viernes, 8 de julio de 2011


MAYO DEL 68. LOS GRAFITIS

Aprovecho este veraniego mes de julio, con la programación regular de Radio Universidad interrumpida, para ofreceros, aquí en el blog de Buscando leones en las nubes (sólo aquí: no serán radiadas), una serie de emisiones pasadas, en concreto las cuatro que vieron la luz a lo largo del mes de mayo de 2008 para conmemorar el cuadragésimo aniversario del famoso mayo francés de 1968.

En esas fechas, y durante los cuatro lunes de aquel mes, Buscando leones en las nubes ofreció sendos programas monográficos referidos a diversas vertientes de ese fenómeno cultural, político, social, de esa -en cierto modo- revolución que supusieron los acontecimientos de aquella ya legendaria primavera parisina. Cuatro distintas aproximaciones, de alcance e intención muy diversos, a ese movimiento de rebeldía con tanta vigencia -y por tantos motivos- en nuestros días.

Y a propósito de dicha vigencia, dejadme deciros que los programas, a mi juicio, ya resultaban oportunos entonces, en 2008, en un tiempo en el que empezaban a mostrarse los claroscuros de aquellos hechos memorables pero también mitificados, en una época en la que en nuestras sociedades parecían criticarse los principales rasgos de lo que fue, pese a la controversia, aquel espíritu de revuelta y de libertad, de imaginación, de juego, de poesía y de pasión. No obstante, ahora, sólo tres años después, y a raíz de las movilizaciones del 15-M en España e incluso -antes- de los acontecimientos en los países árabes norteafricanos, aquellas emisiones cobran una mayor actualidad, pues quizá puedan permitirnos establecer comparaciones entre una y otra época, entre las causas, los efectos y las distintas manifestaciones de aquel idealizado mayo francés y este controvertido 15-M nuestro. Por ello, a lo largo de estas próximas semanas no sólo os iré ofreciendo las correspondientes emisiones radiofónicas de hace unos años, sino que os iré dejando aquí también algunos elementos para la reflexión y el análisis de esa corriente de indignación que recorre el mundo... ¿equiparable quizá a la que también convulsionó Francia y Estados Unidos y México y Japón y, en menor medida, la propia España, en aquella década prodigiosa? En particular, son dos las aportaciones al debate que hoy presento: El 15-M, ¿un nuevo mayo del 68?, un artículo escrito por Nigel Townson y Sol visto desde mayo del 68, una entrevista con el pintor Eduardo Arroyo y el editor Mario Muchnik, protagonistas, hace cuarenta años, de la primavera francesa.

Volviendo al programa que hoy os presento, el enfoque elegido para este primer acercamiento al mayo del 68 consiste en ofreceros -siempre a partir del esquema habitual de Buscando leones en las nubes, es decir, de la confrontación creativa de textos y músicas-, por un lado, el lado que podríamos llamar literario, el que corresponde a los textos, una muestra de algunos de los más significativos grafitis que inundaron las calles de París en aquellos días tan lejanos ya en el tiempo, y sin embargo tan próximos, quizá, en su espíritu. He rehuido voluntariamente los más conocidos: La imaginación al poder, Sed realistas, pedid lo imposible, Prohibido prohibir o Debajo de los adoquines está la playa(que, sin embargo, preside esta entrada), para mostraros otros menos obvios pero que precisamente por no haber sido citados tan frecuentemente están menos “gastados” y pueden, por ello, inducir mejor a la reflexión, suscitar de un modo más intenso el pensamiento, el análisis o, sin tanto énfasis pero con idéntica pedantería, el mero disfrute intelectual.

En este sentido, y en paralelo a la línea dibujada en el programa, quiero aportar aquí también algunos ejemplos de carteles, pancartas y viñetas actuales (geniales, como siempre, las de El Roto), de las recientes movilizaciones en tantas plazas de España, para que podáis confrontar la radical diferencia (y anticipo mi juicio en favor del mayo parisino) entre la poesía, la imaginación, el entusiasmo, la sentimentalidad, la inocencia, la inteligencia, la cultura, la ambiciosa y soñadora voluntad de transformar la vida de los eslóganes del 68 y la distancia irónica y algo resabiada, el prosaísmo, la racionalidad, la aposentada y como embridada indignación, el desencanto algo cínico, la descarada y conformista ‘funcionarización’, la ausencia de ilusión presentes en los mensajes de estas últimas semanas. ¿O no es así y la nostalgia me hace equivocarme en mis apreciaciones? En fin...

Y además, y sobre todo, estará la música. Tanto en la de hoy como en las emisiones venideras escucharéis canciones con una característica común, una especie de constricción que entonces, hace tres años, me impuse en razón al -llamémosle así- rigor exigido para un programa que quería ser la celebración de una época. Así, todas las canciones que se oirán tanto en el programa que ahora os presento como -insisto- el resto de los que aparecerán aquí este mes serán piezas publicadas en el año 1968. Un año, como veréis, musicalmente muy fecundo, que nos ha dejado más de un clásico que no dejarán de sonaros -incluso a los muy jóvenes- extraordinariamente familiares. Ahora bien, debo remarcar que mis peculiares opciones musicales suelen discurrir habitualmente por caminos alejados de los circuitos más comerciales y así será también esta vez. Mi experiencia musical se nutre, inicialmente, de las vertientes menos consabidas -y, a mi juicio, de más calidad- del pop, del rock, de la música negra. Y esa será la música que escucharéis hoy y el resto de programas sesentayochescos. No olvidéis, sin embargo, que de 1968 son también otras canciones -instaladas del mismo modo en nuestra memoria colectiva y que igualmente han contribuido a forjar nuestra educación sentimental- que pertenecen a ámbitos musicales más, podríamos decir, “blandos”, que configuraron durante décadas el dominio de la llamada música ligera o música melódica, esto es, el pop más simple y -quizá por ello- más popular. De 1968 son el La, la, la de nuestra Massiel, el Congratulations de Cliff Richards, el Delilah de Tom Jones, el Qué tiempo tan feliz (a la española) de Mary Hopkins. De esa época son las baladas tristes y románticas de Françoise Hardy, las a menudo empalagosas canciones de Adamo, Domenico Modugno o de los muchos clones italianos que fabricaba el festival de San Remo, o -por ceñirnos a España - tantos éxitos de los Brincos, los Mustang o los Sirex. Nada de esto encontraréis en esta edición de Buscando leones en las nubes, y sí mucha música norteamericana e inglesa, fundamentalmente -como digo, y no se trata de snobismo- porque ella (la música cantada en inglés) marcó mi propia evolución musical posterior. Porque, en definitiva, ésta era la música que yo asocio -cuando me pongo nostálgico- a mis pocos años de entonces. Porque, en resumidas cuentas -y de modo breve y esquemático y no del todo cierto-, mi infancia fue mucho más Woodstock que Eurovisión. (Pero no es verdad, por qué excluir, por qué inventar un pasado: yo también compré singles de Massiel, y de Los Bravos, y -¡horror!- de Fórmula V y de los Diablos... ¡¡¡y hasta el Gwendoline de Julio Iglesias!!!; nada, pues, de miradas retrospectivas edulcoradas). No obstante, a Woodstock suenan, sin duda, las muy significativas (y también muy ‘mías’) canciones de It’s A Beautiful Day, The Beach Boys, los Cream de Eric Clapton, Jethro Tull, Otis Redding, Richard Harris, Credence Clearwater Revival, los Rolling Stones, Marvin Gaye, John Mayall, la Velvet Underground, los Traffic de Stevie Winwood y The Marvelettes que integran la emisión.

En la sección de vídeos, un largo y sustancioso documental (con un origen universitario) sobre el mayo francés -y sus repercusiones en España- con interesantes intervenciones de historiadores, sociólogos, catedráticos, escritores, titulado Mayo 1968. Bajo los adoquines, la historia.



Mayo del 68. Los grafitis

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