martes, 29 de noviembre de 2016


TIEMPO DE TORMENTA

Esta semana quiero presentaros la séptima entrega de la serie que desde hace casi un par de meses monopoliza nuestras emisiones y que tiene como eje central a 101 canciones para cortarse las venas, el espléndido libro del periodista Manu Berástegui en el que, guiado por su personal y estupendo gusto y por su profundo conocimiento de la música, recoge muestras de temas de hasta ocho estilos musicales distintos, coincidentes todos en su tratamiento -casi siempre desgarrado y un punto dramático, dolorido y sufriente- del desamor, de las penas sentimentales, del abandono y el rechazo, el engaño y la traición que tan a menudo acompañan a la pasión amorosa.

Tras nuestros precedentes recorridos por los intensos territorios de la copla y el bolero, la ranchera y el tango, la balada italiana y la chanson francesa, le llega el turno a lo que en el libro se presenta como blues y torch song, siendo estas últimas -el blues es suficientemente conocido y no requiere explicación- piezas de amor desesperado, “canciones de antorcha”, expresión inglesa vinculada a “llevar la antorcha por alguien”, esto es, a seguir amando a una persona a pesar de la distancia, la ausencia, el tiempo o las diferencias.

Y así, en la emisión que esta semana presento podréis escuchar, interpretados por Ruth Etting, Shirley Horn, Bola de Nieve, Julie London, Billie Holiday, Nina Simone, Ella Fitzgerald, Rosemary Clooney, Lena Horne, Bessie Smith, Frank Sinatra, Bryan Ferry, Sarah Vaughan y Ethel Waters, algunos estándares imperecederos de la historia de la música, como son All of me; Baby won't you please come home; Be careful, it's my heart; Cry me a river; Don't Explain; Everytime We Say Goodbye; Fine and Mellow; Good morning heartache; I Gotta Right to Sing the Blue; I need a little sugar in my bowl; I'm A Fool To Want You; Love Me Or Leave Me; Mean To Me y Stormy Weather.

Previamente a cada uno de los temas -casi todos clásicos indiscutibles de la historia de la música popular- os ofrezco, en la traducción que aporta Berástegui en su libro, sus letras, en las que, como digo, el protagonismo recae en el fracaso amoroso, con sus muy habituales corolarios de dolor, tristeza, infelicidad, recuerdo, despecho o venganza, y también, sin excepción en todos los ejemplos recogidos por el autor, innegable belleza.

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