mad men, a un mundo tan cool como aberrante. Me explico: existe un magnífico libro de Ruy Castro, Ela é carioca, un diccionario de 231 entradas –personas, lugares, establecimientos- que cubre la era dorada de Ipanema, entre 1910 y 1970.
El tomo provoca nostalgia por aquel barrio hedonista y luminoso, donde vivir era barato y los emigrantes europeos se integraban rápido. Hasta que adviertes una anomalía: realmente ¿estamos en Rio de Janeiro? Ocurre que, en sus abundantes fotos, no aparecen negros, excepto los pocos que están trabajando: músicos, vendedores callejeros. Ruy de Castro no deja de destacarlo, al señalar los apuros de uno de los pocos vecinos de color, el guapo actor Zózimo Bulbul: cada poco tiempo, era detenido por policías que no podían creer que un negâo viviera allí. Incluso en los primeros años setenta, Ipanema era un paraíso reservado para artistas y profesionales liberales…siempre que fueran blancos. No lo llamen apartheid; llámenlo viejo Brasil, indiferente a su propio racismo.
Hola Alberto... pues sí, siendo difícil comparar "bellezas", a mí me gusta más este segundo programa que el primero... Aunque hay que admitir que las canciones de Jobim son siempre preciosas...
Buscando leones en las nubes es el blog de un programa de radio, del mismo nombre, que se emite en Radio Universidad de Salamanca los lunes de 10 a 11 de la noche. Una descripción pormenorizada de la emisión la encontraréis en la primera entrada de este blog, del 25 de septiembre de 2008 (se puede acceder a ella desde la imagen inferior -el cartel de Buscando leones en las nubes-, en este mismo panel lateral).
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Con pose intelectualoide (los periódicos son de atrezo: habitualmente sólo leo hojas parroquiales)
"La felicidad era como aquellas nubes que cambiaban de apariencia a cada instante. Brillaban doradas, o se teñían de gris, sin permanecer más que un momento en el mismo estado. Las horas más radiantes pasan así de largo veloces, como un capricho o como una broma." Kyoichi Katayama
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4 comentarios:
Un programa muy cautivador y sugerente.
Cálida tristeza para estos días fríos.
Ya estoy esperando el siguiente.
Gracias.
Gracias, Fely, por escribir. Me alegro de que te haya gustado el programa...
Un anticipo: a mí me gusta más el siguiente...
Un saludo
¡¡¡¡Alberto no nos puedes decir esto!!! que es mejor el siguiente. Si este ha sido así ¿ cómo será el que viene?
Ya te "evaluaré" los dos y veremos si dices la verdad. Ya sabes " sigue el hilo conductor..." y cuidando los pequeños detalles. jejejeje
Gracias por tu dedicación en este blog
Alberto:)
Hola Alberto... pues sí, siendo difícil comparar "bellezas", a mí me gusta más este segundo programa que el primero... Aunque hay que admitir que las canciones de Jobim son siempre preciosas...
Gracias una vez más por participar en el blog...
Un abrazo
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