JOHN GALSWORTHY. AMAR LA BELLEZA
Buscando leones en las nubes os invita una vez más a una edición más de la serie que estamos dedicando desde hace un mes a obras literarias de las que he entresacado todos los textos que componen cada uno de los programas. Y así tras tres espacios centrados en diversas novelas de John Banville y el de hace siete días, con Tu rostro mañana de Javier Marías como referencia, esta semana y la que viene nos ocuparemos de La saga de los Forsyte, la obra magna de John Galsworthy, un ciclo novelístico integrado por tres trilogías y cuatro breves interludios que presenté el pasado 1 de junio en mi otro espacio de Radio Universidad y cuya extensa y entusiasta reseña podéis leer en todoloslibrosunlibro.blogspot.com.
La idea fija que ha dejado atrás más agentes de policía que cualquier otra forma de desorden público nunca adquiere más velocidad y resistencia que cuando adopta el ávido disfraz del amor. La idea fija del amor no presta atención a los setos, las zanjas y las puertas, a los seres humanos sin ideas fijas o con ellas, a los cochecitos de bebé con su contenido que va succionando ideas fijas, ni siquiera a los demás enfermos de tan veloz enfermedad. Corre con la mirada centrada en su interior, en su propia luz, ajena a las demás estrellas. Los que tienen la idea fija de que la felicidad humana depende de su arte, de hacer la vivisección a los perros, de odiar a los extranjeros, de pagar el impuesto adicional, de seguir siendo ministros, de mantener las cosas en funcionamiento, de impedir que sus vecinos se divorcien, de la objeción de conciencia, de las raíces griegas, del dogma de la Iglesia, de la paradoja, de la superioridad sobre los demás y otras formas de egocentrismo, son seres inestables comparados con aquel o aquella cuya idea fija consiste en la posesión del ser amado.
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